Monografía Curso de Capacitación Docente en Neurociencias Alumna: Patricia Martin www.asociacioneducar.com Mail: [email protected] Facebook: www.facebook.com/NeurocienciasAsociacionEducar ¿Cómo Ayudamos a nuestro Cerebro a Concentrarse en la Era de la Interrupción? Tutor: Emanuel Moreira Estudiante: Lic. Patricia E. Martin Año: 2015 ¿Cómo ayudamos a nuestro cerebro a concentrarse en la era de las interrupciones? Con los avances tecnológicos de finales de siglo XX y comienzos del siglo XXI hemos accedido a actividades y formas de comunicación impensadas hace cincuenta años. Esto gracias a la creatividad, ingenio, capacidad de aprendizaje de nuestro cerebro humano, aunque, paradójicamente, estos grandes cambios también incluyan algunos perjuicios a la hora de concentrarnos en una tarea. El afán de estar comunicados a toda hora y lugar nos ha llevado a naturalizar las constantes interrupciones de nuestros “inteligentísimos” teléfonos celulares. No discriminamos una clase, una conferencia, una reunión de trabajo de un viaje en colectivo, un recreo o una caminata a la hora de dejar lo que estamos realizando para atender el teléfono, leer o escribir un mensaje de texto. Me pregunto, ¿Estas interrupciones afectarán nuestro cerebro? ¿Cómo repercutirán en la atención, la memoria, las emociones y el aprendizaje? ¿Nos perjudicará la cultura de la interrupción? Atención Según Maggie Jackson (2008) en su libro “Distracted: Erosion of Attention and the Coming Dark Age”, la gran velocidad, la multitarea y la comunicación en red han cambiado el escenario en el que debe distribuirse la atención. ¿Podremos prestar atención de igual manera a distintas actividades al mismo tiempo? La atención, según Michael Posner, 1990, es la capacidad de la unidad cuerpo cerebro mente, de ahora en más UCCM, de fijarse en uno o varios aspectos de la realidad y prescindir de los restantes. Ésta puede ser espontánea, con un mínimo esfuerzo de la UCCM, o voluntaria que consiste en un alto gasto energético consciente. Cuando somos interrumpidos de nuestra tarea, se activa un filtro cerebral ubicado en el tronco encefálico llamado SARA (sistema activador reticular ascendente) que determina el estado de alerta y vigilancia en el resto del cerebro, además de filtrar el acceso excesivo de información al cerebro superior. Éste es el encargado de buscar cambios en el entorno. El estímulo auditivo de nuestro celular al sonar, por ejemplo, desvía nuestra atención voluntaria, selectiva, sostenida y consciente sobre la tarea que estamos realizando a otra espontánea, involuntaria, automática y focalizada sobre el nuevo estímulo. Maggie Jackson afirma que estamos programados para ser interrumpidos, ya que cada vez que orientamos la atención a los nuevos estímulos, si se consideran amenazas para la supervivencia, recibimos una sacudida de adrenalina. Nuestro cuerpo se prepara para luchar o huir, reacciona como cerebro primitivo. En realidad, nos recompensa por prestar atención a lo nuevo. “De ahí que en este mundo plagado de estímulos es fácil y tentador reaccionar siempre a lo nuevo”. De todos modos, vivir de manera reactiva continuamente minimiza nuestra capacidad para conseguir los objetivos que nos proponemos. Cuando existe una sobrecarga de estímulos, el sistema atencional se ve 2 afectado disminuyendo las unidades de atención. Como afirma Marita Castro (2010) en el material audiovisual neurobiología del sistema atencional, sin atención no hay memoria y sin memoria no existe el aprendizaje. Cuando pedimos atención, pedimos atención ejecutiva, es decir, voluntaria y consciente. Ésta permite ejecutar una variedad de redes, como las respuestas emocionales y la información sensorial. Es necesaria para el rendimiento académico y la mayoría de las habilidades, ya que posee la capacidad de gestionar la atención hacia metas y planes. Se distribuye en los lóbulos frontales y la corteza cingular anterior. Michael Posner (2010) sostiene que la atención ejecutiva se puede y debe entrenar utilizando ejercicios de atención como por ejemplo: dar una lista de objetos y encontrarlos en una imagen; contar una historia y hacer preguntas sobre la misma; encontrar las diferencias de dos imágenes; utilizar video juegos; etc. El sistema atencional fluctúa y se ve influenciado por el estado emocional, la alimentación, la falta de movimiento, la complejidad de la información, la falta de asociación con conocimientos previos y las interrupciones. Memoria Existe distintos tipos de memoria: a corto, intermedio y largo plazo. La memoria intermedia se pierde si no se repite y fortalece. La memoria a largo plazo involucra la memoria declarativa y procedimiento. Para lograr un medioambiente a favor del aprendizaje se necesitan estímulos básicos para activar el SARA (atención focalizada) y estímulos atractivos, pero más elaborados para captar la atención de la corteza cingular anterior y con ella, la atención selectiva y sostenida en el tiempo. Los estímulos novedosos y atractivos activan la dopamina que es un nuerotrasmisor que interviene en la motivación y el entusiasmo. Los niveles adecuados de dopamina garantizan la atención y memorización de los conocimientos. Cuando los estímulos atractivos se unen a propuestas que involucran el hacer se enciende otro neurotrasmisor, la noradrenalina, que contribuye a aumentar los niveles de energía y memoria. Se encarga de crear un terreno favorable para la atención, el aprendizaje y la sociabilidad. Si captamos la atención y activamos los lóbulos prefrontales, e integramos la información, la repasamos de maneras diferentes, utilizando todos los sentidos para activar la potencialización a largo plazo, el hipocampo trabajará llevando la información a la corteza para pasar de la memoria a corto plazo, a la intermedia y finalmente a la de largo plazo. 3 Aprendizaje Para que haya aprendizaje, primero debe existir la capacidad de captar y centrar la atención en una información determinada y luego que ésta llegue a la memoria a largo plazo convirtiéndose así en conocimiento. Para que un aprendizaje sea significativo debemos poder relacionarlo con conocimientos previos y nos debe interesar por algún motivo. Para que permanezca y se consolide en nuestra memoria lo debemos utilizar con frecuencia. De lo contrario, las redes neuronales relacionadas a este aprendizaje se debilitarán hasta desaparecer. El aprendizaje puede ser implícito, automático, con atención no selectiva o explícito, voluntario, haciendo uso de la atención selectiva y sostenida, es decir, podemos aprender inconsciente o conscientemente. Nuestro cerebro, considerado una máquina biológica especializada en procesar información tanto emocional como cognitiva, realiza dos tipos de aprendizaje: uno ejecutivo-emocional y otro ejecutivo-cognitivo. Éste último subdividiéndose en: emocional dirigido al mundo interior (inteligencia intrapersonal e inteligencia inter-personal) y otro intelectual dirigido al mundo exterior. El aprendizaje ejecutivo-emocional es rápido, sin esfuerzo, automático, con poco gasto energético y perdurable. Por el contrario, el ejecutivo cognitivo es lento, con esfuerzo consciente, gasto energético para la UCCM, fácil de olvidar y requiere repetición constante. Existen factores que favorecen el aprendizaje tales como poseer un estado emocional positivo, ser parte de un medioambiente enriquecido y fraterno, experiencias de vida felices, interacción con otras personas con la misma pasión, además de encontrarle sentido a lo que se aprende. ¿Cómo captamos y mantenemos la atención ejecutiva? ¿Cómo nos concentramos a pesar de las interrupciones? Como ya he mencionado anteriormente, la atención, la memoria, las emociones y el aprendizaje están fuertemente ligados. Por esto, para concentrarnos y alcanzar un aprendizaje significativo que se consolide y sea indeleble en el tiempo debemos encontrarle sentido a la información que recibimos, relacionarla con conocimientos previos, sentirnos motivados, con desafíos por sortear y metas por cumplir. Así, nos será más fácil resistir otros estímulos que nos rodean y lograr la atención voluntaria, selectiva y sostenida. Como señala Jackson (2008) “cuando uno está disperso es menos creativo; si el tiempo de reflexión es bombardeado resulta más difícil profundizar en la resolución de problemas”. 4 “La autora explica que el constante desarrollo de las tecnologías sin duda nos brinda oportunidades extraordinarias, la posibilidad de conectar con otros, aprender y crear conocimiento de diferentes maneras pero, al mismo tiempo, generamos un ambiente cultural que socava nuestra capacidad de atención, alerta Jackson. Lo importante es discutir la interrupción como una cuestión ambiental y como una cuestión social colectiva. Todavía no hay estudios que demuestren cuál es la relación específica entre “interrupción y neurofisiología”, afirma Jackson. “Aún no tenemos una base científica que nos permita describir de qué modo las interrupciones pueden activar circuitos neuronales diferentes, pero las investigaciones actuales están trabajando en esa área”. A pesar de esto, podemos sostener que las interrupciones nos distraen del foco de atención necesario para realizar una tarea eficazmente y libre de estrés. Bibliografía Castro, Marita (2012) Neurobiología del Sistema Atencional. Video perteneciente a la conferencia dictada por la Nse. Marita Castro en la Cuarta Jornada de Neurosicoeducación, Buenos Aires, Argentina. Jackson, Maggie y Kibben, Bill (2008) Distracted: Erosion of Attention and the Coming Dark Age. Prometheus Books. Maguregui, Carina (2009) Distraídos: La Erosión de la Atención. Portal educar. Disponible en http://portal.educ.ar/debates/eid/cultura/debate/distraidos-laerosion-de-la-at.php. Posner, Michael (2010) Es Posible Entrenar la Atención. Disponible en http://www.lanacion.com.ar/1244599-es-posible-entrenar-la-atencion. Material de las clases del curso de Capacitación Docente en Neurociencias. 5