Siempre hablando de ortografía y pronunciación, el latín tenía la II, que no sonaba como nuestra II (llave, llano, llamar), sino como una I repetida, debido a que pertenecía a sílabas diferentes (como en: col-lum, cal-Ius, gal-lus). En cuarto lugar, todas las vocales latinas se pronunciaban, de modo que, por ejemplo, quinqué, quiscue, utérque, suenan cuinque, cuisque, utércue. Con respecto a los grupos ae, oe (ejs.: coróllae, coena, caelum, aedificium), para la época del Imperio tendían a expresarse fonéticamente como ee (coróllee, ceena, ceelum, eedificium). m De igual modo, el grupo ti seguido de vocal (ejs.: scientia, spatium, simulatio) tendía a suavizarse en un sonido parecido a la z o c española (scienzia, spazium, simulazio). En cuanto a la c, que inicialmente sonaba siempre como k, para la misma época imperial parece que también suavizó su pronunciación delante de e, i (en forma análoga al castellano: casa, césped); mientras el grupo se, siempre delante de e, i, sonaba aproximadamente como sh en inglés. Esta pronunciación imperial del latín fue tan válida en su época como lo había sido la republicana, y además para nosotros más familiar, ya que de ella surgieron las lenguas romances modernas, como se puede demostrar con un sencillo análisis filológico. Un problema mayor, sin embargo, se plantea con la prosodia, o acentuación de las palabras. En efecto, en latín no se usaba tilde (') -¿y para qué si todo el mundo sabía hablar latín? Y aún después, durante los más de 1.500 años en que el latín, como idioma culto, siguió empleándose en los centros de estudio, no se usaron nunca acentos ortográficos, ya que los estudiosos estaban familiarizados con la prosodia latina, que era transmitida oralmente de generación en generación' '. Sin embargo, entre nosotros ya existe una honda ruptura generacional, que nos separa de hombres que fueron grandes latinistas, como Andrés Bello, Fermín Toro, Cecilio Acosta o el mismo Lisandro Alvarado. 2 (1) Para indicar que. las vocales ae, oe deben pronunciarse por separado, es usual poner una diéresis (") sobre la e. Ejs.: aér, coéxistere. (2) La forma tradicional como los diccionarios, sugieren la acentuación de las palabras latinas es mediante los signos de sílaba larga (-) y sílaba breve ("): rasgos fonéticos que se perdieron en castellano. El primer signo, sobre una sílaba, indica que sobre ella cae el acento prosódico (ejs: antecédens, eódem, similitüdo se pronuncian: antecédens, eódém, similitúdo). En cambio, el signo sílaba breve señala que el acento prosódico cae sobre la sílaba anterior a la marcada (ejs.: antea, argentéus, gladiólus, viola, alveolus, parietem, suspícax, se pronuncian: antea, argénteas, gladíolus, viola, alvéolus, parietem, súspicax).