Un vistazo a las historias periodísticas de incidencia social exitosa

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Universidad de Costa Rica
Quintas Jornadas de Investigación: “Bifurcaciones de la Comunicación Social”
ECCC
Un vistazo a las opciones para el desarrollo de historias periodísticas de
incidencia social exitosa
Yanancy Noguera1
Resumen:
Esta ponencia se fundamenta en la visión de varios periodistas que laboran en medios
de comunicación para aproximarse a opciones y recomendaciones que permitan el
impulso de un programa para el desarrollo de historias periodísticas de incidencia social
exitosa. Como parte del trabajo se detectaron lo que parecen ser fallas importantes en la
formación de los periodistas que, aunadas a tendencias en las audiencias e inclinaciones
de los medios de comunicación, explicarían parte de las críticas que se hacen
actualmente al periodismo nacional.
Palabras clave
Periodismo, Costa Rica, géneros periodísticos, medios de comunicación, universidad
Abstract:
This paper is based on the vision of several journalists who work in media to approach to
options and recommendations to allow a program to develop news stories of successful
social impact. As part of the work, it found what appear to be major shortcomings in the
training of journalists and that, coupled with trends in the audience and inclinations of the
media, would explain some of the criticisms that are made today to the national
journalism.
Key words
Journalism, Costa Rica, journalistic genres, media, university.
1
Yanancy Noguera Calderón, periodista y administradora de empresas. Es Directora del diario La Nación (2010 a la fecha);
fungió como Directora del semanario El Financiero (2000-2010). Es socia fundadora y miembro de la junta directiva del
Instituto de Prensa y Libertad de Expresión (IPLEX) y profesora de la Escuela Ciencias de la Comunicación Colectiva
(ECCC) de la Universidad de Costa Rica.
Universidad de Costa Rica
Quintas Jornadas de Investigación: “Bifurcaciones de la Comunicación Social”
ECCC
Introducción
Es común que el tema y más aún, las
críticas, salten a la discusión entre los
colegas periodistas. El único requisito
para que esto ocurra es que en el
debate haya una mención, aunque
sea leve, a la realidad del periodismo
costarricense o a la responsabilidad
del periodismo. ¿A qué me refiero? A
los planteamientos de una o varias
voces cuestionando la forma en que
se desarrolla el periodismo en Costa
Rica en este momento. La crítica
tiene que ver con el fuerte enfoque
hacia temas de sucesos, de
espectáculos y farándula, y de forma
más general a la orientación
amarillista y sensacionalista de
muchos contenidos y de muchos
medios en sí mismos.
Esta ponencia no contempla un
análisis de contenidos o un estudio
detallado
sobre
actitudes
y
comportamiento
frente
a
la
información, en sus distintas formas,
pues no tiene un propósito respeto a
un medio concreto. Su punto de
partida para entender las preferencias
de las audiencias y abordar, no solo
la
crítica
mencionada,
sino
principalmente las opciones para el
desarrollo de un programa regular de
historias periodísticas positivas o de
incidencia social exitosa lo constituye
el Estudio General de Medios (EGM).
El EGM, que desarrolla en Costa Rica
la firma Ipsos, permite una sólida y
profunda visualización general de las
preferencias de los lectores de
periódicos, radioescuchas y
televidentes respecto a la temática
recurrente en los medios2.
Vamos a tomar para el análisis el
caso concreto de la prensa escrita. El
EGM evidencia que en efecto hay
una marcada preferencia de las
audiencias hacia la temática de
sucesos y espectáculos, además de
la deportiva, por encima del contenido
noticioso nacional.
Según el Gráfico 1, siete de cada diez
personas mayores de 18 años de la
gran área metropolitana del país,
aseguran
que
leyeron,
ayer,
información
sobre
sucesos
y
deportes. Cinco, de cada diez,
indicaron
que
leyeron,
ayer,
información
relacionada
con
espectáculos.
2
El Estudio General de Medios (EGM) se
desarrolla, con la misma metodología, en
diferentes países hispanos. Es un estudio
sobre
el
consumo
de
medios
de
comunicación. En Costa Rica se realizan
10.000 entrevistas domiciliares sobre radio,
prensa,
revistas,
televisión,
cine,
suplementos y de una forma más limitada
Internet. Cada nuevo reporte se da a conocer
cada tres meses.
Esta
información
se
puede
profundizar
considerando
las
preferencias sociales por distintos
medios de comunicación impresos.
Así, por ejemplo, La Teja, que tiene
apenas un quinquenio de existencia y
un enfoque hacia noticias de sucesos
e historias de hechos llamativos del
acontecer local e internacional, es el
periódico que capta la mayor cantidad
de preferencias de los lectores de
periódicos. Según el último reporte
del EGM, a diciembre del 2010,
677.976 personas dijeron haber leído
La Teja el día anterior, muy por
encima de la preferencia por los otros
periódicos, todos con más de dos
décadas de existencia: La Nación,
con una audiencia de 523.446
personas; Al Día, con 512.232 y
diario Extra, con 413.620. El Gráfico 2
expresa esas preferencias como
porcentaje del mercado total de
lectores de diarios.
La Teja atrae las preferencias de las
audiencias en todos los niveles
socioeconómicos,
aunque
mayoritariamente en el sector medio
y bajo. En el nivel alto, La Teja tiene
un alcance sobre el 13% de las
personas clasificadas en este sector,
mismo porcentaje que Extra, otro
periódico con fuerte enfoque a la
noticia de sucesos. En el nivel
socieconómico medio alto, 14% leen
La Teja, 17% Extra. En el medio
medio, el crecimiento de La Teja es
importantísimo y alcanza actualmente
al 35% de las personas de ese nivel,
como se indica en el Gráfico 3. En el
sector de clase media baja, La Teja
conquista al 30% de las audiencias
de periódicos, según el Gráfico 3; y
en el sector bajo, al 20%, según
muestra el Gráfico 4.
Esto es relevante mencionarlo
precisamente respecto al fondo de
esta ponencia. Las críticas que
suelen aflorar entre los periodistas,
desde las escuelas de periodismo y
por parte de aquellos que están en
medios y que laboran en instituciones
públicas o en empresa privada, se
relacionan con este enfoque marcado
hacia los sucesos y la farándula, no
solo en medios como La Teja, citado
como ejemplo en estos datos
anteriores, sino también en la
televisión y en los noticieros
estelares.
El reclamo tiene que ver con lo que
se considera son las respuestas
periodísticas
al
rating
y
la
estimulación de la compra de
periódicos con información superflua
o morbosa, y un contenido que se
aleja de un periodismo que eduque,
que genere opinión e interés sobre
los grandes temas y problemas
nacionales. La autora aclara que no
comparte, en todos sus extremos,
estas críticas al no considerar
muchas de ellas lo que está
ocurriendo con las preferencias de las
audiencias.
Esta ponencia parte de la hipótesis
de que es posible “encantar” a estas
audiencias,
acostumbradas
o
inclinadas a ciertas temáticas de
sucesos o farándula, con hechos
sociales, económicos, ambientales,
de Costa Rica, que generen discusión
y acción para la construcción de una
sociedad más solidaria y más feliz, e
idealmente con mejor calidad de vida
y más equitativa.
Esta hipótesis se podrá comprobar
una vez que el Instituto de Prensa y
Libertad de Expresión (IPLEX)
desarrolle el proyecto denominado
Una generación de periodistas que
desarrollan historias de incidencia
social exitosa, el cual fue conocido y
aprobado por su junta directiva como
parte de un trabajo que desarrollará
la autora de esta ponencia.
En la prensa nacional, en la televisión
y en la radio hay presentes historias
positivas. El fin de este proyecto será
fomentarlas y que además muestren
una alta calidad que motive
a
jóvenes periodistas a mantenerlas
vigentes en las agendas noticiosas de
los medios de comunicación a los que
lleguen a laborar. El proyecto del
IPLEX
consiste
en
el
acompañamiento, por ciclos, de
grupos de estudiantes de periodismo
o periodistas recién graduados, para
que estos cuenten con la guía y los
instrumentos que les permitan
producir para televisión, prensa
escrita y radio historias sobre
personas, grupos u organizaciones
que logran incidir en la sociedad para
que se modifique una situación
problemática
o
se
promuevan
condiciones que sean positivas para
la comunidad.
Desarrollo
Costa Rica tiene una prensa típica de
una democracia casi bicentenaria. Su
composición, lo mismo que su
comportamiento, es heterogéneo,
pero se puede afirmar que, en
general, el periodismo costarricense
se desempeña con apego a valores
éticos y profesionales consecuentes
con
sus
responsabilidades
democráticas.
Es una prensa madura, si se
considera que esta madurez está
asociada a la antigüedad de algunos
de sus medios con mayor alcance
nacional. Televisora de Costa Rica
cumplió en el 2010, 50 años de
existencia; se extiende su operación
actualmente a una cablera de
importante alcance nacional. El diario
La Nación cumplirá este año 65 años
de operación y la empresa es hoy un
conglomerado de medios con tres
diarios de circulación nacional, una
serie de revistas, un semanario
financiero y tres emisoras de radio,
entre otras actividades. Ambos
grupos periodísticos son los líderes
en
los
segmentos
noticiosos
respectivos.
Si consideramos otros mercados de
similar tamaño, y con algunas
similitudes en el nivel de escolaridad
costarricense, como Panamá y
Puerto Rico, es difícil pensar que
puedan surgir otros medios que
tomen fuerza en el país. Los que
surjan, será, posiblemente sobre el
fracaso de otros. Esto es cierto en las
plataformas tradicionales, es decir,
prensa escrita, radio y televisión.
Tenemos, por tanto, un panorama
estable
en
los
medios
de
comunicación de alcance nacional,
dónde
cada
uno
seguirá
posiblemente
enfocado
en
su
segmento socioeconómico y dónde
nuevos actores tendrán dificultades
para posicionarse o deberán hacerlo
sobre errores que los otros muestren
y que se midan consistentemente.
Existe además una lucha por
mantener la solidez en el segmento
socieconómico en que se tiene
liderazgo, por pelear una parte
creciente de la tajada del otro y por
atraer al lector con su temática
preferida. Una buena evidencia de
esta estrategia empresarial es el
viraje que ha tenido el diario Al Día
para convertirse en un periódico
mayoritariamente deportivo, en el
segmento de clase media.
Sobre la hipótesis de esta ponencia,
conviene analizar las condiciones de
formación y desarrollo de los
periodistas en los medios para que la
temática de historias germine y sobre
todo para definir acciones correctas
que impacten el programa del IPLEX
definido.
¿Preparamos en las escuelas de
periodismo a los estudiantes, algunos
futuros profesionales de los medios,
para hacer uso de los géneros
periodísticos
que
permitan
la
narración que atrape a la audiencia?
Esta fue una primera incógnita de
partida. Las historias que se
visualizan en el proyecto serían
contadas mediante el uso de géneros
periodísticos como el reportaje, el
análisis, la crónica y la entrevista.
Con el fin de identificar si existe el
“capital semilla” para el proyecto que
desarrollará el IPLEX, se consultó a
tres periodistas con años de
experiencia
en
medios
de
comunicación y al mismo tiempo
profesores universitarios.
Kattia Bermúdez, profesora de
periodismo informativo de la Escuela
Ciencias
de
la
Comunicación
Colectiva (ECCC) de la Universidad
de Costa Rica asegura que una
limitación que existe es que no se
cumplen los objetivos originales
plasmados en el plan de estudios
respecto a la formación de géneros
periodísticos,
particularmente
en
televisión. Esto a pesar de que en el
plan de estudios de ese centro de
formación hay un curso para la
enseñanza de géneros periodísticos
en prensa, radio, televisión e Internet,
y también hay formación en
periodismo informativo, interpretativo
y de investigación,.
Otto Vargas, egresado de la
Universidad San Judas Tadeo y
profesor de esa casa de enseñanza,
cree que, al igual que en el resto de
las universidades, ese centro de
estudios superior se ha quedado
atrás en la formación de géneros no
informativos. “Se trabaja mucho en el
periodismo informativo pero se cultiva
poco el uso de la estructura
argumentativa como instrumento de
persuasión, tan válido para el
periodismo de opinión”.
En el caso de la Universidad Latina,
el
profesor
Mario
Bermúdez,
graduado hace poco más de 20 años
de la UCR, asegura que en la Latina
hay un mayor intento por desarrollar
los
conceptos
de
géneros
periodísticos
mediante
cursos
específicos además de talleres.
Desde su punto de vista este es un
aporte mayor al que actualmente
tiene la UCR.
Bermúdez fue más allá de la consulta
y lo expuesto por él resulta relevante
para considerar las fortalezas o
debilidades con las que cuentan
actualmente las redacciones en el
manejo de géneros periodísticos. “Mi
experiencia en la UCR fue de una
formación
más
general.
Las
diferencias eran por el tipo de medio
(escrito, radio, TV) y una diferencia
entre informativo e interpretativo. Muy
poco
tratamiento
de
crónica,
entrevista como género, análisis y
opinión. De hecho, recuerdo más un
enfoque al periodismo como aspecto
teórico, discutir tendencias y aspectos
teóricos, antes que poner en práctica.
Siento que eso habla, al menos en mi
época, de un enorme vacío, una
especie de negación de la práctica
profesional. Siempre sentí que se
tenía la sensación de que la
Universidad daba sustento teórico,
pero la práctica debía adquirirse en la
calle, lo que generó un divorcio entre
estos dos ámbitos que deben ser
complementarios”.
Estos planteamientos de Mario
Bermúdez son muy valiosos cuando
se considera al tipo de profesional
que hay actualmente en los medios
de
comunicación,
algunos
en
posiciones de liderazgo en las salas
de redacción.
Larissa Minsky ha laborado por dos
décadas para la Revista Dominical de
La Nación, hoy Proa. Su valoración
sobre los géneros periodísticos en la
prensa escrita es muy importante por
el largo tiempo que tiene de evaluar
periodistas que elaboran historias
típicas de un producto inactual
regular del día más fuerte de
circulación de ese diario, que deben
refrescar y entretener, y basarse en
géneros como la crónica, la
entrevista, el análisis y el reportaje.
Según Minsky no ha sido fácil abarcar
con los periodistas de La Nación
estos géneros debido a que son muy
inusuales en la práctica regular de los
reporteros. La solución inmediata,
asegura, suele ser el reportaje. ¿Cuál
es entonces la alternativa o
posibilidad de desarrollar historias
novedosas? “Se ha hecho un
esfuerzo desde la generación misma
de los temas, pensando en algunos
que puedan ser abordados como
crónicas, como semblanzas, como
relatos. Creo que para lograr con
éxito el desarrollo de otros géneros
periodísticos, se debe empezar por
generar temas que así lo permitan y
esto obliga a desacartonarse y a
romper moldes”. Esta es una
recomendación sumamente valiosa
para los fines del proyecto del IPLEX
mencionado.
Al hablar de televisión, los retos
parecen aumentar.
Marcela
Angulo,
veterana
del
periodismo nacional, pasó muchos
años en la prensa escrita y
actualmente
se
desarrolla
en
televisión. Explica que en Repretel,
dónde se desempeñó como directora
de noticias --actualmente es directora
de relaciones corporativas para todo
el grupo de medios--, la redacción
está conformada por dos diferentes
grupos de periodistas. Por un parte,
los de mayor experiencia y con más
años de laborar para el telenoticiero,
que según dice son la menor
cantidad, y el segundo grupo son los
que recién egresaron de las
universidades. Su explicación reviste
entonces un carácter doblemente
especial, por considerarse la opinión
de alguien que ve lo que ocurre en la
televisión y por esta división de
experiencia señalada que permite
identificar fortalezas y debilidades
para el enfoque de historias
propuesto en esta ponencia.
Según
Angulo,
los
periodistas
experimentados tienen habilidades
que los hacen competentes en su
trabajo diario cuando se trata del
periodismo informativo. Cuentan con
dominio escénico, buena locución,
acceso fácil a una red relevante de
fuentes noticiosas y velocidad para
reportear y redactar un suceso del
día.
“Los que integran el segundo grupo,
el de los novatos, no son
lamentablemente bien preparados en
las aulas universitarias (...). Los
periodistas jóvenes que no tienen
muy claras sus prioridades son
fácilmente atrapados por el fenómeno
de la televisión, con muy contadas
excepciones”, puntualizó. La frase
siguiente en su respuesta es tan
lapidaria como preocupante. “Su
aparición en cámaras se convierte, en
ocasiones, en un objetivo por sí
mismo y no en un medio para
informar a las diferentes audiencias.
Como esta aparición en pantalla es
un alimento diario al ego, se puede
decir que se satisfacen con un pobre
rendimiento profesional”.
Esta explicación hace bastante
innecesaria la consulta sobre los
géneros periodísticos utilizados que
permitan la construcción de historias
de alto impacto. Según Angulo, la
crónica, el análisis y el reportaje
interpretativo están prácticamente
ausentes. Una oportunidad en el
corto plazo para el desarrollo de este
tipo de noticias en la televisión estaría
en la entrevista, pues “el periodista
televisivo que está en la sala de una
redacción es el que ya ha superado la
prueba más elemental, la del dominio
escénico, entonces hacer entrevistas
le es relativamente fácil”.
Con el fin de entender la realidad en
los medios radiofónicos con espacios
de noticias se consultó a la periodista
Gilda González, jefa de información
de la emisora de noticias ADN.
González indica que no es fácil en la
radio contar con las posibilidades
para desarrollar informaciones a partir
de
los
géneros
periodísticos
mencionados. En su criterio, lograrlo
depende en buena medida de la
decisión que tome una jefatura para
crear estos espacios. “En ADN con
cuatro reporteros de planta hacemos
una planificación de reportajes para
que, al menos, cada tres meses
publiquemos reportajes especiales.
Yo desearía que fueran más pero es
lo que podemos hacer con el recurso
humano que tenemos”. Estimó que
por la naturaleza de la radio el más
natural de los géneros interpretativos
y de opinión es la crónica.
Según González una limitación propia
de los periodistas de radio para
desarrollar historias novedosas y
envolventes paras los radioescuchas
es que el comunicador consolide en
su trabajo el conocimiento de los
hechos del contexto. Otra limitación
es que no todos los periodistas tienen
habilidades iguales lo cual hace que
el jefe tenga que conocer muy bien
las fortalezas de cada quien y a partir
de eso promover más a algunos para
el desarrollo de informaciones a partir
de
los
géneros
periodísticos
interpretativos.
De regreso a los periodistas de
medios con experiencia docente, es
importante señalar lo dicho por Kattia
Bermúdez respecto a la UCR al igual
que lo mencionado por Mario
Bermúdez sobre la Universidad
Latina, en cuanto a las habilidades
del docente como factor fundamental
de influencia en el profesional
graduado.
Según Kattia Bermúdez, un curso de
seis meses para abordar el
periodismo informativo es limitado
para abarcar otros géneros, pero en
el plan de estudios se parte de que
más adelante, en próximos cursos, se
desarrollarán las habilidades en esos
otros géneros según la plataforma,
sea prensa escrita, televisión y radio.
Asegura que en televisión una
debilidad para que esto se de es el
fuerte enfoque hacia producción.
En su criterio la ECCC debe
trascender el enfoque hacia lo escrito
y la producción, para reforzar además
la enseñanza y práctica en los
distintos géneros periodísticos en
cada formato. “Por eso creo que
todos los días lamentamos tanto
encender la televisión y encontrar
noticieros tan cargados de sucesos y
noticias
que
dependen
de
comunicados de prensa o anuncios
solapados. Falta más formación en
ese sentido”.
Mario Bermúdez consideró que el
factor salarial es un desestímulo para
la
profesionalización
de
los
profesores. Además, hay planes de
estudios rígidos que deben ajustarse
a la realidad y ser más flexibles, y
también mencionó la distancia que
existe entre la academia y la práctica.
Otto Vargas, de la Universidad San
Judas Tadeo, estimó que una
debilidad
general
en
las
universidades en la temática del
periodismo es que al abordaje de
algunas materias es superficial y que
el acceso a la tecnología es limitado.
Los profesores, llamados a enseñar y
a motivar al estudiante, deben
“promover un constante ensayo
académico de prueba y error para
que los jóvenes puedan descubrir la
forma correcta de hacer periodismo
(informativo,
de
opinión
o
interpretativo)”.
Además,
deben
“fomentar el espíritu crítico y atacar
toda forma de periodismo supositivo,
mercantilista,
superfluo
o
irresponsable;
insistir
en
la
responsabilidad
ética
de
los
comunicadores”.
Vargas se acerca a la fórmula. Sin
embargo, antes de llegar a ella es
importante y un poco fatídico
mencionar un argumento común
señalado por algunos de los
entrevistados. En la esencia del
periodismo y del periodista, esta
carencia, debilidad o falta es casi
pecado original a tono con la
propuesta de esta ponencia.
Que las frases hablen:
“He
tenido
la
desafortunada
experiencia de topar con jóvenes que
desean ser periodistas pero odian
leer. Otros son conformistas: les
interesa aprender a redactar noticias,
pero no aspiran al periodismo de
excelencia, al de profundidad”. Otto
Vargas
“La
valoración
del
periodista
promedio con una carrera avanzada
es, en síntesis, la de un profesional
que realiza su trabajo con intensidad,
por al menos diez horas diarias (...).
Está,
además,
medianamente
informado. El manejo de los temas y
datos proviene de su contacto directo
con las fuentes o a través de sus
compañeros, y como quien dice, por
la inercia de su cotidianidad.
Escasamente lee periódicos (...). La
capacitación es ajena a la mayor
parte de los periodistas de televisión.
Lo que se conoce de las grandes
empresas televisivas (Telenoticias,
Repretel y SINART) permite concluir
que en ninguna de ellas existe un
programa estratégico planificado para
preparar
y
promover
a
sus
reporteros”.
Marcela
Angulo
“Los jóvenes de hoy leen menos y
eso es general. No se trata solo de un
menosprecio a la cultura, sino a su
propia generación. La Internet, la
computadora, cambian el paradigma,
leen menos, quieren todo al instante.
Me hace gracia ver como esta
generación
no
necesita
los
documentos en papel, sino en línea.
Pueden estar en varios escenarios al
mismo tiempo, chatear y tener varias
ventanas abiertas, pero me parece
que profundizan menos, analizan
menos. Ante un tema, no tratan de
desmenuzarlo, simplemente quieren
salir de ello y ya. Terminan antes los
trabajos, pero no les dan tantas
vueltas, que es la base para el
análisis. A mí me preocupa que se
están generando periodistas más
preocupados por llenar el espacio,
por cumplir un objetivo y ya, sin estar
valorando si hay algo más, si es
posible encontrar aspectos diferentes
sobre la marcha. En suma, que el
análisis se vaya devaluando, en
función del resultado rápido que
privilegia ”. Mario Bermúdez
Frente al proyecto planteado en esta
ponencia, ¿cuáles son las opciones y
recomendaciones?
Pareciera que una parte de la
solución pasa porque exista en el
medio de comunicación un espacio
regular que de salida a informaciones
sustentadas
en
otros
géneros
periodísticos. Larissa Minsky, jefa de
información inactual de La Nación y
editora de Proa, asegura que cuando
tiene que trabajar con personas que
no tienen habilidades para esos
trabajos especiales y diferentes a la
agenda regular, se toma el tiempo de
venderles la propuesta, de darles
couching y de devolverles el texto
para que lo reescriban. “Hay
resultados exitosos. Ha habido gente
muy receptiva”. Frente a personas
que tienen menos destrezas, aseguró
que ha optado por retos más
pequeños, como artículos breves y
relatos de poca extensión.
Desde la perspectiva de Minsky, la
generación del tema es fundamental.
Además que el periodista esté
imbuido en la realidad y en el entorno
del cual tendrá que escribir, que lea y
revise otras publicaciones, que siga
las pistas en las redes sociales.
Pero, ¿Es innato o la capacitación
cubre las debilidades?. “Si bien hay
plumas más talentosas que otras (por
habilidades innatas), suelen ser
mejores los buenos lectores, gente
que consume diferentes estilos
literarios. Y hay también un elemento
de carácter, de personalidad; alguna
gente que es más arrojada, atrevida,
irreverente y se atreve a romper
moldes con más facilidad. Finalmente
la práctica y el entrenamiento en
otros géneros también ayuda”.
Desde las aulas, retomando la
fórmula, la receta, que permita guiar
un programa como el definido, Otto
Vargas consideró que los profesores
y las universidades deben abrir el
apetito a los estudiantes por la
excelencia periodística. Además del
ensayo académico de prueba y error
mencionado, considera fundamental
insistir en la responsabilidad ética de
los comunicadores, procurar el uso
de la tecnología como puerta a un
nuevo género periodístico (o los
géneros tradicionales adaptados a las
nuevas plataformas, dice esta
autora). Los medios, claro, tendrían
que tener los espacios para este
periodismo diferente.
Kattia Bermúdez también insiste en el
aporte del formador. Frente a las
debilidades señaladas, como el
limitado interés a profundizar o a leer,
los docentes deben estimularlos,
sacudirlos, darles aire para crear en
los temas que son de su interés (no
solo el interés del profesor) y guiarlos
sobre cómo hacer el reporteo, la
investigación y la sistematización de
los datos.
Precisamente, desde los medios,
Marcela
Angulo
da
varias
recomendaciones, que se enumeran
respetando
textualmente
las
propuestas:
1) Se requiere un programa intensivo
de inducción para quien se inicia en
la profesión, el que bien podría
hacerse durante el tiempo en que los
estudiantes avanzados realizan su
trabajo comunal. Esto se justifica en
la necesidad de que el periodista
tenga suficientes instrumentos y
criterios para hacer un trabajo que de
una u otra forma afecta a individuos y
a la colectividad.
2) Un couching individual para los
periodistas. Para esto podría resultar
importante que los mandos medios
en las salas de redacción, sobre todo
las de televisión, puedan recibir
cursos de actualización que los
ayuden en este trabajo con sus
subalternos.
3) La capacitación de los periodistas
en una sala de prensa tiene que ser
permanente. Debe estar orientadas
hacia reforzar las técnicas y
profundizar en el análisis de la
actualidad noticiosa.
4) Establecer becas bien diseñadas y
dotadas
económicamente
para
estimular a los periodistas de
televisión a velar más por su
formación académica.
De las referencias brindadas por
Bermúdez, Bermúdez y Vargas, es
posible
mencionar
además
la
importancia
de
considerar
las
habilidades innatas de la nueva
generación de periodistas en los
medios o en formación, sobre todo
las vinculadas con la tecnología. Un
periodismo
de
historias,
que
contribuya e incida socialmente,
desarrollado por la generación Y,
debe considerar que quien entrena,
quien inspira, quien oriente, debe
hablar su mismo idioma. Una ventaja
adicional está en el impacto actual y
futuro de las redes sociales, que se
debe convertir en complemento y
motor. No se puede pensar en una
sola fórmula, ni en la tradicional, hay
que considerar todos los elementos
multimedia
que
las
nuevas
tecnologías brindan.
Angela Avalos, periodista de la
revista de domingo Proa, una de las
mejores “contadoras de historias” que
tiene actualmente la prensa escrita,
es optimista y da impulso con sus
planteamientos a la propuesta de
esta ponencia. “Las historias son
parte del periodismo. El germen
siempre ha estado en contar qué
pasó, de la mejor manera posible. En
lo personal, soy una convencida del
poder de las historias humanas y que
la gente está sedienta de ellas”.
Según ella, el auge de las redes
sociales
confirma
que
“todos
queremos contar y leer algo
interesante, que nos sirva para la
toma de decisiones y para sentirnos
comunidad”.
Fórmulas adicionales que da Avalos:
1) Que la historia tenga impacto,
desde el tradicional “número de
afectados” hasta el alcance a largo
plazo con base en proyecciones
estadísticas.
2) Que la historia sea de interés
público.
3) Que tenga capacidad generadora
de corrientes de opinión.
4) Que pueda ser abordada desde
diferentes plataformas (multimedia, lo
mencionado). Avalos lo denomina
transmedia.
5) Que además del espacio que
tenga el medio, el medio mande a la
gente a la calle. “Las historias están
afuera”.
Según Avalos, en televisión, el
programa Siete Días ha venido a
crear un espacio para este tipo de
trabajos. No opina lo mismo sobre la
radio. “Aún estamos en pañales en la
producción de historias para radio, a
pesar del enorme potencial que tiene
esa plataforma mediática”.
De Avalos, vamos a retomar un
aporte como parte de una reflexión
final. Dice la periodista:
“Escribir historias humanas requiere
de un periodista completo. Ese es el
principal insumo. Y completo significa
para mí, un periodista con buen olfato
para detectar historias con potencial,
con capacidades desarrolladas para
reportear en sus extremos una
historia con las limitaciones de tiempo
usuales, y con habilidades más que
básicas como escritor. Para temas
sociales se requiere un periodista con
mucha sensibilidad humana, con
enorme capacidad para escuchar,
observar y entender el dolor y el
sufrimiento. Debe ser una persona
que tenga empatía con la gente, que
sea receptiva (sin traspasar los
límites: convertirse en la historia).
Que igual se pueda acostar sobre
una estera a dormir que en un hotel
de cinco estrellas. Con manejo de
estadísticas sociales, bases de datos
y fuentes”.
Un aporte más de la profesora y
editora de El Financiero, Kattia
Bermúdez.
1) Cursos especializados para cada
género, por ejemplo, solo entrevista,
en distintos formatos, o bien un curso
de géneros para televisión, otro para
radio, otro para impreso y otro para
Internet.
Esta
ponencia
comenzó
con
referencias a las demandas actuales
de las audiencias. ¿Cómo insertar
esas historias de incidencia social
exitosa en los medios actuales?
Rubén Rodríguez, director de La
Teja, deja abierta la puerta:
“Efectivamente
los
medios
de
comunicación pueden abrir más
espacios positivos. Muchas veces no
es falta de voluntad, como en La Teja
lo hemos demostrado con algunos
temas, sino que a veces no le
llegamos a esas historias porque
quienes las generan no saben vender
bien la idea, o ellos mismos se
autocensuran porque en los medios
no les dan pelota. Deben encontrar
la comba al palo para vender esas
iniciativas de acuerdo a la orientación
de cada medio, o el periodista debe
tener muy claro como le vende esa
idea a su editor. A esto se une que el
periodista con frecuencia no está
entrenado para captar ese tipo de
información o simplemente él mismo
no le da relevancia (por deformación)
al considerar que ahí no hay noticia, o
hasta asunto de egos, son temas de
poca monta que no van a levantar
roncha. El periodista debe ser el
primer convencido de lo importante
de destacar en sus páginas o en los
medios electrónicos esos esfuerzos y
también debe poseer creatividad para
venderle bien la historia al lector o al
televidente. Ese cambio se logra con
la convicción de que creemos en
esos temas y asignar el espacio y la
persona ideal para que los trate, creo
que lo positivo sí vende, pero hay que
saberlo empaquetar y quitarle la tonta
idea al comunicador de que eso es un
"sobo".
Una visión así no debe hacernos caer
en engaño. Falta que los medios y
sus jefaturas tengan además la visión
y los espacios para estos proyectos.
Según
Kattia
Bermúdez
los
estudiantes que aprenden y muestran
talento en géneros periodísticos
sienten que el ejercicio queda hasta
ahí, pues al llegar a los medios no
encontrarán ni a un jefe dispuesto a ir
más allá de la pirámide invertida del
periodismo informativo ni una sección
regular para ejercitar la técnica.
Parece entonces que la propuesta
original del proyecto del IPLEX,
desde abajo, tiene sentido siempre y
cuando también se encuentren
medios con apertura y se desarrolle
también en ellos un cambio en su
cultura de trabajo.
Conclusión
Este ejercicio de identificar bases
teóricas y prácticas para darle forma
al
proyecto
del
IPLEX
Una
generación de periodistas que
desarrollan historias de incidencia
social exitosa resultó sumamente
enriquecedor por la profundidad de
los aportes brindados y permitió,
además, un primer acercamiento a
acciones o iniciativas regulares que
permitan espacios en los medios de
comunicación para el tratamiento de
temas de interés bajo distintos
géneros periodísticos.
Uno
de
los
elementos
más
reveladores es que la primera barrera
para un proyecto de este tipo está en
la limitada formación de los
periodistas en géneros periodísticos,
lo que los hace orientarse luego, en
los medios, hacia un periodismo
informativo que además es el más
fomentado en las salas de redacción.
El proyecto debe partir de esta
debilidad y considerar que en
televisión y radio las limitaciones
podrían ser mayores. Por eso, en una
primera etapa que le de viabilidad a la
iniciativa hacia el futuro, podría ser
recomendable partir de estudiantes o
periodistas recién graduados con
habilidades especiales que puedan
romper las barreras iniciales de estas
historias
en
los
medios
de
comunicación. Podría también ser
válido que en el arranque del plan
haya un mayor enfoque en aquellos
medios que son más abiertos a este
tipo de historias. El programa,
además,
debe
considerar
un
acompañamiento estrecho con estos
profesionales para apoyarlos sobre
todo en la búsqueda de información
de contexto y para que el tema pueda
ser concebido de la mano del género
en el cual será tratado. El uso de las
redes sociales y las nuevas
tecnologías permitirá, además, darle
un amarre a la orientación de las
nuevas generaciones de periodistas.
El grado de motivación que genere el
programa será un factor de éxito
clave.
Más allá de este proyecto, como
periodista y profesora universitaria, el
tema me deja interrogantes y
preocupaciones mayores. De la
calidad
de
los
medios
de
comunicación y de sus periodistas
depende, en buena medida, el
desarrollo de una sociedad. Estas
jornadas de investigación de la ECCC
generan un espacio para una sana
reflexión y, en este tema particular, el
pensamiento para mí apenas se está
iniciando.
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