filantropía - The Goat Blog

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FILANTROPÍA
Por el Q:. H:. FERNANDO DANIEL VILLAFUERTE PHILIPPSBORN
Bolivia
Gentileza del Q:.H:. Angel Sanjines
La palabra filantropía, según se ha aceptado de forma generalizada, fue
acuñada en el siglo IV a. C. en la obra griega “Prometeo encadenado”
(Προµηθεύςδεσµώτης) probablemente escrita por Esquilo (Αισχύλος).
En el principio de la obra, el autor relata un mito, en el que describe criaturas
primitivas que habían sido creadas por Zeus para evolucionar en humanos, éstas
carecían de conocimiento, habilidad de cualquier clase y en síntesis, no tenían rasgo
alguno de cultura. Vivían en cuevas y en la oscuridad, eran ociosos y débiles, lo que les
ocasionaba un miedo constante y les impedía liberarse de la esclavitud y las cadenas
imaginarias que sin querer ellos mismos se habían impuesto.
Este hecho era una vergüenza para Zeus y le causaba enorme dolor, así que
cansado de esperar para que sus creaciones evolucionaran, decidió destruirlas. La
decisión, llegó a oídos de Prometeo(Προµηθεύς), un titán cuyo nombre en griego
antiguo significa ‘pre visión’. Éste, inspirado por la philanthropos tropos
(φίλος νθρωπος), o lo que es lo mismo, amor puro a la humanidad, salvó a esos seres
primitivos del exterminio de Zeus, dándoles dos regalos: uno, el fuego sagrado, que
había hurtado del Olimpo, y que representaba el conocimiento, las habilidades, la
tecnología, las artes y la ciencia; y el otro, la esperanza ciega, es decir, el optimismo
que tenemos todos cuando creemos que las cosas pueden estar mejor si nos
esforzamos por alcanzarlas.
Estos dos regalos, son en realidad uno solo, porque con el fuego la humanidad
pudo ser optimista y, con la esperanza ciega pudo usar el fuego constructivamente. El
fuego representa también a la industria sustentada en el trabajo, que es el emancipador
de la humanidad, la garantía de su libertad y de su potencia progresista, por tanto es el
medio idóneo para alcanzar la dignidad de ser humano.
Desde el punto de vista mítico, lo que Prometeo amó no fue realmente a los
seres humanos, pues esos seres todavía no habían evolucionado, pero tenían el
potencial humano que les permitió con ayuda del fuego y la esperanza ciega, construir
la civilización deseada por Zeus.
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Adviertan HH:., que Prometeo no resolvió los problemas de esos seres, tampoco
les entregó paquetes de ayuda humanitaria, sino que les dio los elementos necesarios
para que pudieran salvarse por sí mismos. En otras palabras, el Titán despertó las
fuerzas que dormían escondidas en cada uno de ellos y una vez que esos seres
adquirieron conciencia de su potencial humano, ejercieron su libre albedrío y gozaron
de la dignidad personal.
Por esta razón HH:., me parece que el enfoque más moderno de filantropía y el
que nosotros profesamos en nuestra Logia, es también el más antiguo, que aparece
simbólicamente en la obra de Prometeo Encadenado.
Mucho tiempo después, en el siglo I antes de nuestra era, el romano Marco Tulio
Cicerón jurista, político, filósofo, escritor, orador y amante de la cultura griega, en uno
de sus tratados se refirió a la filantropía como una acepción semántica muy compleja,
la que entre otras cosas dijo, estaba relacionada con la profunda sensibilidad que todos
los seres humanos tenemos hacía otros y una generosidad raras veces vista, por lo
que constituía para él, un concepto más amplio al de humanitas que los romanos
conocían.
En el siglo IV d. C., el emperador romano Flavio Claudio Juliano vio que los
cristianos practicaban la caridad, virtud que no podía rechazar, pues las leyes romanas,
con base a la humanitas, permitían de forma excepcional actos contrarios a la razón, a
favor de grupos débiles como lo eran los pobres y otros necesitados, pero no por ello
podía consentir que la caridad de los cristianos le siguieran restando adeptos a la
religión pagana que como Pontifex Maximus dirigía.
En efecto, los romanos conocían el término humanitas, con el que justificaban
medidas excepcionales denominadas beneficium, que justificaba la creación de un ius
singulare. Por esta razón, Flavio Claudio con el ánimo de emplear un nuevo término
que recogiera varias virtudes, entre éstas la caridad, dispuso la práctica obligatoria y
permanente de la filantropía, imponiendo la excomunión para aquellos sacerdotes
paganos que no cumpliesen con los deberes de ayudar al proximus.
La Filantropía significó un cambio de política en el Imperio Romano, ya que los
emperadores que siguieron a Flavio Claudio, en mérito a ella, crearon los primeros
establecimientos con piae causa, entre éstos: los orfelinatos (orphanotrophia), los
asilos para ancianos (gerontocomia), los hospitales (nosocomia), las hospederías para
pobres o extranjeros (xenodochia) los albergues para pobres sin hogar (ptochia,
ptochotrophia) y las casas para niños abandonados (brephotrophia).
Una vez que el imperio se convirtió al cristianismo, la Iglesia continúo con las
obras de beneficencia que los emperadores romanos habían comenzado, pero ya no
las justificó en la mera Filantropía, por considerársela pagana y haber tenido como
objeto restar importancia a la virtud más importante que tienen los cristianos, la caridad.
Así, todas esas instituciones dejaron de ser organizaciones filantrópicas y se
convirtieron en instituciones cristianas de beneficencia. Las que hasta hoy, como
reconoció Benedicto XVI en el 2008, son considera testigos del amor de Cristo, ajenas
al concepto de filantropía. Éstas y las universidades que serían fundadas en el siglo XI,
han sido imitadas por varios estados y gobiernos en el mundo entero hasta el presente.
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Por esta razón, el término filantropía desapareció durante la edad media, pero
fue nuevamente usado durante el renacimiento, así por ejemplo, Sir Francis Bacon a
quien la Enciclopedia masónica relaciona con la masonería y los rosacruces, en 1592
escribió una carta expresando su amor por la humanidad, sentimiento que afirmó era
ya conocido por los griegos con el nombre de philantropia. Poco a poco el término fue
empleado con más frecuencia, llegando a convertirse en objeto de estudio por parte de
la Ilustración y después por el pensamiento americano. Estos estudios y el mito de
Prometeo, empujaron en gran medida a la Revolución Americana, en el norte y el sur
del continente.
En la actualidad cuando usamos la palabra filantropía, lo hacemos con la
intención de referirnos a la generosidad y a la beneficencia.El diccionario de la Real
Academia simplemente la define como el “amor al género humano”. Y el diccionario
Larousse destaca el sentimiento de humanidad y afabilidad por el avance de nuestros
semejantes, normalmente manifestado en donaciones de dinero o trabajo por los
necesitados.
Surge entonces la pregunta: ¿por qué la Masonería se considera filantrópica?
Conforme al catecismo de primer y segundo grado, creo que es filantrópica,
porque practica el altruismo, desea el bienestar de todos los seres humanos y no está
inspirada en la búsqueda de lucros personales de ninguna clase. Sus esfuerzos están
dedicados al progreso y felicidad de la humanidad, sin distinción de nacionalidad, raza,
sexo, religión, o tendencia política
Como se dice en la iniciación, la masonería es filantrópica, aun cuando no hace
pública esta actividad. Por eso, se ha dicho que la Masonería practica la filantropía no
como una sociedad benéfica, sino como una actividad de conciencia en toda la
extensión de su significado. Como si se tratase de cumplir con el decreto bíblico de
Mateo 6:10 "…que tu mano derecha no sepa lo que da tu mano izquierda", por esta
razón la filantropía de la Masonería es ejemplificadora para sus miembros, pero debe
quedar en el anonimato.
Como señala el ritual de aumento de salario “la Masonería nos pide que
deseemos para los demás lo que para nosotros mismos deseamos”. Y este deseo, por
la obligación moral que tenemos, debemos materializarlo en hechos concretos y no en
promesas que nunca cumpliremos.
Por eso, se nos enseña a limitar nuestros actos a las más sanas intenciones de
acuerdo a nuestras posibilidades, para alcanzar un Nivel Social digno. De ahí que
antes de ser filántropos, debemos acordándonos de nuestra iniciación, aceptando de
que “Nadie puede dar lo que no tiene”.
Quizá esta sea la razón por la que la filantropía aparece como la última de las
cualidades inscritas en los escalones del segundo tramo de la Escalera de Caracol, que
debe subir el compañero masón para lograr ascender al conocimiento de sus ciencias.
La filantropía es la culminación de la inteligencia, la rectitud, la prudencia y el valor.
La filantropía, en masonería, es representada con el color verde para simbolizar
la esperanza del hombre ante la naturaleza y la realidad, también alude a la victoria, al
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nacimiento y a la inmortalidad. Se dice que el verde representa la ayuda y el socorro,
que son los brazos de la filantropía.
Los cinco sentidos, o lo que es lo mismo, las aptitudes del alma para percibir la
naturaleza, nos sirven también para advertirlo que otros sufren y pueden sentir. Esta
capacidad cognoscitiva, si está plenamente desarrollada, nos permite gozar de un
profundo sentimiento de afecto hacia la humanidad.
Una de las razones por las que el grado de compañero representa la plena
virilidad, es porque está masónicamente preparado para procesar información a partir
de la percepción, con una inteligencia interpersonal particularmente desarrollada, que
debe desembocar en la filantropía.
La filantropía masónica, nacida en el llamado siglo de las luces, tiene por objeto
encender una luz interior que mueva a hacer bien a la humanidad. Aunque es difícil
identificar los actos de filantropía que ha realizado la masonería, tomemos como
muestra lo que han hecho algunos de nuestros hermanos:
Henry Dunant, masón suizo, que por motivos de un proyecto de instalación de
fábricas de harina en Argelia viajó hasta el norte de Italia, el mismo día en que allí se
enfrentaban los ejércitos austriaco, francés y piamontés. Al anochecer Dunant vio como
morían 40.000 hombres prácticamente abandonados a su suerte sobre el escenario de
la Batalla de Solferino, por eso, organizó a la gente de los pueblos cercanos y se
dedicó a socorrer a esos moribundos. Tres años después publicó sus reflexiones en el
libro llamado "Recuerdo de Solferino", que fue la idea germinal de lo que sería la Cruz
Roja. Henry Dunant murió pobre por verdadero amor a la humanidad.
Los Shriners fueron constituidos para tratar víctimas jóvenes de la Poliomielitis,
pero una vez que la enfermedad fue controlada, ampliaron las miras de su servicio.
Ahora contemplan casi todas las especialidades pediátricas, particularmente la
ortopedia, auxiliando en enfermedades y accidentes y en quemaduras graves. La
institución ha sido pionera al desarrollar nuevos tratamientos médicos. La idea de los
Shriners nació en Manhattan. Uno de sus miembros fundadores es el masón Walter M.
Fleming que junto con William J. Florence tomaron las riendas para hacer un hospital,
el cual nunca cobró por los servicios de tratamiento, cirugía, o aparatos utilizados para
la rehabilitación de sus pacientes, que en su mayoría son niños.
Otro caso es el del hermano Paul Harris, quien fundó el Rotary Internacional en
los Estados Unidos como un club de hombres de negocios, algunos de ellos masones,
para llevar al grupo más allá de la amistad interesada. Los actos filantrópicos de los
rotarios son muy numerosos en todo el mundo.
El hermano Felipe Dips, que fue fundador nuestra Logia y el primero en pasar al
Oriente Eterno, en 1967 creó un taller de rehabilitación y apoyo a personas
desempleadas, que funcionó en la calle Cañada Strongest, cerca de la plaza del
Estudiante. Allí, en coordinación con el Ministerio de Trabajo, se instaló máquinas de
coser y otros elementos para brindar la oportunidad de trabajar a cuanta gente podía
caber en él. Esta obra filantrópica que se hizo a iniciativa de Felipe Dips fue apoyada
por varios hermanos. Lamentablemente, los cambios políticos y la falta de recursos de
nuestra Logia, impidieron que ese apoyo a los desempleados, continúe hasta nuestros
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días. Pero, nunca es tarde, aprovecho esta oportunidad para proponerles, que
intentemos refundar ese taller, y si fuese posible vincularlo con una ONG o con la
Cooperación extranjera.
Hermanos, evidentemente que las tareas de filantropía que nuestro taller ha
hecho desde su acto constitutivo son muchas; éstas no han sido publicadas. Sin
embargo, les puedo asegurar, por referencia de varios hermanos, entre ellos algunos
fundadores, que Logia La Paz fue siempre considerada entre las más destacadas por
sus iniciativas. Entre otras cosas, apuntaló la creación del servicio médico que hoy
presta servicios no sólo a la comunidad masónica. Pero no podemos negar que
nuestras labores filantrópicas se descuidan en gran medida por la escasa aportación
que hacemos al tronco de pobres; les ruego reflexionen sobre este aspecto.
Hermanos, la filantropía consiste en la comprensión profunda del sufrimiento y
necesidades de otros seres humanos y el deseo de aliviar ese sufrimiento o
necesidades, dándoles los medios o las herramientas necesarias. La ayuda que
brindemos tiene que dar resultados significativos, sin fomentar la holgazanería y la
dejadez, a un costo razonable. Hay muchos ejemplos de buenas intenciones que no
tuvieron resultados óptimos o que los tuvieron a un costo altísimo.
La filantropía es una cualidad que abarca muchas virtudes, entre éstas: la
caridad, la misericordia, la compasión, la generosidad, la tolerancia, el respeto a la
vida, la libertad, el respeto a la búsqueda de la felicidad y otras más, todas sustentadas
en el amor a otros seres humanos. Ser filántropo no consiste en dar mucho, sino en dar
exactamente lo necesario en el momento apropiado. Un filántropo, debe respetar el
espacio de aquel ser humano que tiene fe en sus ideales y voluntad para realizarlos.
H:.C:. Fernando Daniel Villafuerte Philippsborn
R:. L:. S:. La Paz N° 24
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