ramona muere en manos de sus lectores Por qué, cuándo y cómo

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ramona_101_julio10_continuado
6/16/10
9:31 PM
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Por qué, cuándo y cómo
me sedujo ramona
Marina Papadopoulos
esde sus primeros números cuando
irrumpió como una revista poco pretenciosa por su formato, pero la
primera que habría la posibilidad de opinión
y diálogo entre artistas.
D
Promesas y deseos
Creo que lo imparable ha de ser la producción. Los artistas excelsos, buenos,
mediocres y los otros se multiplicarán, los
críticos no darán abasto, los espacios serán
insuficientes, se inventarán miles de otros
circuitos. Pero, como creo incondicionalmente en el arte, siempre habrá artistas que
den cuenta de su contemporaneidad a pesar de todo.
Un deseo: que los canales del debate no se
estrechen, que tratemos de ser fieles a
nosotros mismos y el arte deje de ser finalmente un espectáculo.
Gracias a todos por sus aportes.
Cariñosamente, Marina
ramona muere en manos
de sus lectores
Ricardo Pardal
amás conocí a ramona. No vi el color
de sus ojos. Pero una muerte así tiene
un valor.
Morir suele ser inoportuno. No da lugar a
“últimas palabras” ni a miradas húmedas en
los ojos de quien nos despide amorosamente. A veces, morir es tener sed y no
poder pedir ayuda, no saber qué es lo que
pasa; oír el ajetreo de gente que habla
fuerte y a veces se ríe, mientras uno trata
de entender lo qué pasó.
Las muertes de las películas son despedi-
J
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das a medida. Alguna última palabra fue y
se quedó sin ser escuchada.
Muchos tumultuosos pensamientos a medio
vestir pueblan la mente del que muere.
Ninguna muerte es perfecta ni prolija. Nadie
está entero ni preparado. Salvo ramona
que tiene esa oportunidad. Y pide a quienes
la llevan de la mano, que hablen sobre el futuro del arte…
Pero a ella nada parecido se le ocurre. A mí
se me ocurre que –mujer sabia– piensa más
bien en el pasado del arte.
La chusma riéndose de Gauguin porque
había pintado un perro anaranjado; el rubor
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