El aroma habano

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El aroma habano
Redacción Travelview
La Habana sabe a ron y huele a Habano. Es la tierra de los puros, la madre de los cigarros y la fábrica de este arte porque
los puros son un estilo de vida, una tradición y todo un icono en la isla caribeña. Fumadores y no fumadores llegan a la
capital cubana y pocos son los que no caen en la tentación de probar este producto 100% cubano hecho a mano. Una de
las fábricas de habanos más famosa es la de Partagás, fundada en 1827 es la más antigua y prestigiosa. Una visita a este
lugar es indispensable. Las calles de La Habana presentan un sinfín de tiendas de habanos en las que se puede adquirir
cualquier tipo de cigarrillos elaborados por artesanos tradicionales. Los famosos torcedores y torcedoras poseen unas
manos prodigiosas y son los encargados de dar vida a tan ansiado trofeo. Los puros constan de tres partes fundamentales:
la capa o envoltura, el capote o capillo y la tripa o relleno. Para el capote se necesita una hoja de tabaco con bajo contenido
en nicotina y bajo en aromas mientras que para la tripa se requieren hojas con sabor fuerte y aroma intenso. Una vez
seleccionadas las hojas adecuadas se comienza a plisar y torcerlas para dar forma al puro. Tras el moldeado, el cigarro
queda prensado y sólo falta ponerle la capa, la hoja exterior que debe tener la textura perfecta y de esta manera queda
vestido el cigarro que ya está listo para su venta. Si en la gran mayoría de ciudades es complicado obtener un puro de
famosas marcas como Partagás, Hoyo de Monterrey, Bolívar o Cohíba, en La Habana la dificultad desaparece puesto
que la ciudad ofrece más de treinta establecimientos donde encontrar estas joyas. Se trata de las Casas del Habano,
donde un amplio surtido de cigarrillos se presenta a los clientes. Sus trabajadores son expertos en la materia y además te
dan la oportunidad de disfrutar del producto en los bares que tienen tras la tienda. Marcas como Partagás, Hoyo de
Monterrey, Bolívar o Cohíba, se encuentran fácilmente en La Habana. La ciudad ofrece más de treinta
establecimientos donde encontrar estas joyas. Se trata de las Casas del Habano.
Los comercios de Habano intentan dar un trato personalizado y ayudar al cliente a la perfecta elección. Los más famosos
son ‘La Casa en el Club Habana’ situada en el barrio de Miramar, uno de los más exclusivos por lo que su clientela son
diplomáticos y empresarios. La tienda tiene incluso un servicio de almacenaje en cajas privadas para algunos de sus clientes.
Al norte del Parque de la Fraternidad, en la Calle Industria número 520 se encuentra la Real Fábrica de Tabacos
Partagás. Es la más antigua y célebre en la ciudad. En ella se producen las marcas de puros habanos fundadas por el
español Jaime Partagás, entre las que se encuentran los Lusitanias y los Churchills. Es un museo tanto por el material que
contiene en su interior como por su cara al exterior ya que el mítico edificio data de 1.845 y desde entonces es toda una
institución. En él trabajan más de quinientos cigarreros para agasajar a los turistas que vienen dispuestos a conocer la
cultura del puro. Al igual que en el Club Habana, tras el establecimiento hay un bar dónde se puede disfrutar de un buen
cigarrillo. En la Real Fábrica de Tabacos Partagás, la más antigua y célebre de la ciudad se producen las marcas
de puros habanos fundadas por el español Jaime Partagás, entre las que se encuentran los Lusitanias y los
Churchills. Son decenas de establecimientos los que se encargan de que nadie quede insatisfecho a la hora de escoger un
buen puro habano. La difícil tarea se presenta a la hora de la elección ya que las variedades son múltiples. Los habanos no
son sólo puros, son joyas elaboradas con máxima precisión, son una experiencia, un elemento que invita, incluso a la
meditación. Muchos artistas, pensadores y políticos los han usado a lo largo de los años para recogerse en soledad. Los
habanos han sido el compañero fiel de Mark Twain o Sir Winston Churchill, quien siempre decía que llevaba parte de Cuba
pegada a los labios. Los habanos son una experiencia que invitan a la meditación. Han sido el compañero fiel de
personalidades como Mark Twain o Winston Churchill. En el mundo del cine todos hemos visto a Alfred Hitchcock,
Charles Chaplin o a Groucho Marx sosteniendo un puro. Y, por supuesto, los cubanos Fidel Castro o Ernesto Che Gevara
han hecho de los puros un estandarte de su tierra.
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