Follet, Ken - La caída de los gigantes

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Los laterales estaban fangosos y había agua estancada en el fondo, pero él,
agradecido, hizo presión con el cuerpo sobre la tierra húmeda mientras las balas le
pasaban volando por encima de la cabeza. Transcurridos unos segundos, Tommy
aterrizó a su lado, luego, el resto de la sección. Los soldados de otras secciones imitaron
a los hombres de Billy.
Fitzherbert pasó corriendo junto al agujero.
- ¡Sigan moviéndose! -gritó.
- Si sigue insistiendo -mascullo Billy-, voy a disparar a ese cabrón.
Entonces Fitzherbert fue alcanzado por el fuego de una ametralladora. Le salió un
chorro de sangre de la mejilla y le quedó una pierna doblada por debajo del cuerpo. Se
desplomó sobre el suelo.
Billy se dio cuenta de que los oficiales corrían el mismo peligro que los demás
hombres. Ya no estaba furioso. En cambio, sí se sentía avergonzado por el ejército
inglés. ¿Cómo podía ser tan incompetente? Después de todos los esfuerzos que habían
hecho, del dinero que habían gastado, de los meses que habían dedicado a la
planificación… la gran ofensiva había sido un fracaso. Resultaba humillante.
Billy echó un vistazo a su alrededor. Fitz estaba tendido, inmóvil, inconsciente. Ni el
teni ente segundo CarltonSmith ni el sargento Jones estaban a la vista. Los demás
hombres de la sección miraban a Billy. Él solo era cabo, pero esperaban que les dijera
qué hacer.
Se volvió hacia Mortimer, que antes había sido oficial.
- ¿Tú qué crees que…?
- A mí no me mires, taffy -respondió Mortimer con sequedad-. Tú eres el puto cabo.
Billy comprendió que tenía que ocurrírsele un plan.
No iba a hacerlos retroceder. Ni se había planteado esa posibilidad. Habría sido como
desperdiciar las vidas de los hombres que ya habían muerto. «Tenemos que sacar algún
provecho de esto -pensó-; tenemos que dar lo mejor de nosotros mismos.» Por otro lado,
no pensaba cargar contra una ametralladora. Lo primero que necesitaban era un análisis
del panorama.
Agarró su casco de acero, lo levantó tanto como pudo estirando el brazo, y lo utilizó
por encima del borde del cráter como señuelo, por si un alemán tenía visión sobre aquel
agujero. Pero no ocurrió nada.
Asomó la cabeza por el borde, a la espera de que, en cualquier momento, un tiro le
agujerease el cráneo. Pero también sobrevivió a esa prueba.
Miró más allá de la línea divisoria y a lo alto de la colina, por encima de la alambrada
de espinos de la primera línea del frente alemán, enterrada en la ladera. Vio los cañones
de los fusiles asomando por los agujeros del parapeto.
- ¿Dónde está esa puta ametralladora? -preguntó a Tommy.
- No estoy seguro.
La Com pañía C pasó corriendo. Algunos se pusieron a cubierto, pero otros
mantuvieron la posición. La ametralladora volvió a abrir fuego y recorrió la línea; los
hombres cayeron como bolos. Billy ya no estaba impresionado. Intentaba localizar el
punto de procedencia de las balas.
- Lo tengo -dijo Tommy.
- ¿Dónde?
- Traza una línea recta desde aquí hasta ese montón de arbustos en lo alto de la colina.
- Ya.
- Mira esa parte en que la línea cruza la trinchera alemana.
- Sí.
- Ahora desvíate un poco hacia la derecha.
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