HOMBRO DOLOROSO M. Gil Arbiol (MIR Traumatología HVC), I

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Traumatología y Neurocirugía
HOMBRO DOLOROSO
M. Gil Arbiol (MIR Traumatología HVC), I.Orradre Burusco (MIR Traumatología HVC)
RECUERDO ANATÓMICO Y FUNCIONAL DEL HOMBRO
El hombro es la articulación más móvil del organismo. El complejo funcional
del hombro está constituido por varias articulaciones: esternoclavicular,
acromioclavicular, escápulo-torácica, y la escápulo-humeral que es la
principal y con más movilidad.
Al contrario que la cadera, el hombro posee una cavidad glenoidea plana
que no proporciona por sí misma estabilidad a la articulación. Ésta
estabilidad depende de una serie de estructuras fibrosas como el rodete
glenoideo, la cápsula articular y ligamentos, y de otras estructuras dinámicas
músculo-tendinosas que forman el llamado manguito o cofia de los rotadores
(formado por los tendones de los músculos supraespinoso, infraespinoso,
redondo menor, subescapular y el tendón de la porción larga del bíceps), de
forma que cuando uno de éstos músculos ejerce su función, el resto se
tensa para mantener la cabeza del húmero en la cavidad glenoidea.
El manguito de los rotadores forma un sombrero o cofia que cubre la cabeza
del húmero ocupando el espacio entre ésta y la cúpula constituida por el
acromion y la coracoides unidos por el ligamento coracoacromial, y el
músculo deltoides. Existe además una bursa subacromiodeltoidea que
separa la cúpula ósea del manguito creando una falsa articulación.
ETIOLOGÍA
En el hombro se pueden producir dolores referidos, cuya causa sea un proceso visceral que
irrita el diafragma, como el infarto de miocardio o la colecistitis.
También pueden manifestarse en el hombro dolores irradiados:
• Procesos neurológicos:
o Patología de la columna cervical: hernias discales, cervicoartrosis, esguinces
cervicales, síndromes de latigazo, cervicobraquialgias…
Es necesario realizar exploración del raquis cervical y un estudio
radiográfico para descartar estas patologías.
o Meningitis
o Tumores
o Malformaciones
• Compresiones vasculares y nerviosas: síndrome de la salida torácica, tumores…
• Procesos reumáticos
• Enfermedades hemáticas
• Alteraciones posturales
Pero en el tema que nos ocupa, vamos a tratar aquellos dolores que se originan en el hombro,
cuyas causas son procesos intrínsecos y característicos de esta articulación, sin hacer hincapié
en procesos reumáticos e infecciosos, ni traumatológicos como las fracturas, luxaciones o
traumatismos.
PATOLOGÍA DEL MANGUITO DE LOS ROTADORES
El llamado Síndrome Doloroso Subacromial o Síndrome de impingement fue descrito en 1972
por Neer. Se produce por un proceso de compromiso de espacio en la articulación del hombro,
que sucede cuando abducimos el brazo a 90º: Al realizar este movimiento, existen una serie de
factores anatómicos y funcionales del hombro que hacen que el manguito de los rotadores se
aproxime a la estructura rígida formada por el acromion y al ligamento coracoacromial hasta
comprimirse contra ella. Esto produce una irritación de la bursa subacromial y de los tendones
del manguito, en una zona anatómicamente poco vascularizada, que va a iniciar un proceso de
inflamación y desgaste de los tendones, que pueden llegar a romperse, a veces sin producir
episodios de dolor previos.
Afecta con más frecuencia a pacientes con predisposición
anatómica para este proceso, como aquellos individuos que tengan
un acromion ganchudo que disminuye el espacio subacromial, o
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aquellos que trabajan con el brazo en elevación o abducción
(deportistas, pintores…), y producen traumatismos repetidos contra
el tendón.
CLÍNICA:
El dolor se puede desencadenar por un traumatismo o esfuerzo, o aparecer de forma insidiosa
en forma de episodios, hasta hacerse constante. Típicamente cursa en tres fases que se
corresponden con lesiones anatomopatológicas de distinto grado, y que no tienen que
manifestarse de forma sucesiva. En todas las fases está presente el dolor y las pruebas de
impingement positivas.
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FASE 1: La fase inicial se caracteriza por un cuadro de dolor localizado en el muñón
del hombro que irradia hacia la “V” deltoidea, que puede llegar hasta el codo o la
mano. El dolor puede ser constante o cursar en episodios agudos; puede
desencadenarse o aumentar con los movimientos, y es muy típico que duela más por
la noche, pudiendo llegar a impedir el sueño (muchas veces refiere el paciente que
tiene que dormir en el sillón), ya que al estar tumbado aumenta la congestión del
hombro y el dolor. En esta fase se encuentra el tendón edematizado y con puntos
hemorrágicos. El tratamiento es conservador y consiste en reposo con el brazo en
cabestrillo, frío local y antiinflamatorios.
FASE 2: En fases más avanzadas, la inflamación produce una fibrosis y puede llevar a
la formación de una reacción cálcica en el seno del tendón degenerado, que hace que
éste se engruese y la compresión con el acromion sea mayor. Se conoce como
tendinitis cálcica y cursa típicamente con episodios agudos hiperálgicos que son muy
limitantes para la actividad del paciente. El tratamiento en esta fase ha de ser
conservador con frío y antiinflamatorios, incluyendo la fisioterapia para evitar
retracciones capsulares que limitan la movilidad y empeoran el cuadro. Puede ser
necesario en algunos casos la infiltración local de anestésicos y corticoides en los
episodios de dolor agudo en los que el uso de antiinflamatorios tiene poca utilidad. En
casos rebeldes al tratamiento conservador puede estar indicado el tratamiento
quirúrgico para descomprimir el espacio comprometido.
FASE 3: Si el proceso de degeneración continúa, puede producirse una rotura de las
fibras tendinosas que puede ser parcial o total y afectar a un área más o menos
grande, hasta llegar a ser masiva en casos muy severos. Las roturas tendinosas se
producen típicamente en mayores de 40 años, y producen una limitación e incapacidad
para los movimientos del hombro que será más o menos acusada dependiendo del
tamaño del defecto. En esta fase de rotura, el tratamiento es quirúrgico para reparar
el defecto y descomprimir el espacio subacromial.
EXPLORACIÓN:
Hay multitud de maniobras para explorar los distintos tendones del manguito rotador, pero
vamos a explicar las más clásicas y sencillas:
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Maniobra del arco doloroso: con el brazo en posición anatómica se realiza abducción
activa y pasiva. Si aparece dolor entre los 70º y 120º, indica una lesión del músculo
supraespinoso que se comprime contra el acromion en ese arco de movilidad. Si esta
maniobra es dolorosa entre los 120º y 160º, es sugestivo de patología de la
articulación acromio clavicular (muchas veces una artrosis acromio clavicular puede
ser causa de compresión subacromial, y son dos patologías que se dan juntas
frecuentemente).
Maniobra de Neer: detrás del paciente, el examinador mantiene fija la escápula con
una mano y con la otra eleva el brazo hacia delante. Si se produce dolor cuando el
troquíter choca con el acromion, la prueba es positiva por compresión del
supraespinoso.
Maniobra de Jobe: con el brazo en abducción de 90º y antepulsión de 30º, se coloca
en rotación interna. La prueba es positiva si aparece dolor cuando se hace fuerza para
descender el brazo. Indica compresión del supraespinoso
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Prueba de Speed: con el brazo en posición similar a la prueba de Jobe, pero con la
palma de la mano hacia arriba (en rotación externa). Si produce dolor al empujar hacia
abajo contra resistencia, es positiva e indica compresión del tendón largo del bíceps.
Maniobra de Patte: con el brazo pegado al cuerpo y el codo a 90º de flexión, se indica
el paciente que haga rotación externa contra resistencia del explorador. El dolor en el
hombro indica patología del músculo infraespinoso.
Maniobra de Gerber: similar a la anterior pero forzando la rotación interna. Indica
patología del músculo subescapular.
RADIOLOGÍA:
Con la radiología simple podemos descartar otros procesos causantes del dolor. En una Rx
simple en proyección AP podemos ver calcificaciones en el espesor del tendón del
supraespinoso, próximos a la inserción en el troquíter (que es la zona de localización más
frecuente) en caso de una tendinitis calcificante. A veces es necesario realizar proyecciones
AP del hombro en rotación externa e interna para poder ver esas calcificaciones. También
podemos ver osteofitos de tracción en el borde antero externo del acromion o en la cara
inferior de la articulación acromio-clavicular, que disminuyen el espacio subacromial y sugieren
un compromiso de espacio. Se pueden ver también signos indirectos de patología del
manguito, como el ascenso de la cabeza humeral que se produce cuando el manguito de los
rotadores está roto; geodas en la cabeza humeral u osteólisis en el acromion en caso de
lesiones crónicas…
La prueba de imagen más fiable para valorar el hombro con todas sus estructuras es la RMN,
donde podemos ver tanto la inflamación de los tendones como posibles roturas, y valorar las
relaciones anatómicas entre las distintas estructuras osteoligamentarias y tendinosas. No es
necesaria la realización de una RMN en un servicio de urgencias para el estudio de estos
cuadros ni para instaurar un tratamiento correcto.
TRATAMIENTO EN URGENCIAS:
Los episodios agudos de dolor o reagudizaciones de los cuadros crónicos, son los que
podrían llevar al paciente a necesitar una atención urgente por parte del médico. Como ya
hemos mencionado, el tratamiento de estos episodios dolorosos es sintomático y consiste en:
• Reposo relativo del brazo mediante cabestrillo incluso por la noche, indicando que de
vez en cuando debe sacar el brazo y realizar movimientos pasivos, para evitar una
posible disminución de la movilidad, o disminuir los efectos de una posible capsulitis
retráctil.
• Aplicación de frío local para disminuir la congestión y la inflamación que son la causa
principal del dolor. Las aplicaciones han de ser de forma intermitente (de 3 a 5 veces al
día) durante 10 ó 15 minutos y sobre un paño, nunca directamente sobre la piel.
• AINEs orales.
• Medidas posturales como dormir en posición sentada o semisentada, o elevando la
cabecera de la cama para desminuir la congestión que se produce con el decúbito.
• En casos muy dolorosos podemos realizar infiltraciones intraarticulares de anestésico
local con corticoides. Hay que tener en cuenta el alto riesgo de infección articular si no
se toman las medidas de asepsia adecuadas, y la degeneración tendinosa que pueden
producir los corticoides locales administrados de forma repetida.
BIBLIOGRAFÍA:
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Campbell. Cirugía ortopédica. 2004
Munuera, L. Introducción a la traumatología y cirugía ortopédica. McGraw-Hill
Interamericana. 2002
Manual SECOT de cirugía ortopédica y traumatología. Editorial Médica Panamericana.
2003
PÁGINAS WEB:
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www.medicinadefamilia.net/diapos/hombdolor.htm
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9
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www.pulso.com/secot/19.htm
www.institutferran.org/hombro_doloroso.htm
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