Algunas apreciaciones a la actualidad del catolicismo

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Algunas apreciaciones a la actualidad del catolicismo social español
La Iglesia y el trabajo humano / Política y sociedad
Por: José Basaburua |
Algunas apreciaciones a la actualidad del catolicismo social espal de la mano del Presidente de Foro Arbil.
El entrevistado es el Dr. Orella, navarro de 34 as, autor de diversas monografs de temica histica, colaborador de diversas fundaciones
culturales, de entidades de ahorro, sociales y universitarias, donde da clase, ponente invitado en multiples congresos de historia y actualidad,
portavoz del Foro El Salvador, del Pa Vasco, buen conocedor de los ambientes caticos espales y con muchos amigos y ralaciones en
diversos movimientos eclesiales y Universidades.
Pregunta: Edici nacional de "Alfa y Omega", suplemento religioso del diario La Raz, creaci de nuevas universidades caticas, congreso de
"Cristianos y vida pblica", debate pblico sobre las elecciones organizado por la Compaa de las Obras, constituci de Foro El Salvador. Son
hechos aislados o constituyen un stoma de que "algo se mueve" en el catolicismo social espal?
Respuesta: Es un stoma de madurez y de que los frutos del Concilio Vaticano II, bien encauzados por Juan Pablo II, est incentivando la
participaci en la sociedad de unas generaciones de jenes caticos que no tienen vergenza de decir pblicamente que lo son y que intentan
construir una realidad desde su laicado.
P.: Foro Arbil, puede jugar un papel en este movimiento?
R.: Desde luego. Nuestro Foro nacipara ayudar a cristianizar la calle desde el bito cultural: Desde las tertulias de caf conferencias,
publicaciones y colaborando con todos los grupos especializados en una acci positiva. Por esta cuesti, Arbil ha fomentado las iniciativas
provida, la convivencia en las regiones supeditadas a nacionalismos intransigentes y la realizaci del hombre a trav de un trabajo en justas
condiciones.
P.: En el origen de varias de las iniciativas citadas, estla Asociaci Catica de Propagandistas. Puede convertirse la AC de P en factor de uni e
impulso de todos los caticos y grupos espales interesados en la praxis social?
R.: La AC de P ha demostrado en su historia, su capacidad de formar un laicado catico acorde con los tiempos y que ha respondido con
brillantez al reto de la presencia de los caticos en la sociedad. En su momento consiguiaglutinar a personas de diversas ideologs. En la
actualidad, su papel a trav de los "congresos de caticos y vida pblica" esten servir de punto de uni e ignici conjunta de todos los grupos
caticos con ganas de transformar la sociedad en un sitio donde el hombre disfrute de su vida.
P.: La sociedad espala se convierte, progresivamente, en un desierto. El modelo relativista-consumista se impone desde el poder, contando
para ello con la mayor parte de los medios de comunicaci, la polica, gran parte de los medios educativos. La Iglesia catica, puede constituirse
en una alternativa cultural a la mentalidad dominante, con una presencia social activa, o debe replegarse en la prtica litrgica y sacramental?
R.: De ningn modo la Iglesia debe replegarse. El catico, de por s es un ser sociable y como tal, protagonista de la historia. Sin embargo, el
relativismo acta en nuestras conciencias con la fuerza de un ido, al meter la desesperanza y empujar a la juventud a vivir el presente, por la
desconfianza que presenta un futuro incierto en lo personal y profesional. La Iglesia tiene la misi de preservar, como lo hizo en el pasado, los
valores de nuestra cultura -que nacen de la experiencia cristiana- y difundirlos para contrarrestar el efecto nocivo de un relativismo que
esteriliza la sociedad.
P.: El envejecimiento de los integrantes de las denes religiosas, junto al factor demogrico, implica el cierre de decenas de colegios caticos
cada a. Qualternativas se le ocurren para suplir esas graves carencias de la ensenza catica?
R.: La participaci de un laicado preparado en la educaci y la aparici de iniciativas de asociaciones de padres que buscan en los nuevos
movimientos eclesiales la inspiraci espiritual que quieren para sus hijos, estrejuveneciendo -en cierta medida- el panorama educativo,
proporciondole mayor vigor. No obstante, la caa de la natalidad es otro de los problemas capitales, que los centros caticos intentan suplir
dando una mayor calidad.
P.: Un tema muy difil, y que genera divisi entre los caticos, es el de la acci polica. Parece, a priori, que solo es posible trabajar en polica, bien
desde posiciones testimoniales o bien integrdose en el sistema de la mano de algn partido parlamentario con pdida de la identidad catica.
Existe alguna alternativa a esa dualidad?
R.: Los caticos deben actuar en todas las actividades de la sociedad. En el campo de la polica, la posibilidad de actuar dentro de los partidos
del sistema es plausible, siempre que se pueda influir en las decisiones finales y no se sirva de falsa pluralidad. Por tanto, como ya ocurrien
el pasado, ante la evidente sequ de alternativas policas coherentes con el catolicismo, los activistas caticos deben crear bitos -concretos y
reconocibles- donde se forje esa respuesta catica fresca a la demanda social. El problema de la marginalidad de estas propuestas lo es por la
ausencia de apoyo de los medios caticos y del respaldo de personalidades, hechos que favorecen la dispersi de fuerzas y que las iniciativas
queden colapsadas por la falta de apoyos.
P.: En la campa electoral se ha desarrollado un feneno novedoso. En diversos movimientos eclesiales, pinas web, incluso en algunos medios
de comunicaci, se han expresado diversas opiniones sobre el voto de los caticos. Significa el inicio de una mayor conciencia entre sectores
caticos de nuestra sociedad?
R.: No cabe duda. Los caticos deben influir con su voto en el modelo de sociedad que queremos construir y no debemos darlo de forma
gratuita a personas que luego llevan policas contrarias a nuestra conciencia. Por tanto, la presencia valiente y militante de los caticos harun
bien para sanear un ambiente que necesita limpieza y la necesaria sustituci de una generaci gastada que reduce al catolicismo al bito erreo
de lo privado.
P.: En el Pa Vasco, la situaci polica es de una fuerte confrontaci social. Cu puede ser el papel de los caticos en un conflicto tan complejo?
R.: La fuerte influencia nacionalista en la sociedad vasca ha impedido una mayor sensibilidad hacia los ciudadanos no nacionalistas. Hasta
ahora la Iglesia, por la simpat de mucho cligos hacia el nacionalismo, no ha permitido ver la marginaci de una parte importante de la
ciudadan, que estaba perdiendo a muchos de sus miembros en cruentos ataques terroristas. La ausencia de ese apoyo materno ha
posibilitado una frialdad hacia la Iglesia, en una regi rica en densidad religiosa. No obstante, la aparici de colectivos como el Foro de El
Salvador ayuda a combatir la idea de que las vtimas del terrorismo o que los ciudadanos que carecen de voz por la imposici en la polica, y
especialmente en el mundo laboral, del nacionalismo, est olvidadas.
P.: Puede la Iglesia crear una alternativa de amor a la cultura del egomo etnoctrico?
R.: La misi de la Iglesia en el Pa Vasco debe ser la de crear los cimientos de la cultura del amor, de un nuevo sujeto que incentive la
convivencia y rechace la formaci de una sociedad uniforme en los principios del nacionalismo que excluye, a parte de los ciudadanos, por
pensar de una manera diferente.
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