Poder Judicial de la Nación DAÑOS Y PERJUICIOS. ACIDENTE FERROVIARIO. VALORACIÓN DE LA PRUEBA TESTIMONIAL. CARACTER DE INSTRUMENTO PÚBLICO DEL EXPEDIENTE ADMINISTRATIVO. LOS PRINCIPIOS GENERALES DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL APLICABLES AL CASO. PODER JUDICIAL DE LA NACIÓN R.S.3 T.84 ///la ciudad de La Plata, a los f* 96 14 días del mes de abril del año dos mil nueve, reunidos en Acuerdo los señores Jueces que integran la Sala Tercera de esta Cámara Federal de Apelaciones de La Plata, toman en consideración el expediente N° 15.779/08: “E.F.A. c/Empresa San Vicente –Línea 79- y otro s/Daños y perjuicios”, procedente del Juzgado Federal de Primera Instancia N° 3 de la ciudad de Lomas de Zamora. Practicado el pertinente sorteo el orden de votación resultó: doctores Carlos Alberto Nogueira, Carlos Alberto Vallefín y Antonio Pacilio. El doctor Nogueira dijo: I. Contra la resolución (…), que rechazó tanto la demanda promovida por Empresa Ferrocarriles Argentinos contra Empresa San Vicente S.A. y V. Q. como la reconvención planteada por éstos contra la primera, dedujo recurso de apelación la parte actora (…), y expresó agravios (…). II. Éstos se basaron, en lo sustancial, en la disconformidad con la valoración de la prueba realizada por el juez de grado, ya que constituiría un error desestimar las declaraciones de los tres testigos ofrecidos por su parte, por el hecho de ser empleados suyos. Agregó que dichos testigos fueron presenciales y que sus declaraciones en sede penal, civil y de la actora fueron coincidentes. Por último, señaló que dado que la actora es una empresa del Estado Nacional el instrumento formado a resultas del accidente en sede de ésta es un instrumento público. III. Consideración de los agravios. 1. Valoración de la prueba testimonial. 1.1. La recurrente alegó que el juez de grado se equivocó al desestimar las declaraciones de los tres testigos ofrecidos por su parte, “(p)or la mera circunstancia que fueran empleados de la actora” (…). A ello, agregó que se trató de testigos testimonios en presenciales sede penal, del civil accidente, y de la y que actora sus “(s)on coincidentes y no contradictorios con la verdadera versión de los hechos...” (…). Se adelanta que el agravio no prosperará. 1.2. En efecto, el magistrado luego de valorar la totalidad de los testimonios ofrecidos por la actora y la demandada consideró que éstos resultan totalmente contradictorios entre sí, “(t)anto en lo que se refiere a las circunstancias y mecánica del accidente, como asimismo respecto de las medidas de seguridad existentes en el paso a nivel donde aconteció el siniestro, la actitud adoptada por el chofer del colectivo Sr. Quintana al trasponer dicho paso a nivel y la actitud del maquinista del tren” (…). 1.3. Además de la incompatibilidad de las declaraciones, el a quo tuvo en consideración el hecho de que todos los testigos eran dependientes al momento de su declaración de las partes en conflicto (Empresa Ferrocarriles Argentinos y Empresa San Vicente S.A.), por lo que estimó que “(c)orresponde restar mérito probatorio a los dichos de los testigos ofrecidos por cada una de las partes, en tanto avalan las contradictorias versiones de los hechos sostenidas por ellos y no median razones decisivas para preferir unos a otros, de suerte que se neutralizan entre sí” (…). 1.4. Por todo lo expuesto, el juez de grado concluyó que “(n)i la parte actora ni la demandada reconviniente han logrado acreditar, a través de las escasas pruebas producidas, los extremos que invocan como fundamento de sus respectivas pretensiones ni las causales citadas a los fines de exonerarse de la responsabilidad que se les endilga a ambas partes en el carácter de demandadas” (…). 1.5. No se encuentra controvertido que los testigos ofrecidos por la parte actora se desempeñaban al Poder Judicial de la Nación momento del accidente como maquinista (…), ayudante de éste (…) y guarda del tren (…). Sin embargo, si bien el hecho de ser dependiente de una de las partes, no descalifica sin más la credibilidad de sus dichos, se exige que su testimonio sea valorado con mayor rigurosidad y que sea corroborado por otros medios probatorios, lo que no se da en el presente caso. En este sentido, se ha sostenido que “(l)as únicas declaraciones del maquinista y del fogonero, que intervinieron en el accidente, no pueden ser aprehendidas como prueba fehaciente en la medida en que no estén acompañadas de otras que corroboren sus dichos...” (confr. CNCiv., Sala A, “Carrasale, Luis Carlos c/Empresa de Ferrocarriles Argentinos s/Daños y Perjuicios”, del 13/09/89). 1.6. Una lectura pormenorizada de la sentencia permite inferir que el magistrado no desestimó las declaraciones de los testigos de la parte actora “por la mera circunstancia que fueran empleados” como pretende la recurrente sino que fueron las contradicciones existentes entre los testimonios de una y otra parte, y la ausencia de otros elementos de convicción, las que lo llevaron a restarles eficacia probatoria. En consecuencia, estimo que no existe mérito suficiente para apartarse de la valoración de la prueba testimonial efectuada por el juez de grado; por lo que el agravio debe rechazarse. 2. Carácter de instrumento público del expediente administrativo. 2.1. La recurrente alegó que “(l)a actora es una empresa del Estado Nacional, por ende sus empleados no desempeñan tareas para una empresa privada, y que tanto su accionar así como también el instrumento formado a resultas del accidente en sede de la actora resulta a todas luces, conforme lo sostiene la jurisprudencia un instrumento público” (…). 2.2. En cuanto al carácter de instrumento público de las actuaciones administrativas, esta Sala tiene dicho que: “(l)as actuaciones administrativas de cualquier clase que fueren, mientras no sean notariales, son pruebas escritas que pueden ser destruidas con cualquier clase de medio probatorio (...) no siendo aplicable el artículo 979 del Código Civil a las actuaciones administrativas, la única conclusión lógica y jurídica es que el juez las apreciará de acuerdo a las reglas de la sana crítica, siendo por ello insostenible la aplicación de una prueba legal sin ley que la establezca en forma sensata...” y que “(n)o existe un supuesto de poder o potestad certificante en el Estado, sino que los instrumentos emanados del Estado tendrán tal o cual valor probatorio de acuerdo a las normas legales que así lo establezcan”. Asimismo, se sostuvo que “(a)ún admitiendo el carácter de instrumentos públicos de las actas administrativas, el efecto de tal naturaleza no puede ser otro que el de hacer plena fe del otorgamiento y la fecha del instrumento, no de su contenido dispositivo o enunciativo, ni de los hechos a los cuales se refiere” (confr. Expte. N° 11.515/05, “S.A.,G. C/Universidad Nacional de La Plata – Facultad de Odontología s/Amparo”, del 22/12/05)(1). 2.2.1. En este sentido, y teniendo en consideración que el expediente administrativo no hace plena fe de su contenido dispositivo o enunciativo, cabe destacar que los testimonios que obran allí corresponden a las mismas personas que declararon en sede judicial y cuya valoración fue tratada precedentemente. 2.2.2. Asimismo, de su lectura no surge ningún otro dato de relevancia que permita esclarecer el modo en que se han desarrollado los hechos determinantes de los daños sufridos por las partes, ni la responsabilidad de los sujetos intervinientes en el hecho ilícito. 2.3. Sumado a esto, se advierte que el a quo ponderó la totalidad de las pruebas agregadas al expediente, y entendió que descartando las declaraciones testimoniales y la prueba informativa (…) “(l)as demás pruebas producidas en autos resultan irrelevantes a los efectos de determinar la responsabilidad de los protagonistas del hecho, razón por la cual no corresponde efectuar la valoración de las mismas” (…). Poder Judicial de la Nación 2.3.1. Para así decidir tuvo en consideración la doctrina de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, según la cual los jueces no están obligados a ponderar todas las pruebas agregadas, sino tan sólo aquellas que estime apropiadas para resolver el caso (Fallos: 274: 113; 280: 320, entre otros). 2.3.2. En este sentido, se advierte que el magistrado no omitió la valoración de dicha prueba documental, sino que resolvió conforme a las reglas de la sana crítica que ella no era relevante a los fines de probar la responsabilidad civil de los sujetos implicados en el accidente. 2.3.3. Por otra parte, el recurrente no explicó los motivos por los que la valoración de dicho instrumento probatorio hubiera arrojado un resultado distinto al que llega el juzgador. 2.4. En mérito a las consideraciones precedentes, el agravio debe ser desestimado. IV. Por ello, propongo al Tribunal Confirmar la sentencia (…), en todo cuanto fuera materia de agravio con Costas de Alzada por su orden atento la ausencia de réplica. Así lo voto. El doctor Vallefin dijo: I. Antecedentes. 1. La demanda. La empresa Ferrocarriles Argentinos formuló demanda por daños y perjuicios contra la empresa San Vicente Línea n° 79-, V. Q. –chofer del colectivo involucrado en el siniestro- y/o contra el propietario o tenedor de la unidad, como consecuencia del accidente ocurrido (…)en el paso a nivel de la avenida Espora, jurisdicción de la Estación José Mármol, a fin de que se los condene en forma solidaria a pagar la suma de Australes (…), en razón de haber sufrido averías en el material rodante y en las instalaciones fijas, además de un importantísimo lucro cesante como consecuencia de la inactividad padecida. Relató el apoderado que ese día, siendo aproximadamente las 4,31 horas, en ocasión en que el tren 7715, traccionado por la locomotora N° 6014, se disponía a trasponer el paso a nivel de la calle Espora, protegido con barreras automáticas que funcionaban perfectamente bien y se encontraban bajas y señales fonoluminosas funcionando también, vio obstruido su paso por la presencia en la zona de vías de un ómnibus de la empresa San Vicente, conducido por el señor Q., ocasionando la consecuente colisión. Afirmó que el motorman al acercarse al paso a nivel hizo sonar su bocina de potencia e hizo señales con las luces largas indicando su proximidad, “por lo que resulta inexplicable a esta parte cómo es que el chofer del colectivo hace caso omiso a tantas medidas precaucionales y emprende el cruce esquivando las paralelas, en una maniobra casi suicida”. Agregó que al cruzar en zig-zag el ómnibus rompió una de las barreras, siendo el “responsable exclusivo de la producción del hecho”. 2. Contestación de demanda y reconvención. En su escrito de contestación de demanda, la empresa San Vicente negó todas las imputaciones que le fueron realizadas. Argumentó que al producirse el hecho las barreras no funcionaban, se encontraban altas y un brazo de ellas roto, las señales eran deficientes, no funcionaban y el señor Q. no fue un intruso en el cruce, sino que “tomó al cruzar todas las precauciones del caso, el evento se produjo por culpa exclusiva del Ferrocarril, la estructura malamente diseñada por él y la negligencia de sus agentes”. Señaló al respecto que las barreras son sólo de medio brazo, lo que calificó de inconcebible en una avenida con un ancho de 9 metros; el lugar “no tiene iluminación particular y en horas de la noche recibe luz de las columnas y focos de la red municipal, que no están precisamente en las barreras. Los elementos lumínicos –focos de calle- se ubican fuera del área del ferrocarril. Los brazos de la barrera –medio en cada dirección- se ubican a menos de un metro de la vía”. A ello se suma que la barrera y el cruce están en una pequeña subida del camino, lo que hace que “cruzar dicha barrera sea una verdadera aventura”. Relató los hechos desde su óptica, señalando que al aproximarse al cruce el ómnibus “disminuye por completo su velocidad, las barreras estaban altas, no había ningún anuncio Poder Judicial de la Nación que venía tren alguno y encara el cruce a cinco kilómetros por hora, cuando estaba ya por comenzar el cruce, ve a su derecha un bulto –el tren- que no había encendido luces, ni tocado bocina, ni previamente había sonado la chicharra, justo cuando se topa con el colectivo el tren enciende la luz, Q. hace una maniobra desesperada de girar a la izquierda para sacar el colectivo del carril, pero no logra hacerlo y es impactado en su costado derecho del medio hacia delante, desplazando el colectivo a un zanjón a cinco metros de las vías”. Asimismo dedujo reconvención contra la empresa Ferrocarriles Argentinos a fin de que se la condene al pago de la suma de Australes (…), correspondientes a los gastos de reparación que debió efectuar, desvalorización del vehículo, indemnización al socio explotante y sueldo del chofer Q.. A garantía –La fs. 117 contestó la demanda la citada en Uruguaya Argentina Compañía de Seguros S.A.- adhiriendo a lo manifestado en la constestación de demanda efectuada por la empresa San Vicente. La misma adhesión formuló el codemandado Q. (…). II. La sentencia dictada y los agravios. 1. El señor juez de primera instancia rechazó tanto la demanda como la reconvención articuladas. Consideró que atento a que los testimonios rendidos “son totalmente contradictorios y no pudiendo acordar una mayor credibilidad a los dichos de los testigos ofrecidos por una parte respecto de los testigos ofrecidos por la otra parte, se debe resolver prescindiendo del contenido de la totalidad de las declaraciones testimoniales prestadas”, lo mismo que de la prueba informativa producida, concluyendo que ni la parte actora ni la demandada reconviniente han logrado acreditar los extremos que invocan como fundamento de sus respectivas pretensiones. Impuso las costas en el orden causado en atención a la forma como fue resuelto el conflicto (…). 2. Dicho pronunciamiento sólo fue apelado por la empresa Ferrocarriles Argentinos (…), que expresó agravios (…). Los agravios, en sustancial síntesis, pueden exponerse así: a) El a quo se equivoca al valorar que de la relación de los testigos con las partes en conflicto surge el impedimento de privilegiar un testimonio por sobre el otro, lo mismo que al desestimar las declaraciones de los tres testigos ofrecidos por su parte; b) la actora es una empresa del Estado Nacional por lo que tanto su accionar como también el instrumento formado a raíz del accidente resulta ser un instrumento público; c) los testigos ofrecidos por su parte fueron presenciales, por lo que no se ajusta a derecho desmerecer su testimonio; d) se ha probado en autos el cruce del colectivo en el momento en que se encontraba baja la barrera y se acercaba un tren con luz potente y haciendo uso del silbato reglamentario, encontrándose funcionando correctamente el sistema fonoluminoso; e) ha quedado probada la exclusiva culpa y responsabilidad de la demandada. III. Consideración de los agravios. 1. Aclaraciones preliminares. Los principios generales de la responsabilidad civil aplicables al caso. 1.1. Inicialmente corresponde señalar que tal como lo ha reseñado el a quo en concordancia con lo dicho por la jurisprudencia y doctrina dominante en la materia, en el sub judice existe un supuesto de responsabilidad civil fundada en factores objetivos, concretamente, en el llamado riesgo creado por las cosas (conf.CSJN, “Coria, Amelia y otras c. Ferrocarriles Argentinos s/ daños y perjuicios”, octubre 201992, C-244.XXIII, “ED” 25/08/1993, pág.7; y “Descole, Alicia N.y otros c.Empresa Ferrocarriles Argentinos S.A”, abril 02-998, “LL” 1998-D, 590). En esa línea de ideas, sabido es que para que el demandado pueda quedar exonerado de responsabilidad debe acreditar la ruptura del nexo causal, demostrando que el daño provino de un hecho de la propia víctima o de un tercero por el que no debe responder (art.1113, segunda parte, del Código Civil). A tal punto llega la objetivación de la responsabilidad endilgada, que en estos supuestos deviene innecesario indagar la concurrencia o no del elemento culposo en la conducta del agente, quien tampoco podrá pretender desligarse de su obligación de reparar el perjuicio ocasionado por demostrar que asumió una conducta prudente y adecuada a las circunstancias del caso (conf. Bustamante Alsina, Jorge; Teoría general de la responsabilidad civil; 9ª edición, Buenos Aires, ed.Abeledo- Poder Judicial de la Nación Perrot, año 2003, capítulo XVII, pág.405 y ss.; Cazeaux-Trigo Represas; Derecho de las Obligaciones; Tomo V, 3ª edición, Buenos Aires, ed. Librería Editora Platense, año 1996, capítulo XXXVII, pág.222 y ss.). 1.2. Ahora bien, todo lo señalado en los párrafos anteriores debe armonizarse con las cualidades propias de las formaciones ferroviarias y la actividad que a través de ellas se despliega, ya que no debe pasar por alto la circunstancia de que dichas máquinas -por su propia conformación estructural- poseen un carácter riesgoso distinto a la de otros móviles u objetos que quedan abarcados por la misma teoría en estudio cuando su accionar también genera daño (v.gr.los automotores). Es decir, debe tenerse presente el hecho de que los trenes circulan en terreno de carácter exclusivo, donde los peatones o los automóviles al invadirlo deben extremar los cuidados del caso para evitar accidentes indeseados. Así lo tiene dicho la jurisprudencia, que ha decidido que “...las vías ferroviarias son un lugar reservado a los trenes y todo el que haya de cruzarlas está obligado a cerciorarse por sí mismo si viene algún convoy, deteniéndose para darle paso, y no a la inversa, máxime cuando existen señales indicadoras del cruce...”(CN Rosario, julio 2-953, autos “Bella, Sergio N.”, “LL” t.71-362). A lo que se le debe sumar que las formaciones ferroviarias tienen una circulación obligada, con nulas posibilidades de apartarse de su rumbo por la sola voluntad de quien las conduce. 1.3. Con todo, no debe igualmente olvidarse que pesa sobre las empresas dedicadas a la actividad de transporte férreo una obligación de seguridad, consistente en la protección de los lugares destinados al cruce y de los pasos a nivel. El prestatarias del débito de servicio seguridad constituye a una cargo de las obligación de resultado, por lo que la sola producción del hecho dañoso pone en cabeza de ellas el onus probandi de demostrar el haber arbitrado todos los medios para evitarlo. 1.4. Todo lo apuntado sobre las características típicas de la actividad ferroviaria permite arribar a la conclusión de que es plenamente posible que un daño derivado o relacionado con aquélla pueda obedecer a distintas causas, que en más de una ocasión pueden resultar concurrentes. Así, podrán mediar en forma simultánea la conducta negligente del peatón, la del maquinista que no cumple sus deberes de conducción y la de la empresa por falta del resguardo de los lugares de paso peatonal o vehicular, o en la falta de medidas de seguridad (conf. Mosset Iturraspe, Responsabilidad por daños. El acto ilícito; Tomo III, ed. Rubinzal Culzoni, Buenos Aires, año 1998, capítulo VI, pág.195 y ss.). Sentados estos principios generales que servirán de base para la solución de la materia en debate, corresponde abocarse al estudio de los agravios deducidos por la apelante. 2. Aplicación de estos principios al caso de autos. 2.1. Asiste razón al apelante cuando se agravia por el criterio seguido por el juez por el cual descartó todos los testimonios por ser contradictorios y por tratarse de dependientes de las partes en conflicto. Si bien éstos efectivamente resultan en ciertos aspectos contradictorios, ello no los descalifica como tampoco el hecho de que se trate de empleados de las partes, sino que corresponde analizar si existen otros elementos en autos que avalen una u otra postura. Se estima que sí. 2.2. En cuanto al agravio esgrimido respecto al valor que corresponde asignar a las actuaciones administrativas formadas por Ferrocarriles Argentinos, cabe recordar –como lo hace el voto que antecede- que en la causa n° 11.515/05, “Santamaría Arrieta”, sentencia del 22/12/05, se sostuvo que “aún admitiendo el carácter de instrumentos públicos de las actas administrativas, el efecto de tal naturaleza no puede ser otro que el de hacer plena fe del otorgamiento y la fecha del instrumento, no de su contenido dispositivo o enunciativo, ni de los hechos a los cuales se refiere. De tal manera, puede ser considerada por el juez como plena prueba si no es enervada por otras probanzas en contrario”. Sentado ello, deben ponderarse la totalidad de las constancias reunidas en autos, sin reconocer el pretendido predominio probatorio absoluto al expediente administrativo en cuestión. Poder Judicial de la Nación Siguiendo los parámetros expuestos se analizarán las pruebas producidas en el caso. 2.3. La apelante alegó que el accidente se produjo por culpa exclusiva del conductor del colectivo, quien “intentó cruzar el paso a nivel sin tomar las precauciones del caso, haciendo zigzag” para sortear la barrera. Al respecto se aprecia que en el presente caso existe controversia sobre el estado de las barreras al momento del hecho, pues la actora afirma que se encontraban bajas y la demandada reconviniente aduce que permanecieron altas y el brazo de su mano se encontraba roto. No obstante la contradicción respecto al punto entre los dichos de los testigos propuestos por ambas partes, existen elementos en la causa que permiten formar un criterio respecto a la responsabilidad en el hecho. 2.4. En primer lugar, entiendo que las constancias de la causa permiten tener por acreditado el estado del paso a nivel y en definitiva, que se trata de un cruce peligroso. En instrucción tal policial sentido constató (…)de que “la la causa penal la arteria Espora es asfaltada con doble mano de circulación de norte a sur y viceversa con tránsito vehicular intenso en horas del día y la noche disminuyendo paulatinamente hacia la noche”. Agregó que “unicamente se conoce el acercamiento de un tren si las barreras se encuentran bajas, ya que es dificultosa la visibilidad en el lugar para observar la presencia del tren…” y “se observa en el lugar una garita para el guardabarrera misma en desuso (sic), ya que no se cubre con personal alguno el sitio, siendo importante la existencia de un guardabarrera debido a que es un cruce muy peligroso pudiendo ocurrir accidentes durante cualquier hora del día y la noche”. En forma concordante se afirmó que “es una curva pronunciada con muchos edificios y plantas” y que es “uno de los cruces más transitados” (… testigo …. guardatren); que “es un paso a nivel que está elevado de la calle, que está lleno de pozos entre las vías, por lo que uno tiene que pasar despacio con el auto, no tiene buena luz ya que la misma es la municipal, hay muchos árboles que impiden que se vea bien, que es muy peligroso ya que hay una curva muy pronunciada de donde viene el tren desde Témperley hacia Mármol, hay pastos muy altos y que impiden ver cuando viene el tren… la barrera está muy pegada a las vías” (… testigo que trabajó hasta 1991 en la empresa San Vicente); que “el cruce es muy oscuro de noche ya que hay poca luz y hay mucho pasto, que hay una curva muy pronunciada…” (…, testigo empleado de la demandada); se volvió a reiterar “la carencia de iluminación, la densa vegetación en la zona lo cual obstaculiza parte de la señal luminosa, parte de los carteles indicadores del cruce de vías y el mismo paso a nivel, el cual hay que pasarlo a una velocidad de paso de hombre ya que el mismo se encuentra en condiciones no transitables” (… testigo empleado de San Vicente); entre otros testimonios (…). Si bien se trata en muchos casos de dependientes de la Empresa San Vicente, en lo que a estos extremos respecta esos dichos no fueron desvirtuados por los restantes testigos e incluso son coincidentes con la inspección del lugar realizada por la instrucción y antes transcripta. 2.5. Por el contrario, sí fueron refutados respecto al estado de los elementos de seguridad en el cruce. Mientras la parte actora afirmó que funcionaron perfectamente, existiendo luces, chicharra, silbato y todos los elementos de seguridad, la demandada sustuvo lo contrario. 2.5.1. Los dichos de los testigos de la parte actora no quedaron avalados por ningún otro elemento probatorio. 2.5.2. Sin embargo, cabe destacar lo actuado por el personal policial comisionado al lugar del hecho. Conforme surge (…)de la causa penal instruida con motivo del accidente, minutos después de sucedido, el Suboficial (…) se hizo presente en el lugar y relató que a metros del colectivo siniestrado “procedemos a identificar a una persona tratándose del chofer del colectivo identificado como V. Q.… que se encuentra mareado, quien nos manifiesta que en momentos en que circulaba por la arteria Espora de norte a sur para tomar servicio, y sin ocupantes, al intentar cruzar el paso a nivel ya que se encontraban las barreras altas es atropellado por tren que circulaba de Oeste a Este, siendo trasladado luego Poder Judicial de la Nación a un Centro Asistencial para su seguridad física…”. Este testimonio adquiere singular relevancia por la inmediatez en el tiempo con el accidente y por emanar de un agente policial, es decir que no se trató de un dependiente de las partes involucradas. 2.5.3. Q. reiteró lo allí expuesto al declarar en sede policial y judicial (…) en el sentido de que la barrera estaba levantada y la hoja correspondiente a su mano estaba rota, no funcionando las señales. 2.5.4. Coincidentemente afirmaron en forma invariable los testigos de la demandada que las luces de la barrera y la chicharra no funcionaban y que “a las 5,40 horas se presentó personal de Ferrocarriles y colocó el brazo de la barrera de la mano de Norte a Sur” (…y en el mismo sentido… [donde se agrega que al pasar por el mismo cruce a las 3,00 horas observó que una de las barreras ya faltaba],… de la causa penal). 2.5.5. Mientras los testigos de la parte actora se limitan a afirmar lo contrario, es decir que los elementos de seguridad parecen funcionaron, adquirir peso los testimonios cuando se los antes transcriptos confronta con los siguientes. Es que también se dijo respecto a las barreras que “muy frecuentemente dejan de funcionar o quedan trabadas con las barreras altas o bajas o suena la chicharra y las barreras a veces no están bajas, en esos casos es muy dificil pasar ya que la barrera está muy pegada a las vías” (…); que cuando no funcionaban “las vio en dos posiciones, una con las barreras bajas y otras levantadas, en algunas ocasiones se recurrió al personal del Ferrocarril para la reparación y la activación de las mismas en otras ocasiones se contó con el apoyo del personal del centro de apoyo del tránsito, y en oportunidades en que estaban cerradas se levantaban sin haberse observado el paso de ningún tren” (…); que “se traban las barreras a menudo. La señalización es mala porque las barreras son opacas, de noche no tienen luces, al trabarse ocurren dos cosas se quedan trabadas con la alarma o sin ella. Hubo casos en que estaban las barreras levantadas y la alarma sonando…”, mencionando el hecho de “poner un inspector de la empresa para que puedan cruzar los colectivos”; que “la barrera se trababa día por medio y a veces dos o tres veces al día. En una oportunidad los conductores se negaron a cruzarla y el servicio de colectivos estuvo una hora parado, reclamando que venga alguien de la estación Mármol y que sean ellos quienes autoricen el cruce con barreras bajas y trabadas” (…); “el brazo de la barrera, yendo desde Témperley hacia Adrogue, de la mano derecha estaba levantado y el otro estaba quebrado. Que no funcionaban ni la luz ni la chicharra, y mientras que el compareciente estuvo en ese lugar pasaron otros trenes y todo seguía sin funcionar. Que cerca de ahí se encuentra otra barrera de la calle Amenedo, a más o menos 80 metros, y en esta otra tampoco funcionaba ni la luz ni la chicharra. Que en muchas ocasiones la barrera en cuestión cuando no funciona queda a veces con los brazos levantados y a veces con los brazos bajos, y que el hombre de la herrería que está pegada a la barrera dirige el tránsito…” (…). Agregó el inspector en su declaración que luego de permanecer en el lugar del accidente vio llegar “una camioneta Ford de modelo nuevo, azul fuerte metalizado, sin ningún tipo de inscripción” de la que descendieron 2 o 3 hombres y colocaron el brazo de la barrera que faltaba (…). 2.5.6. Estos testimonios resultan verosímiles, en tanto van más allá de la mera afirmación de si funcionaron o no dichos elementos el día del hecho, brindando más datos que dan cuenta de una familiaridad en el tránsito por la zona y un conocimiento detallado de los recurrentes problemas en el funcionamiento de las barreras y demás elementos de seguridad en el cruce a nivel de la calle Espora. Ello no quedó desvirtuado con ninguna de las pruebas rendidas en la causa. 2.6. Asimismo, no asiste razón al recurrente cuando afirma que los únicos testigos presenciales fueron los que su parte ofreció. El chofer del colectivo que se desplazaba detrás de la unidad siniestrada –(…)- también afirmó haber visto los hechos. Y los relató de esta manera: “a medida que el dicente se iba aproximando al mencionado micro, observa que el micro Poder Judicial de la Nación interno 318 se disponía a cruzar las vías, cuando va a cruzar en forma sorpresiva se enciende una luz procedente de una locomotora de tren y debido al corto trayecto o sea la poca distancia que había del micro al tren se provoca la colisión entre ambos”. Dejó aclarado que “en el momento en que el señor Q. se disponía a cruzar las vías no había señalización alguna y las barreras se encontraban levantadas, que el tren se apareció sorpresivamente y con las luces apagadas el cual (sic) en el momento de la colisión fueron encendidas” (…de la causa penal, al declarar ante la instrucción). (…)de la misma causa el testigo declaró en sede penal. Dijo que “vio que Q. se disponía a cruzar la vía. Que no alcanzó a ver si la barrera estaba baja, pero que supone que no. Que la barrera no tenía balizas. Que no escuchó chicharra alguna. Que estaba todo totalmente oscuro, ya que el lugar no posee iluminación. Que hay luz unos 40 metros aprox. antes de la barrera, pero que en la vía propiamente dicha no hay iluminación. Que además hay unos árboles, antes de cruzar la vía a la derecha, agravando la situación el hecho de que hay una curva, razón por la cual se disminuye notoriamente la visión”. (…) de la presente causa declaró que el día del accidente venía a 100 metros del interno 318 y “al llegar al paso a nivel donde están las barreras automáticas (avda Espora) este micro detiene casi la velocidad porque el paso a nivel tiene un abovedado, entonces hay que frenar para poder pasarlo, ahí tomo proximidad al interno 318, las barreras se encontraban levantadas, balizas y chicharras no funcionaban y el colectivo interno 318 intenta cruzar las vías cuando aparece sorpresivamente un tren del lado de Témperley, la luz del tren se vio en el impacto, ya que el mismo venía con las luces apagadas y no había luz en el paso a nivel por la hora del accidente..”. A las repreguntas formuladas, agregó que “el colectivo no ingresa en forma zigzagueante, lo cruza en línea recta ya que las barreras se encontraban levantadas, porque las balizas no funcionaban y era como que el paso estaba libre”. Al respecto el a quo puntualiza que existe contradicción en sus dichos. No la hay en lo que hace a la inexistencia de elementos que avisaran del paso del tren y si bien dice en una oportunidad “suponer” que la barrera no estaba baja y en otras afirma que estaban levantadas, ello conduce a la misma conclusión y obedece a la mecánica descripta coincidentemente respecto del hecho y de la trayectoria del colectivo siniestrado, que en todos los casos resulta coincidente. 2.7. Tampoco lleva razón el recurrente cuando alega que los dichos de los testigos ofrecidos por su parte fueron coincidentes. Por el contrario, se advierte que existe gran contradicción en los dichos del testigo de la parte actora (…), ayudante del maquinista al momento del hecho, entre lo declarado en la causa penal y en la presente causa. Afirmó en la causa penal (…) que “escucha que el maquinista toca la bocina y que al instante siente el golpe. Que lo único que el declarante sintió fue el ruido y el impacto, ya que no vio nada, porque él estaba ubicado del lado derecho del tren y el accidente fue del lado izquierdo. Que el tren se detuvo y el deponente se bajó a mirar” ( … énfasis agregado). Al declarar en estas actuaciones (…) relató, sin embargo, que “el colectivo entró en zig-zag, se paró justo en el paso a nivel, la mitad del colectivo para adelante justo quedó en el paso a nivel que fue donde lo agarramos nosotros, fue en ese momento cuando lo chocamos; con la parte del colectivo de atrás pega contra la máquina y eso rompe el brazo de la barrera. Nosotros veníamos con luz plena, haciendo tocar el silbato o bocina, en ese momento se mete el colectivo, estábamos a 10 ó 15 metros…”. Incluso agregó al declarar esta segunda vez, que le preguntó al conductor del colectivo “si estaba bien y si estaba herido y después que me respondió que estaba bien que no tenía nada, yo le dije pero qué hiciste?, el dice: me quedé dormido y la barrera no estaba baja, entonces cuando él me dijo eso yo le dije entonces lo que está ahí tirado qué es si las barreras no hubieran estado bajas, refiriéndome a las barreras que estaban en el piso” (…). Sorprenden los detalles que brinda alguien que afirmó tiempo antes no haber visto nada. Este testimonio no resulta verosímil debido a la contradicción con sus propios dichos, a lo que se suma que de todos modos no parece posible Poder Judicial de la Nación que alguien que se hubiera dormido al volante pueda afirmar cómo estaban las barreras, como tampoco que dormido hubiera querido o podido sortear las barreras haciendo zig-zag, maniobra que hubiera requerido a un conductor atento, máxime cuando el paso a nivel se encuentra elevado y en mal estado, como ya se reseñó. 2.8. El croquis realizado por la misma empresa de ferrocarriles en las actuaciones administrativas formadas a raíz del accidente, obrante (…) de ese expediente, no acredita la mecánica que trata de demostrar. Ello en tanto marca la “zona de impacto” en línea recta al recorrido del colectivo, mientras que si éste hubiera querido traspasar el brazo de barrera baja de su mano haciendo zig-zag –como afirma la apelante- y teniendo en cuenta que la barrera está muy cerca de las vías, la zona de impacto no hubiera sido en línea recta a su trayectoria, sino hacia el costado izquierdo pues esa hubiera sido la manera de sortear la barrera. 2.9. El cuadro probatorio descripto, deficitario por cierto, no permite tener por acreditada la responsabilidad exclusiva que enrostra el apelante al conductor del colectivo. Antes bien, permite inferir que la empresa de ferrocarriles no ha cumplido en el caso en forma acabada con la obligación de seguridad a su cargo. En efecto, al apuntado déficit probatorio, debe agregársele la ineludible características del accidente, que ya paso consideración a nivel quedó en de donde acreditado, no las se especiales produjo el por las solo declaraciones de los testigos sino por lo que surge de la inspección ocular hecha por la prevención en la causa penal, que se trata de un cruce altamente peligroso porque se encuentra en una subida de la calle, muy próximo a una curva pronunciada precisamente del lado que circulaba el tren, con las barreras a una muy corta distancia de las vías, sin suficiente iluminación y con árboles que dificultan la visibilidad. A ello se suma que tampoco fue refutado lo relativo al mal estado del asfalto en el cruce, y consecuentemente la escasa velocidad con que debe transitárselo. Tampoco puede considerarse probado que las señales de hubieran aviso estado contrario, sí hubieran bajas quedó al funcionado momento acreditado ni del que que las barreras accidente. estos Por elementos el sufren constantes desperfectos en su funcionamiento, lo que no resulta en un indicio a favor. También, que de la trayectoria descripta en el croquis del expediente administrativo invocado por la propia actora no surge que el colectivo se hubiera desviado para esquivar la barrera haciendo zigzag como se invoca. Todo ello lleva a afirmar que los extremos previstos por la empresa de ferrocarriles no alcanzan para dar por cumplido el débito de seguridad que le compete. La naturaleza del transporte ferroviario genera un riesgo potencial respecto a quienes deben trasponer la ruta que atraviesa, cuya peligrosidad exige a la empresa la obligación de extremar las medidas que sean aptas para preservar la seguridad. Y si bien la misma naturaleza del transporte ferroviario genera también una obligación de cuidado o deber de precaución en cabeza de quien intenta trasponer las vías, las especialísimas características del cruce a nivel de la calle Espora donde se produjo el accidente, llevan a considerar que mediaron circunstancias que válidamente pudieron obstaculizar la percepción del acercamiento del tren. Así, se ha dicho que una iluminación deficiente en un paso a nivel resta eficacia a los demás elementos preventores, pues aunque hubieran funcionado normalmente al momento del accidente, no hubieran sido suficientes para evitar el accidente si quien cruza no contaba con la visibilidad necesaria. La carencia de una iluminación adecuada en un paso a nivel vulnera expresas disposiciones del reglamento general de ferrocarriles (ley 2873) (conf. Cám. Nac. de Apel. en lo Civil, “Rodríguez, J.M. c/ E.F.A. s/ sumario”). Las especiales características antes descriptas del cruce en cuestión debieron haber llevado a aumentar las medidas de seguridad en el lugar. En este orden de ideas, establece el artículo 902 del Código Civil que “Cuanto mayor sea el deber de obrar con prudencia y pleno conocimiento de las cosas, mayor será la Poder Judicial de la Nación obligación que resulte de las consecuencias posibles de los hechos”. Aplicándolo al caso en examen, la recurrente no puede pretender exonerarse de responsabilidad por los sucesos acaecidos, por cuanto su conocimiento técnico de las condiciones que deben cumplirse para garantizar un servicio seguro, lo pone en la situación insalvable de tomar en cuenta todas las medidas necesarias para evitar infortunios probables. Sentado ello, y a la luz de las probanzas arrimadas a la causa, la empresa Ferrocarriles Metropolitanos S.A no pudo acreditar la alegada responsabilidad de la demandada. A su vez, no surge que las medidas de seguridad se hubieran adoptado en forma satisfactoria, ya que no pudo ser fehacientemente comprobado el alegado funcionamiento de las barreras ni de la campanilla de advertencia ni demás señales de seguridad. Por los fundamentos dados, corresponde rechazar el recurso interpuesto y confirmar el rechazo de la demanda. Costas de alzada por su orden atento la ausencia de réplica. Así lo voto. El doctor Pacilio dijo: Que adhiero al voto del doctor Nogueira. Con lo que terminó el acto firmando los señores Jueces intervinientes jueces Sala III y la Secretaria Dres.CARLOS autorizante. ALBERTO Firmado VALLEFIN(según mi voto).CARLOS ALBERTO NOGUEIRA.ANTONIO PACILIO. Dra. Concepción Di Piazza de Fortín.Secretaria. NOTA (1) temática publicado en el rubro FALLOS CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO DESTACADOS-carpeta (FD.155)-del sitio www.pjn.gov.ar.Cliquear:1)Fueros Federales;2)Justicia Federal La Plata y Fallos Destacados-carpeta temática. Poder Judicial de la Nación Expte 15779 // Plata, 14 de abril de 2.009. Y VISTOS. Por tanto en mérito de lo que resulta del Acuerdo cuya copia autenticada antecede, SE RESUELVE: Confirmar la sentencia de fs. 470/480 vta. en todo cuanto fuera materia de agravio con costas de Alzada por su orden atento la ausencia réplica. Regístrese, notifíquese y devuélvase. FDO.: CARLOS ALBERTO VALLEFIN(según mi voto) - CARLOS ALBERTO NOGUEIRA – ANTONIO PACILIO (Jueces de Cámara) . Concepción Di Piazza de Fortín (Secretaria).