Aprender y divertirse en la comida Desde hace unos años las escuelas han puesto especial énfasis en todo lo que hace referencia a una educación en valores que haga crecer a los niños de manera integral, no centrándose sólo en sus habilidades intelectuales y curriculares. En esta misma línea trabaja un complemento clave del día a día de los más pequeños: los comedores escolares. Los comedores han dejado de ser un espacio donde los niños hacen poco más que cubrir una de sus necesidades más básicas, como es la alimentación, para convertirse en un espacio donde también aprenden sobre los alimentos y disfrutan, adquieren hábitos alimentarios y de vida saludables y comparten un rato relajado y de recreo con sus compañeros. Así lo cree Carina Sans, madre de Lara y Nora, que hacen 5º y 3º de primaria, respectivamente, en el CEIP Alzina de Molins de Rei y desde que empezaron en la guardería comen en la escuela. Carina observa que el hecho de que los niños se queden a comer en la escuela “es una experiencia muy positiva para ellos, puesto que comparten este rato con otros compañeros, adquieren más autonomía a la hora de comer y hábitos como esperar el turno para lavarse las manos y los dientes, recoger la mesa, compartir espacios con orden y comer lo que les toca les guste o no”. Respecto a los pros y contras que sus hijas se queden a comer en la escuela, Carina apunta que se trata de una experiencia enriquecedora “siempre que haya un buen “feedback” entre los monitores y la familia”. Aleix Sambola cursa P-4 en la Escuela Garbí de Esplugues de Llobregat y desde el curso pasado que se queda a comer. Su madre, Diana Fernández, apunta que, “siempre que la familia pueda asumir el gasto económico que supone”, ella es partidaria de que los niños coman en el mismo centro: “Es un momento del día que forma parte del proceso educativo y socializador que lleva a cabo la escuela y los niños aprenden hábitos de conducta imprescindibles, se relacionan con los otros niños y, evidentemente, aprenden a comer variado y de manera saludable”. Comer equilibrado Cada año, 165 días. Esta es la media de tiempo que un niño pasa en el comedor escolar si se queda a comer en la escuela diariamente. Por eso es fundamental que este espacio acontezca un marco adecuado para que niños y adolescentes aprendan y adquieran unos hábitos de vida y actitudes saludables y, al mismo tiempo, cuente con menús que garanticen una alimentación sana y equilibrada que favorezca el crecimiento y el desarrollo. El menú escolar tiene que apostar en todo momento por una dieta equilibrada que incluya una variedad de alimentos, preparaciones y texturas. Tiene que dar prioridad a los alimentos más conflictivos entre los niños –verdura, legumbres, pescado…– y basarse en las raciones y frecuencias recomendadas para cada edad. “Adquieren más autonomía a la hora de comer y algunos hábitos”, apunta Carina Sans, madre. El menú escolar tiene que apostar por una dieta equilibrada, con diversidad de alimentos. Transparencia A la hora de elaborar un menú adecuado a las necesidades nutricionales de niños y adolescentes, el director de la división de ISS Restauración, Josep Llovera, apunta que lo primero que hay que hacer es “garantizar la presencia de todos los grupos de alimentos”. En el diseño de los menús de ISS participan responsables técnicos, especialistas culinarios y nutricionistas, cosa que hace que “se aborden todos los factores que influyen en el servicio, las técnicas culinarias que se tienen que aplicar y las necesidades de recursos en cada caso y franja de edad”, subraya Llovera. Oriol Notario, gerente de EcoAtaula, también se manifiesta en este sentido. Asegura que sus menús “se basan en la dieta mediterránea y se priorizan los productos de temporada”, y son sus dietistas los que “se encargan de la elaboración de unos menús atractivos y saludables para los niños”. Fomentar la gastronomía propia como aspecto de identidad es una de las premisas de esta empresa, que encuentra en la alimentación ecológica otro de sus aspectos diferenciales. “En este sentido –puntualiza Notario–, priorizamos los alimentos de proximidad y de producción local y también fomentamos el consumo de alimentos a base de cereales, legumbres y tubérculos, frutas y verduras o pescado, en detrimento de los alimentos precocinados, ricos en grasas saturadas o en azúcares sencillos”. Carina Sans y Diana Fernández confían plenamente en los criterios nutricionales de los menús que les ofrecen a sus hijos en la escuela, gracias, en buena medida, al ejercicio de transparencia informativa que el centro y las empresas al cargo del comedor practican. Carina destaca que cada trimestre recibe la revista de la empresa que tiene la concesión de la cocina de la escuela, que recoge el menú de cada día propone una sugerencia de cena que no se solape mucho. Hábitos saludables Los comedores son hoy una parte fundamental del proyecto educativo de los colegios y, por lo tanto, la educación en valores y la transmisión de unos hábitos saludables forman parte de las tareas diarias de los monitores que se encargan del espacio del comedor pero también del ocio que sigue a la comida propiamente dicho. “Entendemos el comedor escolar como un espacio idóneo para trabajar toda una serie de actitudes y hábitos relacionados con higiene, alimentación, sostenibilidad, consumo responsable, creatividad, orden y convivencia”, apunta Oriol Notario, gerente de EcoAtaula. Por su parte, Josep Llovera, director de la división de ISS Restauración, destaca que otra vertiente del trabajo pasa para “generar rutinas y que los niños las acaben integrando de manera natural a su vida”. El reto es que los niños integren estos hábitos de manera voluntaria “precisamente porque entienden los beneficios de hacerlo de una manera determinada, que, además, es la correcta”, apunta Llovera. Diana Fernández afirma orgullosa que, desde que su hijo come en la escuela, “come de manera mucho más educada, se coloca la servilleta al regazo para no ensuciarse, come todos los alimentos con el tenedor y se levanta sólo cuando ha acabado de comer”. Unas normas que, a pesar de que se las intentan inculcar también en casa desde muy pequeños, los niños asumen de manera más fluida en la escuela, rodeados de sus iguales y animados por una de las figuras capitales de todo este entramado: los monitores escolares. Gracias a su tarea y su mano izquierda, los niños acceden, sorprendiendo gratamente a sus padres, a probar muchos de los alimentos que en casa no probarían sin llantos. Apoyo en la red Más allá de la escuela Es evidente que dotar de una vertiente educativa los comedores escolares pide que todos los agentes implicados se comprometan. Esto quiere decir que no sólo los cocineros y monitores propios del centro o, en su defecto, de la empresa que gestiona esta franja del medio día tienen que estar al mando, sino que la dirección del centro, el resto del equipo docente, los padres y madres de los niños y las mismas criaturas tienen que formar parte y creer en el proyecto. Es por eso que la Fundació Catalana de l'Esplai, una entidad que gestiona actualmente 1.000 comedores escolares en Cataluña, decidió crear hace unos años la web EduNatura, un juego interactivo en internet dirigido a niños, familias y maestras que pretende descubrir la importancia de la alimentación en nuestras vidas. El responsable de calidad de la Fundación, Froilán Salgado, apunta que la web “acontece un espacio que refuerza la información y la comunicación con las familias, puesto que el espacio del mediodía, por razones horarias, no permite que haya una relación directa y diaria entre el equipo de monitores y las familias”. EduNatura es una herramienta interactiva que acerca el mundo de la alimentación y la nutrición a los niños y, a la vez, apoya tanto a las familias como a los docentes en su tarea diaria educativa. La web se va desarrollando a medida que avanza el curso, de forma que se facilita la tarea de apoyo de familias y docentes, y utiliza el apoyo tecnológico “como elemento motivador para favorecer que los niños quieran descubrir los secretos de los alimentos”, apunta Salgado. A lo largo del curso, y en función de las estaciones, los niños van descubriendo las principales familias de alimentos, sus funciones y los beneficios o perjuicios de consumir. Lo podéis comprobar en: www.edunatura.org.