FARO DE VIGO 38 ■ SOCIEDAD SÁBADO, 9 DE NOVIEMBRE DE 2013 CLUB Djermanovic: “Con la crisis es más fácil inculcar fundamentalismo en la gente” “Los medios de comunicación de la antigua Yugoslavia tuvieron responsabilidad en su descomposición por envenenar el ambiente”, dijo la docente serbia afincada en Barcelona RAFA R. LÓPEZ ■ Vigo Tamara Djermanovic, profesora universitaria serbia afincada en Barcelona, responsabilizó en el Club FARO de la descomposición sangrienta de Yugoslavia en los años 90 a varios personajes y factores, como la crisis de la república federal; la “política siniestra” de Milosevic; el nacionalismo radical de los líderes croata y bosnio, Franjo Tudjman y Alija Izetbegovic; la posición de potencias occidentales como Alemania; la crisis económica y los medios de comunicación. Autora de “Viaje a mi país ya inexistente”, un recorrido por la ex Yugoslavia en el que mezcla la historia sociopolítica con la personal, Tamara Djermanovic (Belgrado, 1965) vive desde 1991 en Barcelona, donde es profesora de Estética y Literaturas Eslavas en la Facultad de Humanidades de la Universitat Pompeu Fabra. Justo antes de abandonar su país ejerció el periodismo en un prestigioso diario de Serbia, que era controlado por Milosevic en la época en la que Eslovenia se convirtió en la primera república yugoslava en declarar su secesión (1991).Trabajando desde Belgrado para la agencia France Press, la situación la superó:“No entendía cómo de la noche a la mañana se pudo desarrollar ese nacionalismo radical”, recordó. Tras ser presentada por el periodista Víctor Blanco y proyectar parte de un premiado documental de Stefan Ivancic, cineasta hijo suyo, Djermanovic describió cómo nadie en su país esperaba que se desencadenasen guerras.“La gente que viajó a Yugoslavia en 1989 y 1990 decía que nunca pensaron que pasaría eso –contó–. Cuando colocaron los tanques en las colinas de Sarajevo,sus habitantes decían que no iba a pasar nada,que no iban a disparar”. Nacida y crecida bajo el régimen de Tito, Tamara Djermanovic solía veranear de niña en Croacia, donde tenía amigos de todas las repúblicas de Yugoslavia.“En 1990,mis amigos de Croacia se despidieron de mí diciéndome:‘el próximo año, con pasaporte, ¿eh?’; bromeaban, como podría bromear hoy alguien de Cataluña.Volví, pero 18 años después. A la media hora parecía que no hubiera transcurrido tiempo alguno: no hay patria más importante que la amistad”. Destacó que los medios de comunicación de la antigua Yugoslavia“tuvieron mucha responsabilidad” en la descomposición Tamara Djermanovic y su presentador, el periodista Víctor Blanco. // Marta G. Brea “La de Tito no era una dictadura como la de Franco” “Guerra, puzle, OTAN, Gudelj...” Son algunas de las palabras que a los vigueses les vienen a la mente cuando se les menciona Yugoslavia, según constató el periodista Víctor Blanco. Poco sabemos de lo que ocurre ahora, y eso es lo que relata Tamara Djermanovic en su libro. Entre otros hechos, cuenta que en los colegios de la capital de Macedonia, Skopje, los niños macedonios asisten a clase por la mañana, y los de origen albanés, por la tarde. Cambia incluso el nombre del centro según la etnia. Durante el coloquio explicó que hubo un proceso de unión de la lengua durante el régimen de Tito (fallecido en 1980), resultando en el serbocroata o croataserbio,una lengua unificada.Tras la desintegración de Yugoslavia, se han cambiado palabras (como la que designa a un aeropuerto en Croacia) para diferenciarse de esa lengua común. Señaló también que a Occidente no le interesaba que triunfase un sistema alternativo al comunismo y al capitalismo, como era el “socialismo autogestionario” de Tito. Aseguró que en Yugoslavia vivió “auténtico bienestar”y que“no era una dictadura comparable a la de Franco o a la de los países del bloque soviético”. Contó Tamara Djermanovic que las crisis hacen que las capas más“sucias”de la sociedad afloren a la superficie, “algo que también se ve en España”, dijo. Su abuela, que padeció cinco guerras, los llamaba “la gente del bosque”, personas más primitivas y menos preparadas que acababan mandando en Yugoslavia. “En España, la gente está cansada. Si esto perdura, los más preparados se retirarán, y si te vas del poder político siempre hay gente esperando para tomarlo”, advirtió. El público que acudió a la conferencia en el Auditorio Municipal do Areal. // Marta G. Brea sangrienta del país “por envene- viaje a la antigua Yugoslavia, sus nar el ambiente tras el vacío familiares “seguían pensando ideológico que dejó la muerte de que los serbios habían sido siemTito y la crisis económica. Preci- pre víctimas desde hacía siglos, y só que dicha crisis fue un factor no los verdugos, como los veía el más importanresto del munte, ya que con do”.Sus familiaprecariedad res, explicó, cul“Cuando colocaron económica “es tivaban la tierra más fácil inculy al final de la los tanques en car fundamenjornada veían Sarajevo pensaron talismos en las una televisión cabezas de la que no pasaría nada” plagada de progente, sobre topaganda. do si tienes el Para la concontrol de los medios de comu- ferenciante, la religión no fue nicación”. causante de la desintegración Contó la periodista y escritora del país, puesto que la Yugoslavia serbia que en 2008, durante su de Tito “era un país laico”. Consi- deró la vuelta de la población a los ritos y tradiciones religiosas como consecuencia,y no origen, del resurgir nacionalista. Criticó las ansias de poder de Slobodan Milosevic, que abolió la autonomía de Kosovo y se negó a cualquier solución de compromiso con las demás repúblicas. En su lugar, utilizó a su favor el radicalismo del líder croata Franjo Tudjman.Croacia se apuntó a última hora a la secesión siguiendo a Eslovenia, y aprobó –recordó la conferenciante– una constitución que no reconocía los derechos de la minoría serbia (12%).“La comunidad internacional, sobre todo Alemania y Austria, se apresuró a reconocer a Croacia sin que se reconociesen esos derechos”, subrayó. No evitó reconocer que existe una responsabilidad también de los ciudadanos serbios, incluso de aquellos que, como ella, nunca apoyaron a Milosevic, y que luego sufrieron los bombardeos de la OTAN en 1999. Denunció que las deportaciones de serbios de Croacia “pasaron inadvertidas” y lamentó el “estigma” que las guerras dejaron en el pueblo serbio.“He tenido que escuchar a veces la frase ‘te voy a presentar a una serbia, pero buena’ en referencia a mí”. Si no fuera por (el tenista serbio Novak) Djokovic...”