El maguey, el pulque y la l

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El maguey, el pulque y la leyenda
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Jueves 24 de febrero de 2005
Carlos Montemayor
La planta del maguey, particularmente la del agave atrovirens, sorprendió a
los primeros españoles que llegaron a los territorios de Nueva España. El
jesuita Joseph de Acosta publicó en 1590 la Historia Moral y Natural de
las Indias; en el capítulo 23 del libro IV recogió las opiniones que sobre el
maguey expresaban los ''chapetones", o sea, los españoles recién llegados a
nuestras tierras. Entre los muchos productos señalados como aportaciones
del maguey a nuestros antiguos pueblos, se hallaba el ''arrope", voz de
origen árabe que designaba el mosto o jarabe de frutas, incluso el almíbar:
El árbol de maravillas es el maguey, de que los nuevos o chapetones...
suelen escribir milagros, de que da agua y vino, y aceite y vinagre, y miel, y
arrope e hilo, y aguja, y otras cien cosas. Es un árbol que en la Nueva
España estiman mucho los indios, y de ordinario tienen en su habitación
alguno o algunos de este género para ayudar a su vida, y en los campos se
da y lo cultivan. Tiene unas hojas anchas y groseras, y el cabo de ellas es
una punta aguda y recia, que sirve para prender o asir como alfileres, o para
coser, y ésta es la aguja, sacan de la hoja cierta hebra e hilo. El tronco, que Tlachiquero durante la extracción de aguamiel
FOTO Javier Verdín
es grueso, cuando está tierno le cortan y queda una concavidad grande,
donde sube la sustancia de la raíz, y es un licor que se bebe como agua, y es
fresco y dulce; este mismo, cocido, se hace como vino, y dejándolo acedar se vuelve vinagre; y apurándolo
más al fuego es como miel; y a medio cocer, sirve de arrope, y es de buen sabor y sano; y a mi parecer es
mejor que arrope de uvas. Así van cociendo estas otras diferencias de aquel jugo o licor, el cual se da en
mucha cuantidad, porque por algún tiempo cada día sacan algunas azumbres de ello.
La palabra maguey es de origen taíno. En náhuatl es metl, nombre vinculado con la voz mayauetl o
mayahuel, divinidad femenina asociada con la planta misma y con la embriaguez. Una tradición la relaciona
con Quetzalcóatl: el dios le pide que lo acompañe al mundo y al estar en la tierra ambos se convierten en un
árbol de dos ramas, lo que sugiere una fusión plena de las dos divinidades. La abuela de Mayahuel llegó al
lugar con las tzitzimime, entidades temibles de los aires. Se acercaron al árbol, cortaron la rama que
correspondía precisamente a Mayahuel y la comieron. Cuando Quetzalcóatl recobró su forma, recogió los
restos de Mayahuetl y los enterró: de ellos surgió el metl, el maguey. Sahagún refiere una versión más:
Mayahuel es el nombre de la primera mujer que perforó los magueyes para extraer el aguamiel, base del
pulque. Alva Ixtlixóchitl agrega otra: a Quetzalcóatl se le conoció como Ce Acatl Topiltzin, último rey de
Tula; en esta versión es hijo de Tecpancaltzin, cuya mujer fue Xóchitl, considerada también la descubridora
del pulque.
Que una figura tan relevante como el dios Quetzalcóatl estuviera en la antigüedad ligado en varios sentidos al
maguey, a las divinidades femeninas relacionadas con la planta y al consumo del pulque, revela el largo
periplo del agave atrovirens en las culturas mesoamericanas. Sahagún consignó la tradición según la cual
Quetzalcóatl reinaba sabiamente en Tula, practicando penitencias mediante la punción de ciertas regiones de
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su cuerpo con púas de maguey. Otros sacerdotes y dioses llegaron a Tula y lograron embriagarlo con pulque,
para así desterrarlo. Francisco Javier Clavijero refiere que el reinado de Quetzalcóatl en Tula concluyó
porque Tezcaltipoca lo embriagó con pulque. En los Anales de Cuauhtitlán, los ''demonios" que atacan a
Quetzalcóatl cuando reinaba en Tula, fueron Tezcaltipoca, Ihuimécatl y Toltécatl. El tercer engaño al que lo
sometieron fue un banquete donde bebió cinco vasijas de pulque. Ya embriagado, lo persuadieron a que
invitara a su hermana, Quetzalpétatl, dedicada como él a la penitencia. Ella habitaba en el cerro de
Nonohualca y acudió a la invitación; confiada por hallarse junto a su hermano, se embriagó también con
cinco jícaras del mismo licor.
El consumo del pulque formó parte de rituales y ceremonias muy extendidas en nuestros antiguos pueblos que
se vinculaban con otros órdenes sagrados como el juego de pelota y las ceremonias de curación. La voz
pulque proviene del náhuatl poliuhqui, ''descompuesto", ''echado a perder", pero en náhuatl se le sigue
llamando octli, nombre genérico para ''vino" o bebida embriagante. A menudo se le llama con las voces neutle
o neutli, derivados del náhuatl necuhtli, ''miel". En ocasiones se le ha designado con otra voz náhuatl:
tlachique, sustantivo plural que se aplicaba a oficiales encargados de raspar el maguey y preparar el pulque
que se ofrecía durante las ceremonias religiosas; como tales oficiales eran nobles o grandes personajes, a
menudo se les llamaba tecutlachique. El diccionario de la lengua náhuatl de Rémi Simeón registra la voz
tlachiquilizpan como el ''tiempo", ''estación" o ''época del año" en que se extrae el aguamiel y, asimismo,
enlista la voz tlachiquiliztli como ''raedura", ''acción de rascar" una cosa.
Un relato del arqueólogo César Lizardi Ramos sobre las excavaciones que dirigió en Huapalcalco, Hidalgo, da
cuenta que en el territorio que ahora es Tulancingo se perforaba y raspaba el maguey productor de pulque, el
agave atrovirens, desde el siglo quinto antes de nuestra era. Veamos el relato completo:
''Al excavar los rectángulos del suelo más cercanos al lado poniente del Ruedo del Charro, en capas del
Preclásico superior, se halló un utensilio de obsidiana que -lo digo con rubor y remordimiento-, estuvo a punto
de perderse, ya que al preguntarme el peón que hacía la excavación, bajo mi vigilancia más esmerada, si
guardaba el objeto en la bolsa de recolección, para entonces harto henchida, le contesté ''no" e hice señas
para que lo arrojara lejos. El peón obedeció pero en ese punto pensé que había yo procedido
atolondradamente y di contraorden: ''tráelo acá". El trabajador salió del hoyo excavado, recogió el objeto y
me lo dio. Era un utensilio, Ƒpara cuál uso? El trabajador me lo explicó: era un raspador de maguey. Sus
palabras me agitaron: Ƒcómo sabía él que aquello era un raspador de maguey? Y si acertaba, Ƒno indicaba el
hallazgo que se beneficiaba el maguey en el Preclásico Superior, es decir, hacia el siglo V antes de la Era? Y
si se beneficiaba el maguey y se extraía el aguamiel, Ƒno era ello indicio de que preparaban una bebida
parecida, o igual a la que hoy llamamos pulque y que los aztecas llamaban octli?
También podía probarse, o por lo menos insinuarse fundándose en hechos elocuentes, que dicho beneficio era
desde entonces muy semejante a como es hoy en día, y que el maguey después de una vida fecunda, durante
la cual suministraba al hombre una bebida exquisita y alimenticia, materiales de construcción, medicina y
demás, termina finalmente como combustible. En los yacimientos arqueológicos los hemos excavado o por lo
menos reconocido, encontramos esas piezas de obsidiana y otros minerales, que los arqueólogos llaman
raspadores terminales, junto a cenizas blancas de magueyes antiguos, entre los cuales no es raro el hallar púas
de la providente planta.
Y el contemplar esta similitud entre el tlachiquero de hoy y el labriego de hace veinticinco siglos, o más, nos
invade una admiración muy honda por este fenómeno de persistencia de costumbres que nos sugiere el juego
poderoso de una voluntad de vivir ineluctable, irresistible..."
He mencionado ya la relación del pulque con un elemento esencial de estas viejas culturas: el juego de pelota.
Hace tiempo comenté a los lectores de La Jornada que un bajorrelieve del Tajín muestra a un jugador
sacrificado pidiendo a las divinidades del inframundo que llene de pulque un amplio recipiente: es un enviado
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de los seres humanos para suplicar por la abundancia de aguamiel y pulque, por la prodigalidad del maguey,
por su protección y cuidado. Las caritas del Tajín llamadas sonrientes, caracterizadas por la irrefrenable risa,
acaso representan la alegría primera que la embriaguez del pulque produce. Esa sonrisa sería otra aportación
del maguey en la cultura mesoamericana.
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