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a Quadres
[a Cuadros]
Introducción: El cuadrado, el arte y el hombre
La naturaleza se sirve del cuadrado en contadas ocasiones. Es, en consecuencia,
una forma geométrica fundamentalmente humana, tanto en su forma como
en su fondo. El hombre lo ha utilizado a lo largo de la historia como módulo
para determinar sus cánones de proporciones y como esquema básico para
delimitar y estructurar sus espacios vitales y sus obras. Ha hecho de él parte
de sus reflexiones íntimas, y en él ha visto simbolizados el equilibrio, la
tierra y la estabilidad. Ha sido, en el mundo del arte, continente, elemento
de diseño, motivo en sí mismo y objeto de experimentación. El cuadrado
al unísono es espacio, como por ejemplo en el trazado de las plantas de las
ágoras griegas y las plazas mayores hispanas, y forma el espacio, en tanto
que elemento básico para representar la perspectiva.
La obra de Cesar Martínez Medina que abre esta exposición sirve de puerta
de acceso a la reflexión plástica sobre esta forma geométrica. Se estructura en
dos mitades cuadradas, de las que la superior presenta un diseño basado en
un cuadrado central sobre un fondo compartimentado en cuatro espacios
también cuadrados. Esta obra, realizada en un objeto tan humano como
una puerta, sintetiza buena parte de los conceptos que pretendemos explicar
en torno al cuadrado: su naturaleza eminentemente humana, su función
estructural y como continente, su uso como motivo y el hecho de que sea
una forma con fondo, pues lejos de ser una mera figura geométrica tiene una
concepción simbólica tras de si.
Ámbito 1: Cuadrado: motivo, forma y fondo
Los fondos de la colección de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad
de Barcelona cuentan con una serie de obras que nos ayudan a reflexionar
sobre la forma geométrica del cuadrado. Hasta los inicios del siglo XX, el
cuadrado desempeñó en la pintura una función estructural, delimitando
el marco en el que se desarrollaba la obra de arte y sirviendo para definir
sus proporciones y las de sus elementos. En el arte contemporáneo el
cuadrado adquiere un carácter más conceptual, portador en sí mismo de
unas características plásticas que le hacen convertirse en el propio motivo
de la obra de arte.
La concepción simbólica asociada al cuadrado que lo vinculaba con lo
terrestre, en contraposición al círculo, que representaba lo celeste, queda
en el olvido y el cuadrado pasa a ser el medio por el que ciertos artistas, en
palabras de Malévich, se esfuerzan desesperadamente por liberar al arte de
la inútil carga del objeto. En 1913 este mismo artista exhibía una obra que
consistía en un cuadrado negro sobre un fondo blanco, que representaba “un
desierto lleno del espíritu de la sensibilidad no material”. Otro cuadrado, esta
vez azul, es lo que domina la obra de Núria Manent, que más que desierto es
mar y que, en compañía de “David” de Ramón Louro, nos permite retomar
la idea del cuadrado como espacio donde se encuentra el hombre, pero esta
vez un hombre que ha perdido su norte y que se retuerce perdido en el
desierto, en un desierto cuadrado.
Ámbito 2: Cuadrado y vanguardias artísticas
«El hombre creo el cuadrado.
En la actualidad experimenta
y crea con el cuadrado»
– Juan Antonio Olañeta Molina
Comisario de la exposición
Este cambio en la valoración artística del cuadrado es impensable sin la
ruptura que el Cubismo supone en la concepción tradicional de la perspectiva
y en la forma de representar la naturaleza. El abandono del punto de vista
único y la consecuente descomposición de los diferentes planos de las figuras
por medio de las formas geométricas abren el camino hacia la liberación
del cuadrado de su función estructural y moduladora. Entre las obras de
la colección que transpiran esta estética cubista se encuentran las de C. G.
Canals Papiol y Carlos Arqués Tort. En el bodegón expuesto del primero el
cuadrado todavía desempeña una función de ordenamiento del espacio.
En el verano de 1917 se forma en Holanda el movimiento denominado De
Stijl (el Estilo), para el que la belleza surge de la pureza de la obra y en el
que artistas como Piet Mondrian (1872-1944) o Theo van Doesburg (18831931) reducen los recursos gráficos al mínimo para crear composiciones de
gran dinamismo, armonía y equilibrio. Para ello recurren con frecuencia al
cuadrado, el cual es para ellos un fin en si mismo. La composición de la
obra de Lluis Cots nos recuerda las propuestas estéticas de estos artistas del
Neoplasticismo.
Ámbito 3: En tres dimensiones
Al igual que sucede en la pintura, en las tres dimensiones, se reduce la forma
de la escultura a los elementos esenciales del volumen, prestando especial
atención al espacio que la envuelve y al aire que contiene. Tendencias
artísticas como el Minimalismo abogan por un retorno de las formas a las
estructuras primarias, en las que el cuadrado, en su versión tridimensional, el
cubo, adquiere un papel especialmente relevante. La estructura que se expone
de Mercè Compte Barceló, y que en su versión completa va acompaña por
un video, combina la concepción cúbica y reticular de las construcciones
modulares de Sol LeWitt (1928-2007) con, a menor escala, las estructuras
laberínticas de Robert Morris (1931- ). Temps d’espera, de Núria Forteza
Vicaria, aplica a un objeto cotidiano, como es una silla, este mismo concepto
de encerrar el aire mediante formas geométricas simples, en esta ocasión para
representar una cuarta dimensión, el tiempo.
Ámbito 4: Cuadrado y espacios
Desde propuestas estéticas muy diferentes, una más realista y otra más
vinculada con la abstracción, Jaume Muxart Doménech y María José Cortés
Antequera acuden, para conseguir la sensación de espacio, a una técnica,
que basada en el cuadrado, representa suelos ajedrezados, y que ya fue en
su día utilizada por pintores clásicos como Jacopo Tintoretto (1518-1594),
los holandeses Jan Vermeer de Delf (1632-1675) y Pieter de Hooch (16291684), o más recientemente, por Salvador Dalí (1904-1989) o el americano
Carl Andre (1935- ), en este último caso en formato escultórico y con
lenguaje minimalista.
Pero no solamente se recurre al cuadrado para la representación del espacio
físico, sino también para sugerir el espacio onírico, de cierto tono surrealista.
El cuadrado constituye así el centro generador del espacio en el que se
desarrolla algo tan humano como es el sueño.
Ámbito 5: Creatividad al cuadrado
Exonerado de su función estructural y simbólica el cuadrado es utilizado por
los artistas con total libertad creativa. Pasa a ser objeto de experimentación
plástica, frecuentemente en relación a otros aspectos, como el color, la textura,
etc. Un ejemplo de ello son las series tituladas Homenaje al cuadrado realizadas
por Josef Albers en 1949 en las que el artista explora la interacción cromática
entre cuadrados de distintos colores organizados de forma concéntrica.
La tecnología participa también de esta reflexión estética e incorpora el
concepto del “píxel”, que en tanto que unidad mínima homogénea en color
que forma parte de una imagen digital, es utilizado como elemento básico
generador de la representación, a menudo en el ámbito de la fotografía.
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