Dos alas para volar (fe y razón) Comenzamos una aventura: el seminario diocesano Queridos Hermanos y amigos: paz y bien. Se trata de una evidencia, creciente en los últimos años: la escasez de sacerdotes. Hay que seguir atendiendo a las mismas comunidades cristianas y con menos fuerzas por parte de los ministros del Señor: somos menos y con una media de edad avanzada. Se aducen razones, internas y externas a la comunidad eclesial, casi todas son atendibles, pero las razones no solventan el problema aunque nos lo ayuden a explicar. Varias intentonas se han ido facturando aquí y allá para paliar lo que supone en sacerdotes cada vez más mayores, tener que atender pueblos, acompañar ministerialmente a las personas, presidir los sacramentos, ser en definitiva padres y pastores de una grey que se les ha confiado. Una de ellas ha consistido en transferir a laicos y religiosas la tarea sacerdotal: con esmero y dignidad llegaban a una parroquia –normalmente rural- cada domingo, leían el Evangelio, decían unas palabras, rezaban el Padrenuestro, se daban la paz y después distribuían la sagrada Comunión. Es de agradecer este trabajo de suplencia temporal. Esta práctica tuvo comienzo en nuestra vecina Francia, y desde allí se exportó lo que parecía una solución. Ha sido allí también donde antes han levantado acta de que eso no ha solucionado nada, y han tenido el humilde realismo de reconocerlo y contarlo. No, no se trata de repartirse un problema sin más, sino de intentar llegar a una solución real. Si un miembro de nuestro cuerpo enferma porque ha envejecido o se ha deteriorado fatalmente, no se trata de que los demás miembros le suplan: primero porque hay suplencias imposibles (el estómago jamás palpitará, ni el corazón podrá nunca hacer la digestión), y segundo porque puede darse la ficción de que un mal repartido deja de ser mal. Si tenemos escasez de sacerdotes, no podemos pedir simplemente que los laicos y las religiosas hagan de curas. Más bien, se trata de trabajar con todo entusiasmo, con enorme confianza en el Señor, para que la llamada inequívoca que Él sigue realizando a nuestros jóvenes, se pueda escuchar, se abrace y se secunde, y logre germinar después en una vocación sacerdotal llena de frescor lozano, de entrega sincera, de vivencia fiel. Por esta razón, reabrimos el Seminario. Es verdad que son pocos los seminaristas con los que comenzamos, pero son los que hoy por hoy nos ha dado el Señor. Y con toda la precariedad y pobreza, fiándonos de Dios y de su Iglesia, ofrecemos este gesto como comienzo de solución a la problemática de la escasez de sacerdotes. El miércoles 20 de septiembre, pude saludar personalmente al Papa. Le dije al Santo Padre que reabríamos nuestro Seminario en la diócesis. Me dio un abrazo de padre, y me dijo algo que todos debemos saber: “sepa Vd. que es la mejor noticia que puede darle a su Diócesis, aunque el comienzo sea así de pobre. Es una alegría para Vd. y para mí, y quiero que sepan sus diocesanos que el Papa va a rezar por el buen fruto de ese Seminario que se reabre”. Fue, un regalo, una confirmación, un consuelo. El sucesor de Pedro, nos bendice y ora por esta intención. Mi gratitud a los sacerdotes que siguen tirando de este carro, y a los seglares y religiosas que nos ayudan en el compás de espera, pero ha comenzado ya el empuje de brazos jóvenes que están dispuestos a trabajar en la viña de Dios. Danos, Señor, muchas y santas vocaciones sacerdotales. Recibid mi afecto y mi bendición. http://diocesisdehuesca.org/noticias/Obispo/2006-2007/aventuraSeminarioDiocesano.htm (1 of 2) [9/28/2007 7:09:35 AM] Dos alas para volar (fe y razón) + Jesús Sanz Montes, ofm Obispo de Huesca y de Jaca Domingo, 08.10.2006 http://diocesisdehuesca.org/noticias/Obispo/2006-2007/aventuraSeminarioDiocesano.htm (2 of 2) [9/28/2007 7:09:35 AM]