HORA SANTA PARA PEDIR POR NUESTRO OBISPO MONS. JUAN

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HORA SANTA PARA PEDIR POR NUESTRO OBISPO
MONS. JUAN O. MARTÍNEZ GARCÍA
JULIO 2015
Exposición del Santísimo Sacramento
Canto
Oración
Oh Señor, ilumina nuestros corazones con la luz de la fe y
enciéndelos con el fuego de la caridad, para que confiadamente
adoremos, en espíritu y en verdad, a nuestro Dios y Señor, Jesucristo, a
quien reconocemos en este sacramento, el cual vive y reina contigo en
unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
Oración por nuestro Obispo (Autor: San Agustín).
Señor de las mies y Pastor del rebaño, necesitamos un Padre y Pastor según Tu
corazón.
Que nos alimente con la riqueza de Tu Palabra y con el Pan de la Eucaristía.
Que por su santidad sea testigo de Tu Reino.
Que su trabajo pastoral permita que “a Cristo vivo responda una Iglesia viva”.
Que sea un quieto peregrino en su propia Diócesis, para animar, sostener,
consolar, entusiasmar, alimentar y encender el ardor apostólico en los sacerdotes,
religiosas, religiosos y laicos.
Que sea “párroco de los párrocos” y que entierre su corazón de pastor en nuestra
querida Diócesis.
María Reina de la paz y Madre de la Iglesia, ruega por nosotros. Amén.
Aleluya, aleluya.
De ahora en adelante serás pescador de hombres.
Aleluya, aleluya.
Del santo Evangelio según san Lucas (5, 1-11)
En aquel tiempo, Jesús estaba a orillas del lago de Genesaret y la gente se
agolpaba en torno suyo para oír la Palabra de Dios. Jesús vio dos barcas que estaban
junto a la orilla. Los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió
Jesús a una de las barcas, la de Simón, le pidió que la alejara un poco de tierra, y sentado
en la barca, enseñaba a la multitud.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: “lleva la barca mar adentro y echen las
redes para pescar”. Simón replicó: “Maestro, hemos trabajado toda la noche y no hemos
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pescado nada; pero, confiando en tu palabra, echaré las redes”. Así lo hizo, y sacaron tal
cantidad de peces, que las redes se rompían. Entonces hicieron señas a los compañeros,
que estaban en la otra barca, para que vinieran a ayudarlos. Vinieron ellos y llenaron
tanto las dos barcas, que casi se hundían.
Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús y le dijo: “¡Apártate de mí,
Señor, porque soy un pecador!”. Porque tanto él como sus compañeros estaban llenos de
asombro al ver la pesca que habían conseguido. Lo mismo les pasaba a Santiago y a
Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón.
Entonces Jesús dijo a Simón: “No temas, desde ahora serás pescador de hombres”.
Luego llevaron las barcas a tierra y, dejándolo todo y lo siguieron.
Palabra del Señor.
Reflexión guiada
Jesús invitó a Simón a remar mar adentro. Y Simón, que todavía no se llamaba
Pedro, dio aquella admirable respuesta: “Maestro, por tu palabra echaré las redes”. Se le
confió entonces la misión: “No temas, desde ahora serás pescador de hombres”. También
hoy se dice a la Iglesia y a los sucesores de los apóstoles que se adentren en el mar de la
historia y echen las redes, para conquistar a los hombres para el Evangelio, para Dios, para
Cristo, para la vida verdadera. Los Padres han dedicado también un comentario muy
particular a esta tarea singular. Dicen así: para el pez, creado para vivir en el agua, resulta
mortal sacarlo del mar. Se le priva de su elemento vital para convertirlo en alimento del
hombre. Pero en la misión del pescador de hombres ocurre lo contrario. Los hombres
vivimos alienados, en las aguas saladas del sufrimiento y de la muerte; en un mar de
oscuridad, sin luz. La red del Evangelio nos rescata de las aguas de la muerte y nos lleva al
resplandor de la luz de Dios, en la vida verdadera. Así es, efectivamente: en la misión de
pescador de hombres, siguiendo a Cristo, hace falta sacar a los hombres del mar salado por
todas las alienaciones y llevarlo a la tierra de la vida, a la luz de Dios. Así es, en verdad:
nosotros existimos para enseñar la vida de Dios a los hombres. Y únicamente donde se ve a
Dios, comienza realmente la vida. Sólo cuando encontramos en Cristo al Dios vivo,
conocemos lo que es la vida. La tarea del pastor, del pescador de hombres, puede parecer a
veces gravosa. Pero es gozosa y grande, porque en definitiva es un servicio a la alegría, a la
alegría de Dios que quiere hacer su entrada en el mundo.
¿Quién es un Obispo?
Un hombre configurado sacramentalmente con Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote.
Consagrado por Dios para el servicio de sus hermanos, como continuador de la misión
salvadora de Jesús. Con potestad recibida de Cristo, a través de la Iglesia para evangelizar,
santificar y apacentar al pueblo de Dios.
Silencio
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¿Qué debe ser un Obispo?
Hombre de fe y gozosa esperanza, que ama como Cristo amó. Hombre
comprometido en la salvación plena de sus hermanos: cuerpo y alma, tiempo y eternidad,
con Cristo y como Cristo. Hombre de entrega generosa al servicio del Señor y de sus
hermanos. Hombre lleno de Espíritu que, dócil a su acción, realiza la obra de Jesús, se
identifica con sus sentimientos y es transformado en Cristo.
Silencio
¿Qué hace el Obispo?
En comunión con el Papa Francisco y el Colegio Episcopal, el Obispo, actúa en nombre de
Cristo Pastor.
Congrega a la comunidad cristiana.
Comunica la vida de Dios en los sacramentos.
Proclama la Palabra Divina.
Aviva la fe de los cristianos.
Anuncia con gozo el Reino de Dios.
Invita e impulsa al amor de Cristo.
Perdona los pecados en nombre de Cristo.
Ofrece, con la inmolación de Cristo, la oblación espiritual de los cristianos.
Alimenta a los fieles con la Eucaristía.
Confirma en la fe a sus hermanos.
Aconseja y guía a los hombres que peregrinan hacia Dios.
Promueve la justicia en los individuos y en la sociedad.
Lucha por la paz y la unidad.
Fomenta la fraternidad.
Impulsa hacia la santidad.
Entrega su amor y su vida a Dios y a los hombres, sus hermanos.
Promueve la pastoral en un ambiente de comunión y participación.
Canto
ORACIÓN UNIVERSAL:
Oremos llenos de confianza en Dios, que nos llama por medio de nuestro Obispo
Mons. Juan O. Martínez García, a renovar nuestro ser de discípulos misioneros.
Oremos diciendo: Te rogamos, óyenos.
1.- Para que guiados por nuestro Obispo, caminemos en aplicación del Plan Diocesano de
Pastoral, formando una Iglesia de Comunión y Participación. Oremos.
2.- Para que impulsados por nuestro Obispo, en el anuncio gozoso del Evangelio, los
agentes de la pastoral profética sean eficaces en su tarea evangelizadora. Oremos.
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3.- Para que celebrando la sagrada liturgia en comunión con nuestro Obispo, cada vez las
celebraciones de los Misterios Divinos se realicen con mayor dignidad. Oremos.
4.- Para que siguiendo el ejemplo de caridad de nuestro Señor, la pastoral social nos
impulse a seguir el ejemplo de nuestro Divino Maestro para ser una caricia con los
más necesitados. Oremos.
5.- Para que con el testimonio gozoso de la vocación de nuestro Obispo, muchos sientan el
llamado del Señor a servir a sus hermanos. Oremos.
6.- Para que caminado en la fe unidos a nuestro Obispo, nuestras familias sean instrumentos
eficaces de la trasmisión de la fe. Oremos.
Padre lleno de misericordia atiende las suplicas que tus fieles te dirigen con fe. Por
Cristo nuestro Señor.
Canto
PRECES POR LOS SACERDOTES
A nuestro Santísimo Padre el Papa,
Dale Señor tu corazón de Buen Pastor.
A los sucesores de los Apóstoles,
Dales Señor, solicitud paternal por sus sacerdotes.
A los Obispos puestos por el Espíritu Santo,
Compromételos con sus ovejas, Señor.
A los párrocos,
Enséñales a servir y a no desear ser servidos, Señor.
A los confesores y directores espirituales,
Hazlos Señor, instrumentos dóciles de tu Espíritu.
A los que anuncian tu palabra,
Que comuniquen espíritu y vida, Señor.
A los asistentes de apostolado seglar,
Que lo impulsen con su testimonio, Señor.
A los que trabajan por la juventud,
Que la comprometan contigo, Señor.
A los que trabajan entre los pobres,
Haz que te vean y te sirvan en ellos, Señor.
A los que atienden a los enfermos,
Que les enseñen el valor del sufrimiento, Señor.
A los sacerdotes pobres,
Socórrelos, Señor.
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A los sacerdotes enfermos,
Sánalos, Señor.
A los sacerdotes ancianos,
Dales alegre esperanza, Señor.
A los sacerdotes tristes y afligidos,
Consuélalos, Señor.
A los sacerdotes tibios,
Inflámalos, Señor.
A los sacerdotes desalentados,
Reanímalos, Señor.
A los jóvenes que aspiran al sacerdocio,
Dales la perseverancia, Señor.
A todos los sacerdotes,
Dales fidelidad a Ti y a tu Iglesia, Señor.
A todos los sacerdotes,
Dales obediencia y amor al Papa, Señor.
A todos los sacerdotes,
Que vivan en comunión con su Obispo, Señor.
Que todos los sacerdotes,
Sean uno como Tú y el Padre, Señor.
Que todos los sacerdotes,
Promuevan la justicia con que Tú eres justo.
Que todos los sacerdotes,
Colaboren en la unidad del Presbiterio, Señor.
Que todos los sacerdotes, llenos de Ti,
Vivan con alegría en el celibato, Señor.
A todos los sacerdotes,
Dales la plenitud de tu Espíritu y transfórmalos en Ti, Señor.
Canto
Oración
Oh Dios, que mediante el misterio Pascual de Cristo redimiste a todos los hombres,
conserva en nosotros la obra de tu misericordia de tal manera que, venerando
continuamente el misterio de nuestra salvación, merezcamos conseguir sus frutos. Por
Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Bendición con el Santísimo Sacramento
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