LOS MORFEMAS El papel que desempeñan los morfemas en la lengua es importantísimo. Con su ayuda se forman y expresan tanto los significados léxicos de las palabras que ya conocemos, como los significados gramaticales de las palabras que “teóricamente” aún no conocemos. Los morfemas participan también en la variación de la forma gramatical de las mismas palabras (cambian en género y número, se conjugan, etc.). Si, como es nuestra posición, damos una interpretación amplia de este concepto, debemos dividir los morfemas en segmentales (los morfemas como formantes de la palabra) y suprasegmentales (las curvas de entonación y acentuación). Además, debemos considerar también como morfemas las palabras auxiliares (llamadas también “de función”) que expresan significados gramaticales, como son los artículos, las preposiciones y las partículas. Una interpretación amplia del concepto de morfema nos obliga también a considerarlo parte constituyente no sólo de palabras, sino también de sus combinaciones y de las oraciones. A diferencia de los fonemas, los morfemas son unidades bilaterales, ya que poseen plano de contenido (semántico) y plano de expresión (fonético). Pongamos un ejemplo. La palabra niño se divide en dos morfemas: la raíz niñ- y la terminación (flexión) –o. Esta terminación tiene, como plano de expresión el fonema [o], y como plano de contenido, el significado de género masculino singular. La correlación entre los aspectos semántico y fonético del morfema, y su variabilidad pueden adoptar diferentes formas. El alomorfo es la variante fonética del morfema en una de las formas concretas de la palabra, mientras que el morfema es el conjunto de alomorfos. Por ejemplo, el morfema [-s], con significado gramatical de plural, tiene en español dos alomorfos: [-s] (niños) y [-es] (verdades); el morfema sufijal [-ada] tiene tres: [-ada] (bajada), [-eda] (búsqueda) e [-ida] (subida), y el morfema radical [mor-] posee dos: [mor-] (morir) y [muer-] (muere). En estos casos su presencia responde a un condicionamiento fonológico. Entre el morfema y sus alomorfos existe la misma relación que entre la “invariante” y sus “variantes” (recordemos en este sentido la diferencia/relación entre fonema y alófono). Por tanto, podríamos completar la definición de morfema dada más arriba, diciendo que el morfema es la unidad mínima bilateral estructurante, que representa el conjunto de todos sus alomorfos. Anteriormente decíamos que la correlación entre el aspecto fonético y el semántico del morfema puede adoptar diferentes formas; por esta razón existen morfemas con una bilateralidad “rota”, por ejemplo, el llamado morfema cero. El morfema cero es un morfema sin fonemas, o sea, sin expresión fonética. Existen en español muchos casos de morfema cero. Muchos sustantivos no expresan formalmente (por lo menos en singular) su pertenencia a determinado género (v.g. constitución, verdad, desnudez) y deben auxiliarse de otras palabras que actúan como una especie de morfemas especificadores de género: la constitución, verdad, desnudez. Sin embargo, la ausencia de morfema-terminación es por sí misma, en estos casos, portadora del significado gramatical de singular. En estos casos se dice que el aspecto semántico del morfema se expresa sintagmáticamente. Referencia MENDOZA, F., Guía estratégica de la asignatura “Introducción a la Lingüística I”, Primera reimpresión, México, Ediciones Acatlán, 2006, 110-111 pp., ISBN: 970-322980-8.