Exaltación Santa Cruz

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«Exaltación de la Cruz»
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Hermanas y hermanos: es domingo. Nos hemos reunidos para escuchar la Palabra de Dios y participar en la
celebración del Día del Señor. El mismo Jesús preside este encuentro de fe.
Celebramos hoy con gozo la fiesta de la Exaltación de la santa Cruz: la salvación, la vida, la resurrección
proceden del gran misterio de la Cruz. En esa Cruz, nosotros, los seguidores de Jesús, descubrimos hasta
dónde llega el amor de Dios Padre. Y mirando a la Cruz de Jesús no podemos más que sentirnos llenos de
gratitud a ese Dios que nos lo da todo.
Que esta celebración nos ayude a descubrir que la
Cruz es vida, esperanza de salvación para todos;
también para nosotros, seguidores de Cristo
Resucitado.
Ospakizun honek eroan gaizala, Gurutzea,
guretzat eta gizaki guztientzako bizia, salbamena
eta itxaropena dala ikustera.
Damos comienzo a la celebración uniéndonos en el canto de entrada.
Canto de entrada
RITOS INICIALES
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Amén.
Saludo
Nosotros hemos de gloriarnos en la cruz de nuestro Señor Jesucristo.
Que su vida y resurrección estén en medio de nosotros.
Acto penitencial
El amor de Dios se ha manifestado en que envió a su Hijo para que el mundo se salve por él.
Con esta confianza, pidamos perdón.
— Tú que tomaste la condición de esclavo pasando por uno de tantos: Erruki, Jauna / Señor, ten piedad.
— Tú que te rebajaste hasta someterte a una muerte de cruz: Kristo, erruki / Cristo, ten piedad.
— Tú que fuiste levantado por Dios sobre todo: Erruki, Jauna / Señor, ten piedad.
Erruki dakigula Jainko guztiz ahaltsua,
eta, gure pekatuak parkaturik,
eroan gaizala betiko bizitzara. AMEN.
Gloria…
Oremos
Pausa.
Señor, Dios nuestro, que has querido realizar la salvación
por medio tu Hijo, muerto en la cruz,
concédenos, alcanzar los bienes de la vida eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo,
y es Dios por los siglos de los siglos. AMEN.
Jainko Jauna,
andra-gizon guztiak zeure Semearen kurutzeko heriotzeaz
salbatzea nahi izan dozu:
egizu, misterio hori mundu honetan ezagutu dogunok
erospenaren frutua lortu dagigula zeruan.
Zure Seme Jesu Kristo gure Jaunaren bitartez. AMEN.
LITURGIA DE LA PALABRA
Nm 21, 4b-9
Salmo 77
Flp 2, 6-11
Jn 3, 13-17
Escuchamos en la primera lectura un relato del caminar del pueblo de Israel por el desierto, en busca de la
realización de la promesas de Dios. La tierra prometida parece sólo eso, una promesa que nunca llega; y
surge la desconfianza, el recelo contra Dios y contra Moisés, que les ha sacado de una esclavitud, donde al
menos se sentían seguros.
Pero Dios acude en ayuda de su pueblo y de su
siervo Moisés, mostrándoles nuevamente su poder
y decisión de llevar a cabo el proyecto de
salvación.
Jainkoa, bere herri eta bere zerbitzaria dan
Moisesengana hurreratzen da, bere salbamen
egitasmoa aurrera eroango dauala agertuz.
El himno que recoge el apóstol Pablo en la segunda lectura describe el camino seguido por Jesús, hasta llegar
a la plena glorificación, pero abajándose hasta la muerte de cruz. Y Dios Padre lo ha glorificado, haciendo que
toda rodilla se doble ante el nombre de Jesús.
La entrega en favor de los demás es camino de
vida en plenitud.
Besteengaitik bizia emotea, osotasunean bizitzeko
bidea da.
El lector va al ambón y lee la primera lectura del día, que todos escuchan sentados.
Para indicar el fin de la lectura, el lector dice:
Palabra de Dios.
Todos aclaman:
Te alabamos, Señor.
El salmista canta/ proclama el salmo, y el pueblo intercala la respuesta.
I.- TXATALA:
Ez ahaztu Jainkoak egina.
Kan- ta Jau- na- ri
tu
hain-
bat ha- rri-
kan- tu ba- rri, e- gin bait di-
ga-
rri.
II.- ANTIFONA:
No olvidéis las acciones del Señor.
R/. No_ol-vi- déis las ac- cio- nes del Se-ñor.
ALELUIA!, el canto antes del evangelio.
Después va al ambón y dice:
Escuchad, hermanos, el santo Evangelio según san N.
Luego proclama el evangelio. Acabado el evangelio, dice:
Palabra del Señor.
Todos aclaman:
Gloria a ti, Señor Jesús.
Luego tiene lugar la homilía. Se lee la que ha sido escrita por el sacerdote responsable de la comunidad.
HOMILIA
Hoy interrumpimos las lecturas propias de los domingos ordinarios, ya que celebramos la fiesta de la
Exaltación de la Santa cruz, antigua fiesta que este año cae en domingo. Se nos invita a contemplar qué
significa la cruz de Jesús, para quien quiera seguirle es provechoso recordar el sentido de la
cruz. Por algo es el signo que preside nuestras reuniones; el signo que desde pequeños nos enseñaron a
hacer como distintivo y resumen de nuestra fe; el signo que estará presente en el lugar de nuestra sepultura,
como afirmación de fe en la resurrección.
Lo que acabamos de recordar puede ayudarnos a situar nuestra reflexión: ¿qué representa esta
presencia constante del signo de la cruz en la vida del cristiano? ¿no querrá decir que la realidad
de la cruz también debe estar siempre presente? Presente no sólo como un recuerdo o como un distintivo
convencional -por ejemplo, la cruz como una joya que adorna como podrían adornar unos pendientes-, ni
tampoco como si fuera una posibilidad de desgracia que siempre nos acecha -aquello que expresa la
inoportuna frase popular al decir: "Dios le ha enviado una buena cruz"-, sino la cruz como camino.
Lo escuchábamos en el evangelio del pasado domingo: “El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí
mismo, que cargue con su cruz y me siga”. No habla Jesús de acordarnos de su cruz ni de convertirla en
adorno o en objeto oficial ni se refiere a algún hecho extraordinario en nuestra vida, sino que habla de algo
para cada día. Esto es la cruz como camino.
Esto es lo que significó para El la cruz. No un final desgraciado o inesperado, sino la culminación de su
camino. No hay rompimiento entre lo que hizo antes y su cruz. Jesús llegó a la cruz precisamente porque era
el lugar adonde llevaba lo que El decía y hacía. La cruz -la incomprensión, la persecución, la oposiciónJesús la halló desde el primer momento, pero no se desvió en absoluto de su camino. Jesús no eligió la cruz,
pero tampoco se aparta de su camino aunque éste lleve a la cruz. Es un problema de fidelidad a su decir la
verdad, a su luchar por la justicia, a su darse a los marginados y despreciados, a su combatir todo mal, toda
trampa. Todo esto -lo sabemos bien- significa cruz para cada día.
La presentación que las lecturas de hoy nos hacen de la cruz, coinciden en acentuar su aspecto salvador. No
nos hablan de la cruz como de un mal -aunque sea inevitable- sino de la cruz como un bien. Y no por
masoquismo de buscar el sufrimiento por el sufrimiento, sino por fe: el cristiano participa de la convicción
de Jesús de que su camino de cruz es camino de vida. Aquí está al fondo de la cuestión.
La cruz no condena; la cruz salva. Es lo que hemos escuchado en el evangelio: "Dios no mandó su Hijo
al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él". Si nuestro cristianismo entiende
y habla a veces de la cruz como un mal, un castigo, una desgracia, ¿no será porque ha comprendido poco
qué es la Buena Noticia de Jesús?.
Reducir el camino a Cruz y negar que es camino de vida, es traicionar a Jesús. Es convertir
su Buena Noticia en un Triste Noticia. Y podemos preguntarnos ¿qué significa todo esto en nuestra
vida? ¿supone que debe buscarse el sufrimiento como si fuera algo bueno? No se trata de eso. De lo que se
trata es de seguir a Jesús, de intentar vivir como El viviría (evidentemente, en nuestras circunstancias, en
nuestra realidad concreta). Escoger un camino que ahora sea consecuente con lo que El nos enseñó: un
camino que, por ejemplo, sirva a la verdad y no a la mentira, al amor generoso y no al egoísmo insolidario, a
la justicia de cada día y no al aprovecharse de los débiles...
Y con ello basta. Si hacemos esto, ninguno de nosotros necesitará buscar la cruz: la encontrará sin buscarla.
Cada día. Pero la encontrará como Jesús: como un camino de vida, un camino que dará fruto. Ahora,
cuando bastantes actividades personales y comunitarias reemprenden sus tareas, de cara al nuevo curso,
será bueno tener presente todo eso. Es necesario escoger bien el camino y saber por adelantado que si es el
de Jesús, será difícil. El cristiano no busca el sufrimiento, pero no puede rehuir la dificultad. No puede ser
miedoso ni cansarse por los obstáculos que deben superarse. El camino de vida es camino de cruz, el camino
de la cruz, lleva a la vida plena.
ORACION UNIVERSAL
Después se hace la plegaria universal, que se desarrollará de la siguiente forma:
Desde el ejemplo de Jesús, cuya vida fue una entrega continua a la voluntad del Padre y al
bien de todos, le presentamos nuestra oración.
1.- Eliza osotzen dogunon alde. Que todos los miembros de la Iglesia seamos humildes, sencillos y servidores
en medio de la sociedad. Roguemos al Señor / Eskatu deiogun Jaunari.
Por quienes formamos la Iglesia. Eleiztar guztiok apalak eta zintzoak izan gaitezan gizarte harremanetan.
Eslati deiogun Jaunari.
2.- Agintarien alde. Que los gobernantes de las naciones sepan actuar con verdadero sentido de justicia, y
respeten los derechos de todas las personas. Roguemos al Señor / Eskatu deiogun Jaunari.
3.- Sufritzen dabenen alde. Que todos los marginados que la sociedad rechaza sean acogidos y se creen las
estructuras necesarias para su inserción y el de sus familias. Roguemos al Señor / Eskatu deiogun Jaunari.
4.- Gurutzea beste batzuei eroaten laguntzen deutseen pertsonen alde. Que quienes ayudan a los demás a
llevar las cruces del dolor, la enfermedad, la soledad, o tantas situaciones difíciles que se dan en nuestra
sociedad sientan la fortaleza de Dios y sean capaces de mostrar su rostro. Roguemos al Señor / Eskatu
deiogun Jaunari.
5.- Gure parrokiaren alde. Que en nuestra comunidad parroquial, seamos signos del amor de Dios a todos.
Roguemos al Señor / Eskatu deiogun Jaunari.
Te adoramos a ti, Cristo, y te bendecimos, porque con tu cruz has redimido el mundo. Tú, que
vives y reinas por los siglos de los siglos.
ACCIÓN DE GRACIAS
Si la acción de gracias tiene lugar a continuación de la oración de los fieles, el ministro invita a
exaltar la bondad de Dios.
Te damos gracias, Padre,
por el amor que tienes al ser humano.
Tu amor es un amor que no se vuelve atrás.
Nos diste tu Espíritu
y con El tu amor ha penetrado en el corazón humano:
- para que el esposo ame a su esposa y los padres amen a sus hijos;
- para que el anciano se reanime ante una sonrisa,
- y el pobre se reponga gracias a la amistad de sus hermanos;
- para que las manos se tiendan por encima de cualquier frontera.
Tu amor, Padre, no cesa de abrirse paso a través de nuestras vidas.
Hoy te cantamos en comunidad:
Asamblea:
Este es el día en que actuó el Señor,
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
¡Aleluya! ¡Aleluya!
Hau
na,
e____ -gu- na
gu-
hau, Jau-
re___ po-za
ta
gu-
nak__ e- gi-
re a- tse-gi-
na.
Nos diste, Padre, la libertad.
Perdónanos si la usamos para excluir más que para acoger,
para condenar más que para perdonar.
Por eso te pedimos, Padre,
que olvides nuestros errores.
Acuérdate de la caridad de tu Hijo.
El sí permaneció en tu amor;
todo lo que podía hacer, lo hizo para bien de sus hermanos:
los amó hasta la muerte.
En Jesús hemos visto que un corazón humano
puede ser también Corazón de Dios:
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descubrimos que tu amor infinito cabía,
sin perder su infinitud, en el corazón del ser humano,
por eso le alabamos:
— Por tu muerte y tu resurrección
Asamblea: Gloria a Ti, Señor.
— Por tu amor a la humanidad y por tu amor a Dios.
As.: Gloria a Ti, Señor.
_ Por tu Espíritu que habita en nuestras vidas.
As.: Gloria a Ti, Señor.
- Porque acompañas nuestras vidas, en el trabajo y en el descanso.
As.: Gloria a Ti, Señor.
Sabemos que tu Espíritu, Padre,
actúa en el amor que los hombres y mujeres se profesan,
en sus esfuerzos por la justicia,
en sus luchas por instaurar la paz en el mundo
y en esa multiforme y gigantesca esperanza
que empuja a cambiar la faz de la tierra,
y que acelera la llegada de tu Reino.
Asamblea:
Este es el día en que actuó el Señor…
Te ofrecemos, Padre,
con el amor de tu Hijo, nuestro amor humano,
nuestra fidelidad a la Iglesia extendida por el mundo.
Purifica nuestro amor,
que se parezca al amor de tu Hijo
para que pueda también ser amor de Dios.
Renueva nuestro corazón, para que, aunque somos diferentes
en nuestro rostro y nuestro espíritu,
preparemos entre todos tu venida.
Asamblea:
Este es el día en que actuó el Señor…
RITO DE LA COMUNIÓN
Después el ministro, de pie, inicia la oración con estas o parecidas palabras:
Llenos de alegría por ser hijos de Dios,
digamos confiadamente la oración que Cristo nos enseñó:
PADRE NUESTRO
Jainkoa Aita ona dogu, horrek seme-alaba zintzoak izatea eskatzen dau: GURE AITA.
Después, si lo juzga oportuno, invita a los fieles con estas o parecidas palabras:
Démonos fraternalmente la paz
A continuación, el ministro hace una reverencia, toma la hostia y, elevándola un poco sobre el
copón, la muestra al pueblo, diciendo:
Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del Señor.
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Y, juntamente con el pueblo, añade:
Señor, no soy digno de que entres en mi casa,
pero una palabra tuya bastará para sanarme.
Amén.
Mientras se distribuye la comunión, puede cantarse algún canto.
Entonces se puede observar un breve tiempo de silencio.
A continuación, el ministro concluye con la oración después de la comunión del día.
Oremos
Pausa.
Fortalecidos con tu Palabra y tu Pan,
Te pedimos, Señor Jesús, que lleves a la gloria de la resurrección
a los que has salvado por tu cruz.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. AMEN.
Egin dagigun otoitz
Jauna, zure fededunak
hitzaren eta sakramentuaren janariz
hazten eta bizi barritzen dozuz:
emoiguzu, zure Seme maitearen doai handiz baliaturik,
beti Beragaz bat eginik bizi gaitezala.
Jesukristo gure Jaunaren bitartez. AMEN.
RITO DE CONCLUSIÓN
En este momento se hacen si es necesario y anuncios y advertencias al pueblo.
Invoca la bendición de Dios, se santigua, diciendo:
El Señor nos bendiga y nos guarde.
Vuelva su mirada sobre nosotros y nos conceda la paz.
El pueblo responde:
Amén.
Canto de envío o canto final si hubiera
Sabemos bien que no hacemos solos el camino, sino que Cristo mismo nos da su
fuerza, para que en nuestro caminar, demos testimonio de que la Cruz es el paso a
la Vida y de que ningún sufrimiento es inútil, si lo vivimos identificados con Él.
¡Feliz semana de entrega y solidaridad con los crucificados!
Luego se despide al pueblo con una de las fórmulas siguientes:
Podemos ir en paz.
El pueblo responde:
Demos gracias a Dios.
Después, hecha la debida reverencia, se retira.
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BARRI ONAREN ASTERKETA
Kristau alkarte lez egiten dogun bide honetan, Jesusen jarraitzaileoi beste eskeintza eder bat
egiten jaku, kontenplazio sakon eta berezi bat izateko aukera dugu: bizitzarako bide bezela
Gurutzea begiratu. Pozezko eta itxaropenezko misterioa da jai honetan aurrean ipintzen jakuna.
Gurutzea, heriotza madarikatu eta odoltsuaren ezaugarria, Jesusen bitartez, bizitzaren eta
salbamenaren ezaugarri bihurtzen da. Hortik dator hainbat bider entzuten dogun konparaketa:
paradisuan zuhaitz batek heriotza sortu eban antzera, Kalbarioan zuhaitz siku batek bizia sortu
eban. Kontenplatu beharreko bizitza misterioa dogu!
Jai honetako liturgiak, Kristoren gurutzeak daukan askapen indarra azpimarratzen dau: “Hain
maite izan dau Jainkoak mundua, bere Seme bakarra emon deutso...”. Gurutzea begiratuz,
Jainko Aitaren maitasun guztia agertzen jaku; ezinbestekoa jaku, dana emon deuskun Jainko
honen aurrean esker oneko izatea.
Horrela kontenplatuz, gurutzeak bizia sortzen dau. Ez da nahikoa noizbehinka gogoratzea edo
apaingarri lez erabiltzea, horrek dakarren konpromisoa alboratuz. Zein da gure zeregina?:
munduko gurutze guztiak behar daben indarra (solidaritatea, alkar banatzea) eta argia (askapen
ekintza konkretuen bidez) izan dagiela, Jesukristoren argiarekin bat eginik, eurak bere bizi
sortzaile izan daitezan.
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