Año 2003, Volumen 19 nº 5 Redacción: CADIME Escuela Andaluza de Salud Pública. Cuesta del Observatorio, n.º 4 Aptdo. 2070. 18080 Granada. España. Tfno. 958 027 400, Fax 958 027 505 www.easp.es/cadime EN ESTE NÚMERO … 1 • Utilización de medicamentos El Boletín Terapéutico Andaluz (BTA) es una publicación bimestral, que de forma gratuita se destina a los sanitarios de Andalucía con el fin de informar y contribuir a promover el uso racional de los medicamentos. Este boletín es miembro de la Sociedad Internacional de Boletines Independientes de Medicamentos (I.S.D.B.). La candidiasis vaginal supone la segunda causa más frecuente de vaginitis. Aunque se dispone de diversas alternativas y pautas de tratamiento, la prevención de las recurrencias no está bien definida. 1 Utilización de medicamentos Vulvovaginitis por Candida: tratamiento RESUMEN ANDALUZ Boletín Terapéutico Depósito Legal: GR–356–1984. ISSN 0212–9450. Año XVIII, nº 139 Septiembre-Octubre 2003, Franqueo Concertado 18/30 Vulvovaginitis por Candida: tratamiento La candidiasis vulvovaginal (CVV) –causada fundamentalmente por Candida albicans– afecta hasta el 75% de las mujeres, que sufren al menos un episodio durante su vida. Suele cursar con prurito y descarga vaginal anormal, aunque precisa un diagnóstico microbiológico, para diferenciarla de otras formas de vaginitis. Existen diversos factores predisponentes que han de tenerse en cuenta antes de iniciar el tratamiento. Entre los fármacos destinados a tratar los episodios agudos, los imidazoles (orales o intravaginales) constituyen el tratamiento de elección de la CVV no complicada. En cuanto a las recurrencias (≥ 4 episodios al año) su tratamiento y prevención incluye un tratamiento de inducción y otro de mantenimiento a más largo plazo (4-12 meses). A diferencia del tratamiento de inducción (análogo al de la CVV no complicada), no existe un tratamiento de mantenimiento claramente de elección, por lo que debería realizarse de forma individualizada, atendiendo a las características de la paciente. INTRODUCCIÓN La candidiasis vulvovaginal (CVV) es una vaginitis sintomática –que a menudo implica a la vulva– causada por hongos del género Candida, principalmente C. albicans (85-90% de los casos) (1). Su tratamiento origina costes elevados y, la frecuente automedicación, puede dificultar el tratamiento de otras condiciones clínicas de distinta etiología (2). Supone la segunda causa más frecuente de vaginitis, estimándose que el 50-75% de las mujeres sufren al menos un episodio durante su vida; y de éstas, un 25% desarrollarán CVV recurrente (1-3). Los síntomas predominantes son prurito y descarga vaginal anormal (mínima, acuosa o más densa y blanquecina), a los que puede asociarse dolor durante la micción y el coito (1,3). Su aparición parece deberse a la proliferación de Candida, que previamente coloniza la vagina sin causar sintomalogía. Entre los factores de riesgo de sufrir CVV se incluyen: embarazo, diabetes mellitus y el uso de antibióticos sistémicos. Aunque se ha señalado la utilización de diversos tipos de contraceptivos como factor de riesgo, su papel en el desarrollo de CVV no está bien definido (1,4). TRATAMIENTO El objetivo principal del tratamiento es aliviar los síntomas. La mayoría de los autores entienden por “curación” la completa remisión de la sintomatología junto a cultivos negativos de Candida (1). Se dispone de diversos preparados para el tratamiento de la CVV. Aunque la nistatina intravaginal puede ser eficaz en el tratamiento de la CVV, según los ECR realizados la nistatina (a dosis de 100.000-200.000 UI, durante 12-14 días) parece menos eficaz que los imidazoles intravaginales (1,3,5); siendo la proporción de recurrencias mayor con nistatina. Otro ECR, con escaso número de pacientes, evaluó la eficacia de la nistatina (crema intravaginal a dosis de 1 millón de UI, una vez al día, durante 7 días) frente a clotrimazol (100 mg, durante 14 días), no observándose diferencias significativas entre ambos tratamientos (1). Sus efectos adversos suelen ser ocasionales, leves y transitorios (vaginitis, prurito vaginal, sensación de quemazón) (6). Los imidazoles intravaginales son considerados actualmente el tratamiento de elección de la CVV (ver tabla 1) (7). No parecen existir diferencias significativas entre los diferentes imidazoles intravaginales, ni entre las distintas pautas de tratamiento (1,2). La mayoría de las pacientes no suelen experimentar efectos adversos a esta terapia, siendo los más frecuentes los de tipo local: prurito, irritación, sensación de quemazón (1,7,8). La sensación de ardor del epitelio de la vulva se debe a los metabolitos de la Candida , mientras que la fuente de infección está en la vagina; por ello, la aplicación de antifúngicos en la vulva es ineficaz y además puede causar dermatitis de contacto (9). Entre los derivados imidazólicos orales, itraconazol, ketoconazol y fluconazol han mostrado su eficacia mejorando la sintomatología (1). Se han realizado diversos ECR comparativos de imidazoles orales frente a los de administración intravaginal, incluso en monodosis, observándose que no existen diferencias significativas de eficacia en el tratamiento de CVV no complicada (1,2,7-10). En cuanto a su seguridad, el fluconazol e itraconazol orales pueden causar náuseas, cefalea y dolor abdominal (1,7,8). Aunque se estima que el riesgo es muy bajo, se han notificado algunos casos de hepatitis fulminante por ketoconazol oral (1), por lo que algunos autores recomiendan vigilar la función hepática, especialmente en caso de tratamiento prolongado (3). Tras completar el tratamiento con imidazoles (orales o tópicos), se estima que se obtienen cultivos negativos en el 80-90% de las mujeres. Debe aconsejarse a las pacientes que consulten nuevamente en caso de persistencia o recurrencia de la sintomatología (3). PREVENCIÓN DE RECURRENCIAS Se define como CVV recurrente (CVVR) la aparición de cuatro o más episodios sintomáticos al año (1-3). A diferencia de los episodios aislados de CVV, su frecuencia no disminuye con la edad (2,11). Desde el punto de vista etiológico, del 10% al 15% de los aislamientos corresponden a especies a C. albicans, siendo C. glabrata, la segunda especie más frecuente en mujeres con CVVR (5-10%) (2,3,11). La patogenia es compleja y no bien conocida, y se han formulado diferentes hipótesis para explicar los episodios de CVVR. Por un lado se postula la reinfección a partir de un reservorio. Por otro, la verdadera recurrencia o recidiva basada en la similitud de biotipos de las cepas aisladas en episodios sucesivos. Se han implicado diferentes factores, tanto del huésped como del agente infeccioso, en ambas hipótesis. La ausencia de una completa erradicación, por un tratamiento inadecuado o por la posible existencia de cepas resistentes, puede ocasionar un fracaso terapéutico, y por tanto, una recidiva. Además, mientras que C.albicans es generalmente sensible a los imidazoles, otras especies (p. ej., C. glabrata) son menos sensibles aumentando la frecuencia de recidivas. También, variaciones antigénicas y mutaciones podrían estar implicadas en un aumento de la virulencia y consiguiente recidiva. En cuanto a los factores del huésped, además de los factores predisponentes ya señalados, en algunas mujeres con CVVR parece existir un déficit de producción de anticuerpos anticandida en el exudado vaginal, alteraciones de la inmunidad celular, etc. (2,11,12). Antes de iniciar el tratamiento, resulta esencial confirmar el diagnóstico e identificar la especie responsable de las recurrencias asi como eliminar los posibles factores predisponentes del huésped (2,11). La mayoría de las infecciones se deben a C. albicans sensible a los imidazoles, por lo que se recomienda un tratamiento inicial o de inducción con estos agentes, igual al destinado a tratar los episodios agudos de CVV. Tras finalizar el tratamiento de inducción, una vez conseguida la erradicación de la sintomatología, habrá que instaurar un tratamiento de mantenimiento durante varios meses (de 2 a 6 meses) (2-5,11). Los estudios realizados en mujeres con CVVR, para valorar la eficacia del tratamiento de mantenimiento o preventivo con distintos antifúngicos, han demostrado disminuir la frecuencia de las recurrencias (5) (ver figura 1). MEDICAMENTOS UTILIZADOS PARA EL TRATAMIENTO DE CVV Y CVVR POR C. ALBICANS Dosis (duración del tratamiento) Medicamento Formulación Tratamiento de CVV o Tratamiento de inducción de CVVR Nistatina Crema vag. 100.000U 2-4 aplicaciones/día (hasta 4 días tras remisión de síntomas) 100.000 U/día (14 días) Comp. vag. 100.000U IMIDAZOLES Clotrimazol Econazol Fenticonazol Fluconazol Itraconazol Ketoconazol Miconazol Sertaconazol Tioconazol Crema vag. 2% Comp. vag. 100 mg Comp. vag. 500 mg Óvulos 50 mg Óvulos 150 mg Crema vag. 2% Óvulos 200 mg Óvulos 600 mg Cápsulas orales 150 mg Cápsulas orales 100 mg Óvulos 400 mg 5 g/día (3 días consecutivos 100 mg/día (6-7 días) Puede aumentarse la dosis hasta: 200 mg/día (6-12 días) 500 mg (dosis única) 50 mg/día (2 semanas) 150 mg/día (3 días) 5 g/día/12-24 horas (2-4 semanas) 200 mg/día (3 días) 600 mg (dosis única) 150 mg (dosis única) 200 mg/12 horas (1 día)+ 200 mg/día (3 días) 400 mg/día (3-5 días) Comp. orales 200 mg Crema vag. 2% Crema vag. 2% Comp. vag. 500 mg Crema vag. 6,5% Óvulos 300 mg 400 mg/día (5 días) 5 g/día (7-14 días) 5 g/día (7 días) 500 mg (dosis única) 4,6 g (dosis única) 300 mg (dosis única) Tratamiento de mantenimiento de CVVR (duración: 2-6 meses) 500 mg/semana 150 mg/semana 100 mg/día ó 400 mg/mes 400 mg/día (5 días, al final de la menstruación), pudiendo repetirse tras varias menstruaciones. Se recomienda combinar con ketoconazol oral. 100 mg/día CVV: candidiasis vulvovaginal ; CVVR: candidiasis vulvovaginal recurrente; Comp.: comprimidos; Vag.: vaginal/es. Tabla 1. Elaborada de 4,3 y 6. 18 Bol Ter ANDAL 2003; 19 (5) ALGORITMO DE TRATAMIENTO DE LA CANDIDIASIS VULVOVAGINAL RECURRENTE (CVVR). Sospecha de CVVR Obtención de cultivos vaginales Excluir y tratar posibles causas subyacentes (p. ej. diabetes) Cultivo negativo en 2 ocasiones Cultivo positivo Considerar diagnóstico alternativo C. glabrata C. albicans* Tratar con ácido bórico (600 mg/día, 14 días) Tratamiento de inducción y mantenimiento Recurrencia frecuente Respuesta adecuada Interrumpir a los 6 meses Respuesta adecuada Flucitosina tópica durante 14 días Recurrencia frecuente Precoz (<3 meses) Respuesta adecuada Obtener CMIs y considerar tratamiento de mantenimiento Recaída (confirmación por cultivo) Tardía Repetir el tratamiento de inducción y mantenimiento Tratar episodios individuales Si existen recurrencias frecuentes CMI: Concentración mínima inhibitoria (*): y otras especies sensibles a los imidazoles Figura 1. Tomada y modificada de 11. • Clotrimazol intravaginal. Los dos estudios (13,14) realizados con este antifúngico (a dosis de 500 mg/mes) muestran resultados contradictorios, ya que en uno de ellos no fue significativamente más eficaz que el placebo (1,5,14). Adicionalmente, en un ensayo en el que se evaluó la eficacia del anterior régimen de dosificación (500 mg/mes) frente a un tratamiento empírico con clotrimazol intravaginal (500 mg) al inicio de los síntomas; no se observaron diferencias significativas –a los 6 meses– entre ambas pautas en cuanto a la reducción de los episodios sintomáticos de vaginitis (1). Dada la escasa evidencia existente sobre la eficacia de la administración de dosis mensuales, de menor eficacia que el ketoconazol diario en cuanto al porcentaje de recaídas (5), actualmente se recomienda administrar dosis de clotrimazol de 500 mg/semana (3). • Ketoconazol oral. Se administra a dosis de 100 mg/1 vez al día, o bien a dosis de 400 mg/día durante 5 días al inicio de cada menstruación. En los ECR disponibles, la pauta a bajas dosis parece ser más eficaz (3,5,11). • Itraconazol oral. Según los resultados de dos estudios, la administración de 400 mg/mes (ó 200 mg, 2 veces al mes) se asociaría a un índice de recurrencias del 35% (1,5). En un pequeño estudio, en el que se comparó itraconazol oral frente a clotrimazol intravaginal (ambos a dosis de 200 mg cada 2 semanas, durante 6 meses) la proporción de mujeres con recurrencias sintomáticas fue mayor con itraconazol; si bien, la disparidad en la tasa de abandonos podría explicar las diferencias observadas entre ambos grupos (1). También se proponen dosis alternativas de 100 mg/día de itraconazol oral (3). Bol Ter ANDAL 2003; 19 (5) 19 • Fluconazol oral. A dosis de 150 mg/mes el fluconazol oral ha mostrado ser más eficaz que placebo, según 2 ECR multicéntricos. Aunque esta forma de tratamiento podría mejorar el cumplimiento, parece de menor eficacia que la administración de ketoconazol oral diario, según comparaciones indirectas (5,15). Sin embargo, la administración de fluconazol a dosis de 100-150 mg/semana parece tener una eficacia similar a la observada con el régimen diario de ketoconazol oral (11,15), ofreciendo además una mejor perfil de toxicidad y favoreciendo el cumplimiento. Con frecuencia no se consigue la erradicación del organismo del tracto genital inferior, por lo que un elevado porcentaje de pacientes (del 30% al 70%, según los autores) sufren nuevas recaídas 1 ó 2 meses tras finalizar el tratamiento de mantenimiento. En estas pacientes, cuando el cultivo muestre que el agente causal es el mismo, se recomienda iniciar tratamiento de inducción seguido del régimen de mantenimiento durante 6 -12 meses. Aunque las CVVR por C. albicans resistente a los imidazoles son extremadamente raras, habrá que descartar esta posibilidad; en estos casos suele observarse ausencia de respuesta clínica y persistencia –más que recurrencia– del microorganismo (3,11). INFECCIONES POR OTRAS ESPECIES DE CANDIDA La sensibilidad de C. glabrata es 10-100 veces menor que C. albicans frente a los imidazoles; por tanto, la ineficacia del tratamiento con estos agentes, y la susceptibilidad a la recurrencia puede ser totalmente independiente del huésped y deberse a la persistencia del microorganismo. No se dispone de ningún régimen fiable para tratar la CVV por C. glabrata, y tampoco está establecida la necesidad de instaurar un régimen de mantenimiento tras el tratamiento inicial, por lo que esta decisión dependerá de la respuesta clínica en cada caso (11). El tratamiento inicial con cápsulas gelatinosas de ácido bórico para administración vaginal (600 mg/día, 14 días) erradicaría el microorganismo en un 70% de las pacientes (3,11), aunque puede inducir toxicidad por absorción sistémica (1). En caso de recurrencia, se deberá volver a tratar con ácido bórico a la misma dosis antes indicada, seguida de una terapia de mantenimiento: bien con ácido bórico en días alternos, durante varias semanas; o con nistatina (100.000 UI/día) durante 3-6 meses (11). Otra alternativa, en caso de recurrencia, consiste en volver a tratar a la paciente con solución de flucitosina intravaginal durante 14 días (3,11). TRATAMIENTOS ALTERNATIVOS La administración –oral o intravaginal– de yogur o productos conteniendo Lactobacillus podría reducir los episodios de recurrencia, al restablecer el pH vaginal (16); si bien, los estudios realizados al respecto no han permitido establecer definitivamente su eficacia, ni sobre la CVV ni sobre las recurrencias, dado que suelen incluir déficits metodológicos: tamaño limitado, controles inadecuados, etc. (5,11,16). Por otra parte, la mayoría de los yogures comerciales no contienen lactobacilos viables, y tampoco existe evidencia de que las pacientes con CVVR tengan alteraciones en el flora vaginal (11). Otra alternativa al tratamiento antifúngico a largo plazo consiste en la hiposensibilización con preparados antigénicos de Candida, menos probada pero que ha mostrado algunos resultados alentadores (11), si bien éstos sólo han de considerarse como preliminares (5). TRATAMIENTO DE LA PAREJA MASCULINA La CVV no es considerada una enfermedad de transmisión sexual, ya que las especies de Candida forman parte de la flora vaginal y la CVV también afecta a mujeres que no mantienen relaciones sexuales; sin embargo puede ser transmitida por esta vía, y de hecho la colonización del pene es cuatro veces más frecuente en parejas de mujeres afectadas con CVV, normalmente con cepas idénticas, además de haberse documentado la transmisión orogenital (4,9). Usualmente se desaconseja la administración rutinaria de antifúngicos a la pareja sexual masculina de la paciente afectada, recomendándose la administración tópica de antifúngicos sólo para aliviar los síntomas de la balanitis, u otras formas de candidiasis cutánea en el área genital (3). En cuanto a las evidencias disponibles, en dos ECR la administración de itraconazol o ketoconazol –a la pareja masculina– no tuvo efectos sobre la resolución de los síntomas de la mujer ni sobre el índice de recurrencias (1,11); no obstante, algunos autores aún contemplan la posible administración de antifúngicos en las parejas de mujeres con CVVR (3). CONCLUSIONES – La CVV no complicada es una infección frecuente, causada por C. albicans, estimándose que hasta en la cuarta parte de las pacientes se producen recurrencias. – La nistatina intravaginal ha mostrado menor eficacia que los imidazoles. – Los imidazoles parecen tener la misma eficacia aplicados intravaginalmente que administrados por vía oral, tanto en dosis única como en dosis múltiples. – Los imidazoles orales suponen una alternativa a los tópicos en pacientes que experimentan prurito e irritación local, pero pueden originar con mayor frecuencia efectos secundarios gastrointestinales y cefaleas. – El tratamiento de las recurrencias consta de dos fases: inducción y mantenimiento. – Normalmente no se precisa el tratamiento rutinario de la pareja sexual masculina, a menos que aparezcan en ésta manifestaciones de candidiasis del área genital. BIBLIOGRAFÍA 1- Marrazzo J. Vulvovaginal candidiasis. Clin Evid 2002; 7: 1784-96. 2- Marrazzo J. Vulvovaginal candidiasis. 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