Pretende el interno recurrente ampliar la frecuencia de las “visitas de convivencia" a una al mes. El apartado 6 del artículo 45 del Reglamento Penitenciario, a diferencia de los dos apartados anteriores del mismo precepto, no establece la periodicidad para la celebración de las visitas de convivencia de los internos con su cónyuge o persona ligada por semejante relación de afectividad e hijos que no superen los diez años de edad. Esta laguna en la regulación reglamentaria, tampoco resuelta por la propia Ley Orgánica General Penitenciaria, no tiene necesariamente que resolver acudiendo a la analogía con el resto de las comunicaciones -íntimas y con familiares allegados-, aunque la periodicidad establecida en éstas pueda servir como criterio orientativo. Teniendo diferentes objetos las comunicaciones reguladas en dicho artículo 45 -las íntimas con un claro matiz de satisfacción de necesidades sexuales, las de familiares y allegados mantener los lazos de afecto con esas personas unidas al interno, y las familiares procurar y fomentar 1a relación del preso con las personas efectivamente más próximas y con las que conserva incluso obligaciones derivadas de la relación conyugal y patemo-filial, también pueden y deben establecerse distinciones en su regulación, atendiendo incluso a las varias situaciones concurrentes. Podrá así equiparse la frecuencia -mínima- de las comunicaciones íntimas de familiares allegados con las familiares siempre que éstas se refieran a relación de los intemos con sus hijos menores de diez años, puesto que no conviene distanciación de comunicaciones entre padres e hijos, sino que es necesario fomentarlas. Pero, por el contrario, cuando los internos utilicen esas comunicaciones -conforme al criterio reiteradamente expuesto por este Tribuna para ser visitados solamente por el cónyuge o persona unida por semejan relación de afectividad, la frecuencia de una comunicación al trimestre establecida por la Circular 24/96 de Instituciones Penitenciarias puede considerarse idónea respetuosa con el espíritu de la Ley y Reglamento Penitenciarios, puesto que de tenerse en cuenta que la relación con el cónyuge o asimilado puede también tener lugar, como comunicación intima, una vez al mes, con lo que el contacto en estas personas quedaría ampliado, de hacer uso de todas esas visitas, a cuatro trimestre. Este criterio ya fue incluso esbozado por esta Sala en auto de 21 de junio 2001 (Rollo 372/2001), donde se dijo que no podía considerarse vulneración alguna de los derechos de los internos el que se haya establecido en la Normativa de Régimen Interior y en la Circular 24/96 del Centro Directivo que se conceda una de estas visitas cada tres meses, y que en caso contemplado en este auto, donde trataban de utilizarse las comunicaciones para ampliar el tiempo de visita del interno con su novia, tampoco concurrían unos motivos especiales para atender esa petición como lo sería en el caso de que se pretendiera una mayor comunicación con los hijos del interno, para los que pareció en principio destinar estas visitas de convivencia. Auto 2339/02, 17 de septiembre de 2002, JVP nº 3, Exp. 1232/00