Iniciativa con Proyecto de Decreto por el que se reforma y adiciona el artículo 327 de la Ley General de Salud. Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores P r e s e n t e. Los que suscriben Francisco Arroyo Vieyra, Ernesto Saro Boardman y Lázaro Mazón Alonso, Senadores de la República ante la LXI Legislatura de la Cámara de Senadores del Honorable Congreso de la Unión, con fundamento en lo dispuesto por los artículos 71, fracción II, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y 55, fracción II, del Reglamento para el Gobierno Interior del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, sometemos a la consideración de esta Soberanía, la siguiente: Proyecto de Decreto por el que se reforma y adiciona el artículo 327 de la Ley General de Salud. EXPOSICIÓN DE MOTIVOS La transformación de la morbimortalidad que enfrenta la población mexicana requiere la adopción de cambios legislativos que permitan hacer frente a la compleja agenda de salud pública. Aun cuando dichos cambios son muchos, en la actualidad surge la necesidad de permitir la industrialización del plasma, el tejido músculo esquelético, cutáneo, vascular y membrana amniótica. En primer término, se propone una modificación al texto del artículo 327 que dice: “Está prohibido el comercio de órganos, tejidos y células. La donación de estos con fines de trasplantes, se regirá por principios de altruismo, ausencia de ánimo de lucro y confidencialidad, por lo que se obtención y utilización serán estrictamente a título gratuito”. Cabe destacar que la prohibición a que se refiere este artículo no sólo es aplicable a trasplantes, sino también a las transfusiones e implantes. De allí la importancia de sustituir los términos “con fines de trasplantes” por “con fines terapéuticos”, porque abre la posibilidad de que los órganos, tejidos y células que se donen sean utilizados para fines de transfusión o implante. Esto es, la sustitución propuesta más adecuada para alcanzar los fines del derecho a la protección de la salud, considerando las definiciones que a continuación se indican: Transplante: la transferencia de un órgano, tejido o células de una parte del cuerpo a otra, o de un individuo a otro y que se integren al organismo. Es importante destacar que en esta definición, que proporciona la fracción XIV del artículo 314 de la Ley General de Salud, es fundamental la presencia y persistencia de lo “vivo” y que la integración al organismo debe entenderse precisamente como la persistencia de la vida del órgano, tejido o células trasplantados. Transfusión: el procedimiento terapéutico consiste en la aplicación de sangre o componentes sanguíneos a un ser humano, sin la finalidad de que se integren (o injerten) en el organismo. En la transfusión se pueden aplicar elementos celulares vivos y funcionales, como los eritrocitos o plaquetas, y elementos funcionales (no vivos) como los factores de coagulación. En la transfusión no se desea la permanencia de lo vivo. Implante: El procedimiento terapéutico consistente en la sustitución de una parte del cuerpo por material biológico nativo, procesado o bien, sintético, que puede quedar o no integrado al organismo sin desempeñar alguna función que requiera la persistencia viva de lo sustituido. Plasma Es la fracción líquida de la sangre, de la cual se han eliminado, mediante técnicas de fraccionamiento, los elementos celulares tales como los eritrocitos, leucocitos y las plaquetas. El plasma es una suspensión acuosa que contiene principalmente proteínas como la albúmina, las globulinas (anticuerpos), factores de coagulación, hormonas, electrolitos y otros. 1 En México se hace uso indiscriminado del plasma, el cual, a pesar de tener indicaciones precisas, suele usarse, por ignorancia médica, en situaciones tales como desnutrición o debilidad, condiciones para las cuales está contraindicado. Por el interés de poder obtener hemoderivados, en la década de los setenta y principios de la de los ochenta, en México aparecieron los bancos de plasma, los cuales tenían como fuente de abastecimiento a una población de donantes remunerados. Debido al pobre control sanitario de estos bancos en esa época, al bajo grado de educación de este tipo de donantes y al desconocimiento en esas fechas de la existencia del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), en 1987, cuando se dispuso la prueba de detección de infección por este virus, se encontró una alta prevalencia asociada a transfusión sanguínea en nuestro país. Lo anterior motivó que nuestro país tuviera que tomar medidas sanitarias de emergencia para controlar ese tipo de infección, entre las que destacan las siguientes: El 25 de agosto de 1985, se modificó la Ley General de Salud para prohibir la comercialización de la sangre y sus componentes. Obviamente, desparecieron los bancos de plasma. De igual manera y con el propósito de contar con una instancia específica que ejerciera funciones de control y vigilancia sanitarios en actos de disposición de sangre y sus componentes, y emitir las normas técnicas relativas a la creación y funcionamiento de bancos de sangre, el 21 de enero de 1988 se creó el Centro Nacional de Transfusión Sanguínea (CNTS) y se emitió una Norma Oficial de emergencia que, posteriormente, fue sustituida por la “NOM-003-SSA2-1993 para la disposición de sangre humana y sus componentes con fines terapéuticos”, vigente actualmente. A partir de entonces y hasta 2002, el CNTS actuó como el órgano regulador de todos los bancos de sangre del país. En forma paulatina, se fueron creando los Centros Estatales de Transfusión Sanguínea (CETS) en cada uno de los estados de la República Mexicana con función reguladora de los bancos de sangre y servicios de transfusión en su respectiva entidad. Esas medidas contribuyeron a disminuir el riesgo de transmisión de enfermedades infecciosas por transfusión en nuestro país. Sin embargo, el riesgo es aún elevado si se compara con el que tienen los países industrializados, en los que la donación de sangre es altruista y la prevalencia de las infecciones por transfusión sanguínea es muy baja. En cambio, en México, no se ha logrado incrementar la donación altruista de sangre, que permanece por abajo del 3% de las donaciones; el resto de la donación (97%) es la llamada “de reposición”, es decir, la fuente principal de obtención de la sangre son familiares o amigos de los pacientes. Desde los años ochenta el uso del plasma ha venido disminuyendo en países desarrollados y ha sido reemplazado por el uso de hemoderivados. Las razones que explican lo anterior consisten en que: El riesgo de transmisión de agentes infecciosos presentes en el plasma; Las indicaciones terapéuticas cada vez más limitadas del plasma; y La introducción de innovaciones terapéuticas en la medicina moderna. Asimismo, la eficacia terapéutica de algunos hemoderivados ha cobrado relevancia en algunas enfermedades graves o invalidantes, en infecciones en pacientes con cáncer y enfermedades inflamatorias, en deficiencias de factores de la coagulación (como las hemofilias) y otras enfermedades crónicas. Los organismos internacionales de salud indican que el plasma tiene usos terapéuticos precisos y que su utilización racional no debería exceder del 12% de la producción total del plasma, de acuerdo con las guías de uso racional del plasma. En México se obtienen aproximadamente 1.5 millones de unidades de sangre al año, de las cuales, alrededor del 90% se fraccionan en sus diversos componentes. Como resultado, se generan aproximadamente 1’357,000 unidades de plasma, de las cuales se transfunden 551,000 (42%). Se 2 observa que, de ese total de transfusiones, una gran parte de ellas se deben a una prescripción inapropiada o por no disponer de hemoderivados. El plasma no transfundido, aproximadamente 780,000 unidades, constituye el plasma residual, del cual sólo 64,000 unidades, es decir, menos del 10%, son canalizadas a la industria privada para la obtención de hemoderivados mediante convenios individuales con algunos bancos de sangre como reserva o en espera de darles destino final. Según datos de 1997, el costo promedio en los países europeos del factor VIII de la coagulación de origen recombinante (sintetizado por ingeniería genética) era un 27% más caro que el derivado del plasma, sin mencionar que algunos países han sufrido desabastecimiento. Si bien es cierto que ha habido una tendencia al alza para utilizar concentrados recombinantes, también lo es que aún existe la necesidad de contar con derivados de plasma de buena calidad. Las razones principales para ello son: que su producción es continua, la seguridad en su utilización, menores costos, desabastecimiento y demanda. Debido a la modernización de los tratamientos médicos más efectivos para diversas patologías, ha aumentado en forma notable la necesidad de contar con inmunoglobulinas para uso intravenoso, a pesar de que su valor en los mercados internacionales ha registrado un aumento considerable lo cual ha impactado presupuestalmente de manera negativa en las necesidades del sector. En el caso de albúmina, sus requerimientos parecen permanecer estables, a pesar de que su costo también ha aumentado. También merecen especial atención los requerimientos de las personas que padecen hemofilia. Se estima que en México la población de pacientes con hemofilia ronda los 6,000. Cada uno de esos pacientes requiere para su control de aproximadamente 10,000 unidades internacionales de factor antihemofílico (factor VIII de la coagulación), es decir, 60 millones de unidades por año, lo que implica un costo muy elevado para su importación. De hecho, el costo anual de esos hemoderivados es de 150 millones de dólares. En este orden de ideas, las ventajas que se pueden lograr al industrializar el plasma residual producido en el país son: a. b. c. d. e. Tener una mayor seguridad terapéutica en la utilización de hemoderivados, además de ser productos más idóneos y efectivos que los componentes sanguíneos. En particular, esos productos son sometidos a procesos de inactivación viral durante el fraccionamiento industrial, lo cual permite garantizar su inocuidad y seguridad terapéutica. Promover el uso clínico racional del plasma, aunado a la disponibilidad de hemoderivados y disminuyendo el uso terapéutico de los componentes sanguíneos, lo que, a su vez incrementaría la materia prima disponible para la elaboración de los propios hemoderivados. Fortalecer la capacidad de respuesta del Sector Salud para satisfacer las necesidades crecientes de hemoderivados necesarios para las innovaciones terapéuticas. Impulsar el progreso terapéutico y el desarrollo tecnológico e industrial en México en el campo de los hemoderivados. Disminuir el gasto en la importación de hemoderivados. Tejido músculo esquelético, cutáneo, vascular y membrana amniótica Al igual que el fraccionamiento e industrialización de los componentes del plasma, esta iniciativa plantea la necesidad para diferentes procesos terapéuticos, diagnósticos y de investigación de otros tejidos de origen humano susceptibles de ser sometidos a procesos de industrialización. Entre otros, se destacan por su utilidad para la salud el tejido músculo esquelético, cutáneo, vascular y la membrana amniótica. De ahí la importancia de contar con un marco jurídico que dé claridad y sustento a sus procesos de industrialización con el doble propósito de hacer accesible sus derivados a la población que los requiera y disminuir el posible impacto presupuestario en las instituciones del sector salud. 3 Es común que hoy en día un porcentaje elevado del tejido músculo esquelético que se obtiene de una persona fallecida dentro del proceso de donación de órganos y tejidos con fines de trasplante, sea sometido a procesos de industrialización, lo cual convierte a dichos tejidos en un insumo para la salud. El caso más evidente es la producción de polvo de hueso que se utiliza para rellenar cavidades óseas. Ese material es inerte y cumple la función de una pasta que disimula o sustituye el tejido vacío que se perdió a consecuencia de un proceso infeccioso, de un tumor u otras causas. El otro porcentaje conserva la característica de ser aplicado en un receptor sin que al tejido se le someta a ningún tipo de transformación en su estructura u organización. Lo mismo se puede decir del tejido cutáneo y la membrana amniótica. Este tejido es transformado en apósito de curación para paciente con quemaduras. Desde ningún punto de vista se puede considerar que estos procedimientos terapéuticos constituyan un trasplante, puesto que cuando son industrializados, no se injertan o integran al organismo. Finalmente, algunos tejidos vasculares, como las válvulas cardíacas o algunos segmentos de venas o arterias, pueden ser sometidas a un proceso de desvitalización, esterilización y preservación para ser empleados como prótesis para sustituir una válvula enferma o un fragmento vascular. Al quedar claro que los tejidos procesados industrialmente, son diferentes a los trasplantes, se abre la oportunidad de regular su uso y aplicación. Por otro lado, la donación de órganos y tejidos para trasplante o transfusión puede recuperar la congruencia de ser un proceso altruista en el que no se busca un acto de comercio. No es está en contra del comercio per se, sino de su falta de regulación y que “contamina” un proceso que está muy alejado de la comercialización. Por todo lo expuesto y fundado, sometemos a la consideración de esta soberanía la presente el siguiente: Proyecto de Decreto por el que se reforma y adiciona el artículo 327 de la Ley General de Salud. Proyecto de Decreto Artículo 327.- Está prohibido el comercio de órganos, tejidos y células. La donación de éstos con fines terapéuticos, se regirá por principios de altruismo, ausencia de ánimo de lucro y confidencialidad, por lo que su obtención y utilización serán estrictamente a título gratuito. Los tejidos músculo esquelético, cutáneo, vascular y membrana amniótica, así como el plasma residual, podrán destinarse a procesos de industrialización para obtener derivados de éstos, con fines terapéuticos, de diagnóstico, preventivo o de investigación. La Secretaría establecerá las disposiciones jurídicas aplicables para regular los procesos de industrialización y las actividades inherentes a los mismos, así como para promover la accesibilidad a los derivados de plasma y de los tejidos industrializados, en condiciones de equidad y procurando beneficio para la salud pública. Transitorios Primero.- El presente decreto entrará en vigor a partir del día siguiente de su publicación en el Diario Oficial de la Federación. Segundo.- Se derogan las disposiciones que se opongan al presente Decreto. Salón de Sesiones de la Cámara de Senadores del H. Congreso de la Unión; siendo el día 22 del mes de octubre del año 2009. 4 ATENTAMENTE Sen. Francisco Arroyo Vieyra Sen. Ernesto Saro Boardman Sen. Lázaro Mazón Alonso 5