1 III el carácter menos lesivo de esa detención respecto del

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"M
, Angel Linnel s/causa N" 11166"
S,C., M 30, L. XLVI
Suprema Corte:
1
La Sala III de la Cámara Nacional de Casación Penal concedió la
excarcelación de Angel Lionel M
, bajo la caución no juratoria y las demás
medidas asegurativas que determine el juez instructor (fs. 3/9 vta.) Contra esta
decisión, el fiscal general interpuso recurso extraordinario (fs. 10/24 vta.), el
que rechazado (fs. 25/27), dio lugar a la presente queja (fs. 28/33).
II
Entiendo que el reCurso federal, en razón de un excesivo rigor
foona!, ha sido mal rechazado. Y como en este incidente observo circunstancias
análogas a las presentadas en S.C., G 21, L. XLVI, "Guil, Joaquín S/causa N"
10456", respecto del que he dictaminado recientemente, remito brevitatís
causae a los argumentos alli expuestos sobre el particular y solicito a V.E., en
consecuencia, que abra la queja y se pronuncie sobre el fondo del asunto.
III
Pues bien, advierto al respecto que M
, por lo menos hasta la
concesión de su excarcelación, se encontraba cumpliendo la detención cautelar
en su domicilio (cf. fs. 6). Por lo que no se puede soslayar que V.E. ha valorado
el carácter menos lesivo de esa detención respecto del encarcelamiento con el
mismo fm, al sostener que, ante una imputación de gravísimas transgresiones a
los derechos humanos como la considerada en este caso, tal medida no parece
violatoria de las garantias fundamentales del acusado (S.C., M 389, L. XLIII,
"Mulhall, Carlos Alberto slexcarcelación -<:ausa N° 350", sentencia del 18 de
diciembre de 2007, votos del presidente Lorenzetti y del ministro Zaffaroni).
y 10 cierto es que
~~si
bien las sentencias de la Corte Suprema sólo
deciden los procesos concretos que le son sometidos y eUas no resultan
obligatorias para casos análogos, los jueces inferiores tienen el deber moral de
confonnar sus decisiones a esa jurisprudencia y, por tal razón, carecen de
fundamentación los pronunciamientos de los tribunales que se apartan de dichos
precedentes sin proporcionar nuevos argumentos que justifiquen modificar la
posición alli adoptada" (Fallos: 328: I03).
Lo dicho hasta aqui, en mi opinión, bastaria para proponer que se
haga lugar al recurso federal interpuesto y se revoque la excarcelación
concedida por la casación. Sin embargo, agregaré algunas consideraciones sobre
los argumentos que brinda ese tribunal para sostener la inexistencia de riesgos
procesales, pues entiendo que no condicen con el especial deber de cuidado que
pesa sobre los magistrados para neutralizar toda posibilidad de fuga o
entorpecimiento de la investigación en casos como el aquí considerado.
En efecto, el a quo valora que el imputado tiene residencia estable
en esta ciudad; su avanzada edad -83 afios-; el vínculo que mantiene con su
esposa, internada en un geriátrico de la provincia de Córdoba con un cuadro
neurológico severo que la incapacita para dirigir sus acciones o administrar sus
bienes; la impresión positiva que causó en los jueces, en ocasión de la audiencia
celebrada ante ese tribunal, al narrar las necesidades asistenciales y
humanitarias que presenta su esposa y el deseo que lo anima de estar a su lado;
su comparecencia espontánea ante el juzgado instructor tras emitirse su orden de
detención; su carencia de antecedentes penales; y, finalmente, que no existen
constancias acerca de conductas que indiquen su voluntad de sustraerse a la
acción de la justicia o entorpecer las investigaciones, durante los más de treinta
años que transcurrieron desde la comisión de los hechos que se le enrostran (fs.
6 y vta.)
Pero omite que las investigaciones encaminadas a esclarecer los
crímenes cometidos durante la última dictadura, de los que serían responsables,
entre otros, quienes ejercieron altas jerarquías militares y de gobierno, como
M
-recuérdese, por ejemplo, que, revistiendo el grado de Contralmirante
(RE), llegó a ser gobernador de Chubut- tuvieron inicio luego de restablecida la
democracia. Y que la circilllstancia de que hoy estén en trámite no se debe a la
impericia de la justicia, sino a las numerosas conductas que indefectiblemente se
orientaron a la obstrucción del esclarecimiento de esos hechos, entre los que se
-,
"M
, Angel Lionel slcausa N' 11166"
S.C., M 30, L. XLVI
encuentran los que se juzgan en esta causa. Conductas que, por lo demás, fueron
llevadas a cabo en diversas situaciones sociopoliticas y mediante distintos
medios.
por
quienes
resultaban
eventuales
imputados
o
se oponían
obstinadamente a que el actuar ilegal de aquéllos sea sometido a juicio.
Tampoco se puede desconocer, tal como he expuesto al dictaminar
en S.C., C 412, L. XLV, "Clements, Miguel Enrique slcausa N° 10416", que
algunos casos recientes de maniobras que ponen en peligro la conclusión regular
de los procesos por los delitos caracterizados en el arto 10, inc. 1°, de la ley
23.049, como la sospechosa muerte del ex Prefecto Héctor F
en su celda de
detención de una delegación de la Prefectura Naval Argentina, las intromisiones
delictuosas que ha sufrido la justicia federal cordobesa durante el desarrollo de
reservadas tareas vinculadas o la notoria desaparición del testigo Julio L
en
la provincia de Buenos Aires, apuntalan la presunción de que las estructuras de
poder que actuaron en la época de comisión de los hechos con total desprecio
por la ley, integrando una red continental de represión ilegítima, todavía hoy
mantienen una actividad remanente. Y que la libertad del imputado, al que se le
atribuyen hechos gravísimos que habría cometido en su calidad de agente con
alta jerarquia de esas estructuras, facilita la posibilidad de que recurra a ellas
para eludir u obstaculizar la acción de la justicia.
Como ya se dijo al dictaminar en S.C., D 352, L. XLV, "Diuz
Bessone, Ramón Oeuaro s/recurso de casación", este Ministerio Público no
teme a la capacidad fisica de un anciano para fugarse o entorpecer de manera
activa el proceso, sino al ascendiente que todavía conserve sobre las estructuras
de poder que integró en una posición de mando y que, por desgracia, pueden
pervivir en el país. No se teme la fuerza, sino el poder de un hombre.
En síntesis, creo que el tribunal de casación no podía, sin incurrir
en arbitrariedad, dejar de ponderar este riesgo al tener en cuenta las condiciones
personales del imputado que valoró para ordenar su libertad, lo que no significa
desconocer las razones de humanidad que éste invocó para ser excarcelado. Por
el contrario, nótese que, según lo expuesto por lajueza Catucci (fs. 8 vta./9), se
le otorgó la posibilidad de cumplir la medida cautelar en el lugar de internación
de su esposa, justamente para no separarlo de ella, y él la rechazó, a pesar de
que antes de su detención residía voluntariamente allí para asistirla.
Por último, advierto que el mismo riesgo se vería robustecido por
la expectativa de una pena que, al tener en cuenta la gravedad de la imputación
(cfr. fs. 5/vta., 7 Vla./8 y 18), seria una de las máximas previstas en nuestro
ordenamiento.
IV
Por ello, opino que V.E., abriendo la queja, puede declarar
admisible el recurso extraordinario interpuesto y dejar sin efecto la resolución
recurrida.
Buenos Aires,J-P de marzo de 2010.
ES COPIA
Luh SANTIAGO GONZALEZ WARCALDE
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