Turismo Haridwar_sp_map:Tourism.qxd 5/4/2011 5:56 PM Page 42 Gangotri-Haridwar, Uttarakhand Meditación al final del mundo 42 Destino La India Marzo-Abril 2011 Haridwar_sp_map:Tourism.qxd 5/4/2011 5:57 PM Page 43 Turismo Gomukh Haridwar Varanasi Kolkata Esta es la tercera y última parte de la serie de historias sobre el Ganges, que iniciamos en septiembre de 2010 desde su desembocadura en Bengala del oeste, y que le ha llevado a las llanuras de Bihar y Uttar Pradesh a través de ciudades históricas como Bodh Gaya, Patna y Varanasi.Ahora, Charles Isabey llega a la parte del Ganges en el Himalaya y comienza su descubrimiento desde Haridwar,en un viaje que le llevará por Uttarkashi y Gangotri hasta Gaumukh, donde se encuentra el nacimiento del río sagrado. Texto y fotos de Charles Isabey Destino La India March-April 2011 43 Haridwar_sp_map:Tourism.qxd 5/4/2011 5:57 PM Page 44 ustituimos la Gloria de Varanasi por las profundidades de Haridwar para explorar los altos valles del Himalaya, en busca de la fuente del Ganges. Subiendo por el río sagrado para descubrir poco a poco cada día los misterios que se esconden en sus orillas. El tumulto de la humanidad comienza a dar paso al tumulto de las olas del río, aquí la naturaleza gana terreno frente a la civilización, en su propio territorio de magia y grandeza. S Desde mi breve escala en Bodhgaya, me había dejado llevar por el flujo de gente que es tan característico de las ciudades indias, pero Haridwar, justo desde su estación de trenes, da una impresión totalmente diferente. Nos calmamos, cedemos y nos relajamos, el clamor aquí se suaviza e incluso el polvo nos acaricia y los mercaderes 44 Destino La India Marzo-Abril 2011 Haridwar_sp_map:Tourism.qxd 5/4/2011 5:58 PM Page 45 Turismo son menos mercantes. India se envuelve en una nota mística en esta pequeña ciudad, desde donde se ven sobresalir las colinas del Himalaya. Un poco más lejos se encuentra Rishikesh, el templo moderno de yoga para los occidentales cansados del misticismo, pero para mí el atractivo reside en Haridwar. tierra – Haridwar, Prayag (Allahabad), Nashik y Ujjain. Así, Haridwar es uno de las ciudades sagradas más importantes para los hindúes en todo el mundo. La historia de los pandas y el Kumbh Mela Haridwar es una de las cuatro ciudades en el país que albergan el Kumbh Mela, la reunión de personas más grande del mundo: 60 millones en el Kumbh de 2001 y no menos de 16,5 millones en el 2010 en Haridwar. La leyenda cuenta que Kumbh comenzó cuando los Dioses, debilitados por sus continuas batallas con los demonios, quisieron un alto el fuego para conseguir el néctar de la inmortalidad en los océanos. Cuando consiguieron el néctar, los dos bandos volvieron a luchar para ver quién bebería primero, y la batalla duró 12 “Días de Dioses” o 12 años en el calendario humano. Durante la batalla, Lord Vishnu tomó la urna o el Kumbh que contenía el néctar y dejó caer cuatro gotas en cuatro lugares diferentes de la La otra razón por la que la ciudad es famosa es su situación estratégica en un lugar en el que el Ganges se adentra en los llanos, atrayendo cada año a cientos de peregrinos para los que este es el punto de inicio de un peregrinaje muy importante hacia Gangotri, la fuente del río sagrado. Hasta los años 60, la peregrinación era peligrosa debido a las corrientes, las empinadas montañas, desprendimientos, carreteras y animales salvajes. Muchos peregrinos morían en el camino hacia Gangotri. Los peregrinos también venían a ver a los “pandas”, brahmanes especializados en mantener grandes registros de los peregrinos y sus orígenes. Mohan, el fotógrafo local, me cuenta que es capaz de seguir 15 generaciones de su árbol genealógico a través de este registro. Por lo tanto, al firmar, los peregrinos dejan una nota y una huella para las futuras generaciones. Haridwar por lo tanto tiene algo que ver también con la familia. Destino La India Marzo-Abril 2011 45 5/4/2011 5:58 PM Page 46 Turismo Haridwar_sp_map:Tourism.qxd Despertarse en Dam Kothi Tan solo son las 6 de la mañana cuando el amanecer aparece en este cielo de paz en el que el gobierno de Uttarakhand me ha hospedado. Es también el mismo lugar en el que varios oficiales del gobierno se quedan durante sus viajes. Justo al lado, el Ganges pasa tranquilamente a través de las puertas azules de la presa. La fresca habitación del viejo edificio victoriano se abre hacia un prado en medio del río, con la vista de las altas montañas y la fachada de la ciudad a orillas del río. Del otro lado del río se encuentra un gran bosque que sirve como camping para los cientos de sadhus que se pueden conocer aquí. Despacio, me escapo de la casa de invitados hacia la presa. Hace frío, el aire es puro y cortante, las aguas del Ganges están más tranquilas de lo normal. En las orillas, una bruma espesa oculta las siluetas que se vuelven más afiladas progresivamente en un halo de azul. Gradualmente, según se va acercando el amanecer, las crestas de las colinas alrededor empiezan a blanquearse, la mañana asoma orgullosamente y pronto los primeros rayos de sol, como el fino cabello de los ángeles, se estirarán por toda la ciudad. Los Sadhus y otros peregrinos también se despiertan, con poco o ningún equipaje, a menudo tan sólo una hoja de plástico en la que duermen y un bol. Las ropas se lavan al mismo tiempo que el cuerpo en el baño de la mañana. Entre los árboles y mezclándose con las sombras azules, el dorado sol alcanza tonalidades de púrpura gradualmente, otorgando una vista abrumadora. Vistas a contraluz, las personas con las que uno se encuentra tienen algo que brilla, una forma vaporosa emergiendo de la nada y que se disuelve rápidamente en las sombras de la maleza. Pequeños comerciantes que venden comida parecen alquimistas entre los humos que salen de los chapatis que se cocinan en los hornillos y las curvas tenues que surgen de las cacerolas de té a su lado. Un poco más lejos, un sadhu me invita a beber té a su lado. La conversación es, de alguna manera, surrealista, bajo una higuera, en esta luz caleidoscópica filtrada a través del denso humo del cannabis que estos hombres sagrados consumen en grandes cantidades. En las Ghats (escaleras que dan al agua) de la ciudad, las personas se refrescan mientras el sol continúa calentando el día. Se ve una composición única de colores entre los saris de las mujeres y el azafrán de los turbantes y las hojas de los sadhus. Haridwar es una explosión de colores que es un placer sensual para los ojos. Las carreteras, el monzón y mi Tata Indica A las siete de la mañana, mi chofer me espera en frente del viejo edificio de la casa de invitados del gobierno. Agradezco a mis anfitriones en Dam Kothi por su 46 Destino La India Marzo-Abril 2011 Haridwar_sp_map:Tourism.qxd 5/4/2011 5:58 PM Page 47 Turismo hospitalidad y prometo regresar en cinco días. El cielo ha perdido sus tonos mágicos y algunas nubes comienzan a amenazar la atmósfera con varios tonos de gris que parecen ampliarse hasta el infinito. Haridwar se despierta con un cielo sin color y los contrastes son fláccidos. En pocos minutos, comienza una tormenta y un muro de agua se forma en el parabrisas a pesar de los intentos de los limpiaparabrisas de apaciguarlo. Mi conductor, Joseph, prefiere esperar a un lado de la carretera ya que la tormenta hace que conducir sea peligroso en estas montañas. Por suerte no dura mucho y en poco tiempo estamos de vuelta en la carretera, y tras atravesar Rishikesh, comenzamos nuestro primer día de conducción por los afilados bordes y las empinadas faldas de los campos Himalayas. Las nubes siguen apareciendo constantemente en lo alto de los picos y la parte superior verde del Himalaya permanece cubierta en gran parte con nubes grises. En lo profundo de los valles, entre dos nubles, se puede divisar plantaciones de arroz en terrazas, y, a causa de las nubes, parecen estar esparcidas como si fueran confeti. De vez en cuando me despierto de estos sueños por culpa de los numerosos desprendimientos que el Himalaya ha sufrido este año. Fuertes y excepcionales monzones han causado daños considerables a las carreteras de las montañas. Pero uno debe seguir conduciendo, entre los trabajadores arreglando las carreteras y los camiones cargados hasta los topes. El tiempo parece diferente aquí, y aunque en tu reloj se muestre la verdadera hora, no se percibe realmente. La vegetación va cambiando gradualmente y se vuelve más alpina. La abundancia y exuberancia da paso a pastos en medio de bellos bosques de coníferas, todos rectos y paralelos. Uttarkashi Finalmente llegamos a Uttarkashi, una especie de puesto fronterizo en la intersección entre los altos valles y los lugares de paso del bajo Himalaya. El Ganges también pasa por aquí, pero en realidad es un torrente de gris-azul muy típico, tan cercano a lo que he visto en las montañas de los Alpes. Si solo fuera por las montañas, podríamos habernos imaginado en algún sitio del Haut-Queyras, solo que sin escuelas de sánscrito, con estudiantes descalzos andando por los Ghats al anochecer. Los fuegos de Aartis en el frío que desciende de los glaciares no existen en Francia y por eso hoy disfruto de un bocado de espiritualidad esta noche en las frías aguas del Ganges. Destino La India Marzo-Abril 2011 47 5/4/2011 5:58 PM Page 48 Turismo Haridwar_sp_map:Tourism.qxd En una esquina, entablo una conversación con algunos jóvenes que sienten mucha curiosidad sobre occidente, y me invitan a su casa a tomar el té. “No se ven muchos occidentales por aquí”, comenta uno de ellos, añadiendo: “me gustaría ver a muchos más, supondría un cambio de los peregrinos indios que son mucho más tacaños que los occidentales”. En breve tengo que irme y dirigirme hacia la casa de invitados puesta a mi disposición por el gobierno, lo que indudablemente hace que el viaje sea más sencillo. Calmado por el rugir del torrente, debo dejarme llevar y soñar con dónde estaré en menos de dos días. Mi mente me lleva a imaginar escenas de una senda fantástica en los enormes glaciares, bajo la severa mirada de los altos picos. Mi sueño esa noche sabe a esa desconocida pero deliciosa aventura que me espera. Gangotri, el final del camino Sobre las 6 de la fría mañana, empezamos nuestro viaje. Joseph conduce el coche rápidamente por carreteras estrechas. Por desgracia no tiene en cuenta el horrible estado de la carretera. En un punto muy omplejo de la carretera debemos mirar con cuidado que no haya rocas caídas de las montañas y al mismo tiempo debemos asegurarnos de que la tierra debajo de las ruedas sigue ahí y de no derrapar y caer por un precipicio de más de 300 metros al río que hay abajo. Algunos de los pueblos que atravesamos en esta carretera han sido devastados por completo debido a derrumbamientos, y las casas 48 Destino La India Marzo-Abril 2011 estropeadas todavía permanecen en las colinas, a pesar de que están al aire libre y ya no disponen de la privacidad de antes. Después de Harsil, el cuartel militar en la frontera indo-tibetana, la carretera está tranquila, el valle está menos usado y el Ganges fluye plano, con vastos montones de piedrecillas. Del otro lado del río se pueden ver pueblos, minúsculos en este paraje enorme en el que los soberanos picos de Himalaya parecen estar desfilando. Pero el cielo todavía está cubierto con nubes que tapan las vistas de los altos picos, con lluvias ocasionales. Cuando dan las 10, por fin llegamos a Gangotri, literalmente el final del camino. Esta pequeña ciudad da a una enorme cascada. Siempre se puede ir a visitar el templo o los Ghats de la ciudad, pero fuera de temporada, esta ciudad tiene un interés limitado excepto por el senderismo y el paisaje. Debido a la retracción de los glaciares, debemos continuar un poco en el valle para encontrar la fuente del río sagrado. El Ganges definitivamente no se deja ver fácilmente, te hace trabajar duro para encontrarlo. Bajo uno mismo reposa Gaumukh El tiempo sigue dando pena cuando dejo a mi chofer hasta la siguiente noche. El peregrino está obligado a atravesar el camino que lleva a un refugio a 3.900 metros y después a la morrena desde la que fluye el glaciar-río. Al ritmo de las gotas de lluvia en mi capucha, afloran rocas que hacen que el camino sea particularmente difícil para las rodillas y tobillos. Alcanzamos rápidamente el final del bosque para llegar a los pastos. Las dimensiones de estas montañas son impresionantes. Caminando muy por Haridwar_sp_map:Tourism.qxd 5/4/2011 5:58 PM Page 49 Turismo encima de los 3000 metros, la vegetación empieza a penas a ser escasa y desafía la lógica de cualquier alpinista, ya que a esta altura normalmente debemos sacar nuestras cuerdas y ejes de hielo. Pero aquí, junto al Ganges, nada es así. Un buen par de zapatillas de marcha bastan. A pesar de la capucha, la lluvia incesante empieza a penetrar y moja mi ropa y zapatillas, haciendo que algunas partes del camino sean muy delicadas, como el cruzar el río en tablas de madera o a veces buscar marcas en la arena para encontrar el camino hacia el puesto de observación. A unos 14 kilómetros de Gangotri, encuentro un lugar que es particularmente peligroso y propenso a que caigan ocas. Además de este peligro me encuentro con un camino de barro y agua, en el que las zapatillas dejan de ser útiles, limitando la adhesión al suelo. La ecuación es complicada: cómo ser rápido sin sacrificar la seguridad. Tras el kilómetro 18, el campo con su refugio aparece tras una cadena de rocas. La visión de este pequeño edificio, ahí al final del mundo, lejos de la civilización, es suficiente para disipar el dolor de músculos, el dolor de las tiras de mi mochila que rozan la espalda, las ampollas de los pies y el temblor constante a causa de la humedad y el frío. Ya casi no siento las piernas, sobre todo porque he caminado 18 kilómetros en unas cuatro horas, lo que según el guardián del refugio es muy poco tiempo. El refugio no está calentado, no hay agua potable y el dormitorio no tiene ventanas con cristales, sólo un trozo de cartón colocado de mala manera para cubrir la ventana… ¡cuando estamos a 3900 metros y hace frío! Por suerte hay varias mantas y la fatiga me ayuda a sobreponerme del dudoso olor de ellas, mientras estén calientes… Para cenar, tengo la única compañía del guardián del refugio, que me proporciona un poco de calor humano, y su lámpara de aceite, para calentar mi manos heladas. Muerto de cansancio, el sueño no tarda en llegar. El sol se levanta a las 5h30 y engullo el desayuno rápidamente antes de marcharme. El dolor de la noche anterior vuelve rápidamente, especialmente las ampollas, pero sé por experiencia que cuanto más marches sobre las ampollas, más se calientan y menos duelen. Alrededor de las 7 de la mañana, empieza una caminata especialmente dolorosa en medio de las grandes rocas, y el cielo parece abrirse. Aparece un punto azul como un premio, mi premio, sólo para que yo lo vea. Me siento único, lleno de alegría, e incluso el aire helado que desciende de las vertiginosas alturas se convierte en una caricia. El viaje entero empieza a tener sentido cuando llego a mis propios adentros, mi propio final tras un viaje que me llevó por más de 2.600 kilómetros. Por supuesto, tendré que volver pronto, y habrá muchas otras aventuras a la vuelta también, pero en este momento, solo, al final del mundo, sin tener nada excepto el cielo que mirar, la suavidad y dulzura de respirar, me disuelvo completamente en los kilómetros de mi viaje y el agua que sale de este glaciar también es mía, al menos durante unos instantes, mientras estoy aquí solo. Así que esto es todo. La gran aventura llega, por fin, a su fin. Aquí esta la tan admirada fuente. Quién lo hubiera pensado, contemplando el mismo río en el Puente Howrah en Kolkata. Es un sentimiento extraño el estar al final del peregrinaje, más allá sólo hay nieve y picos de altas montañas. Más allá de este punto, el Ganges no existe. A lo largo de este río, es nuestro ego, nuestro yo que consolidamos como dijo Faust de Valery: “¿Dónde está el fin del mundo? Me gustaría hacer un viaje que me asegure, a mí también, sobre mi existencia”. ■ Destino La India Marzo-Abril 2011 49