CARTA A LOS FACHAS Yo tuve un amigo facha, pero facha, facha, facha de libro. Aunque no coincidíamos ni en la manera de andar, me quería a muerte. Ante cualquier sospecha de amenaza hacia mí me defendía aunque no tuviera razón. Nos unía la infancia. De tonto no tenía un pelo. Una cabeza brillante y una memoria portentosa. Podía envolverte con fechas, nombres y acontecimientos históricos en un santiamén. Conmigo disfrutaba sacando los temas escabrosos de discusión, que yo evitaba para tener la fiesta en paz. Pero él siempre hurgaba porque sabía que conmigo no iba a llegar a las manos. Guerra dialéctica. Gozaba. Siempre quedábamos en tablas porque para él había principios evidentes, irrefutables: Dios existe, la Patria es una e indivisible, la religión católica es la única verdadera, el aborto es un vil asesinato, los comunistas son el demonio con rabo, los separatistas terroristas, los moros, sudacas y negros son delincuentes y quitan el trabajo a los paisanos y un rosario de anatemas cutres como base fundamental de su vida. Eso sí, no pegaba palo al agua, vivía de la asignación familiar, se emborrachaba como un fiemo, los prostíbulos eran su jardín de amor, etcétera, pero por encima de todo yo era su amigo. Murió en la cama, pero podía haberlo hecho en cualquier cantina o prostíbulo defendiendo el fascio. Con esto quiero decir que conozco de cerca al personal. Los huelo y me aterra pensar que hay muchos como mi amigo, que no tienen remedio. Y que ahora están apareciendo como setas por toda Europa. No han nacido por generación espontánea, están allí, pero ahora, como siempre en tiempos de crisis, salen a relucir, se crecen, sacan pecho y muchos votos. El noruego Breivik es uno más de ellos. Ni más ni menos. Señora Presidenta de todos los navarros (incluidos los nacionalistas vascos, tanto como los nacionalistas españoles), vigile su huerto: le votan los que están poniendo a su nombre casas, iglesias y ermitas (y sus fieles); le votan quienes llevan a sus hijas a abortar a Londres; le votan quienes de abuelos a padres y de padres a hijos han recibido la herencia y los puestos de trabajo que les adjudicó el franquismo, el fascio y sus adláteres; le votan quienes ahogan sus pecados en cilicio, disciplina de cuerda y la penitencia, etcétera. En sus manos encomendamos nuestro espíritu. Por favor, dígales a sus socios de gobierno, los socialistas, que procuren no contaminarse, no vaya a ser que las setas fascistas se mezclen con las socialistas y salgan entreverados y todo huela a podrido. No le extrañe que muchos no quieran ser españoles, porque bastante tienen con aguantar a los fachas de aquí, de su tierra, para tener también que soportar los de toda España. Sin más. Ondo lo egin. Daniel Ezpeleta. http://danielezpeleta.wordpress.com