Peculiaridad de las matemáticas como ciencia (materia instrumental). Problemática de la enseñanza de secundaria en general (programas, horas de aula, prácticas, motivación de los estudiantes y los profesores). Manuel de León, RSME, CSIC Introducción Cuando comenzamos nuestra colaboración con la Comisión de Educación del Senado, nuestra principal preocupación era como mejorar la enseñanza de las Ciencias en la Educación Secundaria y en el BUP. Mejorando esta enseñanza, conseguiríamos un doble objetivo: por una parte, formar estudiantes con una base científica apropiada para seguir estudios superiores científicos o tecnológicos, y, por otra, una mayor apreciación sobre estas materias por parte de unos futuros ciudadanos mejor educados científicamente. Esto es importante, porque el mundo en el que vivimos hoy día, es un mundo tecnológico del que no se deberían desconocer las claves, sino, al contrario, ser cada vez más conscientes de ellas para poder acceder a una vida más plena. Y veíamos que la educación que se imparte actualmente no parecía cumplir con estos fines. Un análisis inicial muestra, sin embargo, que los problemas de la enseñanza no se circunscriben al campo de las ciencias. En efecto, existen problemas generales, aunque, por supuesto, y como se pondrá en evidencia en esta ponencia, la enseñanza de ciencias como la física, las matemáticas y la química tienen problemas específicos. Por una parte, el acceso (un logro de nuestra sociedad) de todos los estudiantes a la enseñanza, y por otra, los profundos cambios experimentados por la sociedad española en los últimos años, han propiciado un cúmulo de nuevas situaciones que, hasta el momento, no han sido afrontadas con la objetividad y el rigor necesarios. Es difícil ser objetivo en estos temas, pero su importancia y la urgencia de tomar medidas que mejoren el estatus actual nos obliga a todos los agentes que participan en el sistema educativo a efectuar una seria reflexión. Esta reflexión pasa por una toma de conciencia de esta situación crítica, que no puede ni ser obviada ni ser utilizada como argumento partidista. Lo que se haga en el tema educativo ahora va a ser decisivo para el futuro de nuestro país en los próximos años. Nuestras sociedades científicas, que representan a la mayoría de la comunidad de profesores e investigadores en ciencias han puesto grandes esperanzas en esta ponencia que hoy comienza su andadura, y nos consta la preocupación y el interés que todos los grupos políticos, representados por sus señorías tienen en el asunto. De esta ponencia deben emerger unas conclusiones que ayuden a las administraciones central y autonómicas a diseñar las medidas necesarias. El fracaso escolar y algunas de sus causas Se ha hablado con profusión del fracaso escolar, entendiendo por tal los malos resultados obtenidos por nuestros estudiantes en sus evaluaciones. Desde el ámbito universitario se percibe con mucha más claridad. A pesar de que los estudiantes que llegan a las universidades han pasado varios filtros, en las facultades de ciencias y las escuelas de ingeniería, son muchas las voces que denuncian la mala preparación, no sólo científica, sino general con la que vienen. ¿Cuáles son las causas de este fracaso? Hay que entender, en primer lugar, que el universo de alumnos ha cambiado de una manera drástica. Hace 25 años, sólo estudiaba el bachillerato una parte de los niños y jóvenes en edad escolar. Hoy en día, la educación es obligatoria hasta los 16 años. Es decir, todos los jóvenes tienen, no sólo la posibilidad, sino además la obligación de realizar los estudios de primaria y secundaria. Este hecho ha constituido un gran logro social, pero, desgraciadamente ha conducido a graves problemas. La obligatoriedad de la enseñanza lleva implícito que al acabar los ciclos educativos se tenga que conceder un título que certifique la formación supuestamente adquirida. En consecuencia, por los medios que sean, el alumno debe adquirir una formación mínima, lo que no siempre es posible por las diferencias de aptitudes y actitudes de los alumnos. La reforma realizada se basaba en tres puntos: • Comprensividad (un currículo básico y común, el retraso en la selección y especialización); • Atención a la diversidad (medidas ordinarias y extraordinarias de atención y respuesta a la diversidad de capacidades e intereses de los alumnos); • Equidad (compensación de desigualdades y promoción de la igualdad de oportunidades). Es evidente que, por motivos diversos, no se ha conseguido construir adecuadamente estos tres pilares. Uno de los efectos nocivos del sistema, ha sido la pérdida de los valores tradicionales del aprendizaje, de los cuáles el más destacado es el esfuerzo personal. Sin esfuerzo personal, no hay aprendizaje posible. En la reciente encuesta sobre los problemas de la educación que ustedes han visto estos días, los propios alumnos, en un ejercicio de sinceridad que debe alabarse, reconocen con abrumadora mayoría que no se esfuerzan y ese es el motivo de sus malos rendimientos. Otro efecto muy negativo ha sido la pérdida de autoridad de los profesores. No se trata aquí de defender un autoritarismo a ultranza, sino señalar que sin un respeto por la figura del profesor, difícilmente va éste a poder impartir sus enseñanzas. Ese respeto a los docentes es un valor a inculcar (no a imponer) a los estudiantes desde los primeros cursos. Hay que dignificar la figura del profesor y reconocer socialmente su papel decisivo, tanto o más que otras profesiones mucho más valoradas por los ciudadanos. Tenemos un plantel de buenos profesores, y debemos apoyarlos en una labor realmente complicada. Está cundiendo un gran desánimo entre estos profesionales. Finalmente, debemos señalar que nuestra sociedad ha cambiado mucho. Tenemos la televisión presente en nuestros hogares, consumiendo muchas horas inútiles en programas sin ningún contenido formativo, tanto en las cadenas públicas como privadas. Las administraciones responsables deberían tomar conciencia de la importante labor educativa que deberían llevar a cabo. En la encuesta a la que me refería antes los alumnos piensan que el fracaso en los estudios no afecta en gran manera a su posibilidad de encontrar un empleo aceptable. Es decir, no vinculan educación y profesión. Si repasamos el mensaje que llega desde las pequeña pantallas, veremos que, efectivamente, los futbolistas o las modelos, o ciertos personajes sin oficio ni beneficio, pero subvencionados por las propias televisiones, no son generalmente personas que han triunfado en los estudios. A este respecto, recuerdo la moción presentada hace poco más de un año por el senador Josep Varela para solicitar una emisión de sellos con matemáticos españoles con ocasión del Año Mundial de las Matemáticas, y justamente, sus argumentos eran la necesidad de ofrecer a nuestros jóvenes modelos de comportamiento que no se redujeran a los que he citado. Desgraciadamente, a pesar del acuerdo unánime de todos los grupos, la Casa de la Moneda y el Timbre no editó más sello que el dedicado al matemático riojano Julio Rey Pastor, gestión llevada a cabo por otros caminos. Las particularidades de las matemáticas Las matemáticas representan junto con la lengua lo que el Ministerio de Educación denomina materias instrumentales. “... el lenguaje matemático, aplicado a los distintos fenómenos y aspectos de la realidad, es un instrumento eficaz que nos ayuda a comprender mejor la realidad que nos rodea y adaptarnos a un entorno cotidiano en continua evolución.” Esta es una frase del famoso decreto de mínimos del año pasado, frase atribuible pues al legislador, y que muestra la importancia de las matemáticas en el sistema educativo. Sin embargo, cuando se examinan ese “contenido de mínimos” y sus razones sobre el carácter instrumental de las matemáticas se tiene la impresión de una concepción excesivamente utilitaria de las mismas, olvidando que las matemáticas son bastante más que un instrumento. La periodista científica de Los Angeles Times, K. C. Cole, escribió un libro titulado Las Matemáticas y la taza de té, pero ella no sabía que estaba escribiendo un libro sobre Matemáticas. Simplemente, su experiencia acumulada al tratar de temas científicos le había hecho percibir que había un nexo común a numerosos saberes, técnicas, formas de organizar información, y que este era el tema de su libro, pero sólo al comentar su proyecto comprendió que ese nexo común no eran otra cosa que las Matemáticas. La actual directora de la National Science Foundation, Rita Colwell, explica este papel de las Matemáticas en los siguientes términos: “De forma creciente, vemos como las Matemáticas se están transformando en una suerte de catalizador de avances que tienen lugar a través del amplio espectro de las disciplinas del conocimiento. Me gusta como describe ese papel K.C. Cole: las herramientas de las Matemáticas nos permiten ver pautas y conexiones que de otro modo permanecerían ocultas. Nos revelan tendencias escondidas (como en el desarrollo del virus del SIDA), nuevos tipos de materia (quarks, materia oscura, anti-materia), y correlaciones cruciales (entre fumar y cáncer de pulmón).” Para eso sirven las matemáticas, no son sólo lenguaje. Y por eso, aunque para la mayoría de los ciudadanos, las matemáticas se reduzcan a aritmética y geometría elemental, que en general no ven de gran utilidad, son el reconocimiento de pautas y de relaciones lo que configuran la esencia de las matemáticas. Y por ello son fundamentales, enseñan no sólo a razonar sino que crean hábitos de pensar y abren la mente al mundo. Son instrumentales, sí, pero instrumento para conocer y crear. Y estas características no se circunscriben al mundo científico y tecnológico, sino a todos los ámbitos de la actividad y pensamiento humanos. Nos gustaría que estas reflexiones, compartidas universalmente por los matemáticos, se tuvieran muy en cuenta en próximas reformas. Algunas soluciones • Matizar la obligatoriedad hasta los 16 años. Un porcentaje de alumnos no desea recibir más educación académica desde los 14 a los 16, sino que preferirían aprender un oficio que les permita un empleo digno. Estos alumnos crean en muchas ocasiones problemas en las aulas, al no estar cómodos en ellas y consideran el centro como una cárcel. Debería haber una opción que les permitiese recibir una enseñanza profesional especializada a la vez que se le imparten cursos de cultura general. • Si se quiere una enseñanza comprensiva, hay que poner unos límites. No es bueno dividirlos según sus capacidades, pero si hay que permitir que las clases puedan impartirse, lo que obligará a seleccionar a los alumnos con problemas de actitud. Estos alumnos problemáticos requieren un trato especial por profesores que tengan la adecuada capacitación profesional. • No se está prestando demasiada atención a los estudiantes provenientes de la inmigración. Tienen problemas de idioma, con un acervo cultural diferente, no se les puede colocar sin más en las mismas aulas si de verdad queremos darles una educación. • Se precisa mejorar la formación de los profesores. Los métodos actuales no son los mejores. Por una parte, debería haber una profunda reforma en las facultades de matemáticas que forman a los licenciados como si todos fueran a ser futuros investigadores. Además, ha habido una profunda brecha entre las universidades y la secundaria, brecha que las sociedades científicas intentamos cerrar. Es precisa una continua realimentación para que este profesorado esté al día (ahí viene la sociedad de la información); los CPRs y similares deberían estar mucho más coordinados y ser mucho más abiertos y ligados a los propios centros docentes. • La enseñanza de las matemáticas en primaria presenta graves deficiencias, motivada por la falta de preparación de los profesores, achacable no a ellos, sino a los propios programas. La formación matemática que reciben estos profesores es en algunos casos inexistente, nada que ver con los países de nuestro entorno. • El uso de las nuevas tecnologías tiene que ser potenciado. • Los centros educativos deberían convertirse en centros culturales del barrio, y así deberían ser considerados por sus habitantes. Esto motivaría una mayor apreciación por la educación. • El diseño de programas de divulgación que muestren los valores y la importancia de la ciencia han de ser una prioridad de la administración. El papel de las sociedades científicas Nuestra sociedad se caracteriza por no poseer una vertebración sólida. Esto es muy claro en el mundo científico y educativo. España es un país que posee todo tipo de instituciones científicas: academias, sociedades, colegios profesionales. Sin embargo, falta una articulación entre todas ellas, articulación necesaria cuando se trata de abordar medidas ante problemas nuevos o de una importancia nacional, como éste que nos ocupa. Desde su reconstrucción en diciembre de 1996, la RSME ha intentado (y creo que poco a poco vamos consiguiendo resultados) el aglutinar todos los esfuerzos dispersos que se hacían en España para potenciar la investigación y mejorar el sistema educativo en el campo de las matemáticas. También para eliminar posturas individuales o institucionales, intentando que los problemas sean abordados colectivamente pero de una manera objetiva y coordinada. En España es frecuente que la notoriedad por algún motivo de algún profesional en los medios de comunicación lo lleve a convertirse en referente. Cuando la administración lleva adelante alguna reforma, tampoco está claro con quién ha consultado la misma. En los países modernos, son las sociedades científicas los interlocutores naturales. Son los consultores natos para las administraciones, pues se trata de sociedades no corporativistas, con una tradición de siglos, congregando en sus filas a todo tipo de profesionales de la enseñanza y la investigación. La celebración del año 2000 como AMM ha llevado a un trabajo de coordinación entre las sociedades matemáticas españolas en la que la labor de liderazgo de la RSME ha sido decisiva. En esta línea seguiremos trabajando, y recientemente hemos constituido un Comité de Política Científica, al estilo de nuestros colegas norteamericanos de la American Mathematical Society, para llevar adelante estos planes. A la vez, estamos trabajando con la RSEF y la RSEQ para llevar adelante proyectos conjuntos, de los que esta ponencia es un buen ejemplo. Estamos convencidos que el trabajo compartido de todas las sociedades científicas españolas puede rendir un enorme beneficio a la sociedad española, y en esa tarea confiamos en seguir colaborando con las instituciones políticas y las diferentes administraciones.