MANTENER, CONCEPTUALIZAR LA NECESIDAD DEL MANTENIMIENTO, ENSEÑAR A MANTENER Desde la perspectiva de las personas que hemos dedicado gran parte de nuestra vida profesional a la gestión del mantenimiento, incluso aquellos que hemos tenido la suerte de observar el mantenimiento sobre elementos sensibles de contaje que condicionaba la facturación de la propia compañía, no tenemos ninguna duda, ni nos mostramos escépticos sobre la bondad y necesidad económica del mantenimiento. Recientemente, dentro de la actividad de estas jornadas de mantenimiento de edificios, tuve la ocasión de saludar a un antiguo colega quien, como Director General de su empresa de gran experiencia y prestigio como mantenedores, me mostró su preocupación sobre la actitud derivada de la falta de sensibilidad de algunos de sus clientes respecto a la necesidad del mantenimiento. Es paradójico que alguien ponga en duda la conveniencia de cuidar su propio patrimonio, pero en el fondo lo que sucede es que les resulta un gasto y algunos casi lo considera un dispendio. Decía al principio que el mantenimiento deberíamos conceptualizarlo, desde la necesidad económica del activo, como instrumento que posiciona al edificio en un estatus de elemento preferente, que en caso de venderse, aporta directamente a la cuenta de explotación un valor evidentemente mucho más elevado por tener un buen estado, lógicamente en este caso el mantenimiento no sólo es necesario, sino también es barato a medio plazo. Destaquemos pues, que en ningún modo quiero decir que los empresarios de nuestro país no sean conocedores de los aspectos comentados, ¿pero menos que en los países de la élite europea?, y las grandes empresas, con procesos discutibles en sus procedimientos, que sin duda en un análisis exhaustivo podríamos seguro incorporar acciones de mejora. Y las pymes, ¿tienen en sus oficinas o comercios planes de mantenimiento donde se consideren los parámetros para alargar la vida de su espacio de negocio? En el mismo sentido podríamos acudir a los edificios de viviendas, donde es aun más ordinario encontrarnos con edificios en peor estado de conservación, tanto en propiedad horizontal como en vertical y los administradores de fincas, independientemente de las grandes multinacionales, ¿están dispuestos a transmitir a sus administrados la sensibilidad adecuada por la prevención constructiva y la sostenibilidad? Sin querer hemos maquetado el mercado, donde de algún modo hemos de progresar e incidir, diría que es un gran mercado, amplio pero a mi juicio no convencido. Son aquellos que ignoran al mantenimiento porque es un gasto, prefieren la reparación de algo cuando se estropea una y otra vez, entonces sí es una necesidad, en ocasiones urgente, que presiona incluso a la propiedad de manera molesta. Vender en este mercado resulta especial, contiene una gran carga pedagógica que precede a lo que en realidad es el marketing relacionado con el producto o servicio real. Lo que sucede en definitiva es que primero debemos persuadir y posteriormente vender, como reseña el enunciado, vender sobre vender. Quizá sea importante asumir el mercado que tenemos y tomar la iniciativa para ser nosotros los transmisores de ese compromiso social y/o oportunidad de negocio, de eso se trata, de ser proactivos en evitar que los edificios se repitan o rehabiliten constantemente, intentando que alarguen su vida con la suficiente eficiencia y que la edificación sea realmente sostenible. Josep Lluís Altimira Profesor asociado, construcciones arquitectónicas II EPSEB