Gaia El químico británico James E. Lovelock y la bióloga americana LynnMargulis percibieron que existía una estrecha relación entre la vida y el marco físico en el que se desarrolla, y elaboraron una hipótesis llamada Gaia (el nombre de la diosa griega de la Tierra), que ha alcanzado una gran popularidad, llegando a adquirir casi la condición de una religión para ateos. La idea esencial de la hipótesis gaiana es la de que la vida no ha evolucionado en la Tierra, sino que ha evolucionado con la Tierra; dicho de otro modo, a lo largo del tiempo vida y Tierra han co-evolucionado, influyéndose mutuamente. Según este modelo, la vida que alienta en nuestro planeta formaría con el aire, el suelo y el agua un único sistema, muy complejo, que puede ser visto como un único organismo que tiene la capacidad de hacer de nuestro planeta un lugar adecuado para la vida. La hipótesis Gaia debe mucho a un científico ruso poco conocido por el gran público, un geólogo de San Petersburgo llamado Vladimir Ivanovich Vernadsky. Él fue quien acuñó el término biosfera y quien concibió por primera vez la totalidad de la vida como una unidad que forma una fina película en el exterior del planeta Tierra, aunque se condense en seres individuales físicamente separados, que era lo que hasta ese momento se había observado: los árboles no dejaban ver el bosque. Esa masa de vidaque rodea el planeta aprovecha la energía y los nutrientes que encuentra a su alrededor. La biosfera tiene relación con las otras esferas, por supuesto: la litosfera, la hidrosfera, la atmósfera. Por eso, la biosfera es más bien ecosfera, un concepto más amplio que incluye la totalidad de la vida del planeta (la biota) más partes de las otras esferas con las que es notorio que los organismos intercambian materiales, y ése es el principal mérito de la hipótesis Gaia: poner de manifiesto que Tierra, mar, aire y vida tienen una historia y un destino común. La palabra ecosfera posee además otro significado muy importante: es un sistema, un conjunto de elementos interrelacionados. […] Sabemos que los sistemas que están por debajo del nivel de individuo son partes de un todo, es decir, son a su vez elementos de un sistema superior organizado. ¿Por qué, entonces, no suponer que los individuos son partes de un sistema del mismo tipo que un organismo (aunque de nivel más alto)? ¿Y cómo llamaremos a ese sistema intregrador de todo lo viviente y, al mismo tiempo, del medio físico que lo rodea?: superorganismo. ¿Y qué nombre pondremos a ese superorganismo? Lovelock y Margulis propusieron éste: Gaia. Ignacio Martínez y Juan Luis Arsuaga, Amalur. Del átomo a la mente. Temas de Hoy, Madrid, 2003.