Rio de Janeiro, 15 de enero de 2010 CPAL 10/02 Solidaridad con nuestros hermanos haitianos Queridos compañeros: Estamos aún fuertemente impactados por las noticias que nos siguen llegando desde Haití. Los informativos nos van haciendo tomar conciencia poco a poco de la magnitud de la tragedia y de sus consecuencias para este país, el hermano más pobre de nuestro continente. Toda catástrofe es dolorosa pero lo es más aún cuando ella se suma a las muchas que ya padece Haití. La primera palabra no puede ser otra que la de solidaridad entrañable con nuestros hermanos haitianos, con la Iglesia cuya cabeza local, el Arzobispo de Puerto Príncipe, también murió y con nuestros compañeros jesuitas que se encuentran, como todos, “en estado de shock”, según expresa uno de ellos. En el site de la CPAL pueden encontrar la información más reciente recibida a mediados de la tarde de ayer sobre la situación de nuestros compañeros jesuitas en Haití y nuestras obras y comunidades. No se reportan víctimas entre los nuestros y más bien los compañeros se han puesto manos a la obra para auxiliar a los afectados. En el contexto de desolación y de tristeza que vive el país, es alentador recibir los muchos correos de solidaridad y de deseo de colaboración que venimos recabando de todas partes en las últimas horas. Muchos de esos correos preguntan qué hacer y cómo canalizar el apoyo en el ámbito de la CPAL. Para ello, me he puesto en comunicación con el P. Fernando Polanco (Nano), Provincial de Antillas, y su equipo quienes ya se encuentran organizando un programa de apoyo no sólo para la emergencia sino sobre todo para la etapa de la reconstrucción cuando, como suele suceder, la catástrofe deje de ser noticia de primera plana y tienda a olvidarse. Tenemos que elaborar una propuesta que comprenda no sólo la acción inmediata sino que se proyecte en el mediano y el largo plazo y, en coordinación con las instituciones haitianas, se desarrolle en vistas a un país reconstruido sobre bases diferentes, más sólidas y firmes. Como dice la Escritura, “esperamos nuevos cielos y nueva tierra en los que habite la justicia” (2 Pe 3, 13). Mientras tanto, les comunico las siguientes medidas iniciales elaboradas en coordinación con Nano: 1. La Provincia de Antillas centralizará y canalizará la ayuda humanitaria que las Provincias y redes interprovinciales deseen hacer llegar a los afectados por el seísmo. Esa ayuda debe ser fundamentalmente en dinero. Otras instituciones más especializadas, gubernamentales y eclesiales, están canalizando las donaciones en víveres, remedios y otras. Se ofrecerá a ellas nuestra colaboración en lo que se pueda. 2. El responsable último de esta tarea será el P. Mario Serrano (Moreno). Para este asunto Moreno y Nano manejarán el siguiente correo electrónico: [email protected] 3. Pueden enviar los aportes económicos a la cuenta indicada al final de esta carta destinada exclusivamente a canalizar los fondos para la emergencia y para la reconstrucción. 4. El destino de toda colaboración se hará en coordinación con el P. Daniel LeBlond y la Provincia del Canadá Francés (que comprende también Haití) y con los delegados del P. LeBlond en Haití, los PP. Kawas François y Miller Lamothe. Conforme se vaya avanzando en la organización de la solidaridad, seguiremos informando acciones posteriores. Desde la sede de la CPAL el contacto será el P. Alfredo Ferro ([email protected]). El Seminario PAC, que reunirá próximamente en Río a todos los coordinadores de redes, sectores y obras internacionales, será una ocasión propicia para reflexionar nuestra colaboración con Haití en horizonte interprovincial y sobre la base de la coordinación intersectorial para una acción concreta. Estoy enviando también esta carta a los responsables de los sectores y de las redes interprovinciales, así como a las instancias latinoamericanas de asociaciones ignacianas (AO-MEJ, CVX, ASIA y otras), con el ánimo de que todos nos sintamos convocados a aportar lo mejor de nosotros para el bien de aquella parte del cuerpo que hoy sufre más. “Es la hora de una nueva « imaginación de la caridad », que promueva no tanto y no sólo la eficacia de las ayudas prestadas, sino la capacidad de hacerse cercanos y solidarios con quien sufre, para que el gesto de ayuda sea sentido no como limosna humillante, sino como un compartir fraterno” (Juan Pablo II, Novo Millennio Ineunte, 50). Sabemos también que en ese compartir fraterno es Cristo mismo quien se hace presente aunque de modo anónimo: “cuanto hicieron a estos hermanos míos más pequeños, a mi me lo hicieron” (Mt 25, 40). Les invito, finalmente, a que hagan llegar esta convocatoria a todos los jesuitas, colaboradores, familiares y amigos en cada Provincia o Región y, junto con ellos, conformar una red ignaciana de solidaridad que sea capaz de transformar esta tragedia en una oportunidad para la solidaridad, como muestra de nuestro aprecio al querido pueblo haitiano. Como pide Pablo, no nos dejamos vencer por el mal; venzámoslo a fuerza de hacer el bien (Rom 12, 21). Un fuerte abrazo, Ernesto Cavassa, S.J. PROCEDIMIENTO PARA DEPOSITAR AYUDA ECONOMICA A HAITI Usar la cuenta en dólares que la Provincia de las Antillas mantiene en el banco Wachovia de EEUU. Los datos que se deben usar para la transferencia son los siguientes: Nombre de la cuenta: Compañía de Jesús Provincia de las Antillas II Banco: Wachovia (antiguo First Union Bank) Dirección: 1200 Southwest 8th Street, Miami, USA Número: 2000008252418 Aba: 067006432 SWIFT: PNBPUS33