El hábito de sufrir

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El hábito de sufrir
por Bel Cesar - [email protected]
Traducido por Melissa Park - [email protected]
Las enseñanzas budistas nos están alertando siempre sobre un único punto: el sufrimiento no existe por
sí mismo, no está en el mundo real o en nuestra propia vida, si no en la manera como la interpretamos.
Por lo tanto, ellos nos alertan para el hecho de que en nuestro mundo subjetivo cultivamos
constantemente el hábito arraigado de sufrir!
Podemos sentirnos hasta idiotas y ridículos cuando descubrimos que no precisaríamos sufrir por nada.
Pero de nada adelanta auto-juzgarnos; además, eso apenas atrasa y dificulta nuestro proceso de
evolución interna. Todos nosotros ya sabemos, por experiencia propia, que cambiar un padrón de
pensamiento requiere paciencia y constante dedicación!
Las enseñanzas budistas nos incentivan a romper el hábito de sufrir por medio de la conciencia de
conexión kármica existente entre causas y efectos. Este es un proceso profundo, lento y gradual. Al oír
estas tres palabras, podemos hasta pensar que el proceso de evolución interior es siempre denso y
pesado. En realidad no siempre es así.
Aquellos momentos en los que tenemos “pequeños estados de iluminación”, ganamos mucha energía y
bienestar. Pero, también es verdad que encarar el sufrimiento de frente nos lleva, por lo menos en una
primer fase, a sentir que nos pasamos la vida “evitando sentir, sin saber porque”. Son dolores guardados
en nuestra memoria como traumas, vivencias no resueltas que piden soluciones definitivas.
El proceso de auto-conocimiento es doloroso y al mismo tiempo extremamente gratificante. Cuanto
mayor es nuestra voluntad y determinación en conocer la naturaleza de aquello que causa el sufrimiento,
más envueltos nos encontraremos en nuestro proceso de evolución interna. A esta altura ya no medimos
más fuerzas ni sufrimientos. Al paso que nos envolvemos en el proceso de auto-cura, perdemos el miedo
de sufrir el inevitable dolor del hábito de sufrir!
Esto es, no medimos más nuestra calidad de vida por el dolor, más si por el placer de la conciencia: de
ver claramente. Así como relato en mi pequeño libro “Oráculo I – Lung Ten” (Ed.Gaia): “Cierta vez
estábamos apenados porque Lama Gangchen Rinpoche precisaba colocar un remedio, que iba a arder
mucho, en una herida que tenía en el pie. Pero él dijo: ´El dolor no es problema, lo importante es el
resultado`.”
En las últimas semanas, estudiamos los seis reinos o estados psicológicos descritos en la Rueda de la
Vida. Ahora estudiaremos los 12 Hilos: las causas y condiciones interdependientes que nos mantienen
presos a esos estados mentales: el hábito de sufrir. Estas enseñanzas, transmitidas por Buddha, están
descritas en una serie de 12 imágenes que se encuentran alrededor de las imágenes que describen los
Seis Reinos.
Los 12 Hilos Interdependientes pueden ser vistos como niveles en el ciclo interminable de vida y muerte
de los seres humanos, al mismo tiempo en que revelan la dinámica de nacimiento, vida y muerte de los
propios estados mentales. Son estos:
1. Ignorancia del apego a sí mismo
2. Condicionamiento: acciones que crean renacimientos
3. Consciencia
4. Nombre y forma
5. Poder de los seis sentidos
6. Contacto
7. Sensación - Sentimiento
8. Avidez
9. Necesidad
10. Existencia
11. Renacimiento
12. Envejecer, enfermar y morir
1. Ignorancia del apego a sí mismo
Según Buddha, este es el hilo final y original de la cadena que forma el hábito de sufrir. El fin y el inicio
de todo y cualquier sufrimiento. En este sentido, este ciclo es interminable. Él podrá apenas ser destruido
cuando podamos “relajar la mente en el espacio absoluto de la vacuidad”, esto es, cuando conseguimos
ver la realidad directa de los fenómenos sin dejarnos llevar por el hábito de dar por concretas nuestras
proyecciones mentales.
Naturalmente, tenemos dificultad en entender lo que este Hilo significa. Al final, él está describiendo la
causa original del sufrimiento que estamos vivenciando en este exacto momento! Si fuésemos capaces
de comprender y realizar esta enseñanza en este mismo instante, ya habríamos quebrado la cadena de
nuestro sufrimiento: estaríamos iluminados!
Por eso, no debemos desesperar cuando comprendemos una enseñanza. Lo importante es mantenernos
interesados y comprometidos con nuestra evolución interna. Además, los Lamas acostumbran alertarnos
de que nunca debemos presionarnos en este camino. Saber estar a gusto con nuestra propia mente y
hacer apenas lo que fuera posible en cada momento es una regla importante para cultivar nuestra
sanidad mental. Es una ironía terrible caer en la locura porque nos dedicamos al camino espiritual.
En el primer Hilo, está la imagen de una señora ciega, andando sin rumbo, tanteando el camino con una
bengala. Así, como ella, nosotros también vivimos en la oscuridad. La ignorancia nos impide ver la
realidad con claridad.
La Ignorancia es una mente de auto-limitación, como se existiésemos apenas por nosotros mismos. Esto
es, ignorar significa estar ajeno a la verdad absoluta de que nada existe por si sólo, pero si que todo
existe por su naturaleza interdependiente. En este sentido, todo está en constante cambio, nada es
permanente.
Podemos comprender intelectualmente esta verdad pero, mientras nuestra mente funcione por la
dinámica de estos 12 hilos, no conseguiremos traer esta comprensión para nuestro modo de ver la vida.
Continuaremos presos al hábito de sufrir. Por lo tanto, el antídoto para la ignorancia está en cultivar la
sabiduría de reconocer la interdependencia entre todos y todo.
Mantener la mente alerta al hecho de que todo está inter-ligado, nos lleva a observar atentamente
nuestras acciones de cuerpo, palabra y mente. En este sentido, ganamos sabiduría al paso que dejamos
de ser inconsecuentes. El camino de la auto-cura es el camino de la responsabilidad personal. En este
sentido, para superar la ignorancia y romper el hábito de sufrir, podemos comenzar por observar el
efecto que generamos en nuestro ambiente con aquello que decimos.
Por ejemplo, que tal observar si hemos dicho lo que de hecho sentimos?
Cuando usamos las palabras para manipular o disfrazar sentimientos, generamos intensa confusión
dentro y fuera de nosotros. Estar atento a la autenticidad de nuestras palabras es un buen comienzo
para observar la interdependencia de los fenómenos!
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