LA CASA INVISIBLE: CÓMO HABITAR LA CIUDAD La invención

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LA CASA INVISIBLE: CÓMO HABITAR LA CIUDAD
La invención social y cultural suele abrirse camino con dificultad. Se enfrenta a dos tipos de
obstáculos: por un lado a los sectores sociales que no desean que su situación de privilegio sea
alterada y, por otro lado, al reto de que las nuevas ideas se entiendan. Son ideas que forman parte
de paradigmas emergentes y poco conocidos, pero que están en la génesis de los procesos de
transformación.
Estos cambios son imprescindibles en momentos de crisis. La crisis misma supone una llamada de
atención. Es ampliamente compartido que hay iniciativas de orden cultural y social que tejen redes,
producen enjambre y polinizan ideas según modos de hacer en común, de manera que abren
oportunidades insospechadas, contribuyen a la necesaria diversidad y revitalizan el conjunto.
A todo ello se dirige la corriente que reclama el fin del monopolio técnico y político en la toma de
decisiones con trascendencia social. Es el caso de aquellas relativas a los espacios habitables, que
todavía se toman sin tener en cuenta a sus moradores y usuarios. A esta tendencia de fondo
pertenece la reivindicación de la participación responsable, que en experiencias más actuales es ya
una verdadera intervención.
Los cambios conceptuales son inseparables de un rescate de las palabras. En el contexto que nos
ocupa decir habitar es nombrar el vínculo entre habitante y espacio habitable. A la vez es denunciar
la separación de los habitantes y los espacios habitables que los modos económicos imperantes
operan (millones de casas sin gente, millones de personas sin vivienda digna).
En este sentido la Casa Invisible de Málaga supone un habitar. Hay un acomodo de los habitantes y
del espacio habitable sin la violencia propia de los procesos habituales, que, aunque nombrados con
la misma palabra, a menudo fuerzan la reconversión de los inmuebles en pura mercancía inmobiliaria
o financiera.
No ha hecho falta que este inmueble tuviera un cierto grado de protección. La actitud de cuidado del
edificio es inherente a la iniciativa de la Casa Invisible, lo que se ha materializado en un plan de
rehabilitación integral. Se trata de un plan innovador, pues no sigue las pautas del modelo
arquitectónico imperante. Por el contrario, dentro de un estricto modelo de rehabilitación según los
saberes de la bioconstrucción aplicada a edificios con antigüedad, se respeta tanto el sistema
constructivo con el que fue concebido como sus materiales. De este modo, el ensamblaje gracias al
que se ha mantenido en pie y en buena salud, es conservado en cada uno de sus aspectos. Todo ello
mediante la actuación por fases, sin interferir en el funcionamiento del centro y en íntima relación con
las necesidades de sus habitantes. El precepto que ha regido el proceso ha sido máximo
conocimiento con mínima intervención.
Este proceder no solo es pertinente en el actual momento, cuando lo prioritario pasa por aprovechar
la enorme cantidad de edificios sin uso: también resulta ejemplar para la necesaria reconversión de
la actividad inmobiliaria, hasta ahora afín al modelo antes aludido, y que sin duda es cómplice de la
crisis habitacional de este país.
De la misma manera que se exige pericia e imaginación técnica, resulta necesario un cambio de
perspectiva en lo jurídico: un cambio enfocado a una más fiel concreción de los derechos
fundamentales y a una reinterpretación innovadora de las normas vigentes.
La Casa Invisible siempre ha mostrado voluntad de alcanzar acuerdos con el Ayuntamiento que
permitiesen la regularización de su situación y la materialización del plan de rehabilitación
mencionado, cuya ejecución ha sido imposibilitada por la falta de cesión de uso del espacio.
Y sin embargo, si no hubiera sido por los cuidados y actuaciones de la comunidad Invisible, el edificio
se encontraría en ruinas o, cuando menos, fuertemente transformado por los planes municipales.
Esto resulta ciertamente grave, toda vez que hablamos de un edificio para el que ahora el
Departamento de Conservación de la Gerencia de Urbanismo Municipal recomienda la protección
máxima.
Entendemos que el plan de rehabilitación es parte sustancial del proyecto social y cultural que desde
hace casi ocho años se ha cumplido y desarrollado con creces y ante el cual el Ayuntamiento de
Málaga mostró en su momento una inteligente sensibilidad. Se trata de la dimensión territorial que
desemboca en una profunda y permanente reflexión sobre el papel de la técnica, de los saberes
asociados y de sus profesionales en las prácticas que han provocado la actual crisis, y que resulta un
mérito para la Casa Invisible, reconocido tanto dentro como fuera de Málaga.
Por todo lo aquí expuesto es que demandamos la continuidad de esta valiosa experiencia, en la que
se incluye el plan de rehabilitación propuesto. Para ello el Ayuntamiento debe llegar a un acuerdo con
los actuales gestores del espacio, que ya han demostrado sobradamente su capacidad, creatividad,
compromiso y responsabilidad, además de una gran tenacidad y entrega, en lo que sin duda es uno
de los espacios emblemáticos de la ciudad de Málaga.
Málaga, 21 de enero 2015
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