Cómo murió García Vigil - Casa de la Cultura Oaxaqueña

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Cómo murió García Vigil
Equis
racundo, rabioso, protestando colérico y aferrándose a
la vida, confiando en lo improvisto hasta el último momento, fue fusilado el general Manuel García Vigil en San
Jerónimo (hoy Ciudad Ixtepec), Oaxaca, el 19 de abril de
1924.
Dicen que se rindió y que por esto debió ser respetada su
vida; pero otros dicen que fue capturado con las armas en la
mano. De cualquier manera, riesgos y cosas son de la Revolución.
García Vigil fue una de las figuras principales de la Revolución de diciembre. Ambicioso, inteligente e inquieto, fue el
típico representante de una época de aspirantes a caudillos que
se proponían salvar a México.
Hay una frase que lo caracteriza de golpe como hombre público “Yo siempre he sido oposicionista y siempre me ha ido
bien”. Esto decía a uno de los Zubarán cuando se le censuraban
en la Cámara de Diputados sus agresiones a la Constitución de
1917.
Con Robles Domínguez, García Vigil fue el primero en ata-
car abiertamente la Constitución de Querétaro. Y también arremetió contra el presidente Carranza.
ASPIRANTE A CAUDILLO
Conquistó con aquello un derecho y es indudable que en el
levantamiento de diciembre, vio la oportunidad de ligar su actitud de 1917 con la de 1923, elaborando un proyecto un tanto
diabólico, que por lo demás, alentó en la mente de muchos cerebros hasta hace algunos años… García Vigil es, desde ese punto
de vista, un símbolo.
Nuestro hombre quiso cobrarse, en la rebelión de diciembre,
el precio de sus ataques a lo que él llamaba “Constitución Carrancista” y se soñó Presidente de la República.
Por esa razón no es aventurado decir que influyó mucho en
el fracaso de la rebelión delahuertista.
Esa idea que alimentaban sus ambiciones y el hecho de haber sido aprehendido y humillado dentro del Estado de Oaxaca,
del que era Gobernador, de seguro fueron la causa de su ira al
verse maltratado y amenazado de muerte.
Como Gobernador de Oaxaca, habló al pueblo de Rincón
Antonio y de San Jerónimo, donde él sabía que había gente
suya. Sus custodios le atribuyeron intenciones de provocar un
motín para escaparse y se acrecentó la vigilancia y aumentaron
los malos tratos, que acababan con la nula paciencia y resignación del prisionero.
“Pero ¿es que no tengo aquí un solo amigo?” –gritaba con
voz trémula de ira a los oficiales que lo custodiaban dentro de
uno de esos suplicios que se llamaban “furgones de pasajeros”;
uno de esos carros de ferrocarril gediondo a marrano donde el
Gobernador del Estado tuvo que pasar dos días con sus noches
echado nerviosamente sobre un banco de tablas.
SU FUSILAMIENTO
¿Se le juzgó en Consejo de Guerra? Su hermana sostuvo que
no. El licenciado Manuel Jiménez aseguró que sí. No son escasos, por cierto, los consejos de guerra en los que el acusado
apenas si se da cuenta de que al hablar ante sus custodios o aprehensores está rindiendo una declaración.
Probablemente así fue como se juzgó al Gobernador de Oaxaca, pero el acusado gritaba que se le tratara mejor y se le instruyera el juicio formal.
Persona que acompañó en toda su humillante odisea al general García Vigil, cuenta que fue algo muy lastimoso la manera
como trataron los custodios al Gobernador en los últimos tres
días que precedieron al fusilamiento.
Y solamente tres horas antes de morir, García Vigil se convenció de que su situación era desesperada, invadiéndole entonces un abatimiento terrible, que desapareció en los momentos
en que era llevado al paredón, siendo entonces poseído de la ira
y la blasfemia.
Ya de por sí, García Vigil era uno de esos temperamentos
que se transfiguran en momentos de cólera. Los testigos presen-
ciales de su fusilamiento vieron el relámpago de la cólera en sus
ojos airados.
“¡Canallas!” –dicen que fue su última exclamación antes de
recibir la descarga .
No hizo alarde de valor ni de entereza de ánimo. Más bien
parecía preocupado por hacer saber a sus custodios que si llegaba a flaquear, sería por el recuerdo de los suyos, que eran quienes ocupaban su pensamiento.
García Vigil, de vida azarosa, llena de lances peligrosos y tan
fogueado en la lucha armada, nunca esperaba que iba a morir
tan trágicamente y sin formalidad alguna. Tal vez durante sus
días de cautiverio recordaba su frase: “Yo siempre he sido oposicionista y siempre me ha ido bien”.
NO HAY QUE CORRER TANTO…
El caso de García Vigil es interesante para la historia de la
rebelión delahuertista y como ejemplo para muchos temperamentos ambiciosos. Fue el caso de una inteligencia y un cúmulo
de energías y de cualidades mal orientadas. García Vigil fue un
espíritu inquieto que desde niño, desde el Seminario de Oaxaca,
donde estudió, se daba cuenta de que vivimos en un país en
formación y en el cual, entonces, había que caminar a saltos…
Pasó al colegio Militar de Chapultepec y, antes de aceptar el
teorema de que la Naturaleza no hace saltos, el prefirió abandonar la trigonometría y contentarse con un despacho de teniente… Después, nuestras conmociones político-sociales le dieron
a él la razón contra todo lo que los libros decían. Saltó a coronel,
a general, brigadier, a diputado, a gobernador y quiso saltar a
Presidente de la República, peleando la candidatura del P.L.C.,
a Ortiz Rubio, Villarreal y Roque Estrada, disputándola después
en el campo de batalla a Obregón, Calles y De la Huerta, pero
su caudillaje no cuajó y, como la naturaleza no hace saltos y
como en México para ser Presidente es preciso llegar a caudillo,
García Vigil fue derrotado por las matemáticas.
Revista Oaxaca en Mexico, 1962
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