“HAY QUE PERDONAR A DIOS”.

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Reflexiones Espirituales.
“HAY QUE PERDONAR A DIOS”.
“La vida, aunque no la veamos siempre es bella. Dios aunque no lo entendamos
siempre es justo.” Es nuestra frase para empezar el día de hoy y vivirlo con garra, en buscar
lo bello, lo positivo y disfrutar el hoy y el ahora. ¡La vida tiene sentido y vale la pena ser
vivida!
Decía Voltaire: “Todos sufrimos, pero hablar nos alivia”. Muchas personas se
preguntan: ¿Por qué las cosas malas le suceden a la gente buena?. Y muchos ingenuos se
responden: “Dios le da a cada quien el dolor que pueda soportar”. Si lo anterior fuera cierto
¿que culpa tendría un niño con cáncer, de las culpas de sus padres?. Es claro que esto lo
inventan las almas sensibles para soportar el dolor, conllevar el sufrimiento y encontrarle
sentido a las desgracias personales.
Según el Rabino Harold Kushener, nuestra creencia en Dios se sustenta en tres
principios: Primera: Si algo malo nos sucede debe de ser por culpa nuestra. Segunda: Dios
es bueno y misericordioso. Y Tercera: Dios es todopoderoso.
Es claro que Dios es todopoderoso, pero él ha decidido auto limitarse, ha hecho un
compromiso y una alianza con la humanidad, porque no puede alterar ciertas reglas creadas
por el mismo. Entre estas están la libertad del ser humano y las leyes de la naturaleza. En
consecuencia, la conducta de unos afecta a la conducta de otros (incluso de los buenos). Así
los terremotos, los ciclones y las desgracias naturales no entienden de Ética, y las bacterias,
los virus y los parásitos no saben nada de moral.
Jesús, sin haber pecado, fue ultrajado, golpeado y crucificado, sufrió un calvario
horroroso, dejando carne y sangre al ser azotado y destrozado por los centuriones romanos.
Y Dios no pudo salvar de una muerte horrorosa a su propio hijo. Por eso Dios no es del todo
todopoderoso, pues respeta sus leyes creadas por el mismo. “En la Teología cristiana, la
libertad del hombre se respeta hasta en las ultimas consecuencias.” Para la Iglesia católica,
la libertad del hombre es un dogma de Fe.
Es por lo cual, cuando a una persona buena que le sucede una desgracia, ya sea la
muerte de un hijo o de su esposa, un cáncer o una tragedia, que no se le busca explicación y
no entiende el porque le paso esto; no debe de perder la fe, debe de resistir la tentación de
culpar a Dios y tampoco debe de culparse a él mismo. “Ni usted, ni Dios son todopoderosos y
no siempre sucede lo que nos merecemos”.
Entonces viene la pregunta a nuestra mente: ¿Para que sirve Dios si no es
todopoderoso?. A lo cual respondemos: para fortalecer y serenar a los que sufren, dándoles
fuerzas para seguir luchando. Y para inspirar a quienes lo buscan en el amor del prójimo,
ofreciéndoles su pan, su perdón y su palabra.
Hay que perdonar a Dios por haber creado un mundo tan imperfecto y... ¡tan libre!.
Pero hay que recordar que hasta para perdonar a Dios necesitamos de Dios mismo. San
Agustín resume todo el misterio de la libertad humana y el sentido de la vida, en una frase
certera y muy cierta: “Dios lo hace todo y el hombre el resto”. La frase no nos gusta mucho,
pero le hace bien a nuestro corazón.
Hay que vivir cada día como si fuera el ultimo de nuestra existencia, estrenando una
ilusión todos los días, llenado cada minuto de nuestro trabajo con alegría y optimismo, pues
si no haces lo que quieres, bien puedes querer lo que haces. Nada resolvemos culpándonos
a nosotros mismos o culpando a Dios, hay que aceptar la enfermedad, el sufrimiento y el
dolor, y pedir apoyo a Dios para que con su amor y misericordia nos de un bálsamo a
nuestras penas y una esperanza a nuestras aspiraciones, porque la vida es siempre bella y
Dios siempre es justo.
DR. ROBERTO DIAZ Y DIAZ.
Correo electrónico: [email protected]
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