Ocho y medio ¿Oué es lo que Paulina, l;i niña Inocente, trata de decir al periodista Marcelo en la escasa tinal de La Dolce Vita? ¿Esta larespuestaen Ocho y medio? En aquel film. Federico Fellini expuso la confusión del individuo en una sociedad que ha perdido su escala de valores. Vaciedad, libertinaje, desesperanza ante la incapacidad de encomiar una razón de vivir. En medio de la orgia final, Marcelo tiene una tregua: en la playa sus acompañantes y él encuentran un enorme pez Fuera del agua, que vini su ojo casi sin vida mira acosadoramente lanía depravación. De pronto, Marcelo ve a lu lejos a Paulina, el único ser inocente v puro eon que tropieza. 1.a chica le grita algo en la playa. Marcelo trata de escucharla, pero el ruido del mar y sus amigos que lo arrastran nuevamente al torbellino, se- lo impiden. Se queda sin comprender el mensaje. Luego del estreno de La Dolce Vita, críticos v periodistas interrogaron a Fellini sobre que fue lo quo quiso decir la niña; cuál era el mensaje Q la solución que la pureza tenía para esa situación. Fdlini dio a entender que la respuesta estaría en su próximo lilm. Batía medio debió hacer un episodio para Bocaccio 70, que tenía un pie forzado (contar una historia actual, un comentario a la vida contemporánea, como lo hubiera hecho Bocaccio en su Decamerón). Pero entre lanío, Fellini seguía preparando su próxima obra. Pasarun dos años hasta el momento de SU exhibición en el Festival de Moscú el año pasado, donde Iras muchas peleas el jurado dio el primer premio a Ocho y medio, Pero ¿se reveló el mensaje que Marcelo no alcanzó a oir en la anterior película'' tLJ lilm se abre con una pesadilla: el protagonista, un director de cine, se encuentra prisionero en su auto en un atascamiento de vehículos en un túnel. A su alrededor hav figuras inermes, que lo miran con sadismo, o bien lo ignoran con cruel indiferencia. De pronio el encierro se hace insoporlahle v Guido (nuevamente Marcello Maslroianni I [rata desesperadamente de salir del auto. Se siente elevado por los aires. Pero alguien lo tira hacia tierra por un pie. Cuando se consigue el aterrizaje forzoso, la escena camhia a su dormitorio en unas termas medicinales. El médico lo acaba de despertar para hacerle un examen. Lo interesante de esle comienzo es que establece desde un principio, a través de un sueno, la angustia que vive el protagonista. Guido ge SK-HILsofocado, aprisionado. ¿Por que? La explicación está ricamente ilustrada en uno de los films más extraordinarios, —sino el más extraordinario— de !.i historia del cine. Declaraciones de Fellini Ocho y medio es el primer Film cien por cíenlo autobiográfico. Fellini negó en un comienzo que se tratara de su biografía o de sus propias experiencias. Pero las coincidencias eran muchas. F.s la historia de un director de cine acosado par sus críticos, admiradores, productores y público en general y que se siente urgido a hacer un lilm a la altura o superior a los siete y medio que y* ha ofrecido (entre ellos. Los Inútiles, Lu calle, Las noches de Cabiría, La dolce vita), sin saber exactamente qué cosa filmar. En sus declaraciones a una periodista italiana se ve claramente que Fcllini sufrió los mismos altibajos que Guido Anselmi mientras preparaba Ocho y medio. Aquí va un extracto de esa entrevista: "Periodista: Ahora lo sabemos. Ocho y medio es un film autobiográfico. Guido Anselmi se peina cuiiiu usted v tiene la misma manera de ponerse el abrigo en las espaldas, la misma sonrisa, el mismo mudo de caminar. "Fellini: Pero es un director de cine acabado o casi... ¿Tengo yo ese aire ...? "Periodista: Ls tan buen mentiroso como usted. "Miente como respira", dice su esposa, ¡ Dios iniu! Si se le parece, no es halagador para usted. El retrato es feo: "Marioneta hipócrita", "Débil, vano, mistificador", "pretencioso, embrollador, inestable". L:n lipa que no ama a nadie. Y para terminar, ese juicio horrible: "Nunca liene nada que decir, pero lo dice de todos modos". "Fellini: ¿Y bien? Eso no prueba que sea tai film autobiográfico. Pero, ¿y si fuera cieno?... No seria más que una prueba inútil y fastidiosa de narcisismo. "Periodista: Pero si es eso quizás: una prueba de narcisismo sin pudor. "Fellini: Perdóneme, yo no lo creo. Es la his- 121 loria de un hombre cualquiera. Un hombre cualquiera que tiene un grado de estagnación loial, un grado de confusión que lo aplasta... "Periodista: Bien, perú vamos ¡i los hechos importantes: el balance que usted hace en la película es el de su propia vida y no el de la vidfl de UH personaje imaginario. "Fclllni: ¡Diablos, qué fastidio! ¿Que quiere q u e le d i g a ? . . . Lo q u e sucede en el film m e ha s u c e d i d o a mi m i s m o , al m e n o s en p a r t e . H u b o un tiempo en que no sabia qué hacer. No se I-.Kocurrta nada. Trabajaba con i lus guionistas) Fia- tras descansa y se recupera en las termas, el director Guido Anselmi continúa trabajando en este iiini terrible. Lo acosa el guionista, derrumbando Hxlas las ¡deas que se le van ocurriendu; lo acosa el productor, que se queja de los enormes gaslus: to acosa la actriz envejecida, que teme tener sólo tinco primeros planos de su ajadu rostro; lo acos.in lus periridisU's ("En su opinión, ¿cuál es la relación entre marxismo v catolicismo?" "Ah .. . Quiere saber a qué partido pertenezco"). Ptero por sobre lodo, lo acosa la confusión de su espíritu viann, Pinelli v Rundí, p e r o sin la menor convic- ción. Las gentes de la compañía productora estaban allí, mirándome con ansiedad y desconfianza. YN sentía un gran deseo de decirles: "No hacemos la película", Después me pareció que este episodio revelaba otro aspecto: es como si alguien me hubiera dicho al oído: "Di la verdad, cuenta todo esto". Asi me vino la idea de hacer un film sobre un cineasta que quiere hacer un Film, pero que no -*e le ocurre sobre qué. Si. Guido Anselmi no hace más que experimenta]- lo que yo he vivido v la conclusión, si se lu puede considera! a>i e< ésta: no hay que preocuparse por comprender, sino tratar de sentir, abandonarse, Hay que aeeplarse tal coma1 uno es: c»u es lo que soy j estoy contento di serlo. Nu quiero hacer miios. Quiero dejar de presentar lu vid.i tumo una serie de problemas v de tratai de encontrarles solución. Por el contrarío, quiero ponerme en condición di amarla. Y no solamente la vida, sino todo... "Anu v haz lo que quieres" ha dicho San Agustín, aunque no en esas mismas palabras". El JuegO de realidades c ilusiones Otiiu y medio es el Film más subjetivo que se h i hecho, Desde los primeros años de su desarro lio. se descubrió que el cine era el único arte capaz de retratar visual y tangiblemente el pensamiento. El sueco Ingnruir Bcrgman y el francés Alain Resoais (de quienes Fellini acusa influencias i dieron el gran pasu adelante en este sentido. Sueños reveladores le venios al protagonista de Fresas salvajes y a la de El demonio nos gohierna. Yuxtaposición de acción presente con pasada ofreció Rcsuais en Hiroshima mi amor v de presente, pasada v futura en Hace un año en Marlenbatt. Ochn y medio está narrada lamban) cu tres dimensiones del tiempo: presente (Guido en las termas, trabajando en su film); pasado (recuerdos de su niñez y sueños) v futuro (fantasías de una realidad como él quisiera que fuese I. Hasta abura, el espectador de cine estaba acostumbrado a reconocer el p a s a d o en la p a n t a l l a . El cine ba usado hasta el cansancio los caceantes, t> retrocesos en el ik-mpo. en hislorias en que el protagonista cuenta un episodio de su pasado; o bien, se explica \\\ raLa confusión . . . un duras Imágenes zón del eslíido actual de un personaje en su vida Y asi surgió Ocho y medio. Lu que vemos dos- anterior. Pero generalmente esto quedaba niuv exfilar ante nuestros ojos en la pantalla es el doto- plícito en el film. En un comienzo, lo quv pensaba roso alumbramiento de un film, i que es precisa- un personaje aparecía en forma de una nube en una esquina de la pantalla, como sucede hov en mente el film que estamos viendo! las historíelas de los periódicos. Más larde- el penEsta curiosa y fascinante forma es nueva en el cine. Pero en literatura lo había hecho ya James samiento del personaje pudo ocupar yo toda la pantalla sin confundir al espectador, pero precejovee. Kn teatro, Shakespeare empleó la historia dentro de olra historia hace cuatrocientos ;ñ<>*. dido dv- un advertencia o señal plástica, como por Pero más aún se parece a lu creado por l.uigi Pi- ejemplo: la imagen en presente se va borrando randcllo (especialmente recuerda sus "Seis perso- lentamente sobre agua en movimiento. La vuelta najes en busca de autor"» o la "Niebla" de Una- a! présenle estaba también claramente indicada. tmino. Se le pudría preguntar a Fellini qué es lo F.l especiados" actual no tiene esa ayuda, bn nuevo que nos aporta. Peso va el se nos adelantó Hiroshima sólo se nota el cambio en el tiempo por \ el guionista de su película le censura todos los el aspecto físico de la protagonista I peinado, ropa. aspectos que sus m¿s punzantes críticos podrían rostro lozano). F.n Marienbad, el aspecto general enjuiciar en el film. F.l intelectual guionista dice, de la protagonista es el mismo que tiene en el entre muchas cosas: "El cinc está atrasado en 50 presente, al igual que sus acompañantes (que suu años respecto de turas arles". Falla cirden o, si los mismos) y del lugar de la acción (también la usted quiere, una premisa filosófica, de modo que misma, aparentemente). El cambio en el tiempo ahora el film es sólo una serie de episodios gra- de la acción sólo se percibe en los trajes distintos tuitos". "No tiene siquiera valor de obra de van- \ a ratos en el diálogo. guardia". "Para hacer una critica a la conciencia Aún cuando Ocho y medio es más fácil de secatólica de Italia liu> que tener un nivel intelectual guir que Marlenbad, usa iodos estos cambios en ¡lias alto". Y cuando en la escena lsnal. o pie-final, el tiempo: recuerdos del pasado (el haño en vino Guido decide no hacer la película: "Hizo lo que cuando niño; la Sarracena y el colegio): sueños i la debía". pesadilla del auto, sus padres en el cementerio I; fantasías o conformación de la realidad a gusto Todo su film es un gran nica culpa, una m i sión de toda su vida y una introspección en husca del pmiagunisla lia esposa y la amante en camaradería y e! desarrollo continuado de esta idea de la causa de su angustia creativa actual, es decir, del momento en que rodaba Ocho y medio. Mien- en un harem donde (odas ¡as mujeres de su vida 122 conviven armoniosamente; el glorioso "linale" de convivencia pacífica). Los camhios de una nulidad a otra tampoco Elevan nviso previo coma en el cine tradicional. excepto quizás por una innovación de Fcllini: el hecho di* rememorar episodios de su vida a través de asociaciones de ¡deas: las palabras ASA NISI MASA, que le descubre la adivina, lo llevan al recuerdo de su niñez en el baño de vino, La* piernas gordas de una señora que baja una loma cuando Guido habla con el Cárdena] lo hacen volar .il recuerdo de la Sarracena, Y otra novedad que DOS inte Fcllini es la representación en la pantalla de las obsesiones, sean de ideas (la pureza, representada por Claudia, a quien ve Jos veces antes de la presencia real de la actriz que tendía ese mismo papel en la película); o de personas (la dama madura y buena moza que Llanta su atención desde el primes- di» y que en cierta modo "lo flecha", aunque nunca llega a conocerla). Con lodo eMc detallado desnudar de un alma humana —la de Guido-Fellini— con tal rigor, no es de extrañar que la película se baya exhibida especialmente ame una asociación de psiquiatras en lisiados lindos. Un desorientado que busca Hemos vislo que la forma es revolucionaria y extraordinaria. Pero ¿que hay del contenido? Dijimos ya que el comienzo de la pslicula planteaba perfectamente el tema central del film: la angustia creativa de un artista en un momento tle estagnación. El mismo Cuido la define en la película como "una crisis de inspiración". Es una obra de búsqueda en que d artista Guidu-Fdlini se interroga con cruel Franqueza: "¿Y si fuera este el linal de un mentiroso sin genio ni talento?" El mismo explica a los sacerdotes lo que trata de hacer en su película (que es. no lo olvidemos, la que estamos viendo): "Quisiera hablar de l:i confusión que un hombre siente dentro de si". Y mes adelante, a Resella, la amiga de su esposa: "¿Te entusiasman las películas donde sucede nada...? Ln tai película en cambia sucede de todo.,. Quiero hacer un film honesto v sincero, Mu parecía quií tenia algo lan sencillo que decir... ¿Cuándo empecé a equivocarme?... Quiero hacer un film que ayude a los demos a enterrar lo que tenemos muerto en nosotros. Pero yo soy el primero que no lien;.- J coraje de enterrar nada". Es un lilm de búsqueda, en que él autor hurga en lo más hondo de sí mismo para encontrar lo que quiere decir. Aquello que Maréelo, el periodista de La dolec vita no pudo entender de Labios de Paulina, a Fellinj le pareció sencillo entonce1:. Pelo en el momento de lanzarlo um todas sus 1cIras, se sintió seco, confuso. Y en busca de ese mensaje, comenzó muy sabiamente a reexaminarse, a revisar su situación frente a [os problemas fundamentales de la vida. ¿Cuál es su posición frente al amor"' Hs un lema vital, el más importante en Ocho y medio. En sus relaciones personales con la mujer, en su realización del amor, Guido-Fellini tiene desorden: las relaciones con Luisa, su esposa (Anouk Alinee i son Trías, distantes. En vista de esto, cree o trata de encontrar lo que no tiene con su esposa en una jurante. Carla (Sandra Müo), que es frivola y su perficial y que en realidad solo lo atrae por los sentidos. La prueba está que para tener relaciones sexuales con ella —único tipo de contacto que le sugiere—, debe pintarla como bruja, imiland.-) a la Sarracena, su recuerdo erótico de la niñez. Guido sabe que un su vida afectiva hav desorden v por eso, en la segunda aparición de Claudia. la pureza (Claudia Cardinalei. ésta dice y repite: "Quiero mantener orden \ limpieza". Su infidelidad inquieta a Guido. Cuando la actriz Claudia llega a conocer su pape! (que. curiosamente, es el único que Guido está en condiciones de explicar porque lu tiene claro desde un principio), él le dice: "Ser fiel le hace inlinita". En seguida. SI explicarle el rol, en una hermosa secuencia semiecal y semi-fanlastica, y contarle que el protagonista de su film la rechu/M. Claudia repone: "Poique él no sabe qué es el amor", a lo (pie Guido contesta: "La rechaza porque él ya no cree en nada". Pero Claudia insiste dos veces más: "Porque él no sabe qué es el a m o r . . . Porque él no sabe qué es el amor". Ln poco antes lo ha admitido Indirectamente cuando una de las "sobrinilas" del ayudante d* producción lo acusa de no saber escribir una historia de amor, a lo que Guido contesta: "Tiene razón". Y lo repite el guionista en la escena linal, al censurarle al protagonista del para él abortado film de Guido, el que nunca hubiera amado a nadie. Una Iglesia estrecha y anticuada La religión, y la Iglesia Católica en especial, es oiro tema importante en esta película. Felüni da una visión triste porque se quedó con una Iglesia infantil —aun que no por eso menos censurable— que dü énfasis a una moral negativa, sólo pteoiupada de! sexto mandamiento. El episodio de la Sarracena es notable como denuncia de tina Iglesia anquilosada, severa, de criterio estrecho, donde a ios niños .se les Ice al almuerzo la vida de San Luis, que según su biógrafo, "aborrecía hablar y tratar con mujeres... le producían una antipatía natura! . ..". Es esla educación católica la que. según, cuenta a los sacerdotes antes de su conversación con el Cardenal, provoca a su protagonista (el mismo) "complejos y en uir encuentro con un Principe de la Iglesia espera de él una revelación", Pero ¿qué sucede en esa entrevista imaginaría l i a primera en el baño termal»; 1 Bay una sábana que separa al Cardenal de Guido mientras habían símbolo de la incomunicación que sigue y que | nórmente se confirma en la entrevisto real, en el ivirqué. donde el Cardenal, una figura senil, preEiere hablar de! tanto di: los pajaritos. Fellinj fue cruel en esta visión de la I^IL-SÍU. Tan cruel como Luis Bufiuel, en sus films, de quien parece haber tenido influencias en este aspecto. Ltili/o ancianas para interpretar a los sacerdotes, a fin de hacerlos ver blandos y melifluos, como él los ve en la vida real. Pero Fellini critica la Iglesia antigua, aquella anterior a Juan X X I I I , como lo demuestra el que en la entrevista en d baño termal, la sombra del Cardenal en un momento sea 123 ¡gua! a una típica pose de Pío XII. En sus declaraciones a la misma periodista italiana, expresó: "Periodista: En el funcio, usted es un católico incurable; o al menos, mucho más ligado al catolicismo de lo que usted cree. Se ve inuy bien en este último film, sobre el cual l;i autoridad CL-ICsiáslica no ha tenido nada que volver a decir. "Fellfnl: ¿Conoce usted un italiano que sea enteramente laico? Yo no. Cómu podría ser eso posible? Tenemos el catolicismo en la sangre durante siglos. La tentativa de liberarse es seguramente necesaria y muy noble. aigo que lucios debemos ensayar. Perú eso prueba que la herida existe; s¡ el objeto de !a revuelta no existe, ¿para qué revolucionarse? Guido es victima de un catulicismo medieval que tiende a humillar el hombre al mismo tiempo que le restituye su grande/::! divina, su dignidad; un catolicismo que ha llenado los hospitales y los cemcnlerios. que lia producido una hu inanidad desgraciada y separado el espíritu del cuerpo, cuando son dos cosas indivisibles. Un catolicismo desviado, en suma, que <i\ Papa actual be esfuerza valientemente de combatir". El desenlace de la película es una sorpresa y en cieno mudo ivsulta totalmente inesperado, excepto que subíamos que Fellini siempre ha sido optimista > siempre deja una esperanza a sus peisonajes. A dos semanas de su exhibición pública. aún no sabía cuál lina! —de entre tres posibilidades— le daría a la película. Hemos visto que le dejó dos: una salida para Guido es el suicidio, pero inmediatamente interviene la conciencia moral en la persona de su madre (le grita: "¿Dónde huyes. desgraciado?"), censurándolo; la otra es una armonía buscada conscientemente, un deseo de armonía, en que Guido purificado (aparece de niño v vestido de blanco, con la blinda de circo, elemento este muy IVIliniano) se une a la ronda de airar y comprensión en que une a todos los seres de su vida. 124 El final es aparentemente muy positivo, porque parece como el fin de la búsqueda de Cuido. Pero en realidad no lo es. Para empe/ar, este final está dudo no en el tiempo real de la acción de la película (este termina L<;n la llegada di'l productor para avisarle de la conferencia de prensa), sino en fantasía. Y en segundo término, porque esta reconciliación con el mundo es una mezcla dw seres dispares: muctluü con viviis. amante > esposa, Sarracena y clero, etc. Hs decir. Guido no toma una decisión. Sólo hace un inmenso acto de fe, ciego p.Tii profundo: Fellini quiere confiar en la vida, v en el amoi de los hombres. Es como la aceptación del truco de su amigo mago, quien le dice: "Hay truco, pero también es verdad. No sé cómo sucede, pero sucede". Ahora, al final de Ocho y medio nos cabe preguntarnos por Guido: ¿le sucederá? Y no podemos terminar sin una palabra de alabanza para la magnífica realización de esta brillante película. Dv principio a fin es una gloría visual. 1.a escenografía, con esc maravilloso hotel de eslilo barroco, la estación, el colegio católico, con sus enormes pasillos, sus graves retratos, sus confesionarios en forma de murciélagos. La puesta en escena es como una sinfonía magistralmentc dirigida por Fellini; aquellas primeras escenas en los baños termales ..oitan o I aliento; mujeres y hombres enfundados en sábanas blaneas desfilando hacia los baños, etc., ele. Mucho insiste el film en que Guido no tiene nada que decir, pero que lo dirá de todas maneras. Creemos qucu efectivamente. Fellini no tiene el mensaje último todavía, pero dice muchas cosas por e¡ camino. Y aunque así no fuera, estamos plenamente de acuerdo con aquel critico francés que (lijo: "Le suplico, Sr. Fellini: aunque no tenga algo muy importante que decirnos, síganos hablando". NOF