Universidad de Costa Rica Quintas Jornadas de Investigación: “Bifurcaciones de la Comunicación Social” ECCC Un vistazo a las opciones para el desarrollo de historias periodísticas de incidencia social exitosa Yanancy Noguera1 Resumen: Esta ponencia se fundamenta en la visión de varios periodistas que laboran en medios de comunicación para aproximarse a opciones y recomendaciones que permitan el impulso de un programa para el desarrollo de historias periodísticas de incidencia social exitosa. Como parte del trabajo se detectaron lo que parecen ser fallas importantes en la formación de los periodistas que, aunadas a tendencias en las audiencias e inclinaciones de los medios de comunicación, explicarían parte de las críticas que se hacen actualmente al periodismo nacional. Palabras clave Periodismo, Costa Rica, géneros periodísticos, medios de comunicación, universidad Abstract: This paper is based on the vision of several journalists who work in media to approach to options and recommendations to allow a program to develop news stories of successful social impact. As part of the work, it found what appear to be major shortcomings in the training of journalists and that, coupled with trends in the audience and inclinations of the media, would explain some of the criticisms that are made today to the national journalism. Key words Journalism, Costa Rica, journalistic genres, media, university. 1 Yanancy Noguera Calderón, periodista y administradora de empresas. Es Directora del diario La Nación (2010 a la fecha); fungió como Directora del semanario El Financiero (2000-2010). Es socia fundadora y miembro de la junta directiva del Instituto de Prensa y Libertad de Expresión (IPLEX) y profesora de la Escuela Ciencias de la Comunicación Colectiva (ECCC) de la Universidad de Costa Rica. Universidad de Costa Rica Quintas Jornadas de Investigación: “Bifurcaciones de la Comunicación Social” ECCC Introducción Es común que el tema y más aún, las críticas, salten a la discusión entre los colegas periodistas. El único requisito para que esto ocurra es que en el debate haya una mención, aunque sea leve, a la realidad del periodismo costarricense o a la responsabilidad del periodismo. ¿A qué me refiero? A los planteamientos de una o varias voces cuestionando la forma en que se desarrolla el periodismo en Costa Rica en este momento. La crítica tiene que ver con el fuerte enfoque hacia temas de sucesos, de espectáculos y farándula, y de forma más general a la orientación amarillista y sensacionalista de muchos contenidos y de muchos medios en sí mismos. Esta ponencia no contempla un análisis de contenidos o un estudio detallado sobre actitudes y comportamiento frente a la información, en sus distintas formas, pues no tiene un propósito respeto a un medio concreto. Su punto de partida para entender las preferencias de las audiencias y abordar, no solo la crítica mencionada, sino principalmente las opciones para el desarrollo de un programa regular de historias periodísticas positivas o de incidencia social exitosa lo constituye el Estudio General de Medios (EGM). El EGM, que desarrolla en Costa Rica la firma Ipsos, permite una sólida y profunda visualización general de las preferencias de los lectores de periódicos, radioescuchas y televidentes respecto a la temática recurrente en los medios2. Vamos a tomar para el análisis el caso concreto de la prensa escrita. El EGM evidencia que en efecto hay una marcada preferencia de las audiencias hacia la temática de sucesos y espectáculos, además de la deportiva, por encima del contenido noticioso nacional. Según el Gráfico 1, siete de cada diez personas mayores de 18 años de la gran área metropolitana del país, aseguran que leyeron, ayer, información sobre sucesos y deportes. Cinco, de cada diez, indicaron que leyeron, ayer, información relacionada con espectáculos. 2 El Estudio General de Medios (EGM) se desarrolla, con la misma metodología, en diferentes países hispanos. Es un estudio sobre el consumo de medios de comunicación. En Costa Rica se realizan 10.000 entrevistas domiciliares sobre radio, prensa, revistas, televisión, cine, suplementos y de una forma más limitada Internet. Cada nuevo reporte se da a conocer cada tres meses. Esta información se puede profundizar considerando las preferencias sociales por distintos medios de comunicación impresos. Así, por ejemplo, La Teja, que tiene apenas un quinquenio de existencia y un enfoque hacia noticias de sucesos e historias de hechos llamativos del acontecer local e internacional, es el periódico que capta la mayor cantidad de preferencias de los lectores de periódicos. Según el último reporte del EGM, a diciembre del 2010, 677.976 personas dijeron haber leído La Teja el día anterior, muy por encima de la preferencia por los otros periódicos, todos con más de dos décadas de existencia: La Nación, con una audiencia de 523.446 personas; Al Día, con 512.232 y diario Extra, con 413.620. El Gráfico 2 expresa esas preferencias como porcentaje del mercado total de lectores de diarios. La Teja atrae las preferencias de las audiencias en todos los niveles socioeconómicos, aunque mayoritariamente en el sector medio y bajo. En el nivel alto, La Teja tiene un alcance sobre el 13% de las personas clasificadas en este sector, mismo porcentaje que Extra, otro periódico con fuerte enfoque a la noticia de sucesos. En el nivel socieconómico medio alto, 14% leen La Teja, 17% Extra. En el medio medio, el crecimiento de La Teja es importantísimo y alcanza actualmente al 35% de las personas de ese nivel, como se indica en el Gráfico 3. En el sector de clase media baja, La Teja conquista al 30% de las audiencias de periódicos, según el Gráfico 3; y en el sector bajo, al 20%, según muestra el Gráfico 4. Esto es relevante mencionarlo precisamente respecto al fondo de esta ponencia. Las críticas que suelen aflorar entre los periodistas, desde las escuelas de periodismo y por parte de aquellos que están en medios y que laboran en instituciones públicas o en empresa privada, se relacionan con este enfoque marcado hacia los sucesos y la farándula, no solo en medios como La Teja, citado como ejemplo en estos datos anteriores, sino también en la televisión y en los noticieros estelares. El reclamo tiene que ver con lo que se considera son las respuestas periodísticas al rating y la estimulación de la compra de periódicos con información superflua o morbosa, y un contenido que se aleja de un periodismo que eduque, que genere opinión e interés sobre los grandes temas y problemas nacionales. La autora aclara que no comparte, en todos sus extremos, estas críticas al no considerar muchas de ellas lo que está ocurriendo con las preferencias de las audiencias. Esta ponencia parte de la hipótesis de que es posible “encantar” a estas audiencias, acostumbradas o inclinadas a ciertas temáticas de sucesos o farándula, con hechos sociales, económicos, ambientales, de Costa Rica, que generen discusión y acción para la construcción de una sociedad más solidaria y más feliz, e idealmente con mejor calidad de vida y más equitativa. Esta hipótesis se podrá comprobar una vez que el Instituto de Prensa y Libertad de Expresión (IPLEX) desarrolle el proyecto denominado Una generación de periodistas que desarrollan historias de incidencia social exitosa, el cual fue conocido y aprobado por su junta directiva como parte de un trabajo que desarrollará la autora de esta ponencia. En la prensa nacional, en la televisión y en la radio hay presentes historias positivas. El fin de este proyecto será fomentarlas y que además muestren una alta calidad que motive a jóvenes periodistas a mantenerlas vigentes en las agendas noticiosas de los medios de comunicación a los que lleguen a laborar. El proyecto del IPLEX consiste en el acompañamiento, por ciclos, de grupos de estudiantes de periodismo o periodistas recién graduados, para que estos cuenten con la guía y los instrumentos que les permitan producir para televisión, prensa escrita y radio historias sobre personas, grupos u organizaciones que logran incidir en la sociedad para que se modifique una situación problemática o se promuevan condiciones que sean positivas para la comunidad. Desarrollo Costa Rica tiene una prensa típica de una democracia casi bicentenaria. Su composición, lo mismo que su comportamiento, es heterogéneo, pero se puede afirmar que, en general, el periodismo costarricense se desempeña con apego a valores éticos y profesionales consecuentes con sus responsabilidades democráticas. Es una prensa madura, si se considera que esta madurez está asociada a la antigüedad de algunos de sus medios con mayor alcance nacional. Televisora de Costa Rica cumplió en el 2010, 50 años de existencia; se extiende su operación actualmente a una cablera de importante alcance nacional. El diario La Nación cumplirá este año 65 años de operación y la empresa es hoy un conglomerado de medios con tres diarios de circulación nacional, una serie de revistas, un semanario financiero y tres emisoras de radio, entre otras actividades. Ambos grupos periodísticos son los líderes en los segmentos noticiosos respectivos. Si consideramos otros mercados de similar tamaño, y con algunas similitudes en el nivel de escolaridad costarricense, como Panamá y Puerto Rico, es difícil pensar que puedan surgir otros medios que tomen fuerza en el país. Los que surjan, será, posiblemente sobre el fracaso de otros. Esto es cierto en las plataformas tradicionales, es decir, prensa escrita, radio y televisión. Tenemos, por tanto, un panorama estable en los medios de comunicación de alcance nacional, dónde cada uno seguirá posiblemente enfocado en su segmento socioeconómico y dónde nuevos actores tendrán dificultades para posicionarse o deberán hacerlo sobre errores que los otros muestren y que se midan consistentemente. Existe además una lucha por mantener la solidez en el segmento socieconómico en que se tiene liderazgo, por pelear una parte creciente de la tajada del otro y por atraer al lector con su temática preferida. Una buena evidencia de esta estrategia empresarial es el viraje que ha tenido el diario Al Día para convertirse en un periódico mayoritariamente deportivo, en el segmento de clase media. Sobre la hipótesis de esta ponencia, conviene analizar las condiciones de formación y desarrollo de los periodistas en los medios para que la temática de historias germine y sobre todo para definir acciones correctas que impacten el programa del IPLEX definido. ¿Preparamos en las escuelas de periodismo a los estudiantes, algunos futuros profesionales de los medios, para hacer uso de los géneros periodísticos que permitan la narración que atrape a la audiencia? Esta fue una primera incógnita de partida. Las historias que se visualizan en el proyecto serían contadas mediante el uso de géneros periodísticos como el reportaje, el análisis, la crónica y la entrevista. Con el fin de identificar si existe el “capital semilla” para el proyecto que desarrollará el IPLEX, se consultó a tres periodistas con años de experiencia en medios de comunicación y al mismo tiempo profesores universitarios. Kattia Bermúdez, profesora de periodismo informativo de la Escuela Ciencias de la Comunicación Colectiva (ECCC) de la Universidad de Costa Rica asegura que una limitación que existe es que no se cumplen los objetivos originales plasmados en el plan de estudios respecto a la formación de géneros periodísticos, particularmente en televisión. Esto a pesar de que en el plan de estudios de ese centro de formación hay un curso para la enseñanza de géneros periodísticos en prensa, radio, televisión e Internet, y también hay formación en periodismo informativo, interpretativo y de investigación,. Otto Vargas, egresado de la Universidad San Judas Tadeo y profesor de esa casa de enseñanza, cree que, al igual que en el resto de las universidades, ese centro de estudios superior se ha quedado atrás en la formación de géneros no informativos. “Se trabaja mucho en el periodismo informativo pero se cultiva poco el uso de la estructura argumentativa como instrumento de persuasión, tan válido para el periodismo de opinión”. En el caso de la Universidad Latina, el profesor Mario Bermúdez, graduado hace poco más de 20 años de la UCR, asegura que en la Latina hay un mayor intento por desarrollar los conceptos de géneros periodísticos mediante cursos específicos además de talleres. Desde su punto de vista este es un aporte mayor al que actualmente tiene la UCR. Bermúdez fue más allá de la consulta y lo expuesto por él resulta relevante para considerar las fortalezas o debilidades con las que cuentan actualmente las redacciones en el manejo de géneros periodísticos. “Mi experiencia en la UCR fue de una formación más general. Las diferencias eran por el tipo de medio (escrito, radio, TV) y una diferencia entre informativo e interpretativo. Muy poco tratamiento de crónica, entrevista como género, análisis y opinión. De hecho, recuerdo más un enfoque al periodismo como aspecto teórico, discutir tendencias y aspectos teóricos, antes que poner en práctica. Siento que eso habla, al menos en mi época, de un enorme vacío, una especie de negación de la práctica profesional. Siempre sentí que se tenía la sensación de que la Universidad daba sustento teórico, pero la práctica debía adquirirse en la calle, lo que generó un divorcio entre estos dos ámbitos que deben ser complementarios”. Estos planteamientos de Mario Bermúdez son muy valiosos cuando se considera al tipo de profesional que hay actualmente en los medios de comunicación, algunos en posiciones de liderazgo en las salas de redacción. Larissa Minsky ha laborado por dos décadas para la Revista Dominical de La Nación, hoy Proa. Su valoración sobre los géneros periodísticos en la prensa escrita es muy importante por el largo tiempo que tiene de evaluar periodistas que elaboran historias típicas de un producto inactual regular del día más fuerte de circulación de ese diario, que deben refrescar y entretener, y basarse en géneros como la crónica, la entrevista, el análisis y el reportaje. Según Minsky no ha sido fácil abarcar con los periodistas de La Nación estos géneros debido a que son muy inusuales en la práctica regular de los reporteros. La solución inmediata, asegura, suele ser el reportaje. ¿Cuál es entonces la alternativa o posibilidad de desarrollar historias novedosas? “Se ha hecho un esfuerzo desde la generación misma de los temas, pensando en algunos que puedan ser abordados como crónicas, como semblanzas, como relatos. Creo que para lograr con éxito el desarrollo de otros géneros periodísticos, se debe empezar por generar temas que así lo permitan y esto obliga a desacartonarse y a romper moldes”. Esta es una recomendación sumamente valiosa para los fines del proyecto del IPLEX mencionado. Al hablar de televisión, los retos parecen aumentar. Marcela Angulo, veterana del periodismo nacional, pasó muchos años en la prensa escrita y actualmente se desarrolla en televisión. Explica que en Repretel, dónde se desempeñó como directora de noticias --actualmente es directora de relaciones corporativas para todo el grupo de medios--, la redacción está conformada por dos diferentes grupos de periodistas. Por un parte, los de mayor experiencia y con más años de laborar para el telenoticiero, que según dice son la menor cantidad, y el segundo grupo son los que recién egresaron de las universidades. Su explicación reviste entonces un carácter doblemente especial, por considerarse la opinión de alguien que ve lo que ocurre en la televisión y por esta división de experiencia señalada que permite identificar fortalezas y debilidades para el enfoque de historias propuesto en esta ponencia. Según Angulo, los periodistas experimentados tienen habilidades que los hacen competentes en su trabajo diario cuando se trata del periodismo informativo. Cuentan con dominio escénico, buena locución, acceso fácil a una red relevante de fuentes noticiosas y velocidad para reportear y redactar un suceso del día. “Los que integran el segundo grupo, el de los novatos, no son lamentablemente bien preparados en las aulas universitarias (...). Los periodistas jóvenes que no tienen muy claras sus prioridades son fácilmente atrapados por el fenómeno de la televisión, con muy contadas excepciones”, puntualizó. La frase siguiente en su respuesta es tan lapidaria como preocupante. “Su aparición en cámaras se convierte, en ocasiones, en un objetivo por sí mismo y no en un medio para informar a las diferentes audiencias. Como esta aparición en pantalla es un alimento diario al ego, se puede decir que se satisfacen con un pobre rendimiento profesional”. Esta explicación hace bastante innecesaria la consulta sobre los géneros periodísticos utilizados que permitan la construcción de historias de alto impacto. Según Angulo, la crónica, el análisis y el reportaje interpretativo están prácticamente ausentes. Una oportunidad en el corto plazo para el desarrollo de este tipo de noticias en la televisión estaría en la entrevista, pues “el periodista televisivo que está en la sala de una redacción es el que ya ha superado la prueba más elemental, la del dominio escénico, entonces hacer entrevistas le es relativamente fácil”. Con el fin de entender la realidad en los medios radiofónicos con espacios de noticias se consultó a la periodista Gilda González, jefa de información de la emisora de noticias ADN. González indica que no es fácil en la radio contar con las posibilidades para desarrollar informaciones a partir de los géneros periodísticos mencionados. En su criterio, lograrlo depende en buena medida de la decisión que tome una jefatura para crear estos espacios. “En ADN con cuatro reporteros de planta hacemos una planificación de reportajes para que, al menos, cada tres meses publiquemos reportajes especiales. Yo desearía que fueran más pero es lo que podemos hacer con el recurso humano que tenemos”. Estimó que por la naturaleza de la radio el más natural de los géneros interpretativos y de opinión es la crónica. Según González una limitación propia de los periodistas de radio para desarrollar historias novedosas y envolventes paras los radioescuchas es que el comunicador consolide en su trabajo el conocimiento de los hechos del contexto. Otra limitación es que no todos los periodistas tienen habilidades iguales lo cual hace que el jefe tenga que conocer muy bien las fortalezas de cada quien y a partir de eso promover más a algunos para el desarrollo de informaciones a partir de los géneros periodísticos interpretativos. De regreso a los periodistas de medios con experiencia docente, es importante señalar lo dicho por Kattia Bermúdez respecto a la UCR al igual que lo mencionado por Mario Bermúdez sobre la Universidad Latina, en cuanto a las habilidades del docente como factor fundamental de influencia en el profesional graduado. Según Kattia Bermúdez, un curso de seis meses para abordar el periodismo informativo es limitado para abarcar otros géneros, pero en el plan de estudios se parte de que más adelante, en próximos cursos, se desarrollarán las habilidades en esos otros géneros según la plataforma, sea prensa escrita, televisión y radio. Asegura que en televisión una debilidad para que esto se de es el fuerte enfoque hacia producción. En su criterio la ECCC debe trascender el enfoque hacia lo escrito y la producción, para reforzar además la enseñanza y práctica en los distintos géneros periodísticos en cada formato. “Por eso creo que todos los días lamentamos tanto encender la televisión y encontrar noticieros tan cargados de sucesos y noticias que dependen de comunicados de prensa o anuncios solapados. Falta más formación en ese sentido”. Mario Bermúdez consideró que el factor salarial es un desestímulo para la profesionalización de los profesores. Además, hay planes de estudios rígidos que deben ajustarse a la realidad y ser más flexibles, y también mencionó la distancia que existe entre la academia y la práctica. Otto Vargas, de la Universidad San Judas Tadeo, estimó que una debilidad general en las universidades en la temática del periodismo es que al abordaje de algunas materias es superficial y que el acceso a la tecnología es limitado. Los profesores, llamados a enseñar y a motivar al estudiante, deben “promover un constante ensayo académico de prueba y error para que los jóvenes puedan descubrir la forma correcta de hacer periodismo (informativo, de opinión o interpretativo)”. Además, deben “fomentar el espíritu crítico y atacar toda forma de periodismo supositivo, mercantilista, superfluo o irresponsable; insistir en la responsabilidad ética de los comunicadores”. Vargas se acerca a la fórmula. Sin embargo, antes de llegar a ella es importante y un poco fatídico mencionar un argumento común señalado por algunos de los entrevistados. En la esencia del periodismo y del periodista, esta carencia, debilidad o falta es casi pecado original a tono con la propuesta de esta ponencia. Que las frases hablen: “He tenido la desafortunada experiencia de topar con jóvenes que desean ser periodistas pero odian leer. Otros son conformistas: les interesa aprender a redactar noticias, pero no aspiran al periodismo de excelencia, al de profundidad”. Otto Vargas “La valoración del periodista promedio con una carrera avanzada es, en síntesis, la de un profesional que realiza su trabajo con intensidad, por al menos diez horas diarias (...). Está, además, medianamente informado. El manejo de los temas y datos proviene de su contacto directo con las fuentes o a través de sus compañeros, y como quien dice, por la inercia de su cotidianidad. Escasamente lee periódicos (...). La capacitación es ajena a la mayor parte de los periodistas de televisión. Lo que se conoce de las grandes empresas televisivas (Telenoticias, Repretel y SINART) permite concluir que en ninguna de ellas existe un programa estratégico planificado para preparar y promover a sus reporteros”. Marcela Angulo “Los jóvenes de hoy leen menos y eso es general. No se trata solo de un menosprecio a la cultura, sino a su propia generación. La Internet, la computadora, cambian el paradigma, leen menos, quieren todo al instante. Me hace gracia ver como esta generación no necesita los documentos en papel, sino en línea. Pueden estar en varios escenarios al mismo tiempo, chatear y tener varias ventanas abiertas, pero me parece que profundizan menos, analizan menos. Ante un tema, no tratan de desmenuzarlo, simplemente quieren salir de ello y ya. Terminan antes los trabajos, pero no les dan tantas vueltas, que es la base para el análisis. A mí me preocupa que se están generando periodistas más preocupados por llenar el espacio, por cumplir un objetivo y ya, sin estar valorando si hay algo más, si es posible encontrar aspectos diferentes sobre la marcha. En suma, que el análisis se vaya devaluando, en función del resultado rápido que privilegia ”. Mario Bermúdez Frente al proyecto planteado en esta ponencia, ¿cuáles son las opciones y recomendaciones? Pareciera que una parte de la solución pasa porque exista en el medio de comunicación un espacio regular que de salida a informaciones sustentadas en otros géneros periodísticos. Larissa Minsky, jefa de información inactual de La Nación y editora de Proa, asegura que cuando tiene que trabajar con personas que no tienen habilidades para esos trabajos especiales y diferentes a la agenda regular, se toma el tiempo de venderles la propuesta, de darles couching y de devolverles el texto para que lo reescriban. “Hay resultados exitosos. Ha habido gente muy receptiva”. Frente a personas que tienen menos destrezas, aseguró que ha optado por retos más pequeños, como artículos breves y relatos de poca extensión. Desde la perspectiva de Minsky, la generación del tema es fundamental. Además que el periodista esté imbuido en la realidad y en el entorno del cual tendrá que escribir, que lea y revise otras publicaciones, que siga las pistas en las redes sociales. Pero, ¿Es innato o la capacitación cubre las debilidades?. “Si bien hay plumas más talentosas que otras (por habilidades innatas), suelen ser mejores los buenos lectores, gente que consume diferentes estilos literarios. Y hay también un elemento de carácter, de personalidad; alguna gente que es más arrojada, atrevida, irreverente y se atreve a romper moldes con más facilidad. Finalmente la práctica y el entrenamiento en otros géneros también ayuda”. Desde las aulas, retomando la fórmula, la receta, que permita guiar un programa como el definido, Otto Vargas consideró que los profesores y las universidades deben abrir el apetito a los estudiantes por la excelencia periodística. Además del ensayo académico de prueba y error mencionado, considera fundamental insistir en la responsabilidad ética de los comunicadores, procurar el uso de la tecnología como puerta a un nuevo género periodístico (o los géneros tradicionales adaptados a las nuevas plataformas, dice esta autora). Los medios, claro, tendrían que tener los espacios para este periodismo diferente. Kattia Bermúdez también insiste en el aporte del formador. Frente a las debilidades señaladas, como el limitado interés a profundizar o a leer, los docentes deben estimularlos, sacudirlos, darles aire para crear en los temas que son de su interés (no solo el interés del profesor) y guiarlos sobre cómo hacer el reporteo, la investigación y la sistematización de los datos. Precisamente, desde los medios, Marcela Angulo da varias recomendaciones, que se enumeran respetando textualmente las propuestas: 1) Se requiere un programa intensivo de inducción para quien se inicia en la profesión, el que bien podría hacerse durante el tiempo en que los estudiantes avanzados realizan su trabajo comunal. Esto se justifica en la necesidad de que el periodista tenga suficientes instrumentos y criterios para hacer un trabajo que de una u otra forma afecta a individuos y a la colectividad. 2) Un couching individual para los periodistas. Para esto podría resultar importante que los mandos medios en las salas de redacción, sobre todo las de televisión, puedan recibir cursos de actualización que los ayuden en este trabajo con sus subalternos. 3) La capacitación de los periodistas en una sala de prensa tiene que ser permanente. Debe estar orientadas hacia reforzar las técnicas y profundizar en el análisis de la actualidad noticiosa. 4) Establecer becas bien diseñadas y dotadas económicamente para estimular a los periodistas de televisión a velar más por su formación académica. De las referencias brindadas por Bermúdez, Bermúdez y Vargas, es posible mencionar además la importancia de considerar las habilidades innatas de la nueva generación de periodistas en los medios o en formación, sobre todo las vinculadas con la tecnología. Un periodismo de historias, que contribuya e incida socialmente, desarrollado por la generación Y, debe considerar que quien entrena, quien inspira, quien oriente, debe hablar su mismo idioma. Una ventaja adicional está en el impacto actual y futuro de las redes sociales, que se debe convertir en complemento y motor. No se puede pensar en una sola fórmula, ni en la tradicional, hay que considerar todos los elementos multimedia que las nuevas tecnologías brindan. Angela Avalos, periodista de la revista de domingo Proa, una de las mejores “contadoras de historias” que tiene actualmente la prensa escrita, es optimista y da impulso con sus planteamientos a la propuesta de esta ponencia. “Las historias son parte del periodismo. El germen siempre ha estado en contar qué pasó, de la mejor manera posible. En lo personal, soy una convencida del poder de las historias humanas y que la gente está sedienta de ellas”. Según ella, el auge de las redes sociales confirma que “todos queremos contar y leer algo interesante, que nos sirva para la toma de decisiones y para sentirnos comunidad”. Fórmulas adicionales que da Avalos: 1) Que la historia tenga impacto, desde el tradicional “número de afectados” hasta el alcance a largo plazo con base en proyecciones estadísticas. 2) Que la historia sea de interés público. 3) Que tenga capacidad generadora de corrientes de opinión. 4) Que pueda ser abordada desde diferentes plataformas (multimedia, lo mencionado). Avalos lo denomina transmedia. 5) Que además del espacio que tenga el medio, el medio mande a la gente a la calle. “Las historias están afuera”. Según Avalos, en televisión, el programa Siete Días ha venido a crear un espacio para este tipo de trabajos. No opina lo mismo sobre la radio. “Aún estamos en pañales en la producción de historias para radio, a pesar del enorme potencial que tiene esa plataforma mediática”. De Avalos, vamos a retomar un aporte como parte de una reflexión final. Dice la periodista: “Escribir historias humanas requiere de un periodista completo. Ese es el principal insumo. Y completo significa para mí, un periodista con buen olfato para detectar historias con potencial, con capacidades desarrolladas para reportear en sus extremos una historia con las limitaciones de tiempo usuales, y con habilidades más que básicas como escritor. Para temas sociales se requiere un periodista con mucha sensibilidad humana, con enorme capacidad para escuchar, observar y entender el dolor y el sufrimiento. Debe ser una persona que tenga empatía con la gente, que sea receptiva (sin traspasar los límites: convertirse en la historia). Que igual se pueda acostar sobre una estera a dormir que en un hotel de cinco estrellas. Con manejo de estadísticas sociales, bases de datos y fuentes”. Un aporte más de la profesora y editora de El Financiero, Kattia Bermúdez. 1) Cursos especializados para cada género, por ejemplo, solo entrevista, en distintos formatos, o bien un curso de géneros para televisión, otro para radio, otro para impreso y otro para Internet. Esta ponencia comenzó con referencias a las demandas actuales de las audiencias. ¿Cómo insertar esas historias de incidencia social exitosa en los medios actuales? Rubén Rodríguez, director de La Teja, deja abierta la puerta: “Efectivamente los medios de comunicación pueden abrir más espacios positivos. Muchas veces no es falta de voluntad, como en La Teja lo hemos demostrado con algunos temas, sino que a veces no le llegamos a esas historias porque quienes las generan no saben vender bien la idea, o ellos mismos se autocensuran porque en los medios no les dan pelota. Deben encontrar la comba al palo para vender esas iniciativas de acuerdo a la orientación de cada medio, o el periodista debe tener muy claro como le vende esa idea a su editor. A esto se une que el periodista con frecuencia no está entrenado para captar ese tipo de información o simplemente él mismo no le da relevancia (por deformación) al considerar que ahí no hay noticia, o hasta asunto de egos, son temas de poca monta que no van a levantar roncha. El periodista debe ser el primer convencido de lo importante de destacar en sus páginas o en los medios electrónicos esos esfuerzos y también debe poseer creatividad para venderle bien la historia al lector o al televidente. Ese cambio se logra con la convicción de que creemos en esos temas y asignar el espacio y la persona ideal para que los trate, creo que lo positivo sí vende, pero hay que saberlo empaquetar y quitarle la tonta idea al comunicador de que eso es un "sobo". Una visión así no debe hacernos caer en engaño. Falta que los medios y sus jefaturas tengan además la visión y los espacios para estos proyectos. Según Kattia Bermúdez los estudiantes que aprenden y muestran talento en géneros periodísticos sienten que el ejercicio queda hasta ahí, pues al llegar a los medios no encontrarán ni a un jefe dispuesto a ir más allá de la pirámide invertida del periodismo informativo ni una sección regular para ejercitar la técnica. Parece entonces que la propuesta original del proyecto del IPLEX, desde abajo, tiene sentido siempre y cuando también se encuentren medios con apertura y se desarrolle también en ellos un cambio en su cultura de trabajo. Conclusión Este ejercicio de identificar bases teóricas y prácticas para darle forma al proyecto del IPLEX Una generación de periodistas que desarrollan historias de incidencia social exitosa resultó sumamente enriquecedor por la profundidad de los aportes brindados y permitió, además, un primer acercamiento a acciones o iniciativas regulares que permitan espacios en los medios de comunicación para el tratamiento de temas de interés bajo distintos géneros periodísticos. Uno de los elementos más reveladores es que la primera barrera para un proyecto de este tipo está en la limitada formación de los periodistas en géneros periodísticos, lo que los hace orientarse luego, en los medios, hacia un periodismo informativo que además es el más fomentado en las salas de redacción. El proyecto debe partir de esta debilidad y considerar que en televisión y radio las limitaciones podrían ser mayores. Por eso, en una primera etapa que le de viabilidad a la iniciativa hacia el futuro, podría ser recomendable partir de estudiantes o periodistas recién graduados con habilidades especiales que puedan romper las barreras iniciales de estas historias en los medios de comunicación. Podría también ser válido que en el arranque del plan haya un mayor enfoque en aquellos medios que son más abiertos a este tipo de historias. El programa, además, debe considerar un acompañamiento estrecho con estos profesionales para apoyarlos sobre todo en la búsqueda de información de contexto y para que el tema pueda ser concebido de la mano del género en el cual será tratado. El uso de las redes sociales y las nuevas tecnologías permitirá, además, darle un amarre a la orientación de las nuevas generaciones de periodistas. El grado de motivación que genere el programa será un factor de éxito clave. Más allá de este proyecto, como periodista y profesora universitaria, el tema me deja interrogantes y preocupaciones mayores. De la calidad de los medios de comunicación y de sus periodistas depende, en buena medida, el desarrollo de una sociedad. Estas jornadas de investigación de la ECCC generan un espacio para una sana reflexión y, en este tema particular, el pensamiento para mí apenas se está iniciando.