¿Quién se responsabiliza por un error sustancial? Por Matías Altamira* “¡¡UUYY me equivoqué y apreté Aceptar”!! ¿Y ahora qué hago?. Esta situación fue contemplada por el Grupo de Trabajo IV sobre Comercio Electrónico de la UNCITRAL (Naciones Unidas) en el Anteproyecto de Convención sobre contratos (internacionales) celebrados o probados por mensajes de datos. En su artículo 12 párrafo 3° regula los efectos jurídicos de los errores sustanciales cometidos por personas físicas que se comunican con un sistema informático automatizado, estableciendo que los contratos no tendrán efectos jurídicos ni serán ejecutorios cuando: a) el sistema informático automatizado no le brinda la oportunidad de impedir o corregir el error; b) la persona, al percatarse del error, lo notifica lo antes posible; c) la persona toma medidas razonables, incluida la devolución de los bienes o servicios recibidos a consecuencia del error; y d) cuando no ha utilizado los bienes o servicios, ni obtenido beneficio de ellos. El Grupo de Trabajo hace la reserva de que tal disposición puede no adecuarse a transacciones B2B (es decir, no con consumidores), ya que es posible que en el marco del derecho contractual general no se prevea siempre el derecho de denunciar un contrato en caso de error sustancial. La Directiva 2000/31/CE de la Unión Europea establece en su artículo 11 párrafo 2° que únicamente las personas que ofrecen bienes o servicios a través de sistemas informáticos automatizados tienen la obligación de brindar medios para corregir errores. Tesis reflejada en el artículo 12 párrafo 2° del Anteproyecto de Convención. Esta postura no trata las consecuencias que los errores generan sobre la validez del contrato en cuestión. Asimismo, los errores también pueden ser generados por el propio sistema automatizado, en cuyo caso el Grupo de Trabajo consideró que deberían ser imputables a las personas en cuyo nombre funcionan, salvo que se demuestre que el sistema generó mensajes erróneos imprevisibles por la persona responsable. En una y otra situación las soluciones y responsabilidades se distribuyen en función de la previsión y diligencia que han tenido las partes frente a un error u omisión sustancial. Es decir, que el eje del análisis se basa en apreciar –con relación a los errores de las personas físicas– cuán diligente fue el vendedor al elaborar el sistema informático automatizado y contemplar la posibilidad de enmendar errores u omisiones por parte del comprador, por un lado, y por el otro, con cuánta celeridad actuó el comprador ante el conocimiento del error. Con relación a los errores causados por el mismo sistema, el análisis valora en qué grado el vendedor tenía control sobre el programa informático u otros aspectos técnicos utilizados en la programación de dicho sistema automatizado.