89 PPA CONMEMORA LA OBRA DE SIR NICHOLAS WINTON

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DE LA DIP. ADRIANA FUENTES TÉLLEZ, DEL GRUPO PARLAMENTARIO DEL PARTIDO
REVOLUCIONARIO INSTITUCIONAL, CON PUNTO DE ACUERDO POR EL QUE LA COMISIÓN
PERMANENTE CONMEMORA LA OBRA DE SIR NICHOLAS WINTON, CON MOTIVO DE SU
RECIENTE FALLECIMIENTO.
PROPOSICIÓN CON PUNTO DE ACUERDO POR EL QUE LA COMISIÓN PERMANENTE DEL H.
CONGRESO DE LA UNIÓN CONMEMORA LA OBRA DE SIR NICHOLAS WINTON, CON MOTIVO
DE SU RECIENTE FALLECIMIENTO.
La suscrita, diputada ADRIANA FUENTES TÉLLEZ, legisladora federal de la LXII Legislatura del H. Congreso
de la Unión, integrante del Grupo Parlamentario del Partido Revolucionario Institucional, con fundamento en lo
dispuesto en los artículos 58, 59 y 60 del Reglamento para el Gobierno Interior del Congreso General de los
Estados Unidos Mexicanos, presento ante esta Honorable Asamblea, la siguiente proposición con punto de
acuerdo, al tenor de las siguientes:
Consideraciones
La confianza que brindan los valores sociales y políticos en que se fundan las democracias liberales
contemporáneas, parecen colocarnos muy lejos del estado de inquietud en el que podían situarse los participantes
de las grandes tragedias mundiales del siglo XX.
Pareciera que, entre las preocupaciones políticas de un ciudadano occidental moderno, los temas relacionados con
los totalitarismos, la xenofobia y los éxodos, pasaron a segundo plano y cedieron su lugar a preocupaciones “más
modernas”, tales como la extensión de los beneficios del progreso, el cambio climático y las reivindicaciones de las
minorías, por mencionar algunos; causas que hegemonizan la prioridad de las vanguardias progresistas de nuestros
días y parecen dominar, efectivamente, los debates políticos.
Recuperamos brevemente una reflexión del antropólogo francés René Girard para explicar por qué es relevante
colocar en la agenda de discusión de esta Comisión Permanente la remembranza de Nicholas Winton, un personaje
relacionado con hechos aparentemente distantes y lejanos.
Girard, según su propio dicho, empezó a pensar en los destinos del mundo en 1945, en la época en que fue
inventada y utilizada la bomba atómica, y dice:
“La bomba atómica no ha sido tan destructiva, hasta hoy, como podríamos temer, porque ha funcionado el poder
de disuasión. A mediados de la década de 1950 nos dimos cuenta de que los rusos tenían, sin duda, muchos
defectos, pero ciertamente no querían morir. En nuestros días, en cambio, observamos que cada vez hay más
personas dispuestas a morir para asesinar a inocentes que nunca han visto. [Y advierte] Si debemos afrontar este
terrorismo que ha encontrado el modo de derrotar y neutralizar incluso las tecnologías más sofisticadas y eficaces,
debemos darnos cuenta de que nos encontramos en un mundo abierto a posibilidades antes inexistentes (…)” [*]
A lo anterior, el antropólogo añade una crítica: “Todo esto requiere una reflexión esencial, que me parece ausente
del debate político actual.”
Desde luego, coincidimos en advertir que la conflictividad del mundo contemporáneo merece una mirada alerta, y
desde luego, atención política.
Como ciudadanos del mundo global, nos conciernen los conflictos del orbe, del pasado y del presente. Hablar de
los conflictos anteriores a nuestro tiempo, no como se habla de una antigualla ajena, nos permite recobrar la
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vigencia de discusiones eminentemente políticas y actuales tales como la identidad mexicana, el contenido del
nacionalismo en un mundo plural y la importancia del valor cívico en momentos críticos.
Bajo esta idea, consideramos que es relevante hacer una remembranza, con la debida formalidad, del ciudadano
inglés recientemente fallecido Nicholas Winton, como un personaje que hizo una acción de trascendencia social de
gran beneficio a la causa del pueblo judío en un momento crucial, de una manera excepcional además, por la virtud
de su discreción.
Nicholas Winton nació en 1909, en el seno de una familia germano-judía. [*] Su infancia no tuvo nada de
excepcional. Asistió a una escuela primaria pública y vivió con las comodidades propias de una familia
acomodada.
No siendo particularmente bueno para los juegos, adoptó la práctica del esgrima, misma que continuó hasta sus
años veintes y quedando cerca de representar a Gran Bretaña en Juegos Olímpicos.
Su vida en Londres transcurrió con normalidad. Trabajaba de 9 a 6, y ocupaba su tiempo libre en fiestas, bailes,
ópera y la lectura de Shakespeare. En esos años, empezó a tener interés en asuntos bancarios. Un día antes de su
cumpleaños número veinte, viajó a Alemania y permaneció ahí durante tres años continuando con el aprendizaje de
temas de banca internacional y regresó a Londres en 1931, donde se convirtió en agente de la Bolsa.
Hasta entonces, Winton no daba muestras de inquietudes de conciencia social, inclinaciones políticas o
convicciones religiosas. No tenía interés en el judaísmo y su incursión en la cristiandad, inculcada en la escuela,
había pasado de largo.
En la segunda mitad de la década iniciada en 1930 ocurrieron eventos en el mundo que lo impactaron
profundamente. La Guerra Civil Española en 1937 y Munich en 1938. Dos meses antes La noche de los cristales
rotos y La crisis de los sudetes checos.
En este tiempo, Winton atestiguó grandes desigualdades, vio a algunos de sus parientes judíos, hundidos en la
miseria, acudir a casa de sus padres en Londres en busca de ayuda.
“Unos días antes de la Navidad de ese año [1938], Winton ultimaba los detalles de un viaje de vacaciones a Suiza,
cuando recibió una llamada telefónica que modificó sus planes y el curso de su vida para siempre. Era su amigo
Martin Blake, que trabajaba en un comité de ayuda para los refugiados checoslovacos que huían de su país, en ese
entonces parcialmente invadido por el Tercer Reich. Desbordado por los acontecimientos y el volumen de trabajo,
le pidió ayuda.
Winton cambió los billetes y viajó por su cuenta a Praga. Después de trabajar con su amigo durante algunos días,
se dio cuenta de que no existía ningún plan para salvar a los niños judíos. Entonces, se puso en contacto con el
Refugee Children’ s Movement de Londres, formado por judíos, cuáqueros y otros grupos cristianos, que estaban
encargados de conseguir el alojamiento y el dinero exigidos por el gobierno británico como garantías para aprobar
el ingreso de niños refugiados europeos.” [*]
Winton, consiguió salvar a 670 niños que viajaron en ocho trenes desde la estación Wilson, de Praga a Londres.
Hubo un noveno tren, con 250 niños, que por la declaración de guerra de Reino Unido a Alemania, no pudo salir de
la estación. No se conoció jamás el paradero de estos niños.
Winton guardó silencio sobre estos hechos hasta que su esposa Greta descubrió en el ático de su casa un maletín
con documentos: cartas, listas, fotos, etcétera.
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Cuando se conocieron los hechos, evidentemente, llegaron los testimonios y los reconocimientos.
Fue nombrado Miembro del Imperio Británico, Caballero por sus servicios a la Humanidad en Liberador de la
Ciudad de Praga, Orden de T. G. Marsaryk y la Cruz de Primera Clase, fueron algunas de las distinciones con las
que fue reconocido, además de ser propuesto por estudiantes checos para recibir el Premio Nobel de la Paz.
El miércoles primero de julio, a la edad de 106 años, falleció este hombre, que con su legado, deja a nuestro mundo
un testimonio de entereza y humanidad.
En reconocimiento a su memoria, valga esta conmemoración, y sobre todo, valga como una invitación para todos a
considerar el potencial de la acción individual en servicio de las causas que nos dignifican como ciudadanos y
como seres humanos, valga hoy, en este siglo, en el que no menos que antes, es necesario mantenernos alertas y
actuantes.
En ese tenor, proponemos a la consideración de esta soberanía, la siguiente proposición con
PUNTO DE ACUERDO
ÚNICO.- La Comisión Permanente del H. Congreso de la Unión, con motivo de su reciente fallecimiento,
conmemora la obra de Sir Nicholas Winton para el rescate de niños judíos en la víspera de la Segunda Guerra
Mundial en 1939.
Dado en el Salón de Sesiones de la Comisión Permanente, a 8 de julio de 2015.
A t en t a m e n t e
Adriana Fuentes Téllez
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