El kalpa de disminución [Fuente: Los escritos de Nichiren Daishonin, Tokio, Soka Gakkai, 2008, págs. 1166-1170.] El kalpa de disminución1 se origina en el corazón del ser humano. A medida que cobran intensidad los venenos de la codicia, el odio y la estupidez, la duración de la vida humana se reduce gradualmente, y también disminuye la estatura de las personas. Antes de que el budismo fuera introducido en la China y en el Japón, se empleaban las escrituras no budistas de los Tres Soberanos, los cinco emperadores y los Tres Venerables para instaurar el orden en el corazón del pueblo y gobernar el mundo. Cuando en el espíritu de los hombres mermó el bien y medró la propensión al mal, se hizo imposible contener las faltas de gran perversidad, porque las enseñanzas no budistas sólo podían ofrecer una sabiduría de naturaleza superficial. Desde que el mundo se volvió ingobernable por medio de doctrinas no budistas, no tardaron en difundirse las enseñanzas del budismo, y cuando los soberanos recurrieron a ellas para gobernar, la paz volvió a sus territorios. Y esto se debió, únicamente, a que la sabiduría del budismo puede esclarecer el corazón del pueblo en forma cabal. Lo que hoy conocemos como “escritos no budistas” difiere, en su espíritu, de las escrituras no budistas originales. Cuando comenzó la difusión del budismo, sus doctrinas rivalizaron con las enseñanzas no budistas; sin embargo, al cabo del tiempo, el pensamiento no budista perdió preponderancia, y tanto el gobernante como la población dejaron de recurrir a él. Pero cuando los seguidores de escrituras no budistas se fueron convirtiendo al budismo, y las confrontaciones cesaron, aquellos extrajeron la esencia de las enseñanzas budistas, incrementaron su sabiduría y la introdujeron en los escritos no budistas. Y los gobernantes necios creyeron que esa sabiduría, en realidad, era propia y originaria del pensamiento no budista. Por otro lado, cuando la sabiduría orientada al bien disminuyó en las personas, y en su corazón creció la sabiduría inclinada al mal, los gobernantes trataron de conducir la sociedad apoyándose en la sabiduría de los sutras del Hinayana que también pertenecen a las escrituras budistas, pero en el mundo no reinó la paz. En ese momento, cuando los soberanos difundieron los sutras del Mahayana y basaron en ellos su gobierno, se restauró el orden en el mundo, en cierta medida. Después, cuando la sabiduría de las doctrinas del Mahayana y a no resultó adecuada, se conoció la sabiduría del sutra del vehículo único y se utilizó para gobernar el mundo, y durante un breve período el mundo vivió en paz. La época actual es de tal naturaleza que no surten efecto ni las escrituras no budistas, ni los sutras del Hinayana o del Mahayana, ni el vehículo único del Sutra del loto: Y la razón es que la codicia, el odio y la estupidez del corazón humano son tan enormes, que su magnitud sólo pude ser contrarrestada por el bien supremo del Gran Iluminado Honrado por el Mundo. Para dar un ejemplo, el olfato de un perro es más desarrollado que el de un hombre. A la hora de rastrear aves y otros animales, la nariz canina no es inferior al olfato sobrenatural de un gran venerable.2 Y las facultades de un sabio ni siquiera se comparan con el oído agudo del búho, la vista prodigiosa del halcón, la ligereza vocal de la golondrina y el cuerpo magnífico del dragón. Entonces, cuando en el mundo impuro de la última época se tornan extremos el odio, la codicia y la estupidez del corazón human, no hay forma de que puedan ser controlados por ningún sabio o venerable. Y es así porque, aunque el Buda curó la codicia con el remedio de la meditación sobre la impureza del cuerpo, sanó el odio con la meditación sobre el amor compasivo universal, y trató la estupidez con la meditación sobre la cadena causal de doce eslabones, hoy enseñar estas doctrinas sólo empeora a los hombres y acentúa su codicia, odio y estupidez. Por ejemplo, el agua extingue el fuego, y el bien derrota al mal. Sin embargo, pese a esto, cuando uno vierte agua sobre un fuego originado en el agua, es como si lo alimentara con aceite: se produce una conflagración mayor aún. Ahora, en esta última época perversa el gran mal no deriva tanto de faltas seculares como del empleo de las doctrinas religiosas. Las personas de nuestro tiempo, ignorantes de este punto, se esfuerzan por cultivar las raíces del bien y sólo incrementan la aparición de sucesos que conducen a la ruina del mundo. Aunque, superficialmente, parezca una buena acción apoyar a los sacerdotes de las escuelas Tendai, Palabra Verdadera y otras de la época actual, en realidad es un gran mal que supera, incluso, las cinco faltas capitales y las diez malas acciones. Por esta razón, si se quisiera instaurar la paz en esta época ello sería posible, en cierta medida, si hubiera en el mundo un sabio con la sabiduría del Gran Iluminado Honrado por el Mundo que, habiendo encontrado a un ilustre gobernante como el rey Sen’yo, se dedicara junto a él a poner fin a estos actos de bien y cometiera el gran mal de censurar, expulsar, privar de ofrendas y hasta decapitar a esas figuras de las ocho escuelas,3 que todos toman por hombres de sabiduría. Esto se explica en el primer volumen del Sutra del loto, donde leemos: “El verdadero aspecto de todos los fenómenos sólo puede ser comprendido y compartido por budas”. En la frase “coherencia del principio al fin”,4 “principio” indica la raíz del bien y la raíz del mal y el producto del bien. Se llama buda al que ha tomado plena conciencia de la naturaleza del bien y del mal, desde la raíz hasta las ramas y hojas. T’ien-t’ai señaló: “La vida a cada momento está dotada de diez estados”.5 Chang-an expuso: “El Buda las concibió como sus enseñanzas supremas. ¿Cómo podrían, entonces, ser fáciles de comprender?”.6 Miao-lo agregó que “este principio es la revelación última de su enseñanza final y suprema” [refiriéndose a la de T’ien-t’ai].7 El Sutra del loto declara: “[Las doctrinas que ellos prediquen…] jamás contradirán la realidad verdadera”.8 T’ien-t’ai lo comentó diciendo: “No existe ningún asunto de la vida o del trabajo que contradiga la realidad verdadera en ningún sentido”. 9 La persona de sabiduría no es la que practica el budismo alejada de los asuntos mundanos, sino, antes bien, la que comprende cabalmente los principios con los que el mundo se gobierna. Cuando la dinastía Yin cayó en la corrupción y el pueblo se vio sumido en el sufrimiento, apareció en el mundo T’ai-kung Wang10 y decapitó al rey Chou de los Yin, con lo cual puso fin a las miserias de la población. Cuando el segundo emperador de la dinastía Ch’in11 impuso al pueblo el sabor de la amargura, surgió Chang Liang y restauró el orden en el mundo, y le permitió conocer la dulzura. Aunque estos hombres vivieron antes de que se propagara el budismo en su país, ayudaron a la gente como emisarios del buda Shakyamuni, señor de las enseñanzas. Y aunque los adeptos a las escrituras no budistas lo ignoraban, la sabiduría de estos hombres concordaba, en esencia, con la sabiduría del budismo. Si en el mundo de hoy hubiera un gobernante de sabiduría excelsa, con seguridad habría escuchado a Nichiren cuando se produjo el gran terremoto de la era Shoka o cuando apareció el gran cometa de la era Bun’ei.12 O, aunque tales acontecimientos no se hubieran producido, viendo la rebelión interna que brotó en el seno del clan gobernante en el noveno año de Bun’ei (1272) o el ataque mongol, en el undécimo año de esa misma era, me habría recibido con los brazos abiertos, como el rey Wen de la dinastía Chou recibió a T’ai-kung Wang, o habría ido en mi búsqueda, como el rey Kao-ting13 de la dinastía Yin mandó buscar a Fu Yüeh a más de siete ris de distancia. Pero bien se dice que el sol y la luna no son tesoros para el que no ve, y que los hombres sabios son odiados por los gobernantes necios. Más que seguir con esto, me detendré aquí. El corazón del Sutra del loto es tal como acabo de explicarle. No piense en él de ninguna otra manera. El gran mal prenuncia la llegada de un gran bien. Si todo el territorio de Jambudvipa se viese arrojado al caos, no habría dudas de que [este sutra sería] “ampliamente propagado en todo Jambudvipa”.14 He decidido enviar a Acharya Daishin a visitar la tumba del fallecido sacerdote laico Rokuro.15 Hace tiempo, me dije que, si llegaba a haber personas en la región de Kanto que conociesen esta enseñanza, iría en persona a la tumba de ellas a recitar la parte en verso del capítulo “Duración de la vida” del Sutra del loto. Pero si fuese hasta allí en estas circunstancias, toda la provincia lo sabría antes de que anocheciera, y probablemente esto causaría altercados incluso en Kamakura. Dondequiera que yo vaya, las personas deben cuidarse de las miradas ajenas, aunque tengan una firme fe. Pensé cuánto ansiaría verme, tal vez, el difunto sacerdote laico Rokuro, sobre todo ya que aún no había podido visitarlo, y sentí que quizá yo pudiera hacer algo al respecto. Por eso, en primer lugar decidí enviar a un discípulo para que recite la parte en verso del capítulo “Duración de la vida” frente a su tumba. La solicitud comprensión con respecto a este punto. Con mi profundo respeto. Antecedentes Se desconocen tanto la fecha como el destinatario de esta carta. A juzgar por el párrafo final, es posible que el Daishonin la haya enviado por medio de su discípulo Acharya Daishin a algún integrante del clan del fallecido sacerdote laico Takahashi Rokuro Hyoe, creyente de Kajima, distrito de Fuji, provincia de Suruga. En el párrafo inicial, el Daishonin afirma: “El kalpa de disminución se origina en el corazón del ser humano”. A continuación, explica que el mundo declina como resultado de la ilusión human, y que a medida que la codicia, el odio y la estupidez se intensifican en el corazón del hombre, hay mayor necesidad de enseñanzas elevadas, que neutralicen su influencia. En la época actual, conocida como Último Día de la Ley, los tres venenos son tan generalizados, que las enseñanzas provisionales no logran contenerlos, sino que, al revés, los acentúan. En esta época, explica el Daishonin, surgen realmente los males de la peor índole, no en torno a faltas seculares, sino por el apego a las doctrinas de las muchas escuelas budistas cuya práctica ya no conduce a los hombres a la salvación. Citan un pasaje del capítulo “Medios hábiles”, del Sutra del loto, donde se dice: “El verdadero aspecto de todos los fenómenos sólo puede ser comprendido y compartido por budas”, y explica que únicamente la sabiduría de los budas es capaz de discernir la verdad suprema que impondrá la paz en el mundo. También dice que la persona de verdadera sabiduría no es la que lleva a cabo la práctica budista en forma aislada, sino la que abarca con amplitud los principios que gobiernan el mundo. Esto es coherente con la enseñanza del Sutra del loto según la cual la realidad suprema se manifiesta en todos los fenómenos. En tal sentido, puede decirse que los sabios ministros que ayudaron a establecer la paz en la China durante su s dinastías, en épocas anteriores a la introducción del budismo, comprendieron la Ley budista en forma parcial. Aunque el gobernante del Japón no prestó oídos a la advertencia del Daishonin, cuando este dijo que sólo la fe en la Ley Mística podría devolver la paz a la tierra, el Daishonin siempre mantuvo la convicción de que su enseñanza florecería en el futuro. Como lo sugiere el título de esta carta, desde una de sus perspectivas, los desastres que afectaban la sociedad de su tiempo se debían a la ilusión y al apego a enseñanzas inferiores. Sin embargo, como se desprende de la afirmación “un gran mal prenuncia la llegada de un gran bien”, según la otra perspectiva del Daishonin, el mal podría verse como presagio que anuncia la propagación y la difusión de la Ley suprema. Notas 1 El kalpa de disminución es una era caracterizada por la disminución progresiva en la duración de la vida humana. Cuando el mundo se encuentra en la era de la continuación (véase “kalpa”, en el Glosario, se dice que el término de la vida humana experimenta un ciclo ascendente, en el cual aumenta un año cada cien, hasta llegar a ochenta mil, y luego desciende al mismo ritmo. 2 Alusión a los poderes sobrenaturales que poseían los bodhisattvas del budismo Hinayana. 3 El rey Sen’yo fue gobernante de un gran reino en la India, antes de los tiempos de Shakyamuni. En una ocasión, mandó matar a quinientos brahmanes por hablar mal de las enseñanzas del Mahayana. El Daishonin se refiere a él para destacar la importancia de tener una actitud estricta cuando se debe proteger la Ley correcta. 4 Sutra del loto, cap. 2. Con esta frase concluye el pasaje que describe el “verdadero aspecto de todos los fenómenos”. La frase completa dice: “El verdadero aspecto de todos los fenómenos sólo puede ser comprendido y compartido por budas. Esta realidad consiste en apariencia, naturaleza, entidad, poder, influencia, causa interna, relación, efecto latente, efecto manifiesto y su coherencia del principio al fin”. 5 Gran concentración e introspección. 6 Comentario acerca del “Tratado sobre la observación de la vida”. 7 Comentario sobre “Gran concentración e introspección”. 8 Sutra del loto, cap. 19. 9 Profundo significado del “Sutra del loto”. 10 T’ai-kung Wang fue maestro y consejero de Hsi Po, Conde del Oeste (quien tiempo después llegó a ser el rey Wen de la dinastía Chou). Se dice que sus estrategias permitieron al rey Wu, hijo de Hsi Po, derrocar la dinastía Yin y fundar el linaje Chou. 11 La expresión “segundo emperador de la dinastía Ch’in” se refiere a Hu Hai (229-207 a.C.). fue un gobernante títere, controlado por el eunuco oficial Chao Kao, quien al tiempo obligó a Hu Hai a suicidarse para hacer realidad sus ambiciones personales. Chang Liang (m. 168 a.C.), quien se menciona a continuación, fue un estadista y estratega que ayudó a Liu Pang a derrocar la dinastía Ch’in y fundar el linaje Han. 12 Alusiones a un intenso terremoto que afectó una extensa parte de Kamakura en 1257, y a un gran comenta que atravesó el cielo en 1264. 13 Kao-ting fue el vigésimo segundo soberano de la dinastía Yin. Según las Crónicas del historiador, buscó revitalizar la dinastía Yin en decadencia, pero no pudo hallar consejeros capaces. Por fin, se enteró de la existencia de Fu Yüeh, y aunque este se hallaba retirado lo nombró ministro. Gracias a los consejos de Fu Yüeh, Kao –ting logró impulsar el renacimiento de la dinastía. 14 El Daishonin menciona un pasaje del capítulo vigésimo octavo del Sutra del loto que señala: “Cuando El Que Así Llega haya centrado en la extinción, yo haré que [el Sutra del loto] sea ampliamente propagado en todo Jambudvipa y me ocuparé de que nunca se extinga”. 15 Acharya Daishin fue un sacerdote discípulo de Daishonin, presuntamente emparentado con la familia Soya. Se cree que el término “sacerdote laico Rokuro Hyoe, discípulo del Daishonin que actuó como figura destacada entre los creyentes laicos del área de Fuji y se convirtió al budismo del Daishonin por intermedio de Nikko Shonin, sobrino de su esposa.