El ama Comedia lírico-dramática en tres actos Texto original de LUIS FERNÁNDEZ ARDAVÍN Música de JACINTO GUERRERO PERSONAJES Y REPARTO RAFAELA ............................................ MARÍA BADÍA RUFINA ......................................... ROSITA CADENAS MELCHORA ................................ VICTORIA ARGOTA SOFÍA ............................................ SRTA. BALAGUER MOZA 1.ª ................................. SRTA. ACHAERANDIO MOZA 2.ª ................................................. SRTA. RUIZ ESTEBAN ......................................... LUIS SAGI-VELA CLEMENTE .......................................... JUAN GARCÍA SEISMUJERES ................................... ARTURO LLEDÓ SIMÓN ............................................ RAFAEL ALARES DON VENTURA ............................................ SR. RUIZ DONATO .................................................. SR. ROMÁN HOMBRE 1.º ............................................... SR. RUBIO MOZO 1.º .............................................. SR. PEDROTE . Estrenada el 18 de agosto de 1933 en el Teatro Calderón de Madrid. ACTO PRIMERO Estamos en la rectoral de la iglesia de Candelada, imaginario pueblo de Castilla, donde ejerce sus funciones de párroco el bueno de Don Ventura, quien vive en compañía de su hermana Melchora y de sus sobrinas Rafaela y Rufina. Es media tarde un caluroso día de verano. MOZOS ESTEBAN Los mozos de Roble Alcores van desde la madrugada recorriendo los contornos y tocando la guitarra. La la la la la la la la... Dicen que es un desatino seguirte dando cortejo, pero el que sigue un camino, cuando va firme, va lejos. http://lazarzuela.webcindario.com/ MOZOS Y pobre del que pretenda con malos fines quererte, pues quien te engañe o te ofenda está sentenciado a muerte. Pues quien te engañe o te ofenda está sentenciado a muerte. Los mozos de Roble Alcores van desde la madrugada recorriendo los contornos y tocando la guitarra. Simón, el sacristán, aparece guardando algunos objetos del culto en un armario. Por la puerta del huerto entran Don Ventura y Esteban, un rico labrador de intachable conducta y buen porte, que hace tiempo que está enamorado de Rafaela sin atreverse a confesárselo; pero aquel día, fiesta del santo patrón del pueblo, la ha visto marchar en la procesión y una inspiración divina le ha determinado a declararse. Para ello elige a Don Ventura de intermediario, prometiendo volver al anochecer para saber la respuesta de Rafaela. El cura queda en el encargo, después de advertirle que Rafaela es pobre, y cogiendo su libro de rezos se va al huerto. Llegan Rufina y Simón con un cesto, en el que traen más objetos de culto para guardar en el armario. Rufina, hermana menor de Rafaela –y por lo tanto sobrina también del cura– es pretendida por el sacristán, al que rechaza por el poco dinero que gana, teniéndole a raya en sus fogosas demostraciones de cariño. SIMÓN RUFINA SIMÓN RUFINA SIMÓN RUFINA Toda la vida a tu lado me querría yo pasar, tumbadito a la bartola, sin tener que repicar. Bueno, si el casarse fuera una semanita o dos, pero todita la vida eso no lo aguanto yo. Cuando me parió mi madre, me parió en un campanario. Cuando vino la comadre ya estaba yo repicando. Cásate, niña, a gusto y a nadie temas. Si soltera me quedo no tendré penas. Pero cásate conmigo y verás qué bien te tengo. Por el día sin un cuarto, y de noche, sin dinero. http://lazarzuela.webcindario.com/ 2 SIMÓN RUFINA SIMÓN RUFINA SIMÓN RUFINA Cuando levanto la cama preguntarme suelo así: ¿por qué es tan ancho mi catre si no hay nadie junto a mí? Al levantarme yo digo, llena de satisfacción: qué gusto que no haya un pelma que me arrugue el almohadón. Di yo un beso a una beata, por tener algo de santo, y a poco si se me lleva en una escoba el diablo. Cásate, niña, a gusto y a nadie temas. Si soltera me quedo no tendré penas. Si en invierno nos casamos, ya verás qué divertidos. Por el día congelados y de noche derritidos. Rufina reclama formalidad a Simón porque llega el coplero «Seismujeres», borrachón del pueblo, y viudo seis veces, de donde le viene el sobrenombre. «Seismujeres» explica a Rufina y a Simón que espera a Clemente y los otros mozos que allí le han citado, pues piensan rondar a Rafaela. Rufina le dice al coplero que ya comprende para qué está allí, y le pregunta si es el autor de ciertas coplas retadoras para su hermana. «Seismujeres» se hace el tonto y dice que en cuestiones de amores no se mete. En este punto ven llegar a Melchora, madre de Rafaela y Rufina. «Seismujeres» la dice que está aún de muy buen ver para volverse a casar, lo que Melchora rechaza diciéndole que es seis veces viudo. «Seismujeres» asegura que nada más que cuatro legales y dos «pa entretanto del duelo». «Seismujeres» explica las características de cada una de las difuntas, hasta que Simón y Rufina, que vuelven de la iglesia, le dicen que los mozos han pasado ya, y «Seismujeres» va a buscarlos. Vuelve Don Ventura del huerto y expone a Melchora las pretensiones de Esteban sobre Rafaela. En este momento se sienten las voces y risas de las molineras que llegan. Entran Rafaela y ocho molineras, graciosamente ataviadas, que vienen a depositar ante el santo patrón las ofrendas que es costumbre rendirle cada año. Traen cada una un saquito de cereal apoyado en la cadera, menos Rafaela, que llega con un gran ramo de flores silvestres. Rufina coge un tiesto de perejil de una ventana y se une al grupo. TODOS MOLINERAS 1.ª Y 5.ª MOLINERAS 2.ª Y 5.ª 3 Al Cristo de las cosechas le venimos a ofrecer: Yo la cuartilla de trigo. Yo el saquito de maíz. http://lazarzuela.webcindario.com/ MOLINERAS 3.ª Y 7.ª MOLINERAS 4.ª Y 8.ª RAFAELA RUFINA RAFAELA RUFINA TODOS RAFAELA RUFINA RAFAELA RUFINA TODOS MOLINERAS 1.ª Y 5.ª MOLINERAS 2.ª Y 6.ª MOLINERAS 3.ª Y 7.ª MOLINERAS 4.ª Y 8.ª RAFAELA RUFINA TODOS Yo, el medio almud de centeno. Yo de avena el celemín. Yo la flor de la campiña. Yo el tiesto de perejil. Es el rito del amor; la que lo cumple, se casa...; ...la que no lo cumple, no. Es el rito del amor; la que lo cumple se casa; la que no lo cumple, no. ¡Amor! ¡Amor!, qué palabra tan bella. ¡Señor! ¡Señor!, ¡no nos dejes solteras! ¡Por Dios! ¡Por Dios!, nos queremos casar. Que produce una pena muy grande ver la flor en la rama secarse sin que nadie la venga a cortar. Sin que nadie la venga a cortar. Al Cristo de las cosechas le venimos a pedir: Yo, un novio que me convenga. Yo, un mocito de buen ver. Yo, uno que venga a casarse. Yo, hasta un viudo si está bien. Yo sólo quiero al que quiero. Yo quiero lo que me den. ¡Amor! ¡Amor!, qué palabra tan bella. ¡Señor! ¡Señor!, ¡no nos dejes solteras! ¡Por Dios! ¡Por Dios!, nos queremos casar. Que produce una pena muy grande ver la flor en la rama secarse sin que nadie la venga a cortar. Rufina pregunta a Don Ventura si es cierto que el Cristo de las Cosechas hace milagros en ese día. Su tío le explica que a veces ocurren, porque es el patrón, y es fama que sangra cuando alguien ha faltado a un juramento hecho al Cristo. Rufina dice que ha visto sangrar a la imagen; lo dudan, pero Rafaela confirma que vio sangrar y derramar lágrimas al Cristo. El sacerdote responde que el Cristo les ha querido poner en un aprieto http://lazarzuela.webcindario.com/ 4 con la pretensión de Esteban. Al conocer los propósitos del labrador, Rafaela se niega a aceptar su mano. Aunque los pretextos que expone son otros muy distintos, todos tratan de convencerla de que con Esteban no será así, pero ella insiste en no quererle por marido; la causa verdadera son los amores que –en secreto– mantiene con Clemente, mozo mujeriego y sin escrúpulos que –a su vez– sin que nadie lo sepa y mucho menos Rafaela, sostiene relaciones con Sofía, desventurada muchacha del lugar, cuyo deshonor ha causado. Clemente, acompañado de la ronda de mozos, llega también a la rectoría. Rafaela se estremece al escucharlo. CLEMENTE Cuando cruzo la llanura, bajo el sol de la mañana, que reluce y que fulgura, reflejado en la montura de mi yegua trujillana; cuando adorna los barbechos el penacho de sus crines; cuando subo los repechos, mientras ladran satisfechos y retozan los mastines; cuando bajo a la hondonada, cuando voy de romería, cuando cruzo la llanada y tendiendo la mirada todo en torno es alegría, me detengo en una altura, embriagado de placer, y bendigo la hermosura de esta tierra seca y dura donde tuve la ventura, la ventura de nacer. Esta tierra en que tú eres sol que ciega y luz que brilla; esta tierra en que tú eres lo mejor de las mujeres de Castilla. Cuando cruzo tu calleja y la luna es una brasa que se copia y se refleja en los hierros de tu reja o en los muros de tu casa; cuando espero enamorado el momento de la cita; cuando escucho emocionado, bajo el aire sosegado, las campanas de la ermita; 5 http://lazarzuela.webcindario.com/ cuando siento tu mirada, cuando vienes o te alejas, cuando sólo una tonada deja oírse en la majada donde duermen las ovejas, embriago de ventura, sin poderme contener, me deleito en la hermosura de esta tierra seca y dura donde tuve la ventura, la ventura de nacer. Esta tierra que tú quieres. Salve y gloria a las mujeres de Castilla. Antes ha entonado una copla de amenaza para Esteban, contestación a otra en que éste, sospechando que Clemente trata de cometer una mala acción con Rafaela, le emplaza a pagar su culpa si así es. Clemente y sus amigos pasan a la cocina, donde Melchora ha de invitarlos. Cuando Don Ventura se dispone a orar llega Sofía, angustiada, pidiéndole confesión. Pasan los dos a la iglesia, y mientras la confesión tiene lugar, Rafaela requiere a Clemente para que, cuanto antes, se decida a anunciar las relaciones que mantienen, pues siendo digna, como es, no está dispuesta a dar que sospechar nada vergonzoso. Clemente pregunta si es verdad que Esteban la corteja, a lo que ella contesta que sólo le quiere a él y que todo el oro de Esteban no será suficiente para decidirla, aunque venga con buen fin. Ambos entran en la cocina cuando aparece Esteban, que al no ver a nadie se resuelve a entrar; pero sus vacilaciones y el temor de que Rafaela diga que no, le deciden a marcharse de nuevo, sin disipar sus dudas. ESTEBAN Dila que puesto a querer nadie te puede igualar; que eres joven para amar, que eres rico en ofrecer. Corre a contarla mi amor; quiero que sepa por ti que a matarme va el dolor si ella no dice que sí. Si en las noches de luna los surcos un azul resplandor ilumina, me parece que avanza por ellos a ver las espigas, a ver las espigas. En las horas de sol, cuando el fuego de los cielos la tierra aniquila, en el chorro del agua parece que escucho su risa. http://lazarzuela.webcindario.com/ 6 Pero basta de soñar. Ten decisión. Pasa y dila todo el bien que ha de gozar junto a ti, si es que vacila. Mas no; cuando esté tranquila para poderte escuchar. Cuando elevo los ojos y veo de mi madre la imagen querida, me parece también que en los cielos cómo ella me mira. Al sentir que viene alguien se esconde. Aparecen Sofía y Don Ventura, que promete cumplir los deseos de aquélla. Por la confesión de Sofía, Don Ventura se ha enterado, al cabo, de los amores que Rafaela sostiene con Clemente y del engaño en que vive respecto a él, y así que Sofía se va, Rafaela, llamada por su tío, acaba declarándole a éste sus amores sin mancha. Pero cuando por Don Ventura llega a saber que Clemente no es libre, y que los derechos que otra mujer ultrajada tiene sobre él, la apartan para siempre de su amor. Su desesperación de enamorada no tiene límites, y al ver de nuevo a Clemente, que viene en su busca, le apostrofa y le acusa con vivo acento dramático. Sin embargo, mujer de gran entereza, no se deja vencer por el dolor. Cuando vuelva Esteban a saber su resolución, ella le dirá que sí, que está dispuesta a ser su esposa. Melchora, que ha salido con todos, advierte que llega Esteban. Rafaela dice que muy a propósito y ruega a Clemente que toque, que va a dar la respuesta a Esteban, y muy alto, para que todos se enteren. Y entre coplas y risas que ocultan sus lágrimas, Rafaela recibe a Esteban en presencia de todos, mientras Clemente sale de la casa sin poder ocultar su humillación y su despecho. TODOS RAFAELA CLEMENTE TODOS 7 A ver cómo entonas alegres canciones. ¡Voy a cantar! Buen renombre o mala fama pendiente del mundo están, pues no tenemos más honra que la que nos quieren dar. El que de robarme trate tu cariño por dinero, buscando está que lo mate, si no me mata primero. Dicen que es un desatino seguirte dando cortejo, pero el que sigue un camino, cuando va firme, va lejos. http://lazarzuela.webcindario.com/ Y pobre del que pretenda con malos fines quererte, pues quien te engañe o te ofenda está sentenciado a muerte. ACTO SEGUNDO Casa de labranza de Esteban. Finales de mayo o comienzos de junio. Rafaela y Esteban se han casado. La sequía, que viene de largo, amenaza las cosechas. Rufina y Rafaela admiten en su casa a Sofía, a quien Clemente –que huyó del pueblo– ha abandonado dejándola desamparada con el fruto de sus amores. Las tres mujeres se van mientras entra en escena «Seismujeres» con Melchora, a la que le cuenta cómo se arregló con doña Sol, la sufragista, y que ésta quiere hacer alcaldesa a Melchora, ofrecimiento que ella rechaza. Llegan Esteban y Donato, y a poco Rafaela. Ellos vienen cansados y sudorosos, quejándose de la pertinaz sequía. Donato dice que han llegado unos forasteros que andan soliviantando a los mozos. Se va Donato y quedan solos Esteban y Rafaela. Ella se queja de que la tiene abandonada y que tiene algún pesar oculto. Las buenas cualidades de Esteban han ido ganando el corazón de Rafaela y Clemente ha sido olvidado para siempre. Pero Esteban no lo cree así. Siempre dudará, no de la virtud de su mujer, pero sí de su cariño, pues harto ha comprendido que sólo por despecho se casó con él. RAFAELA ESTEBAN RAFAELA ESTEBAN ¿Qué tienes, Esteban? Dilo sin temor. ¿Por qué te atormentas y sufres así, no ves en mis ojos bien claro el amor? Pues ellos no engañan, no dudes de mí. Si de ellos no dudo. Si no es que te crea capaz de robarme con otro el honor. Si no hay en el mundo quien más puro sea. Si tú en mi cariño no tienes rival. Se me vería en la cara si yo engañarte quisiera, pues soy en todo más clara que el agua que en la almenara regando va la ribera. Y aunque motivos tuviera, no pienses que te engañara, que ofensa que yo te hiciera, antes que a hacértela fuera, se me vería en la cara. Se me vería en la cara al saber tu traición, http://lazarzuela.webcindario.com/ 8 RAFAELA ESTEBAN RAFAELA ESTEBAN RAFAELA ESTEBAN RAFAELA ESTEBAN que al que tu amor me robara ni un momento se pasara sin partirle el corazón. Esteban... Mi vida... Yo el alma te di. No sufras, bien mío. No sufras por mí. Me abrasan tus ojos. Pues míralos bien, que siempre a tu lado su fuego te den. Que nunca sin ellos vivir pueda yo. Esteban, tu ojos la vida me dan. Se me vería en la cara si yo engañarte quisiera, pues soy en todo más clara que el agua que en la almenara regando va la ribera; y aunque motivos tuviera no pienses que te engañara, que ofensa que yo te hiciera, antes que a hacértela fuera se me vería en la cara. Tu ojos la vida me dan. Se te vería en la cara si tú engañarme quisieras, pues eres mucho más clara que el agua que en la almenara regando va la ribera; y aunque motivos tuvieras no pienses que me engañaras, que ofensa que tú me hicieras, antes que a hacérmela fueras se te vería en la cara. Márchase Rafaela acongojada a tiempo que entra Don Ventura, que dice a Esteban que por qué ese desvío con su mujer. Don Ventura le contempla conmovido. El sacristán llega en busca del párroco. El pueblo, cuyos campos sufren los efectos de una larga sequía, quiere sacar al Cristo en rogativa, para ver si llueve. Pero un grupo de forasteros, 9 http://lazarzuela.webcindario.com/ gente de mal fachada y de ideas disolventes se propone impedir, por la fuerza, que salga la procesión. Esteban no admite estas bravatas. Él, con los suyos, saldrá en defensa de la imagen dándole guardia de honor. Se celebrará la procesión, pese a quien pese. Y a sacar ésta van Don Ventura, Esteban y los criados de éste. Simón dice que no va porque habrá palos y porque quiere hablar con Rafaela. En una rifa de la feria, le ha tocado al sacristán un anteojo de larga vista, con el que se dedica a observar, desde la torre, todo lo que pasa en el pueblo, y dice a Rafaela que ha visto llegar a Clemente con gente de mala pinta. SIMÓN TODOS SIMÓN TODOS RUFINA TODOS SIMÓN RUFINA TODOS SIMÓN TODOS SIMÓN TODOS SIMÓN RUFINA TODOS SIMÓN RUFINA TODOS SIMÓN Como no tiene visillos la casa del señor Juez... Señor Juez. ...me entero de lo que pasa cuando miro sin querer. Sin querer. Aunque también veo cosas que mejor fuera no ver. Pues, ¿qué ves? Pues, ¿qué ves? Veo a la Jueza en camisa y en calzoncillos al Juez. A la una, a las dos y a las tres, dinos pronto lo que ves. A la una, a las dos y a las tres, dinos pronto lo que ves. Por saber cómo tenía la Ruperta el interior... Interior. ...me puse a mirar la ropa que tendía en el balcón. El balcón. Vi una cosita amarilla que no distinguía bien. ¿Y qué fue? ¿Y qué fue? Los pañales de su rorro que estaban como yo sé. A la una, a las dos y a las tres, dinos pronto lo que ves. A la una, a las dos y a las tres, dinos pronto lo que ves. Detrás de una zarzamora veo un bulto, a lo mejor... http://lazarzuela.webcindario.com/ 10 TODOS SIMÓN TODOS SIMÓN RUFINA TODOS SIMÓN RUFINA TODOS Lo mejor. ...y yo, que soy malicioso, pienso siempre lo peor. Lo peor. Creo que son unos novios que se han venido allí a ver. ¿Y qué es? ¿Y qué es? Es una vieja en cuclillas con un charquito a los pies. A la una, a las dos y a las tres, dinos pronto lo que ves. A la una, a las dos y a las tres, dinos pronto lo que ves. Vanse todos a la procesión. Sólo Rafaela queda en la casa. Dentro están Sofía y su niño. En esta situación la sorprende Clemente, que viene en su busca. Ha vuelto por ella y le propone huir al otro lado de los mares; dice que cuenta con gente decidida que le obedece. Rafaela le echa en cara el que sean ellos los que incendia las mieses y le rechaza con indignación. Cuando él, exasperado por su negativa, le jura que alguien en el pueblo vestirá de luto al día siguiente, se oyen los primeros acordes de la procesión que se acerca. Clemente se va. La procesión ya está próxima. Rafaela debe echar la rogativa ante la Virgen. Así se lo piden todos y así lo hace. Pero aún no ha terminado de cantar, cuando suena un disparo dentro y cae Rafaela herida en el pecho, mientras las gentes de Esteban salen en persecución de los culpables. ACTO TERCERO Explanada amplia ante el encinar. Es media tarde, en verano. Ha pasado tiempo. Rafaela curó de su herida y en la casa de Esteban todo es contento porque el ama, como todos la llaman familiarmente, va a tener muy pronto descendencia. Clemente está pesaroso. No fue él quien disparó contra Rafaela, sino uno de los suyos, pero el remordimiento no le deja vivir. CLEMENTE Mala estrella la mía. Donde quiera que paso voy sembrando el dolor; me burlé de Sofía, de su amor no hice caso y ultrajé su candor. 11 http://lazarzuela.webcindario.com/ Y otra, en cambio, me amaba con la misma pureza, que nacía en su ser. Pero yo la engañaba con la torpe bajeza de quererla ofender. Mala estrella la mía, que dejaba lo bueno por coger lo peor... En mi torpe falsía fui la pella de cieno que envenena el amor. Y ahora al fin, cuando quiero remediar lo pasado, pues la vida se va, lo que toco, lo hiero, y es mi propio pecado quien castigo me da. Mala estrella la mía; si en la tarde callada se me viera llorar nadie ya pensaría que era un alma cansada de ofender y penar. Donato, que ha salido de la casa a tiempo de verle marchar, va tras él espiándole. Salen Don Ventura y Sofía, y ésta dice al cura que tiene el propósito de marcharse del pueblo para ir a servir a la capital, dejando su hijo a Rafaela. Sigue enamorada de Clemente y la presencia de éste a todas horas le hace insoportable el dolor. Sólo ante los ruegos del párroco, que le pide una tregua, accede a esperar unos días. Todos están alegres porque ésta salvó del atentado, y como es su cumpleaños van a celebrar una fiesta. Esteban y todos salen al encuentro de Rafaela, que llega de la ermita. ESTEBAN Señorama, señorama. Tu cariño desvanece mis pesares; de tu fama son el eco mis cantares, señorama. Cuando alegre te adelantas por los campos de la trilla, hasta la mies, a tus plantas, con humildad se arrodilla en los surcos de las tierras españolas; http://lazarzuela.webcindario.com/ 12 ESTEBAN Y CORO y son labios que te besan las ardientes amapolas. Señorama, señorama. Flor alegre de cantuesos y jarales, de tu fama son el eco tus cantares. Señorama, señorama. Todo el pueblo a la ventana para verte se apresura. Señorama, señorama. Flor alegre de cantuesos y jarales, de tu fama son el eco mis cantares. Para festejar a Rafaela, «Seismujeres» y los borrachos del lugar traen sobre unas improvisadas angarillas, rudimentariamente engalanadas, una descomunal jarra de Talavera llena de vino a la que llaman «La Buena Moza». La jarra viene adornada con guirnaldas de flores y en torno suyo –sobre la plataforma– diez o doce jarritas pequeñas, que en determinados momentos del baile van cogiendo los bebedores al pasar. CORO SEISMUJERES TODOS CORO SEISMUJERES 13 Venimos de la pradera, venimos a la función, traemos una jumera de las de marca mayor. Verás, mi niña, verás, qué bien te sienta el pañuelo, por delante con vuelo ceñido de atrás. Verás, mi niña, verás, qué bien te sienta el pañuelo, por delante con vuelo ceñido de atrás. De Salamanca a Toledo, de Ciudad Real a Zamora, con mi trabuco y mi sable, naide, naide, naide, naide, naide me roba la moza, naide, naide, naide, naide. Las cualidades del vino cuatro sin, si bien se mira: que da valor, que da fuerza, que adormece y que espabila. Si tienes dentro del cuerpo una pena mu metía, http://lazarzuela.webcindario.com/ RUFINA TODOS ¡venga trago y vaya trago, verás qué pronto se olvida! Y si en llegando la fiesta, quiés lucirte en la corría, pa arrimate al toro, bebe, ¡verás él cómo te arrima! En fin, a buenas o a malas, en penas o en alegrías, ¡el vino, mano de santo que te las da y te las quita! Por eso esta güena moza, tan gallarda y tan garría, tié virtudes de presona y tratamiento de usía. Y por eso digo a toos, tirando la monterilla: ¡que viva la Güena Moza, que es lo mejor de Castilla! Verás, mi niña, verás, así que lo hayas catado, con un mozo a tu lado lo alegre que estás. Verás, mi niña, verás, así que lo hayas catado, con un mozo a tu lado lo alegre que estás. De Salamanca a Toledo, de Ciudad Real a Zamora, con mi trabuco y mi sable, naide, naide, naide, naide, naide me roba la moza, naide, naide, naide, naide. Pasan todos al interior de la casa, y cuando Esteban se lamenta de que Clemente le rehúya, se presenta éste en actitud pacífica. Quiere que todos le disculpen. Si viene por allí con frecuencia es porque su hijo le atrae. Una noche, cuando saltaba la tapia de la casa con intención de arrojarse a los pies de Rafaela para que esta le perdonase, tropezó con una cuna, en cuyo fondo unas manitas infantiles se alzaban hacia él. Desde entonces es otro hombre y está dispuesto a casarse con Sofía. Así lo proclama ante Don Ventura, llamando a todos a escena para darles la buena nueva; y mientras el cura evoca la figura de «El ama», inmortalizada por Gabriel y Galán como símbolo y espejo de virtudes en que Rafaela puede mirarse, acaba la obra entre una desbordante alegría general. http://lazarzuela.webcindario.com/ 14