“C., A. M. y Otros C/EMPRESA FERROCARRILES ARGENTINOS” CAMARA NACIONAL DE APELACIONES EN LO CIVIL – SALA A Buenos Aires, noviembre 13 de 1990. Es sabido que el asesor de menores, en su carácter de representante promiscuo de todos los incapaces es considerado por la ley como parte legítima y necesaria en toda cuestión judicial o extrajudicial en que estén en juego la persona o los bienes del incapaz. Su función, en principio, es de asistencia y control, sin perjuicio del carácter representativo que pudiere asumir para suplir la omisa actuación de los representantes legales individuales (conf. Llambías, Jorge J., "Tratado de Derecho Civil - Parte General", t. I, p. 421, núm. 621). El ,art. 493 del cód. civil no deja dudas de esa función en los supuestos de actos jurídicos realizados en nombre de los menores por tutores y curadores. Pero la doctrina ha controvertido la necesidad de esa intervención con relación a los hijos sujetos a patria potestad. Así, para una corriente procede también en estos casos la intervención del Ministerio Pupilar, pues no existiría razón suficiente para distinguir esa situación de las demás, y en la acentuación de la vigilancia de los representantes de los incapaces que se advierte en la evolución legislativa, por parte del Estado. Este criterio ha sido sostenido por autores como Machado, Segovia, Lafaille, Orgaz, Borda, entre otros. Esta posición es, a juicio de este Tribunal, la correcta (conf. CNCiv. sala A, R. 20.511, noviembre 11-1986 y R. 43.072, marzo 28-1990), pues la redacción del art. 59 no deja mucho margen para interpretar la ineludible intervención del asesor de menores, tanto en los asuntos judiciales como extrajudiciales, por lo menos cuando debe ejercer las funciones de asistencia y control de los actos como representante promiscuo de los menores. La omisión de la intervención del Ministerio Pupilar es sancionada expresamente con la nulidad por el citado art. 59, y aun cuando esa nulidad debe ser interpretada como relativa, pues el acto siempre podría ser confirmado por el funcionario su declaración resulta ineludible cuando, comoen la especie, la nulidad la solicita el asesor de menores. Este aspecto que lleva irremediablemente a la nulidad del pacto de cuotalitis no puede ser confundido, como se hizo a fs. 50, con una evaluación de conveniencia del porcentaje pactado, ya que el acto de que se trata no es susceptible de ser convalidado, ni siquiera modificado, por no tratarse de un proyecto o minuta de tratativas precontractuales que se someten al arbitrio judicial, sino de un contrato perfeccionado y que como tal, sólo admite su aprobación o nulidad, mas no la señalada posibilidad de su alteración. Esa circunstancia no es propia de esta . etapa sino que ya existía en oportunidad de su agregación y, más allá de la pertinencia del diferimiento decidido a fs. 32 en 1 torno al planteo de ineficacia de fs. 17, el contrato celebrado entre la madre y el letrado ya estaba celebrado entonces. De todos modos, el hecho de no haber intervenido en la formación del acto el Ministerio Pupilar en un caso en que están en juego los bienes de la menor configura un vicio que obste, que en este estado, no admite convalidación y que, por ser un contrato ya concluido entre los firmantes no permite una posición intermedia de valuación de conveniencia o modificación de las cláusulas pactadas. Teniendo en cuenta ello, sólo cabe acceder a la nulidad opuesta por el Ministerio Pupilar .siendo que, por otra parte, la naturaleza misma del pacto de cuotalitis no se compatibiliza con el estado procesal de las actuaciones que han arribado a la sentencia definitiva. Es que, habiéndose arribado a una sentencia definitiva que decidió favorablemente el reclamo resarcitorio para la menor, cualquier examen que verse sobre la conveniencia del pacto para los intereses de la incapaz tendría, necesariamente, un juicio negativo, ya que es obvio que en el actual estadio el reconocimiento de la prestación que el convenio reconoce al profesional implicaría una nueva finalidad, pues su concesión no estaría sujeta a una futura alternativa de ganar o perder el juicio, o sea que el profesional deba asumir los gastos causídicos frente a esta última contingencia. Los convenios de la naturaleza del apuntado sólo tienen sentido estando pendiente la litis y el celebrado en estos autos cuando la suerte del pleito aún era incierta no quedó perfeccionado por la falta de debida representación de la incapaz y ahora que se cuenta con la asistencia del Ministerio Pupilar , es evidente que no resulta conveniente para la misma la aprobación de tal acuerdo. Por ello, en virtud de lo expuesto precedentemente, de conformidad con lo dictaminado por el asesor de menores de cámara, se resuelve revocar la resolución de fs. 50. En consecuencia, admítese la nulidad acusada por la asesora de menores a fs. 17 respecto del pacto de cuotalitis que, en copia, luce a fs. 15. — Ana M. Luaces. — Hugo Molteni. — Jorge Escuti Pizarro (Sec.: Ricardo Li Rosi). 2