Cámara Federal de Casación Penal

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Causa N16.007
“Culatina, Adrián Javier
s/recurso de casación”.
Cámara Federal de Casación Penal
Sala III C.F.C.P.
Reg. N 345/13
///la ciudad de Buenos Aires, a los
22
días del mes de
marzo del año dos mil trece, se reúne la Sala III de la Cámara
Federal de Casación Penal integrada por la doctora Liliana E.
Catucci como Presidente y los doctoresEduardo R. Riggi y Mariano
Hernán Borinsky como vocales, asistidos por la Secretaria de
Cámara doctoraMaría de las Mercedes López Alduncin, a los efectos
de resolver el recurso de casación interpuesto contra la decisión
obrante a fojas 521/523 vta. de la presente causa nº16.007 del
registro
de
esta
Sala,
caratulada:
“CULATINA,
Adrián
Javier
s/recurso de casación”, representado el Ministerio Público Fiscal
por el señor Fiscal General doctor Ricardo Gustavo Wechsler y la
defensa
de
Adrián
Javier
Culatina
por
la
Defensora
Pública
Oficial, doctora Mariana Grasso.
Efectuado el sorteo para que los señores jueces emitan
su voto, resultó el siguiente orden sucesivo: Mariano Hernán
Borinsky, Liliana E. Catucci y Eduardo R. Riggi.
VISTOS Y CONSIDERANDO:
El señor juez doctor Mariano Hernán Borinsky dijo:
PRIMERO:
I.- Con fecha 20 de abril de 2012, el Tribunal Oral en
lo Criminal Nro. 5 de esta ciudad, en la causa nº 2538 de su
registro,
resolvió
“I.
DECLARAR
LA
NULIDAD
de
la
resolución
obrante a fojas 29/30 del legajo nº 18.351/P del Juzgado Nacional
de Ejecución Penal nº 3 y de todo lo actuado en consecuencia
(artículos 123 y 172 del C.P.P.N.). II. DEVOLVER el mencionado
legajo mediante oficio de estilo con copia de lo aquí dispuesto,
solicitándose al juez que intervenga que realice la audiencia
prevista en el artículo 515 del Código Procesal Penal de la
Nación y que luego se expida acerca del cumplimiento de las
tareas comunitarias de Culatina” (cfr. fs. 521/523 vta.).
II.-
Contra
dicha
resolución,
1
el
doctor
Ricardo
Antonio Richiello, Defensor Auxiliar de la Defensoría General de
la Nación, dedujo recurso de casación a fs. 526/533, el que fue
concedido a fs. 534.
Que a fs. 552 se dejó debida constancia de haberse
superado la etapa prevista en el art. 468 del Código Procesal
Penal de la Nación, quedando las actuaciones en condiciones de
ser resueltas.
III.- El Defensor Público Oficial se agravió en los
términos de los dos incisos previstos por el art. 456del C.P.P.N.
En
primer
lugar,
sostuvo
que
el
a
quo
realizó
una
errónea interpretación del art. 76 bis y siguientes del C.P., en
virtud de que se apartó del sentido y espíritu que motivó la
sanción y vigencia del instituto de la suspensión del juicio a
prueba.
Señaló que el tribunal colegiado excedió el marco de la
competencia conferida legalmente. De esta manera, el impugnante
destacó que los magistrados de la instancia anterior violaron la
garantía de juez natural, al arrogarse una facultad revisora que
carece de fundamento legal alguno “que le permita revisar, como
una suerte de tribunal superior y, mucho menos, en ausencia de
pedido de parte en tal sentido, el fallo dictado conforme a
derecho por un par (…) al que la ley le confiere la competencia
legal para decidir sobre si un determinado justiciable cumplió o
no con las condiciones impuestas por el régimen del art. 76 bis
del C.P.”.
El recurrente señaló que la resolución del Juzgado de
Ejecución fue dictada sin que ninguna de las partes, “pero muy
especialmente el representante del Ministerio Público Fiscal, (…)
recurriese la decisión de tener por cumplidas las obligaciones
impuestas
a
[su]
asistido”
de
manera
que
dicha
resolución
adquirió firmeza, lo que implicó la preclusión de “la posibilidad
de volver oficiosamente en una cuestión ya zanjada”.
Asimismo, el impugnante destacó que el fallo adoptado
por el a quo representa un vulneración a la garantía de su
ahijado
procesal
de
ser
juzgado
en
un
plazo
razonable.
jurisprudencia y doctrina en sustento de su postura.
2
Citó
Causa N 16.007
“Culatina, Adrián Javier
s/recurso de casación”.
Sala III C.F.C.P.
Cámara Federal de Casación Penal
Hizo reserva del caso federal.
IV.- Durante el plazo del art. 465 del C.P.P.N. y en la
oportunidad del art. 466 ibídem, la Defensora Pública Oficial
ante esta instancia, doctora Mariana Grasso, se presentó a fs.
543/547 vta. y solicitó que se haga lugar al recurso incoado.
Por su parte, en dicha oportunidad, el representante de
la vindicta pública, doctor Ricardo Gustavo Wechsler, debidamente
notificado a fs. 542 vta., no realizó ninguna presentación.
SEGUNDO:
I.
Liminarmente,
en
cuanto
a
la
admisibilidad
del
recurso interpuesto por la defensa de Adrián Javier Culatina,
corresponde señalar que la resolución impugnada -mediante la cual
el Tribunal Oral en lo Criminal Nro. 5 de esta ciudad resolvió
decretar la nulidad de la resolución de fs. 29/30 del legajo nº
18.351/P del Juzgado Nacional de Ejecución Penal Nro. 3 en la que
se resolvió tener por cumplidas las reglas de conducta impuestas
en la causa al momento de concedérsele la suspensión del proceso
a prueba- es recurrible por esta vía casatoria intentada. Ello es
así, toda vez que el gravamen que genera no resulta susceptible
de
reparación
ulterior,
en
tanto
restringe
el
derecho
del
imputado a que se ponga fin a la acción y se evite la imposición
de
una
pena
(vid.
C.S.J.N.,
“Padula,
Osvaldo
Rafael
y
otros
s/defraudación -causa Nº 274-“, P. 184 XXXIII, rta. el 11/11/97).
Dichas circunstancias permiten, en el presente caso, equiparar la
resolución recurrida a sentencia definitiva en los términos del
art. 457 del C.P.P.N.
II. Superado el juicio de admisibilidad del presente
remedio casatorio, y antes de dar tratamiento a los concretos
agravios
planteados
por
el
recurrente,
corresponde
destacar
algunos aspectos del trámite de la presente causa.
Con
fecha
27
de
abril
de
2007
el
Tribunal
a
quo
resolvió suspender el proceso a prueba en favor del imputado, por
el término de un (1) año y seis meses, e impuso la siguientes
3
reglas de conducta durante igual término: a) fijar residencia y
someterse al cuidado del patronato de liberados y b) realizar
tareas
comunitarias
no
remuneradas
a
razón
de
ocho
horas
mensuales en la sede de Cáritas más cercana a su domicilio.
Asimismo,
el
tribunal
de
la
instancia
anterior
aceptó
la
reparación económica se setenta pesos que debía ser puesta a
disposición del Hospital Garrahan (cfr. fs. 165/166).
El
17
de
febrero
de
2012
el
titular
del
Juzgado
Nacional de Ejecución Penal Nro. 3 resolvió tener por cumplidas
las
reglas
de
conducta
impuestas
a
Culatina
y
comunicar
al
Tribunal Oral en lo Criminal Nro. 5 lo dispuesto a los fines del
art. 76 ter, cuarto párrafo del C.P. (fs. 517/518 vta.). En
consecuencia, se remitieron las actuaciones al tribunal a quo,
quien dictó el temperameno aquí impugnado.
III. Efectuada la reseña anterior, a los efectos de dar
tratamiento
a
corresponde
dispone
los
agravios
señalar
que
el
que
juez
el
de
postulados
art.
493,
ejecución
por
inc.
el
2),
penal
es
recurrente,
del
el
C.P.P.N.
magistrado
competente para “controlar el cumplimiento por parte del imputado
de las instrucciones e imposiciones establecidas en los casos de
suspensión
del
competencia
procedimiento
asignada
al
juez
a
prueba
de
(art.
ejecución
293)”.
luce
Dicha
nuevamente
reforzada en el art. 515, primer párrafo, del C.P.P.N., cuando
dispone
que
“una
resolución
que
ejecución,
éste
vez
somete
que
al
el
órgano
imputado
inmediatamente
a
competente
comunicó
la
prueba
tribunal
de
dispondrá
el
al
control
de
las
instrucciones e imposiciones establecidas y comunicará a aquél
cualquier inobservancia de las mismas”.
En concordancia con dichas normas legales que otorgan
al juez de ejecución el contralor del cumplimiento de las normas
de
conducta
impuestas,
el
segundo
párrafo
del
art.
515
del
C.P.P.N. dispone que “en caso de incumplimiento o inobservancia
de las condiciones, imposiciones o instrucciones, el tribunal de
ejecución
otorgará
posibilidad
de
audiencia
al
imputado,
y
resolverá, acerca de la revocatoria o subsistencia del beneficio.
En el primer caso, practicará los registros y notificaciones
4
Causa N 16.007
“Culatina, Adrián Javier
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correspondientes y colocará al imputado a disposición del órgano
judicial competente”. Es decir, ante el supuesto en el que deba
discutirse
la
suspensión
posible
del
incumplimiento
revocación
proceso
por
a
parte
(o
subsistencia)
prueba
del
-atento
imputado
de
de
un
las
la
eventual
condiciones
impuestas-, la ley expresamente establece dos recaudos.
En primer lugar, debe celebrarse la audiencia que el
mismo
citado
art.
515
dispone.
Ello
obedece,
claro
está,
al
debido respeto a las garantías de defensa en juicio y del debido
proceso (art. 18 de la C.N.), para así otorgarle al imputado la
posibilidad
de
controvertir
todas
las
cuestiones
fácticas
y
jurídicas relacionadas a la revocación del beneficio que le fue
oportunamente concedido. En segundo término, el art. 515 del
C.P.P.N. dispone que el juez de ejecución “resolverá acerca de la
revocatoria o subsistencia del beneficio”. Ello implica que, una
vez que se escuchó al imputado, si el juez de ejecución estima
que se ha acreditado un incumplimiento de las pautas de conductas
impuestas
por
el
tribunal
que
concedió
a
la
suspensión
del
proceso a prueba, entonces debe ejercer su poder de jurisdicción,
resolviendo la revocación del beneficio.
Adviértase que, en sintonía con la exégesis que aquí se
propone, la última parte del art. 515 estipula que “en el primer
caso
[supuesto
notificaciones
disposición
de
revocación],
correspondientes
del
órgano
practicará
y
judicial
los
registros
y
al
imputado
a
colocará
competente”.
En
definitiva,
aquella puesta a disposición del “tribunal competente” tiene como
finalidad que este último se aboque a la reanudación del trámite
del
proceso,
que
jurisdiccional
suspensión
del
ya
es
la
consecuencia
tomada,
proceso
a
que
natural
dispuso
prueba.
Por
la
ello
de
una
revocación
el
art.
decisión
de
515
la
del
C.P.P.N. sólo dispone la remisión del imputado al tribunal que
concedió la probation “en el primer caso” (es decir, cuando el
juez de ejecución ya resolvió la revocación). Pues no se advierte
5
cuál sería el sentido de que el juez de ejecución disponga la
remisión de las actuaciones al tribunal de origen si resolvió la
subsistencia de la suspensión del juicio a prueba.
A su vez, si el juez de ejecución consideró satisfechas
las pautas de conductas impuestas, entonces procederá conforme el
art. 4 del decreto Nro. 807/2004, que establece que “una vez que
el Juez Nacional de Ejecución Penal dé por extinguido el término
de suspensión o por cumplidas las medidas ordenadas por el juez
respectivo, el tribunal que otorgó el beneficio resolverá, previa
intervención
Fiscal,
sobre
la
extinción
de
la
acción
o
la
reanudación del proceso”. De tal modo, el tribunal oral -que
oportunamente concedió la probation-, deberá pronunciarse en los
términos del art. 76 ter, cuarto párrafo, del C.P., que dispone
que “si durante el tiempo fijado por el tribunal el imputado no
comete un delito, repara los daños en la medida ofrecida y cumple
con las reglas de conducta establecidas, se extinguirá la acción
penal. En caso contrario, se llevará a cabo el juicio...”
IV. La cuestión esencial que corresponde dilucidar en
el sub examine consiste en determinar si, una vez que el juez de
ejecución tuvo por cumplidas las reglas de conductas impuestas
por el tribunal oral, y remitió las actuaciones a éste último
para que proceda conforme el art. 76 ter, cuarto párrafo, del
C.P.,
el
órgano
de
juicio
se
encuentra
facultado
para
considerarlas incumplidas, “contradiciendo” -de alguna forma- lo
resuelto por el juez de ejecución. Ciertamente, en la tarea de
interpretar a la ley, lo importante es “dar preeminencia a sus
fines, al conjunto armónico del ordenamiento jurídico, y a los
principios fundamentales del derecho en el grado y jerarquía en
que
éstos
inteligencia
son
de
valorados
un
por
precepto,
el
todo
basada
normativo,
cuando
exclusivamente
en
la
la
literalidad de uno de sus textos conduzca a resultados concretos
que no armonicen con dichos principios axiológicos, arribe a
conclusiones reñidas con las circunstancias singulares del caso o
a
consecuencias
Fallos
concretas
330:4749).
En
notoriamente
definitiva,
el
disvaliosas”
criterio
(C.S.J.N.
rector
de
interpretación de la ley que estableció el Alto Tribunal, intenta
6
Causa N 16.007
“Culatina, Adrián Javier
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Sala III C.F.C.P.
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que las leyes sean valoradas en un sentido armónico con el resto
del ordenamiento legal, evitando que una de ellas sea entendida
en un sentido contradictorio con lo expresamente previsto por
otra norma.
Teniendo en cuenta dicho axioma, debe reconocerse que
no sólo resultaría una superposición innecesaria de competencias
establecer
que
dos
tribunales
judiciales
verifiquen
-
sucesivamente- el cumplimiento de las pautas, sino que incluso
resultaría incongruente afirmar que el sistema legal admite la
posibilidad
torno
a
de
una
pronunciamientos
misma
judiciales
circunstancia.
Por
contradictorios
ello,
a
partir
de
en
una
interpretación armónica de los arts. 493, inc. 2), y 515 del
C.P.P.N., art. 4 del Decreto 807/2004 y 76 ter, cuarto párrafo,
del C.P. habré de concluir en que el juez de ejecución penal es
el
magistrado
competente
para
resolver
la
revocación
o
subsistencia de una suspensión del proceso a prueba que haya sido
concedida, en todo lo atinente al cumplimiento de las pautas de
conducta que le fueron impuestas al beneficiado (conforme mi voto
en la causa Nro. 14.685 “Bernardez, Brian s/recurso de casación”,
C.F.C.P., Sala IV, Reg. Nro. 1211/12, rta. el 13/07/12). Clara es
la
manda
del
art.
493,
inc.
2),
del
código
ritual
cuando
establece que será competencia del juez de ejecución “controlar
el cumplimiento por parte del imputado de las intrucciones e
imposiciones
establecidas
en
los
casos
de
suspensión
del
procedimiento a prueba (art. 293)” (el resaltado me pertenece).
Por su parte, el tribunal que concedió el beneficio
podrá revocarlo -así lo admite tácitamente el art. 4 del Decreto
807/2004, cuando expresa que podrá resolver “la reanudación del
proceso”- de verificarse el supuesto que escapa a la esfera de
supervisación del juez de ejecución y que también es consagrado
como un requisito ineludible por el art. 76 ter, cuarto párrafo,
del C.P.: si el imputado cometiere un nuevo delito. Tal es la
exégesis de las normas citadas que mejor las concilia a todas
7
ellas
entre
sí,
reconociéndoles
plena
eficacia
según
los
supuestos que se verifiquen en cada caso concreto que suscribí en
ocasión de pronunciarme en como integrante de la Sala IV de esta
Cámara
en
la
Leonardo
causa
s/recurso
Nro.
de
14.631,
casación”
caratulada
Reg.
Nro.
“Espósito,
268/12,
Luis
rta.
el
09/03/2012.
V. Analizando las particularidades del presente caso a
la
luz
del
marco
desarrollado
en
el
acápite
anterior,
la
resolución recurrida debe dejarse sin efecto. Adviértase que el
tribunal oral, más allá de su acierto o error, no se encontraba
facultado para expedirse sobre una cuestión que le resultaba
ajena
a
su
competencia,
esto
es,
si
Culatina
había
cumplido
satisfactoriamente, o no, las reglas de conductas impuestas al
momento de concedérsele la probation. En efecto, la cuestión ya
había
sido
resuelta
favorablemente
al
nombrado
por
el
juez
legalmente asignado a tal efecto –Juez de Ejecución Penal- y
contó con la expresa conformidad del representante del Ministerio
Público Fiscal quien no impugnó la decisión adoptada en aquella
oportunidad,
implicaría
por
ir
lo
en
que
modificar
contra
de
una
aquella
circunstancia
situación
reconocida
jurisdiccionalmente en favor del imputado (la del cumplimiento de
las reglas de conducta).
De tal modo, habiendo intervenido el tribunal a quo en
función de la remisión dispuesta a tenor del art. 4 del decreto
Nro. 807/2004, su jurisdicción debió atenerse a los términos
antedichos: esto es, o revocar la probation en virtud de haberse
acreditado
la
comisión
de
un
nuevo
delito,
o
bien,
declarar
extinguida la correspondiente acción penal. Es así que en el caso
se
advierte
una
causal
de
nulidad
por
extralimitación
jurisdiccional, a tenor de lo dispuesto en el art. 167, inc. 1º,
del C.P.P.N. -a contrario sensu-, puesto que el tribunal a quo no
contaba con la “capacidad” para pronunciarse sobre la cuestión.
Al respecto, se ha sostenido que el inciso 1º del art.
167 del C.P.P.N. “comprende desde la designación regular de los
magistrados y su capacidad procesal
hasta la competencia del
tribunal en el cual actúan -capacidad objetiva-...” (D’Albora,
8
Causa N 16.007
“Culatina, Adrián Javier
s/recurso de casación”.
Sala III C.F.C.P.
Cámara Federal de Casación Penal
Francisco,
“Código
Procesal
Penal
de
la
Nación.
Anotado.
Comentado. Concordado”, Buenos Aires, Abeledo Perrot, 2011, 9na.
edición, pág. 259; el resaltado me pertenece). Además, dicha
nulidad
adquiere
el
carácter
de
absoluta
en
virtud
de
lo
dispuesto en el art. 168, segundo párrafo, del C.P.P.N., atento
la
afectación
de
las
garantías
constitucionales
del
debido
proceso y defensa en juicio del imputado.
Sin
órganos
perjuicio
competentes
de
tomen
lo
resuelto,
debida
nota
corresponde
de
lo
que
los
atinente
al
cumplimiento de las reglas de conducta en la etapa de ejecución
penal.
VI. Por todas las razones expuestas, corresponde:
HACER LUGAR al recurso de casación interpuesto a fs.
526/533
por
el
Defensor
Público
Oficial
de
Adrián
Javier
Culatina, ANULAR la resolución impugnada, y REMITIR las presentes
actuaciones al a quo, a fin de que resuelva lo pertinente. Sin
costas en esta instancia (arts. 530 y 531 del C.P.P.N.).
La señora juez doctora Liliana E. Catucci dijo:
Surge
transcurrido
el
de
la
tiempo
lectura
del
acordado
legajo
para
que
suspender
a
la
el
fecha
ha
proceso
a
prueba respecto de Adrián Javier Culatina, sin que acreditara el
cumplimiento de las condiciones impuestas, y sin que hubieran
sido controladas (cfr. fs. 16/17); es decir, que durante más de
cuatro años el expediente no tuvo secuencia alguna. Se observa
asimismo que tampoco se proveyó de conformidad la nueva vista
pedida oportunamente por el fiscal (a fs. 24) o que siquiera se
lo notificara de lo dispuesto a fs. 29/30.
Lo expuesto pone en evidencia el fracaso del instituto,
que nace de la ligereza en la selección de los procesados que se
sujetan a probation, a lo que se unen los defectos en el control
de la medida, más allá de los problemas de ese fuero.
Por lo tanto, al presente, habiendo transcurrido con
exceso el tiempo acordado para el instituto y también
9
el tiempo
máximo previsto en el art. 76 ter, primer párrafo, del C.P.,
corresponde sin más que sea el tribunal oral quien regularice la
situación del probado.
Propongo, entonces, que se anule el fallo recurrido y
se remita la causa al órgano de procedencia a los fines indicados
en el párrafo anterior, sin costas en esta instancia.
El señor juez doctor Eduardo R. Riggi dijo:
Analizada la cuestión traída a conocimiento de este
Tribunal, apreciamos que resulta sustancialmente análoga a la que
fuera objeto de estudio y resolución en el marco de la causa n°
5045 caratulada “Pérez Segovia, Leonardo Gastón s/ recurso de
casación”, a cuyos términos corresponde remitirse en homenaje a
la brevedad.
Tampoco
doctrina
del
conceptuamos
plazo
razonable,
aplicable
pues
al
lo
sub
cierto
judice
es
que
la
la
paralización del proceso se debió a la oportunidad acordada al
acusado Culatina al concedérsele la suspensión del proceso a
prueba, quien pese a encontrarse imputado de un grave delito –
robo
calificado,
conminado
con
pena
de
tres
a
diez
años
de
prisión, y cuyo término máximo de prescripción desde la comisión
del hecho no ha transcurrido-, por el que su consorte de causa
fue condenado a la pena de cuatro años de prisión (ver fs.
289/300 y 339/349), actuó con total menosprecio de los beneficios
que le significaría el cumplir con las obligaciones impuestas.
Surge, en efecto, del legajo de ejecución que la única actividad
cumplida por el incuso en el marco de la suspensión del proceso a
prueba fue presentarse en una única oportunidad en el Patronato
de Liberados, donde simplemente se notificó de las reglas que
debía cumplir, sin concurrir en ninguna otra oportunidad (ver fs.
21). Circunstancias todas estas muy distintas a las verificables
en aquellos casos en los que el fracaso del instituto debe ser
atribuido
únicamente
a
la
desidia
de
los
órganos
del
Estado
(conf. causa n° 15.304 caratulada “Soto, Gastón Ernesto y otro s/
recurso de casación”, reg. 720, del 12/5/12), extremo que en
tales supuestos –a diferencia del presente- impone la clausura de
la persecución penal por violación al referido derecho a ser
10
Causa N 16.007
“Culatina, Adrián Javier
s/recurso de casación”.
Sala III C.F.C.P.
Cámara Federal de Casación Penal
juzgado en un plazo razonable.
En
mérito
de
estas
breves
razones,
propiciamos
el
rechazo del recurso de casación deducido, con costas.
Tal es nuestro voto.
En mérito a la votación que antecede, el Tribunal, por
mayoría, RESUELVE:
HACER LUGAR al recurso de casación interpuesto a fs.
526/533
por
el
Defensor
Público
Oficial
de
Adrián
Javier
Culatina, ANULAR la resolución impugnada, y REMITIR las presentes
actuaciones al a quo, a fin de que resuelva lo pertinente. Sin
costas en esta instancia (arts. 530 y 531 del C.P.P.N.).
Regístrese, hágase saber y remítanse las actuaciones,
sirviendo la presente de muy atenta nota envío.
Fdo: Dres. Liliana E. Catucci – Eduardo R. Riggi - Mariano H.
Borinsky.
Ante
mi:
María
de
las
Secretaria de Cámara.
11
Mercedes
López
Alduncin.
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