Manel Silva: catolicismo, política y defensa de la vida

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Manel Silva: catolicismo, política y defensa de la vida
La Iglesia y el trabajo humano / Ética en el trabajo
Por: Fernando José Vaquero Oroquieta | Fuente: Revista Arbil
Una entrevista a Manel Silva, polico de convicciones catalanistas y referencia -en Espa- de todos los movilizados por la defensa de la
vida humana en toda su extensi
Hemos entrevistado a Manel Silva, polico catalanista de CiU quien, presente en el Congreso de los Diputados durante 8 as, no ha sido
reelegido el pasado 14 de marzo. La suya, ha sido una de las figuras policas de referencia de todos los caticos, y dem ciudadanos,
implicados en la defensa de la vida humana en toda su extensi, durante esos as.
Abogado en ejercicio y cofundador de la plataforma transversal e-Cristians, es uno de los seglares m conocidos del panorama actual del
catolicismo pblico; siendo uno de sus principales mitos el no haber renunciado a su identidad en la acci polica concreta y directa.
Pregunta: El pasado 14 de marzo usted no fue reelegido como diputado. Se retirar por ello, de la polica activa?, seguirejercitando, a trav
de otras modalidades de acci polica, su vocaci por lo pblico?
Respuesta: Soy miembro del Comitde Gobierno de UniDemocrica de Catalunya y del ComitEjecutivo Nacional de la Federaci de
Convergcia i Uni Continuartambi vinculado al Grupo Parlamentario de Convergcia i Unia trav del asesoramiento regular a su Presidente
Josep A. Duran Lleida. Por tanto, no voy a abandonar la vida polica activa, ni la vida de partido. Pero tambi aprovecharmi nueva situaci
para dedicar m tiempo al ejercicio de mi profesi de abogado (soy abogado del estado excedente) y a la actuaci en la sociedad, a trav de
E-Cristians, la Asociaci de Juristas Cristianos de Catalunya, etc, ascomo las colaboraciones en los medios de comunicaci,
fundamentalmente en la radio y medios escritos.
P.: Sus actuaciones parlamentarias en defensa de la vida humana, en toda su extensi, han sido difundidas y apoyadas por diversas
entidades (e-Cristians, Foro Arbil y Hazteo.org, principalmente). Desde su nueva situaci personal, colaborarcon alguna de ellas?, qu
valoraci le merecen las llamadas plataformas transversales, como nuevas vs de participaci polica?
R.: T ngo una deuda de gratitud con Foro Arbil, E-Cristians y Hazteoir.org y otras entidades por el apoyo que me han dispensado en los
ltimos as de mi vida parlamentaria. Creo que realizan una labor fundamental, pre-polica, en el seno de la sociedad, tanto en relaci con la
difusi de valores y principios de inspiraci cristiana y como de activismo. Es esencial ese camino del pensamiento a la acci. Por eso mi
disposici a colaborar es absoluta.
Creo en el pluralismo polico de los cristianos, aunque no que te pueda ser ilimitado. Pero tambi en la necesidad de unidad de acci sobre
los principios bicos o esenciales, que han de constituir el comn denominador.
P.: A su juicio, y desde su rica experiencia personal, disfruta de buena salud, en Espa, el movimiento pro-vida? Esta realidad social,
seguircontando, en el futuro, con la experiencia y las aportaciones de Manel Silva?
R.: Nuestra sociedad padece una grave desorientaci en esta materia, lo que dificulta la existencia de movimientos pro-vida poderosos y
con gran capacidad de movilizaci. No deja de ser paradico que el hallazgo de un reci nacido abandonado en un container levante un
enorme revuelo, merezca la atenci de todos los medios de comunicaci y concite el juicio crico unime de la sociedad, mientras que la
noticia de que se practican en Espa anualmente m de 70.000 abortos sea acogida con indiferencia y con propuestas de modificar la
legislaci vigente para adaptarla a esta triste realidad.
En cualquier caso, hay que reconocer y valorar la dedicaci y la valent de las personas que los forman e impulsan, ascomo aumentar
nuestro compromiso personal en ayudar y reforzar a este movimiento, que defiende el carter inviolable de la vida humana desde la
concepci hasta la muerte. Yo aslo pienso hacer.
P.: El reciente predominio, en el Congreso de los Diputados, de una mayor autodenominada progresista, generalmente contraria a los
valores de la cultura de la vida, augura nuevas agresiones a la vida humana? En caso afirmativo, qupodemos hacer?
R.: Si atendemos al comportamiento durante las dos ltimas legislaturas de grupos parlamentarios que hoy constituyen mayor en el
Congreso de los Diputados, se puede filmente prever que la cultura de la vida sufriren esta legislatura, al menos un triple ataque: la
ampliaci de la experimentaci y consiguiente destrucci- a los embriones que se hayan generado y se generen con posterioridad a la
reciente modificaci de la LRHA, la introducci de un sistema de plazos dentro de los cuales el aborto sea impune (eso si no se llega a
configurar como derecho), ascomo la despenalizaci de la eutanasia.
Creo que nuestra labor debe pasar, en el bito social por concienciar a la sociedad de la gravedad de estas medidas, del enorme riesgo
de graduar la dignidad de la persona humana y del inter del Estado en la conservaci de la vida; y en el polico por intentar consolidar en el
Senado una mayor contraria a estas medidas. Ciertamente un veto en el Senado so tiene el efecto de retrasar muy ligeramente la
aprobaci de la ley, pero el impacto sobre la ciudadan ser muy importante. Tampoco estar de m, en algunos temas (el de la eutanasia, por
ejemplo), reclamar la consulta a los ciudadanos a trav de referdum.
P.: Su catalanismo polico no ha sido obstulo para la coincidencia, en la defensa de valores derivados de su pertenencia catica, con las
posturas de algunos diputados espalistas. La defensa de esos valores transversales, muchos de ellos expresi concreta de la Doctrina
Social catica, puede ser el origen de futuras colaboraciones en otras coyunturas polica y sociales?
R.: Las discrepancias que puedan existir respecto de las concepciones de Espa y Catalu y, consiguientemente, sobre el modelo de
Estado, no pueden ni deben empar las coincidencias sobre algo tan esencial como es el modelo de sociedad: la concepci de la persona,
su dignidad, su apertura a la trascendencia y a los dem, la familia, la sociedad, etc.
En estos temas y para la defensa de los valores transversales hay que colaborar en todos los bitos en que sea necesario.
P.: Algunos cristianos, decepcionados por la prtica de los grandes partidos que han actuado en contra de los valores de su electorado
catico (especialmente el PP y CiU), se vienen decantando por nuevas formaciones que, al menos de momento, no han calado en la
sociedad espala. Nos referimos concretamente al partido Familia y Vida. Sin entrar en valoraciones doctrinales, le parece pertinente,
ttica y estraticamente, la presencia y propuestas de esta novedosa formaci polica?
R.: Siento un gran respeto por Familia y Vida, ascomo por aquellas personas que dentro de otros partidos policos intentan defender las
concepciones del hombre, de la familia y de la sociedad que se derivan del pensamiento cristiano. Me parece positivo todo lo que
conduzca a ensanchar la base social de este pensamiento, la participaci de los cristianos en la vida pblica, ascomo la negaci de la
existencia de voto cristiano cautivo y no convencido.
En cualquier caso, sin una previa reforma del sistema electoral iniciativas como las de Familia y Vida presenta dificultades tticas y
estraticas. Las elecciones al parlamento europeo hubieran podido significar un buen test, pero no cabe desconocer que el actual
momento polico convierte a estas elecciones en una segunda vuelta de las generales y que la reducci de eurodiputados asignados a
Espa (se pasa de 64 a 54) convierten en m costosa la obtenci de un esca por esta formaci.
P.: A lo largo de bastantes as, numerosos caticos han mirado con sospechas a la participaci polica. No obstante, podemos observar que
viene emergiendo, en algunos sectores eclesiales concretos, un mayor inter por la acci polica a trav de partidos, plataformas
transversales y asociaciones sectoriales. A su juicio, existen suficientes instancias formativas, dentro de la Iglesia espala, que apoyen a
esas vocaciones por lo pblico?
R.: Sinceramente creo que no. He asistido a m homils en las que se hac una crica radical, descalificadora globalmente, incluso demagica
de la actividad polica, que a aquellas en las que se animaba al cristiano a la participaci en la vida polica. Por lo dem, no se trata so de
ofrecer formaci, apoyar la vocaci por lo pblico, incluso de exigir determinadas actuaciones, posiciones o voto, sino de acompar
mimamente al cristiano en esta actuaci pblica. Mi experiencia que no tiene por quser generalizable- me dice que esta compaa, salvo la
que ofrecen otros laicos, raramente se produce.
P.: La sociedad espala esthaciendo propio, de forma masiva, un modelo vital relativista-consumista. A ello contribuye la acci de la mayor
parte de los medios de comunicaci, el poder polico y gran parte de los recursos educativos. La Iglesia catica, con sus obras, constituye
una alternativa real a esta mentalidad planetaria dominante? La acci polica de los caticos, puede ser un instrumento para la regeneraci
de esta sociedad?
R.: La Iglesia catica ofrece, sin lugar a dudas, un modelo alternativo al consumista-relativista que se denuncia, a la actual sociedad de la
desvinculaci. Sin embargo, es un modelo casi clandestino, oculto cuando no distorsionado por la mayor parte de los medios de
comunicaci. La realidad nadie puede cambiarla, pero todo el mundo puede contarla al rev, y es lo que muchas veces se produce.
La acci polica de los caticos debe servir de instrumento regenerador de la sociedad. Pero para ello es imprescindible que sin ceder un
ice en la defensa de la cultura de la vida, seamos totalmente creibles en la cultura de la solidaridad. El polico cristiano debe ser capaz de
aunar estas dos culturas como lo hace Juan Pablo II en sus mltiples intervenciones.
P.: Desde Foro Arbil, en sinton con la Doctrina Social de la Iglesia, defendemos la participaci polica activa de los caticos, tanto a trav de
partidos policos, como por medio de nuevas entidades, en comuni con el resto del cuerpo eclesial y en diogo con el pueblo cristiano al
que debe servir. No obstante, detectamos algunas carencias, especialmente, la ausencia de espacios de encuentro y cooperaci de estas
personas y realidades con vocaci por lo pblico, que faciliten la generaci de necesarias sinergias. Comparte este juicio?, sugiere alguna
medida para superar esta situaci?
R.: Creo que aunque se aprecian algunos esfuerzos positivos, faltan espacios estables y permanentes de encuentro. No nos podemos
limitar a congresos anuales, es preciso constituir plataformas estables e impulsar movimientos puntuales y sectoriales. Uno de los
grandes lastres es la ausencia de medios de comunicaci cristianos de masas o, al menos, de dimensiones adecuadas. Este deber ser un
objetivo a medio plazo, ahora m fil por la posibilidad de que se iniciase incluso por internet. La puesta en comn de datos personales,
cumpliendo los requisitos legales, deber ser un objetivo a corto.
P.: La creaci en Espa de nuevas universidades caticas que no reniegan de su identidad, los congresos anuales Caticos y vida pblica, la
constituci del Foro Espal de la Familia, la consolidaci de organizaciones con vocaci transversal (e-Cristians, HazteO.org, Foro Arbil), la
constituci de la Compaa de la Obras de Espa... Son hechos aislados o constituyen la prueba de una cierta revitalizaci del catolicismo
social espal?, son protagonistas, en ese sentido, los nuevos movimientos eclesiales?
R.: El catolicismo social espal estviviendo un esperanzador proceso de revitalizaci, pero todav no goza de la masa crica suficiente ni ha
llegado al punto que podrmos definir de garant o de no retorno a la situaci previa y en buena parte actual de clandestinidad. Los nuevos
movimientos eclesiales presentan un mayor dinamismo y protagonismo que el que se produce en el bito de la iglesia diocesana o de
movimientos m consolidados. Aqunadie es imprescindible y todos son necesarios.
P.: La coherencia que ha sabido mantener, entre principios y acci, en diversas circunstancias policas, le ha generado la admiraci de
algunos sectores del catolicismo espal. Pero, dentro de su partido (UDC) y de la coalici en la que se integra (CiU), ha percibido apoyos
anogos o, por el contrario, le ha granjeado presiones y sinsabores?
R.: El comportamiento dominante dentro de la federaci de CiU, y especialmente de UDC partido en el que milito desde hace m de
quince as- ha sido de respeto. Cuando tras llamadas a la reflexi de cara a mantener la unidad formal de los diputados del Grupo
Parlamentario o del Partido han comprobado que mi discrepancia era sincera y profundamente fundamentada siempre se ha respetado
mi libertad de conciencia.
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