11013438 09/11/2007 EDITORIAL 10:23 p.m. Page 5 | MIÉRCOLES 12 DE SEPTIEMBRE DE 2007 | EL SIGLO DE DURANGO | 5A Tiendas de raya SERGIO AGUAYO QUEZADA a violencia tiene muchas caras y una de las menos atendidas es el maltrato cotidiano a los consumidores. Con esa tesis rescato la poco conocida historia de unas reformas que aprobó el Congreso y vetó Felipe Calderón ante la incomprensible indiferencia de la izquierda. A las “tiendas de raya” se les asocia con las haciendas de la dictadura porfirista. En ellas cobraban y gastaban los campesinos su salario y en ellas se endeudaban y terminaban esclavizados a los privilegiados. Pero “la tienda de raya no [era] un simple abuso de 1os hacendados”, escribe Friedrich Katz citando a Luis Cabrera; era “una necesidad económica del sistema”. En el siglo 21 las tasas de ganancia del sistema dependen de la explotación que un buen número de empresas públicas y privadas hacen de los consumidores; una especie de peones acapillados posmodernos. La telefonía, la banca, las televisoras privadas, la electricidad, las inmobiliarias, entre otros, han diseñado métodos altamente sofisticados para capturarnos en sus redes y extraernos recursos con mecanismos que van de lo burdo a lo sofisticado. El sistema funciona porque los partidos políticos también están atrapados en las redes de interés y por lo general toleran leyes y prácticas en beneficio de los poderes fácticos. Por ello resulta tan excepcional y sorprendente que los partidos estén a punto de aprobar una reforma electoral que rompe su vasallaje frente a los medios electrónicos. En el 2005 dos diputados del PRI, Francisco Arroyo Vieyra y Eduardo Alonso Bailey Elizondo, presentaron una iniciativa para cambiar la Ley Federal de Protección al Consumidor. Justificaban las modificaciones en que “el sector de la vivienda se ha[bía] visto seriamente afectado”, lo cual era falso porque en el sexenio del dichara- L chero presidente Fox la construcción fue una de las áreas más dinámicas. Los diputados priistas querían darle cuello a la ley vigente porque protegía a los consumidores y eso “representa[ba] un riesgo evidente” para el “sector de la vivienda”. Los cambios defendían los intereses de las inmobiliarias endureciendo, por ejemplo, las condiciones impuestas al comprador de una casa para quejarse por defectos en la construcción. También le quitaban a la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) la facultad de “ordenar al proveedor” quitar la publicidad o información mentirosa. Esa facultad, por cierto, fue la utilizada por la Profeco para frenar hace unos meses a los magos y adivinos que engañan televidentes. En suma, una ley hecha a la medida de las empresas y en detrimento de los millones que pasan privaciones para cumplirse el sueño de la casa propia. La iniciativa se convirtió en ley el miércoles 14 de diciembre del 2005. Era el último día de sesiones y sin discutirla fue aprobada con los votos en contra de la fracción del Partido Acción Nacional (PAN). Estuvieron a favor el Revolucionario Institucional, el Verde y los tres partidos que en el 2006 crearían el Frente Amplio Progresista: Partido del Trabajo, Convergencia y el Partido de la Revolución Democrática. Se reconfirma que diciembre del 2005 fue el “mes de la izquierda descuidada”. En aquellas semanas la fracción del PRD, dirigida por Pablo Gómez, votó todo lo que le pusieron por enfrente: la Ley Televisa y unas reformas que lesionan a millones de consumidores. En el Senado pasó lo mismo: el 26 de abril de este año fue aprobada sin discusión. El atraco se hubiera consumado de no haber sido porque uno de los diputados panistas que votó en contra, Antonio Morales de la Peña, fue nombrado Procurador de defensa de los consumidores. La Profeco trabajó varios meses con la Consejería Jurídica de la Presidencia para generar el primer veto de Felipe Calderón a una ley que lesionaba el interés general. Una decisión positiva que compensa en algo las medidas que generalmente toman los gobiernos panistas en favor del sector privado. El voto y el veto me llevan a discutir un misterio. ¿Por qué si el PRD quiere ser el abanderado de las mayorías no le dedicó atención a una ley que desde la exposición de motivos favorecía a unos cuantos en perjuicio de toda la población? En este caso puede tratarse de un descuido, pero en términos generales la izquierda mexicana en el Congreso no pareciera saber como manejarse frente a la economía de mercado a la cual rechaza de manera impulsiva porque la ven como sinónimo de desigualdad. Como en su programa tampoco está sustituirla se refugia en una evasión que termina facilitando los atracos a los consumidores. Un filósofo español, Daniel Innerarity, escribió una columna en la cual propone que la izquierda debe utilizar las reglas de la economía de mercado para combatir la desigualdad. Así, reivindica que la competencia es un “auténtico valor de izquierda” porque se la puede utilizar para enfrentar a los monopolios públicos o privados; sobre todo cuanto éstos han dejado de proveer bienes en “condiciones económicamente eficaces y socialmente ventajosas” (“Salir del pesimismo”, El País, 7 de septiembre de 2007). Un razonamiento idéntico podría hacerse sobre los consumidores. En la medida en la que se les defienda frente a los productores se incrementan sus ingresos y se contienen los excesos de un liberalismo que favorece a los productores. En La riqueza de las naciones (1776) BARRÓN ¿ ´ Adam Smith ya sostenía que “el consumo es el sólo propósito y fin de la producción” pero que “el interés del consumidor es constantemente sacrificado en pos del interés del productor”. Nuestra Constitución está plagada de buenos deseos y en el artículo 28 se dice que “la ley protegerá a los consumidores”. Precepto ignorado porque ningún partido incorpora la idea en sus programas y sólo se in- A LA CIUDADANÍA MAGDALENA BRIONES NAVARRO L Volviendo al IFE actual, que dejó a media nación con la impresión de haber hecho fraude en las pasadas elecciones, donde estuvieron a la vista nacional una intervención descarada del Presidente, algunas cámaras, capitales privados invertidos en medio masivos de comunicación, etc., etc.; ahora lo que se pelea es que el IFE no debe desaparecer o depender de los partidos políticos. Yo diría que tampoco del Presidente en turno. El IFE debe estar integrado por las personas más calificadas por su honestidad, imparcialidad, conocimientos, y que sirvan a México ejemplarmente. dad, conocimientos, y que sirvan a México ejemplarmente. En lo personal me hace dudar la procedencia “escolar” del señor Ugalde, quien hasta donde sé ha sido alumno preferido de la escuela “Gordillo” tan desacreditada y súper apoyada por el señor Calderón y / o su partido. Pero lo más importante de todo, a mi manera de ver, es que no existe un proyecto de nación. Todos quieren salvar al “pueblo”, las necesidades de éste son inocultables; por tanto, hay que mencionarlas. ¿Cómo salvar a un pueblo secularmente oprimido, apenas ilustrado y sobajado piramidalmente, con un programa “neo-liberal”? Lo único que se ha conseguido con este modelo no es solamente la polarización de capitales y poder –adquiridos como sea– si no el recrudecimiento de rencores y descontento en medio de carestías, inestabilidad, inseguridad, corrupción y egocentrismo a ultranza… Imagine una familia donde padre y madre privilegian a uno de sus hijos en afecto, dinero, comodidades, educación, diversiones, etc.; donde los otros hijos tienen que servirle haciéndole las tareas, planchándole, renunciando sin chistar a los bienes comunes que sólo él recibe porque ello sería severamente castigado. ¿Qué produce este sistema? El rencor de todos por injusto y excluyente y la soberbia del que no quiere perder sus privilegios tan injustamente ganados, pues sus méritos devienen del esfuerzo ajeno. Sé que hay muchas personas y asociaciones civiles preocupadas y activas en sus quehaceres por el bien ajeno. Sus esfuerzos son plausibles; LA MISCELÁNEA Las leyes sirven de muy poco cuando las instituciones carecen de la voluntad para hacerlas funcionar. Aunque el artículo 35 de la Ley de Protección al Consumidor faculta a la Profeco para que suspenda la publicidad mentirosa, ésta sigue permitiendo a Sky anunciar que transmitirá el 100 por ciento de los partidos de la Liga de Futbol de España lo cual es falso. A la Profeco, como a otros organismos públicos que defienden derechos, les falta consistencia en su compromiso. Comentarios: e-mail: [email protected] Viva México posible ADELA CELORIO Creo que… os aprendizajes especializados son deseables técnicamente, desde los oficios hasta la profesionalización científica. Sin embargo, el saber no garantiza que, por contrato, las partes actúen éticamente, menos cuando hay impunidad. El técnico procurará dar sus servicios a los clientes que pagan lo convenido y los clientes preferirán aquellos técnicos cumplidores a cabalidad. Así funcionan, o deberían funcionar, todas las interrelaciones humanas; desde las personales, de familia y sociales hasta aquellas existentes entre el ciudadano y el Gobierno. Cuando los fines perseguidos en cualquier asociación no coinciden, la relación fracasa. Por tal fracaso cada parte acusa a la otra, lo que nada soluciona, si no se es consciente de que lo importante es lograr un fin para el bien común. Observo que tal pasa con “la institución más confiable”, el IFE. Esta institución en sus principios fue unánimemente aceptada con la esperanza nacional de tener alguna en quien confiar, dado el descrédito institucional que han logrado partidos políticos y los mismos presidentes, la burocracia, la banca, los fraudes multimillonarios sin castigo, oficiales y civiles o mixtos, las enormes fortunas amasadas en pocos años sin que se exija su licitud, omitiendo analizar las prácticas derivadas de esta inmoralidad a todos niveles. Volviendo al IFE actual, que dejó a media nación con la impresión de haber hecho fraude en las pasadas elecciones, donde estuvieron a la vista nacional una intervención descarada del Presidente, algunas cámaras, capitales privados invertidos en medio masivos de comunicación, etc., etc.; ahora lo que se pelea es que el IFE no debe desaparecer o depender de los partidos políticos. Yo diría que tampoco del Presidente en turno. El IFE debe estar integrado por las personas más calificadas por su honestidad, imparciali- volucran en casos aislados. En la historia aquí contada un gobierno de derecha defendió el bien común mientras que la izquierda no entiende que los obreros, los campesinos y los ciudadanos también somos consumidores. sin embargo, son aun insuficientes ante un sistema global nefasto y cínico que todo abarca y corrompe. La mayoría de personas dice profesar una religión; en México campea la católica. ¿Qué enseñó Cristo? ¿Cuál era su propuesta para que el ser humano fuera libre y feliz? Vivir personal y socialmente dando y recibiendo amor, hablando con verdad y actuando generosamente. Esto parece olvidarse cuando se cargan escapularios o se va a misa para que los demás sepan que se es muy bueno; si se cumple con ritos se esta sirviendo a Dios, luego, Él tiene que ayudar, así que ¡a pedirle! Si la ejemplaridad se reemplaza así –independientemente que se piense que de tal manera se cumple; aun cuando realmente se disfrute el ritual- se está falseando la valiosa propuesta principal. Si se es incapaz de amar a todo lo existente, si sólo yo soy respetable, si se piensa bien pero se actúa y se acepta el mal, tal contradicción puede llevar a condiciones esquizoides generalizadas. No se ama al prójimo cuando aceptamos sea condenando a perpetuidad a todo tipo de carencias, cuando ignoramos el existente desabasto para su desarrollo, desde el físico hasta el intelectual. Ofender a otro obliga a una respuesta agresiva. Olvidarse del bienestar ajeno, aunque abunden las persignaciones, las ofertas y esperanzas de salvación, etc., obtiene la condenación aquí y allá; los pueblos podrán ser pacientes pero no son tontos; mucho menos lo es Dios. Así, señores políticos y demás indiciados, católicos o no, es hora de servir a la patria y no servirse de ella. omo todos los años en estas fechas, estamos abanderados y en magnifica condición para saltar una vez más la ola de irritación que sin duda provocará por estos días la parte más radical y ofuscada de la oposición. Así las cosas, yo ya desempolvé mi rebozo –que ni es de “Santa María” ni tiene pedigrí como el que me presta mi amiga Bicoca, pero es coloradote, bonito y tiene la enorme virtud de ser mío. Que no nos falte el tequila y ¡por favor! nada de pizza o de sushi; lo que toca son tamales o preparar un rendidor pozole para compartir con la familia y los amigos, porque así somos los mexicanos, amistosos y con gran disposición para el festejo. Y qué mejor que la noche del quince para recordar y enaltecer todo aquello que nos une, lo que nos es común y, ¿por qué no?, también lo que soñamos para ese México posible que propuso el Presidente en su primer Informe. Qué mejor que el gran día para encender un millón de luces pirotécnicas y echar las campanas al vuelo porque (aunque no está resultando fácil ni barato) vamos sorteando las dificultades que impone nuestra incipiente democracia. No nos achicamos ¡qué va!; por el contrario, sacamos el pecho y no nos asustan -bueno, digamos que no demasiado- ni los gritones del Zócalo ni los dislates de una oposición que también está en proceso de aprendizaje y que, después de todo, no deja de ser una novedad para los mexicanos que crecimos bajo la indiscutible autoridad de un único partido. Hoy, tal vez por una reacción excesiva, gravitan sobre nuestro presupuesto demasiados partidos, algunos por cierto costosos e inútiles (como el Partido Verde y el moco que lo administra) pero tenemos también con una oposición fuerte y capaz de presionar a la gente en el poder y obligarla a trabajar con transparencia y sensibilidad; aunque de momento, como que todavía no supera la etapa de la irritación y tal vez por aquello de “Divide y C vencerás” se afana en la provocación, se ufana de sus pírricas victorias y se obstina tercamente en la teoría de un fraude aunque para probarlo sólo se apoya en los arabescos verbales y en los desfiguros del más estrepitoso de sus líderes. Cuestión de tiempo para que ésa muy considerable minoría de ciudadanos que conforman la oposición encuentren la forma de entenderse entre ellos para después hacerse entender y respetar por todos los ciudadanos que creemos en la democracia, y que aunque no compartimos los modos, estamos como ellos prestos para construir un país más justo. Yo quiero lo mejor para mi país ¡faltaba más, si es el único país que tengo! y es por eso que una oposición fuerte y bien organizada no me asusta y por el contrario me parece necesaria y saludable. Si algo me asusta son los diputados, quienes con muy contadas excepciones son una bola de ignorantes, insaciables y corruptos que sólo se representan a ellos mismos y al partido que les ofrece dietas y canonjías que para el ciudadano común son impensables. Me asusta la enfebrecida exaltación de los patrioteros que piensan que quien no piensa como ellos es un enemigo. Me frustran quienes en nombre de un México más justo cometen la injusticia de bloquear las calles para impedirnos llegar al taller, a la oficina o al hospital donde laboramos y desde donde reconstruimos el país todos los días. Me indignan quienes alardean públicamente de su impunidad provocando en el ciudadano común una sensación de malestar e indefensión; e invitándolo a con su ejemplo a saltarse como ellos la ley, y a que en pequeña escala cada quien intente sus propias estafas y su propia impunidad. Y por último, me indignan quienes en estas noches de verbena cantan a pecho abierto “México lindo y querido” para luego mear su borrachera en los muros del Palacio Nacional. [email protected]