abuso de poder disciplinario denigra a trabajador. procede pago de

Anuncio
ABUSO DE PODER DISCIPLINARIO DENIGRA
A TRABAJADOR. PROCEDE PAGO DE DAÑO
MORAL SUBJETIVO
VOTO Nº 001283-2013
DE LAS 09:30 HRS
DEL 18 DE OCTUBRE DE 2013
[…]
“IV.- SOBRE LA MALA VALORACIÓN DE LA
PRUEBA: … Debe tenerse presente que en el tipo de
actividad desarrollada por el actor, chofer de autobús
de transporte colectivo de personas, sus funciones
no solo se restringían a la operación de la unidad
automotor, sino que también incluían (al menos en
nuestro país y hasta el día de hoy) el manejo de
dinero efectivo proveniente del pago de los pasajes
por los usuarios de dicho servicio público. Igualmente,
conllevaba el manejo de tiquetes de viaje de personas
de la tercera edad con los que, en algunos casos se les
descuenta un porcentaje de la tarifa correspondiente y,
en otros, se le exime del pago en su totalidad; tiquetes
que posteriormente son entregados por el conductor a
la empresa o persona prestataria del servicio público
referido, lo que se contrasta y rebaja de la totalidad de
los dineros efectivos que debían entregarse por cobro
a los pasajeros, según los controles que al efecto
tenga la persona prestataria (Testimonio de …, artículo
33 de la Ley Reguladora del Transporte Remunerado
de Personas en Vehículos Automotores, n° 3503 del
10 de junio de 1965, en relación con los numerales 57,
58 y 59 de la Ley Reguladora del Servicio Público de
Transporte Remunerado de Personas en Vehículo en
la Modalidad Taxi, n° … del 22 de diciembre de 1999).
De manera que en la práctica cada tiquete tiene un
valor económico importante (sea la tarifa completa
o un porcentaje de ella). Así las cosas, el hecho de
que el trabajador introduzca tiquetes de adulto mayor
(falsos o reales) con el fin de obtener un beneficio
a costa del operador final del servicio público de
transporte, o que sea el proveedor de esos tiquetes
al resto de los operadores de los autobuses, como
ha quedado demostrado en la litis, constituye una
falta grave capaz de causar una pérdida de confianza
objetiva en el servidor, conducente a justificar la
terminación del vínculo laboral. En relación con este
tema esta Sala en la sentencia n° 20 de las 9:45 horas
del 8 de enero de 2010, señaló: “…La pérdida de
confianza, como se ha establecido en reiterados fallos,
debe estar sustentada en hechos de tal entidad, que
impidan la continuación del contrato de trabajo. Se
trata, entonces, de que esa pérdida de confianza se
derive de hechos o situaciones constatadas, y no de la
mera voluntad del empleador; por eso, normalmente,
se habla de pérdida de confianza objetiva. Sobre este
tema, en la sentencia n° 638 de las 10:30 horas, del
26 de octubre de 2001, se indicó: “Según Cabanellas,
´como causal de despido, la pérdida de confianza del
patrono en el trabajador, por hechos imputables a éste,
no es aquella que se deposita en los empleados de
dirección, fiscalización o vigilancia, sino en cualquier
trabajador, y sobre la cual reposa el contrato de trabajo
por las particularidades de éste (…) Cuando los actos
que el trabajador provoca justifican la pérdida de la
confianza, es evidente que desaparece la armonía que
debe predominar en el contrato de trabajo, por lo que
se justifica el despido, principalmente si el conjunto
de los actos del subordinado crea insuperable recelo
(…) Debido a esa naturaleza del vínculo laboral, el
trabajador debe mantener una conducta intachable
dentro y fuera del trabajo; cuando no es así, desaparece
el elemento de confianza en él depositado, y puede
ser despedido con justa causa, situación peculiar en
determinadas prestaciones, como la de los cajeros.
En conclusión, todo hecho que sea susceptible
de sembrar la desconfianza del empresario y
que impida la prosecución de la relación laboral
-dentro de un ambiente sin recelos- puede servir
para fundar la ruptura del contrato de trabajo´
(CABANELLAS (Guillermo), Compendio de Derecho
Laboral, Tomo I, Bibliografía OMEBA, Buenos Aires,
1968, p. 766-767). La Sala ha sostenido el criterio
de que, para establecer jurídicamente la existencia
de la pérdida de confianza, es necesario examinar
la conducta imputada a la trabajadora, en íntima
relación y necesaria conexión, con la índole de las
labores que le hayan sido encomendadas ... De lo
que se trata, entonces, en estos casos, es una pérdida
de confianza objetiva; esto es, de una situación
fáctica que, razonablemente, lleva a desconfiar del
servidor o de la servidora, como persona idónea
para atender los intereses de la parte empleadora”
(énfasis agregado) (en el mismo sentido, también
pueden consultarse, las sentencias n°s 353 de las
10:40 horas, del 5 de abril de 2000; 308 de las 15:20
horas, del 6 de junio; 311 de las 10:00 horas, del 8 de
junio; 383 de las 9:50 horas, del 18 de julio; 492 de
las 10:10 horas, del 24 de agosto; 569 de las 10:10
horas, del 19 de setiembre y 720 de las 10:10 horas,
del 30 de noviembre, todas de 2001; 37 de las 10:00
horas, del 5 de febrero de 2003; 351 de las 10:05
horas del 23 de abril y 967 de las 10:35 horas, del
10 de noviembre, ambas de 2004; 102 de las 10:35
horas, del 16 de febrero y 316 de las 9:00 horas, del 11
de mayo, ambas de 2005)”. Así las cosas, es lo cierto
que el actor con sus actos llevó razonablemente a su
empleador a perderle la confianza indispensable para
mantener el vínculo que los unía, haciendo imposible
su continuación. Nótese, según lo indicó el tribunal, lo
que no fue cuestionado ante esta Sala, el reclamante
ya tenía antecedentes sobre este mismo tema: “…el
actor continuó con el trasiego de tiquetes de adulto
mayor, a pesar de que en alguna ocasión la empresa
le otorgó otra oportunidad para enmendar la situación
irregular que se presentaba con los citados tiquetes”
(folio 409 vuelto y declaración de …, folios 262 a 266).
De manera que no se observa la mala valoración de la
prueba acusada.
[…]
VI.- SOBRE EL DAÑO MORAL: El representante
del actor reclama que no se le concediera el daño
moral subjetivo. El tribunal al denegar esa pretensión
consideró que el despido fue plenamente justificado,
que no se demostró la existencia del daño moral, y
que no se probó que la foto visible a folio 4 y que fuera
expuesta en la ..., empresa colega de la demandada,
haya sido colocada por ésta (folios 409 vuelto y
410). Ante esta Sala el recurrente insiste que de las
declaraciones de los testigos … y … se demuestra que
la foto visible a folio 4 existió y que estuvo expuesta
en la pizarra de la .... Lleva razón el recurrente. De
las declaraciones de estos testigos visibles a folios
271 a 272 y 273 a 274, respectivamente, se extrae
que se colocó la foto del actor en una pizarra de la
citada ruta de autobuses, con una leyenda en su
base en que se comentaba su despido de la empresa
demandada, el motivo de ello y otros aspectos. El
deponente … reconoció que la foto que rola a folio 4
“es la que aparecía en la empresa 83A”. Analizados
esos elementos probatorios de conformidad con las
reglas de la sana crítica, que no son otras que las de la
lógica, razonabilidad, psicología y experiencia (artículo
493 del Código de Trabajo), permiten concluir que, en
efecto, al actor se le produjo un daño moral sujetivo que
excede el que normalmente se produce con el despido.
Si bien en las instancias precedentes lo denegaron
en razón de que no se encontró vinculación entre la
demandada y el daño producido; con aplicación de las
reglas antes citadas (sana crítica), se debe llegar a la
conclusión de que fue la accionada quien originó la
circulación de los avisos y comentarios contra el actor
que se pegaron, haciéndose públicos, en la empresa
ya citada. La lógica conduce a esa conclusión porque
la única interesada en hacer circular esa información
era la demandada. Además, quienes conocían los
detalles que originaron el despido sin responsabilidad
patronal eran las partes, descartándose que fuera
el mismo actor quien diera esa información para ser
publicada de la manera en que se hizo; ello lleva a
señalar a la accionada como la responsable de la
referida información. Si bien la empleadora tenía
derecho a despedir al actor sin responsabilidad
por los hechos que se le atribuyeron y que fueron
demostrados en esta sede, no tenía derecho alguno
a abusar de su poder disciplinario, consecuentemente
del derecho (artículo 22 del Código Civil), para denigrar
al trabajador de la forma en que se hizo. Afectación
que, sin duda alguna, menoscabó su derecho
fundamental al trabajo (numeral 56 de la Constitución
Política). El daño moral subjetivo por ser in re ipsa,
se prueba por la sola evidencia de haberlo sufrido,
“…los Tribunales están facultados para decretar y
determinar el monto de la indemnización, en atención
a su naturaleza jurídica, correspondiente a la esfera
interna de la persona. Se deduce de pretensiones
de hombre. La prueba pericial es inconducente para
fijar la cuantía o monto de la indemnización. Hay que
ponderar la intensidad del dolor sufrido, gravedad de
la falta, circunstancias personales, aflicción, angustia,
desesperanza, ansiedad, tiempo de duración, todos
esos aspectos valorados con amplitud y libertad de
parte del juzgador…” (sentencia de esta Sala n° 481
de las 10:40 horas del 11 de junio de 2004, citada en
la 565 de las 9:35 horas del 31 de mayo de 2013). Así
las cosas, debe estimarse este reclamo y ordenarse
el pago de ¢2.000.000,00 como indemnización por
el sufrimiento, depresión, desconcierto y dolor (daño
moral subjetivo) que le causó la referida publicación.”
[…]
Descargar