La imagen en lucha Constante contra el Concepto en la Producción

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La imagen en lucha Constante contra el Concepto en la Producción de Conocimientos:
Algunos aportes de Nietzsche y Bachelard
Perdomo, J. Camilo
Profesor titular ULA - NURR Centro de Investigaciones Literarias y Lingüísticas "Mario
Briceno Iragorry" Trujillo Av. Carmona. email. [email protected]
Resumen
Hoy, cuando las ciencias humanas (y en ellas la educación) no tienen a un Foucault o a un
Cioran para contestar con un pensamiento fuerte al nihilismo de la modernidad que inauguró a la
postmodernidad, el horizonte se torna difícil como para tener cierta seguridad en los conceptos
cuando la existencia no es posible sin crisis. La palabra devino dual y a veces vacía para ser
expresión clara de los conflictos sociales dominados por la violencia e incertidumbre
contemporánea. El verbo de los pensadores y el de la gente se confunde en imágenes de una
existencia caótica dentro de un pensamiento débil que pueda recuperar al conjunto de valores
emergentes. Sobremanera luego de la estrepitosa caída de aquellos presupuestos fuertes de la
razón con la llegada de la tecnología a la modernidad educativa. Pensar hoy desde la obra de
Bachelard y Nietzsche para comprender el nihilismo moderno es una opción intelectual y en esta
idea está pensado el presente artículo.
Palabras Clave:
Postmodernidad, Nihilismo, Palabra, Imagen, Intuición, Concepto, Violencia, Metafísica,
Deconstrucción, Psicoanálisis.
Abstract
Today, when the human sciences-in them educación-don't have a thinker such as Foucault and
Cioran to answer with a strong thought to the nihilism of The modernity that originated
postmodernity, the future seems to become difficult to have some certainty about the concepts,
when the existence is not possible without crisis. The word become dual and sometimes empty to
be a clear exprssion of the social conflicis dominated by violence and contemporany uncertainty.
Both thinkers'speech and people's become confused into images of a chaotíc existence inside a
weak thought that can recover the group of emergent values. Specially after the boisterous fall of
those strong presumptions of the reason with the arrival of the technology to the educational
modernity. Now a days thinking from Bache1ard's and Nietzches's intellectual work in order to
understand the modem nihilism is an intellectual option and in this idea it is thought this article.
Key words: Postmodernity, Nihilism, Word, Image, Intuition, Concept, Violence,
Metaphysies, Deconstruction, Psychoanalysis.
¿Por qué desde Nietzsche y Bachelard?
De una parte, porque la obra de Bachelard está construida entre una lectura de lo real ayudándose
con la imagen de una ensoñación poética y el concepto en su lectura del racionalismo científico.
Hay en este sentido dos lecturas al dato de vida existencial con dos epistemologías bien diferenciadas en la producción de conocimientos: una para el acto creativo con la palabra jugando
con escenarios de la subjetividad y, otra donde ese mismo escritor apuesta a las bondades de la
razón moderna de la ciencia. De otra parte, porque es Nietzsche el pensador que más usó la
palabra y la imagen dentro de un juego de lenguaje cargado de sospecha para leer su dato de
vida. Fue él el filósofo que supo mirar en otra dirección a la que con sus promesas de liberación
de los mitos y leyendas prometió la Modernidad ilustrada de su tiempo. Sin embargo, en ambos
autores es posible encontrar la metáfora, el fragmento, el enunciado cargado de signos múltiples,
la imagen y el recurso de la mirada simple al dato complejo de la existencia y también del
conocer reconociéndose como hombres conviviendo con la diversidad cultural. Los autores
escogidos vivieron en épocas diferentes, pero en ellos uno encuentra cierta identificación de
estilo para exponer sus ideas en discursos y formaciones discursivas combinando la
interdiscursividad (aceptada como la norma a seguir para leer la verdad dentro de la llamada
comunidad científica) con el acto deconstructivo presente en cada imagen crítica de lo real. Por
deconstrucción aquí se entiende el acto de destruir y sobrepasar las diferencias (del discurso)
para luego construir nuevas nociones, imágenes y conceptos. Deconstruir es admitir que lo real
no puede ser evidenciado sólo con palabras o con compromisos preestablecidos, sino que es un
acto donde el juego del lenguaje y la sospecha involucran a las palabras y el discurso en un
continuo destruirse y reconstruirse. Por eso en la obra de esos autores no hay la posibilidad de
construirles un sistema de pensamiento, una doctrina, una ideología, una corriente. No hay
nietzscheanos ni bachelardeanos sin pagar el precio de la consistencia teórica de tal afirmación.
Desde la obra de estos autores la modernidad tiene grietas interesantes para el pensamiento y que
el discurso postmoderno aprovecha para su presentación en estos tiempos donde nada queda fijo
para defender o para atacar. La misma ciencia se observa limitada para dar cuenta de los
problemas del espíritu. Sospechar devino así un acto con muchas muertes, pero sin duelo ni
dolientes.
En el caso de Bachelard, su obra es bien conocida y difundida en las escuelas de literatura como
guía obligada para la ensoñación poética y el imaginario puesto en circulación por medio de los
hacedores de palabras y contextos. Sin embargo, más allá de las escuelas de sociología y menos
en las escuelas donde se habla de ciencia dura (Biología, Física, Matemática, Medicina,
Química) el autor del Compromiso Racionalista y La formación del Espíritu Científico es un
desconocido en los planes de formación científica básica. Pudiera ser atrevido decir que
Bachelard fue por momentos moderno y por momentos precursor de la postmodernidad en tanto
su obra tiene dos direcciones bien distintas y definidas: él supo distinguir lo general de lo
particular entre el soñar y el jugar con la razón. Y en cuanto a Nietzsche, pudiera también
sostenerse que siendo un precursor de la postmodernidad desde esa interesante imagen donde
Dios está muerto terminó sugiriendo una nueva visión metafísica de la sociedad con otros valores
y donde se legitimaría el superhombre. Superhombre que en las ciencias sociales se prefiere
nombrar como sobrehombre. Intérpretes especializados de ambos autores existen y cada uno lo
ubica en un tiempo y un espacio determinado. En este artículo se intenta (con sobrada modestia
intelectual) mostrar que ambos fueron críticos de la modernidad y de la metafísica occidental
cuando diseñaron sus modos de producir conocimiento. G. Vattimo, por dar uno de esos
intérpretes, señala el nihilismo de Nietzsche dentro de la caída del fundamento metafísico que
define cualquier seguridad en el mundo para el sujeto moderno. Es un autor que siguiendo al
pensador alemán intenta (con su idea de Pensamiento Débil) identificar las raíces de la violencia
contemporánea. Mientras que D. Lecourt identificó a Bachelard como un espiritualista de la
filosofía que supo poner en su sitio al positivismo (al ignorar sus apologistas la historia humana
de los orígenes de la ciencia) reinante de su tiempo.
¿Cómo leer a Nietzsche?
Leer un autor es siempre un riesgo intelectual porque es difícil sacarle el cuerpo al ¿cómo
interpretarlo, con cuáles conceptos, desde cuál lugar? Interpretar y leer no siempre se hacen en
un mismo momento epistemológico. Interpretar y explicar son acciones que pueden hacerse
desde cualquier posición: afirmando o negando ciertas ideas, pero desde la ciencia y el
pensamiento crítico nunca sin recurrir a la interrogación. Sin embargo, no por mucho interrogar a
la obra de un autor se le va a conocer en toda su extensión. Y la tarea se complica más cuando el
autor tiene una discursividad con enunciados en constante juego de contradicciones,
suspensiones, exclamaciones, interrogaciones, afirmaciones, negaciones, absurdos, metonimias,
tropos, metáforas, aforismos, provocaciones, y enigmas. Todo esto está presente en la obra de
Nietzsche y quien con su estilo juega a las imágenes de las palabras con el propósito de evitar
que el lector siga un concepto coherente, una noción o un sistema de pensamiento. Su finalidad,
si ella pudiera evidenciarse, consiste en provocar reacciones diversas en el lector. Armarse con el
par: significante-significado, válido para algunos textos en corrientes del análisis de contenido o
de discurso literario no es posible con su obra. Una vía para leerlo e interpretarlo es a partir de
sus estrategias discursivas, las cuales tienen como elemento común la metáfora y los tropos y
donde circulan las imágenes que quiere él dejar fijas en el lector. Esta es la idea que el presente
artículo quiere defender. Por discurso se entiende aquí lo siguiente: cuando se da una mirada
rápida a un texto desde el punto de vista de su estructuración, en lengua, se trata de trabajar el
enunciado. Mientras que cuando se hace un estudio lingüístico analizando las condiciones de
producción de un texto se trabaja con un discurso. En el pensador alemán la condición de
producción del discurso está signado por la visión cristiana de un mundo conflictivo entre el "tú
debes" y el "yo quiero." Luis Barrera Linares (2000: 11-12) escribe de órdenes discursivos donde
se confrontan narración y argumentación como elementos para dar un punto de vista. M.
Foucault (1987: 37) sostuvo: <Por más que el libro se dé como un objeto que se tiene bajo la
mano, por más que se abarquille en ese pequeño paralelepípedo que lo encierra, su unidad es
variable y relativa. No bien se le interroga, pierde su evidencia; no se indica a sí misma, no se
construye sino a partir de un campo complejo de discursos> En buena parte de la obra de
Nietzsche están presentes enunciado y discurso, argumento y narración. Quizás por su condición
de pensador que por dominar la Filología y la Filosofía tuvo ventajas envidiables para la
organización de su producción intelectual.
Otro aspecto a tener en cuenta en la tarea de interpretación del autor del Zaratustra es la editorial
y el idioma escogido en el testo. Para el caso del Francés la editorial que ha cuidado ciertos
detalles de términos (tanto los del alemán como del francés) en la publicación de textos
escogidos es Gallimard y, con respecto a intérpretes confiables se nombran los siguientes: G.
Bataille quien logró reivindicar los textos de Nietzsche de cierto ostracismo intelectual cuando
en algún lugar G. Lukacs insinuó que Nietzsche fue el padre intelectual del nazismo y
auspiciante del desenfreno inmoral. M. Foucault quien en su cátedra del Colegio de Francia
sobre La historia de las ideas colocó el sugerente titulo de: Nietzsche, Freud y Marx o los
filósofos de la sospecha y con lo cual produjo un cierto revuelo en el mundo intelectual de ese
momento. Y por supuesto, Deleuze, Derrida, Heidegger, Kofinan, Lowith, Vattimo, G. Colli y K.
Jaspers, quienes configuran un cuadro de pensadores que no pueden faltar a la hora de interpretar
al autor nombrado. Todo esto teniendo la precaución de leer en el traductor los comentarios, y
preguntándose si respeta tanto el orden de los discursos como los números de los aforismos con
los cuales el autor nombrado identificó su producción de conocimiento. De allí- que en una cita o
referencia donde el comentarista nombra una página posiblemente se tergiverse su imagen de lo
pensado. En este sentido, ¿qué recursos privilegiar para una lectura apropiada? Uno puede leer
sus aforismos, citarlos, destacarlos en una monografía. Todo ello vale, pero eso no significa que
su pensamiento como pensador precursor del conocimiento y el debate ético de la
postmodernidad esté bien mostrado o, que la idea de su Superhombre quede bien comprendido
ante las imágenes de lo superior puestas en evidencia por la tecnología de punta. Aquí vale
también preguntar: Ly qué es lo distinguible de su obra para hablar de imágenes y conceptos en
la producción de conocimientos? Entre otros aspectos; su no sistematicidad, su incoherencia, los
absurdos juicios sobre la cultura y por eso hay que recurrir a su método: La genealogía.
Recordemos esto: <El hecho que la ciencia es posible, en el sentido dónde ella se practica hoy, es
una prueba de que todos los instintos elementales, los instintos de defensa y de protección de la
vida, no funcionan más. Nosotros no ahorramos, nosotros desperdiciamos lo principal de
nuestros ancestros, de la misma manera en que nosotros buscamos el conocimiento> (Aforismo
No. 45 La voluntad de poder)
De sus Estrategias Cuestionadoras y su Método Genealógico
1- Lo circular y el eternal retorno
Hay autores que con cierta ligereza citan un aforismo identificándolo luego con un determinado
contexto y luego dicen que Nietzsche es representante o negador de tal o cual corriente del
pensamiento. Al hacer eso se ignora su estrategia básica: el uso de la metáfora para dejar en el
lector el libre juego interpretativo a partir de la reacción que siente sobre lo leído. Por ejemplo,
en Crepúsculo de los ídolos aparecen: Filosofía del martillo, Educar sin castigar, Destrucción de
valores vitales, Enfermo moral, Decadente y Débil, Devaluar los Valores. En el caso de un texto
traducido al Español como Más allá del bien v el mal, eso no corresponde al título del francés:
Par de lá bien et mal (Más allá bien y mal) lo cual no parece un olvido del autor alemán, pero sí
un sobrado interés del traductor para jugar con enunciados tan cargados de incertidumbre e
interpretación) Olvidando esto: <Comunicar por signos y eso incluye tiempo de esos signos, un
estado o la tensión interna de una pasión, es el sentido del estilo ... eso es lo humano> en (Ecce
Homo, Tomo III, No. 4) El valor de un texto, para Nietzsche, no está sólo en su discurso, sino en
la estrategia utilizada para la polémica o la critica. De allí que él pueda auto-citarse provocando
en el lector una reacción casi calculada con esto: «Por qué yo escribo buenos libros?> en Ecce
Homo y en Así hablaba Zaratustra haciendo uso de la misma pregunta que había antes utilizado
Lutero. En cuanto a su imagen del tiempo dentro del discurso de sus textos, en él todo deviene
circular para manifestar su eterno retorno. Con esto se diferencia de la imagen lineal que da el
cristianismo de los contextos y momentos en aquello de un nacer y un morir, de una causa y un
efecto, de un principio y un fin. Las mediaciones en eso de producir las ideas de una cultura no
existen en tal linealidad.
2- En vez del término ser el de hombre
Con Nietzsche es el teatro del hombre lo que importa y no su ser, es la escena, el evento, los
actores que se juegan su existencia dentro de un abanico de posibilidades donde el guión no está
escrito de antemano, sino en eterna constitución. Es difícil encontrar en su obra él término ser (y
cuando lo hace es importante leer el lugar desde donde lo dice) en un sentido paralelo al de
hombre. No podía ser de otra manera por cuanto él siempre intentó desmontar el meta-discurso
de la Metafísica (que tiene como centro el vocablo ser, cosa o nada) como lugar de las acciones
trascendentales. Aspecto éste que curiosamente Heidegger ignora en su Nietzsche publicado
entre 1936-1946 y publicado en 1961. Heidegger vio en su muy particular lectura de Nietzsche a
un cultivador de la Metafísica de Aristóteles. Importa en este trabajo destacar que en sus textos
iniciales lo cultural y lo literario, para delinear imágenes del hombre en su caótica existencia, no
opacan lo filosófico de su obra. Por el contrario, leyendo La voluntad de poder (En el Francés
Pouvoir y Puissance por momentos es imagen de poderío, por momentos es de fuerza), La crítica
de la moral (moral de esclavos y de nobles), los prejuicios religiosos (los curas son unos
resentidos sociales cuando se presentan como salvadores de almas, frente a los médicos que son
salvadores de la salud del cuerpo), pareciera tener sentido darle cierta razón a Heidegger en esa
apreciación metafísica de Nietzsche. He allí un filón interpretativo para repensar el pensamiento
actual desde la cultura postmoderna. Sin embargo, leyendo sus enunciados Hombre, vida, salud,
fuerza y otros términos parecidos; es posible afirmar que estamos frente al último de los
pensadores de la Metafísica criticando los valores de la naciente Modernidad, base del
pensamiento inaugurado por la Ilustración.
3.- Confrontando el saber académico
Se sabe que su primera Filosofía se encuentra en Bale, (En 1869 y con 25 años de edad da su
lección inaugural con: Homero y la Filología clásica, él aún no ha defendido su tesis doctoral. Un
año después sería su profesor titular) y donde inició su carrera de profesor universitario.
Entonces sus guías intelectuales eran Schopenhauer y el músico Wagner. De allí sus comentarios
filosóficos recurriendo a la música. Su gusto por la confrontación entre los dioses Apolo y
Dioniso para interpretar la tragedia griega como escritor se muestra con estos títulos: Metafísica
del artista. Polémica con el historicismo y Crítica cultural. Ese es el joven Nietzsche en búsqueda
de su lugar como crítico de las ilusiones metafísicas. Su esquema de pensamiento crítico se inició
confrontando la filosofía académica dominante cuando identificó el estudio que se hacía de la
estética de la antigüedad como un trabajo estático y propio de un anticuario o de una reliquia
religiosa y dónde hay una separación inexplicable entre el Filólogo y su objeto de estudio. Es
decir, allí la academia por tradición leyó la belleza del mundo griego de manera diferente a cómo
los especialistas deforman la imagen que de ella interpretan. Esa imagen de lo bello arrastraba
una estética estática y degradada donde las palabras estaban muertas antes de ser puestas en
circulación discursiva con una cierta dosis metafórica crítica.
Clave importante es El nacimiento de la tragedia, donde se critica la idea del helenismo griego
como el lugar de la armonía, la belleza y el equilibrio dado por la imagen de su arquitectura y
escultura y, la interpretación del cristianismo que contrasta con la crítica de la Modernidad
elaborada más tarde por esa doctrina. No olvidemos que el cristianismo leyó las bases del,
discurso filosófico de la Modernidad como la instauración más elaborada del ateísmo. En ese
texto Nietzsche identifica a los dioses olímpicos dándole a los griegos el medio para soportar su
existencia, la sucesión dolorosa de la vida y la muerte. Dioses que el cristianismo identifica
como paganos en su tradición cultural. La vida humana, por el contrario, está justificada por esos
dioses si los observamos dentro del microscopio de la existencia dentro de una cotidianidad
dominada por el azar y el caos y no desde el metalenguaje platónico (alma y cuerpo en lucha
constante) de fuerte base cristiana. Metalenguaje que de alguna manera astuciosa infiltró al
discurso filosófico de la Modernidad ocupada de todos los discursos éticos dentro de
prescripciones dominadas por imperativos categóricos que en forma casi natural eran fuertes para
evitar el reino del mal en las acciones cotidianas del hombre.
4- Noción de su método genealógico
El caos, la fatalidad y la pérdida de formas de vida eterna están en el mundo de los dioses
olímpicos apolíneos. Mientras que la muerte, la impulsión o sensibilidad frente al caos o lo fatal
de la existencia son vivencias imaginadas en Dionisio. Sin embargo, ambos dioses son
inseparables aunque sus imágenes claras están curiosamente mediadas por el día o la noche en
eso de vincular naturaleza y dato de vida humano. Es desde su método genealógico, basado en
sacarle el jugo imaginario a las metáforas, donde Nietzsche diseña sus ideas sobre el choque
entre cultura y naturaleza, entre producción discursiva y tradición interpretativa. No debe
extrañarnos que el cuerpo humano, con algo tan básico para su funcionamiento como es el
proceso digestivo, le sirviera a ese autor para expresar la imagen de decadencia de la sociedad
occidental. En efecto, él interpretó la cultura como algo real no ajeno a la imagen del cuerpo que
tenemos, pero donde el dato metafísico explotado por el cristianismo es erróneo desde el dato
fisiológico de confundir la interpretación con el texto que la nombra. No debe ignorarse que para
el cristianismo cuerpo, placer y amor están en un todo contradictorio que sólo se armoniza desde
el enunciado pureza del alma. La cultura, leída como un texto tolera atrapar los errores de
interpretación en aquellos autores presupuestos legítimos intérpretes de lo que nombran. Ese es
el caso de las interpretaciones del socratismo y sus discípulos Platón y Aristóteles cuando hablan
de la virtud, la belleza y la inmortalidad del hombre. De la misma manera en que Shopenhauer
leyó a Kant (Ver su Fondement de la morale en Le livre de poche, Paris. 1991) como el legítimo
representante de la ética cristiana. Una nota póstuma de Nietzsche dice esto: <Yo prefiero
escribir cualquier cosa que merezca ser leída como los filólogos leen en sus autores: como algo
más que colorear a un autor. De todas maneras la producción, aún la más mediocre, es superior al
discurso sobre las obras ya existentes>
5- Lectura del asunto moral
En genealogía de la moral, en La Gaya Ciencia, en Así habló Zaratustra y en Humano,
demasiado humano (entre otros textos) se encuentran distinciones entre arte y ciencia para
exponer el renacimiento de la cultura trágica fundada sobre el arte y el mito dentro de la
producción de conocimientos. Si se prefiere y para seguirlo en su método: buscando el sentido de
los valores del hombre y no del ser en una química de las ideas ,y los sentimientos. Por ello en
esos textos es frecuente la combinación de la pregunta y la imagen metafórica jugando a la
metamorfosis y la contradicción. En ellas se observa una dialéctica de ver nacer las cosas por su
contrario. Por ejemplo, lo irracional de lo racional, el altruismo del egoísmo, la verdad de los
errores. Todo dentro de un contexto discursivo que privilegia lo circular y el eterno retorno. El
error en este autor es fuente de existencia y no algo que es necesario expulsar del dato de vida
del hombre. Si algo leyó él en el discurso filosófico de la Modernidad fue la metafísica cultural
que heredó cuando le dio a los fundamentos y principios el halo básico para pensar las cosas. De
allí que toda la intuición e imaginación de la obra nietzscheana la concentró en él nihilismo de
sus valores en expansión que más tarde iría a producir el ocaso de esa Modernidad, pues la
contradicción (negada por la ciencia moderna en búsqueda de una verdad coherente, lógica y
racional), la variedad, y la multiplicidad de su contrario sacaban del juego la existencia humana
en un mundo dominado por el azar y el caos, por vida y muerte circulando y conviviendo con la
incertidumbre. En el aforismo 16 de Humano... utilizó el término aclarar dentro de esa química
de las ideas para decir que los valores no son trascendentes, sino que están amarrados a la
cotidianidad de la vida misma. De allí que a pesar de las prescripciones de los imperativos
categóricos de la Modernidad, sobre todo kanteana, al interior del discurso de las morales
entraron los errores de una metafísica preventiva, de una religión defensora del bien, y de un arte
que prometía salvar al hombre de los mitos y leyendas. Lo paradójico es cómo esa producción de
conocimientos de la ciencia moderna se convirtió en generadora de incertidumbres a la par que
produce productos definidos como lo más acabado de la verdad. La vida, mientras tanto,
marchaba por otro lado sin necesidad de dar explicaciones fundamentales o trascendentales. Es
vida (en Nietzsche) y punto. Vivir esa vida no es asunto de evidencias de ningún modelo de
verdad, sino de un mundo donde la moral se apoya en valores decadentes que niegan lo más
preciado del hombre: su naturaleza, su cuerpo y sus placeres construidos sobre el "yo quiero"
frente al imperativo "yo debo". Es el error y el eterno retornar lo que cuenta en la existencia.
6- ¿Cómo es su idea de representación del mundo de vida para evaluar acciones morales?
Influenciado por el texto de Shopenhauer en su idea de El mundo como representación, pudo
descubrir que el más fundamental de los errores es pensar que existen acciones morales, pues
ello supone que los individuos pueden conocer la esencia de sus actos antes de que ocurran y,
menos aún que ellas puedan prever una ética del futuro. Fue categórico en construir la imagen de
que aquello que no se ha dado no puede ser evaluado, como pretenden los diferentes conceptos y
nociones de la moral. Es una constante en su obra su implacable llamado para leer desde el
nihilismo el lugar de la contradicción donde los valores se derrumban, aspecto que ya probó la
Modernidad luego de la primera gran guerra. En consecuencia, no es posible adelantar nada
esencial sobre nuestras acciones para luego hacerlas entrar en las morales y menos pretender
definirlas como guías seguras para el futuro del bien común. Ese es el fundamento teórico de lo
que el Zaratustra llamó error moral. Este error es una clave para comprender una base discursiva
de la Postmodernidad, identificada en este articulo como la transmutación de todos los valores
diseñados a priori por el discurso filosófico de la Modernidad cuando nombró un humanismo
apto para la emancipación y después terminó legitimando un pensamiento débil y decadente
(Vattimo) Es en ese sentido en que la representación del Superhombre puede leerse como el hilo
conductor de ese nihilismo donde los valores responderían a una cotidianidad escogida por la
natural dialéctica del azar, el caos, el dolor y la alegría del vivir. El Superhombre nietzscheano es
la imagen de construcción de otros valores luego de deconstruidos los existentes. Sin embargo,
ese Superhombre también pudiera dar una imagen de algo más dañino aún que el hombre actual
y que hasta hoy tiene asegurada su propio sistema de representación en la coerción, la
explotación y el dominio. Nietzsche muestra en Humano... que el hombre ha vivido por el
instinto de conservación para buscar el placer en vez del sufrimiento. De allí que le llamó la
atención el dato perverso de que pareciera que conocemos y fijamos mejor aquello que viene
cargado de dolor. Es decir, en la realidad es la imagen del sufrimiento y el dolor lo que
mayormente nos anima como alimento para el recuerdo. La memoria o la tradición que le sirven
al hacedor de palabras en la literatura parece que no están ausentes de beber en esa escuela donde
el hombre aprende más por el dolor vivido, que por el placer estéril de conocer y, eso lo
incentivan bien las doctrinas políticas y religiosas casadas con la muerte aunque anuncian la
vida. En esta formación discursiva es donde el término que mejor resultados da a esas doctrinas
es la conciencia ~ o consciencia, (como les agrada a los Psicólogos) término presupuesto válido
para explicar algunas imágenes de ciertas acciones humanas donde juegan a triunfar el mal o el
bien. En la obra nietzscheana ese término está calificado como una astucia del cristianismo. Hoy
los neurólogos con sus tecnologías de punta hacen grandes esfuerzos para identificar el lugar del
cerebro dónde se procesarían las acciones para el bien o para el mal de las cuales se ocupa la
tradición de tal término. Hasta el momento lo más apropiado, luego de los estudios de Dennet
(Revista Teoría, No. 43), es sostener que la conciencia es algo dentro del lenguaje, que el cerebro
procesa como un truco.
7- Imagen de lo cultural
Antes de Nietzsche toda pregunta sobre la cultura (Kultur: Civilización) se formuló con apego a
la autoridad filosófica, sobre todo la de Kant. Interrogar la influencia de lo natural y lo histórico
en cuanto a cuándo alguno de ellos ejerce influencia o se diferencian fue un problema para la
filosofía de la educación, lo cultural y lo humanístico. En este sentido, el autor que venimos
describiendo construye la crítica cultural de la Modernidad y de la metafísica occidental
utilizando cuatro dispositivos discursivos: Dios, el hombre, la ciencia y la razón. De allí en
adelante tales dispositivos funcionaron para explicar los valores y su no trascendencia, pero
centrando lo humano como algo fundamental y no aleatorio como lo vieron los modernos en sus
dispositivos básicos de Dios y Razón: <...En efecto, el hombre científico y el hombre de cultura
pertenecen a dos esferas diferentes, que de vez en cuando entran en contacto en un individuo
aislado, pero no coincidirán nunca entre sí> {El Porvenir de nuestras escuelas, p.82) Con
Nietzsche nace la Deconstrucción de los errores de la moral para explicar que ella es un proceso
plástico con su propia historia y no una guía para la acción humana. La cultura con su historia es
para él un punto de partida para la deconstrucción donde diseña su aparato critico, En este
sentido, partió del discurso platónico-cristiano con la finalidad de mirar al interior del cuerpo de
la cultura griega y así diseñar su propuesta del Superhombre. Propuesta que como anteriormente
se expuso, tiene como base la trasnvalorización y superación del nihilismo de la Modernidad.
Ese Superhombre no está animado para fundamentar (desde alguna moral ) su existencia en fines
trascendentales, sino en una infinita voluntad de poder y donde él mismo no está en condiciones
de explicar los motivos que rigen sus acciones cuando éstas salen de la esfera de esa voluntad de
poder.
Hasta aquí una semblanza de un interesante autor que vivió su vida como un laboratorio donde
su microscopio particular (donde miró su existencia) le permitió construir las imágenes (y ser
pensado por ellas) frente al concepto. Imágenes que supo trabajar desde el lado de la Filología y
la Filosofia con singular finura intelectual. Hoy, cuando la producción de conocimientos de la
Modernidad devino huérfana de contenidos para hacer atractiva la enseñanza de una estética de
la existencia plural, del bien y la tolerancia, bien valdría la pena que los curricultores se dieran
por enterados que en el Zaratustra hay bases seductoras para una nueva estética interpretativa de
los valores.
Para leer a Bachelard
Habría muchas maneras de justificar una lectura de Bachelard para el mundo de la
epistemología, incluso dentro del discurso postmodern. A lo largo del artículo irán apareciendo
los motivos de su inclusión al lado de Nietzsche. De allí la diferencia entre el cómo y el para.
Aspectos a explicar en función de la dificultad que un autor pudiera tener por lo complejo de su
obra y que no es el caso que sigue. Veamos:
1- El método
Aparece en su obra de forma dual: Soñar los sueños y pensar lo pensado. Si bien él admitió que
el conocimiento se da dentro de una teoría, ello no parece valer para la poesía y el racionalismo
científico. ¡Coincidencia con Niezsche! Estos dominios los vio diferentes y difíciles de cruzarse:
<...La imagen no puede dar materia al concepto. El concepto al darle estabilidad a la imagen sólo
ahogaría su vida> (en La poética de la ensoñación: "El soñador de palabras" 1986: 84) La
imagen no cuenta para la ciencia, cuenta el concepto. Ya con esto aparece en forma nítida una
limitante de la ciencia para la producción de conocimientos estéticos fundados en lo imaginario.
Sin embargo ello no obsta para darle al concepto una imagen que fije lo imaginado. Imagen y
concepto establecen un juego donde la razón puede ser la diferencia de apreciación. Por
supuesto, surge una duda: ¿Qué es la razón dentro del juego de imágenes entre conceptos? En
esa aproximación a la comprensión de la obra de Bachelard vale pensar que la Filosofia' y las
ciencias humanas tendrían hoy que revisar su saber venido con cierta confianza de los saberes de
la Modernidad para abordar la imagen de lo vivido con imaginación poética y, respetar así la
autonomía de los valores nacidos con los errores que acompañan a cada existencia. Quizás por
eso escribió en La llama de una vela esto: <...Cuando el valor poético está en juego, sería
impropio evocar otros valores, como sería impropio abordar su estudio con escaso espíritu
crítico. 1975: 85-86>
2- El obstáculo epistemológico
En sus 17 trabajos producidos a lo largo de 33 años destacan cinco referidos al asunto del
racionalismo, curiosamente el resto corresponde a la ensoñación poética y la imagen con la cual
somos pensados. Llama la atención el volumen de producción epistémica dedicado a la
ensoñación y con ello posiblemente quiso marcar una diferencia sustancial. Decir que este autor
fue un lector disciplinado de Nietzsche no parece una osadía si leemos este texto: <Así, los
problemas del materialismo se formulan nítidamente cuando separamos totalmente la vía
racional y la vía onírica. Aceptando a la vez, una doble vía: la del hombre nocturno y la del
hombre diurno. Doble base de una Antropología completa> (1977:12) Imagen del hombre de la
tragedia griega expresada en los dos dioses dominantes (Apolo y Dioniso) del día y la noche. En
este sentido, ¿cómo trabajar un objeto del conocimiento donde la estética y el arte se impliquen
sin ser negados por la razón dominante de los conceptos científicos? es la pregunta que atraviesa
la intuición bachelardeana y su sugerencia es ayudarse con la otra mirada leyendo el
racionalismo de manera abierta y que se refleja en dos de sus obras: La formación del espíritu
científico (193 8) y Psicoanálisis del fuego (1938) Allí se encuentran concordancias y
discrepancias en el manejo de los dominios de lo poético y lo científico. Los obstáculos
epistemológicos cuentan mucho para la producción de conocimientos. Frases como esta: <Nada
no es dado, todo es construido> nos da la imagen de la voluntad del hombre por conocer y
reconocerse en ese acto. A diferencia de Nietzsche, este autor combina imagen con
conceptualizaciones abiertas para ir diseñando una epistemología donde la vida y la estética de
soñar se implican generando un discurso atractivo para la acción cotidiana, sea esta de no
importa qué tipo y signo.
3- La otra mirada o el lugar para imaginar
Bachelard creyó en la idea siguiente: <imaginación poética y científica no pueden abandonar la
intuición del instante de la creación> Es en la identificación de los obstáculos para conocer
donde hay que identificar y mirar los intereses entre un psicoanálisis del conocimiento objetivo y
un estudio de las imágenes poéticas. Caso de la Alquimia, por ejemplo, pues si bien ella produjo
una química originaria y creó conceptos inapropiados, también ella creó bellas imágenes. ¿Por
qué no pensar hoy que los nuevos conceptos venidos de la Física cuántica se confrontan con todo
ese saber burocrático con los cuales cierta comunidad científica sigue hablando de verdades
absolutas? En este sentido, para interpretar los obstáculos del acto de conocer, mirar, imaginar e
intuir; importa distinguir el lugar desde dónde se hace la mirada, con cuál concepto y desde
cuáles formaciones discursivas?. En consecuencia, si el concepto deja su imagen y se hace
riguroso en sus relaciones racionales mucho mejor para el espíritu científico. Pero, ¿eso es
también válido para el imaginario social? Esto es exorcizar la mirada de la imagen del concepto.
Allí, la poesía (como modo de producir conocimientos) recupera su sueño y su imaginario. Ello
porque la imagen no existe sino a condición de ser estudiada como imagen y si el concepto
renuncia a eso, entonces es la existencia la que queda averiada. Lo cual significa que en el acto
racionalista o intelectualista, a la ensoñación poética no le es dado abordar el nudo donde
originariamente nace su imagen, sino desde dónde puede convivir con el concepto. Los quarks
que hoy son el centro de reflexión en centros donde se hace Física teórica toman su nombre de
un poema de James Joice leído por el físico Murray Gell-Mann en el verso "Three Quarks for
Mr. Mark." La ensoñación poética es eso: ¡una imagen y punto! Ella aparece para imaginarnos
en ella, para admirarla, para asombrase, para maravillarse y, ese nudo de acciones escapa, por su
especificidad, al acto de construir y reconstruir los conceptos racionales. De tal manera que
mirar, observar y ver no parecen ser acciones equiparables a un mismo acto significador, como
es válido para el método científico moderno; pues sus señales aunque hechas con el sentido vista
están mediadas por otro aparato sensibilizador donde el olfato y la imaginación escapan a la
razón. Aquí observamos que entre Bachelard y Nietzsche hay manifiestas maneras de servirse de
la imaginación en eso de vincular conocimiento y existencia. Ciertamente que el recurso de la
Filosofía desde los presocráticos (o mejor preplatónicos como dijo Nietzsche) hasta los
modernos siempre está presente en sus maneras de leer el hombre, la vida y lo natural. Más eso
no le da al acto filosófico el dominio total del pensar lo pensado solamente por medio de
nociones y conceptos.
4- ¿Cuál es el lugar del concepto?
Leer el concepto de manera aislada o neutra ha sido una de las estrategias donde el acto de
pensar queda negado. En efecto, el concepto en tanto instrumento del conocimiento tiene su
legítimo lugar en la convención científica, en eso que dentro de las universidades gusta
autodenominarse la comunidad científica. Ese instrumento es útil en el acto de argumentar y
justificar un planteamiento cuya finalidad es explicar un fenómeno (lo que aparece) o una
construcción epistémica de un hecho real con miras a hacerla pasar como principio, ley o norma.
Mientras que en él importa el juicio y la justificación racional, en el acto poético de la
ensoñación y hasta de la intuición, el sentido plural y multisémico es el impacto o evocación que
la imagen provoca en el otro o en el interlocutor y quién es impactado por los sonidos de la
palabra o los recuerdos que como memoria tiene su máquina psíquica. El concepto está obligado,
en acuerdo a la convención que le impone el racionalismo epistemológico, a vencer el obstáculo
de esa dualidad entre el imaginario poético y el científico. No ocurre lo mismo con la noción,
pues ella aparece como la imagen y si le permiten trabajarla se deja llevar. Ella es fluida y se
aleja de cualquier verdad cerrada. Este es uno de los aportes de Bachelard en la construcción del
espíritu científico y de su ensoñación poética. Lamentablemente en la enseñanza inicial de la
ciencia noción e imagen están sacrificadas en beneficio del concepto. El juego de lenguaje en esa
dualidad busca establecer criterios para el saber sistemático o para el sentir con y por la imagen,
pero el dominio de la comunidad ocupada de buscar la verdad termina distanciando ciencia de
producción de conocimientos y con ello es la tecnología la que mejor se beneficia de ese
escenario epistémico. Su obra está centrada en hacer corresponder ese juego a partir de los
términos siguientes: Anima, animado, animación, alma, espíritu, racionalismo aplicado,
intuición, ensoñación, sueño, percepción, realidad exterior, filosofía del no, materialismo
racional, esencia de la imaginación, y otros. Sería interesante volver a releer esos trabajos en
beneficio de una enseñanza plural y no tiránica basad en los conceptos meramente racionales.
5- La epistemología bachelardeana: ¿adaptada a tiempos postmodernos?
Aunque la pregunta tiene una dirección limitada, no parece un abuso formularla. Al menos en
acuerdo con el título de algunos de sus textos epistemológicos: Ensayo sobre el conocimiento
aproximado (1928), La intuición del instante (1932), El nuevo espíritu científico (1934), La
formación del espíritu científico (193 8), El racionalismo aplicado (1949), El materialismo
racional (1953) Los otros textos corresponden a su preocupación por la sensibilidad estéticapoética. En ellos la preocupación central es la invitación al lector para que no se detenga en los
términos, pues ellos dan falsas explicaciones. Es necesario, por el contrario, hacer un análisis de
los conceptos para implicarlos en el acto racional particular de cada uno donde el conocimiento
está implicado. El pensamiento es algo más que el ser (El nuevo espíritu científico), nada
preexiste al conocimiento, nada está dado por la nada; todo es una construcción. ¿Acaso estas
ideas no son claves discursivas del discurso postmodern? Lo interesante es que fueron planteadas
con 58 años de antelación al trabajo de J. F Lyotard (La condición postmoderna) Y este otro:
<¡Es tan cómodo, para la pereza intelectual, refugiarse en el empirismo, llamar a un hecho un
hecho, y vedarse la investigación de una ley! Aún hoy todos los malos alumnos del curso de
física "comprenden" las fórmulas empíricas. Ellos creen fácilmente que todas las fórmulas, aún
aquellas que provienen de una teoría sólidamente organizada, son fórmulas empíricas. Se
imaginan que una fórmula no es sino un conjunto de números en expectativa que es suficiente
aplicar a cada caso particular... > (La formación del espíritu científico. P35)
Pareciera que la epistemología va más allá del dato empirista promovido por el positivismo y
neopositivismo imperante en la comunidad científica moderna. Allí la imaginación anda por
caminos diferentes en eso de vincular el racionalismo con los datos de vida del hombre y la
investigación. No basta con dudar, a la manera que El discurso del método (Descartes) plantea.
Vale hacer preguntas incómodas para la tradición del pensamiento y en ese acto, la imaginación,
el racionalismo, la ciencia y el hombre, contribuyen a la construcción de la noción de objeto en
el acto intuitivo de pensar el pensamiento. La idea anterior queda más explícita en el texto
siguiente:
< ... La vigilancia intelectual, en su forma simple, es la espera de un hecho definido, la
localización de un acontecimiento caracterizado. No se vigila cualquier cosa. La vigilancia se
dirige a un objeto más o menos bien designado, pero que, por lo menos, saca provecho de un tipo
de designación. Nada nuevo hay para un sujeto vigilante... La educación del pensamiento
científico ganaría si explicitara esa vigilancia de la vigilancia que es la clara conciencia de la
aplicación rigurosa del método. Aquí el método bien designado juega el rol de un súper yo bien
psicoanalizado, en el sentido de que las culpas se manifiestan en una atmósfera serena; no causan
dolor, mejor aún, son educativas.> ( El racionalismo aplicado, P 78)
6- La ruptura epistemológica con la imagen racionalizada o el lugar de las metáforas para
producir conocimiento
Bachelard da la imagen de ruptura dentro de un espacio que separa el conocimiento común y
aquel donde el racionalismo es el eje central. Sin embargo, esa ruptura cobra cuerpo en el acto
donde realismo, idealismo y racionalismo aplicado se estudian haciendo un corte y no como un
bloque no-diferenciado. No hay continuidades presupuestas coherentes en el acto de conocer,
cuentan las particularidades ente una formación científica y el conocimiento común. La historia
del conocimiento científico está poblada de rupturas y cambios entre lo común con sentido y el
sin sentido de lo imaginado. Aquello de él en cuanto a qué no pensamos con imágenes, sino que
somos pensados por ellas atraviesa su idea de producción de conocimientos en un escenario
único donde conviven razón y pensamiento común. Se trata de darle al acto sistemático de
conocer con la imagen, dentro de las tantas que tiene, un término metafórico que mejor explique
lo pensado. Veamos: <...Aquí, tomaremos la pobre palabra esponja y veremos que permite
expresar los fenómenos más variados. Esos fenómenos se expresan: se cree entonces explicarlos.
Se les reconoce: se cree entonces conocerlos ...La función de la esponja es una evidencia tan
clara y distinta que ni se siente la necesidad de explicarla.> La formación ...P87) Si quien conoce
no se deja tocar por lo conocido y lo pensado carece de sensibilidad espiritual para la
epistemología. Que al lado de esta otra: <No es tan fácil, como se pretende, desterrar a las
metáforas en el exclusivo reino de las expresiones. Quiérase o no, las metáforas seducen a la
razón. Son imágenes particulares y lejanas que insensiblemente se convierten en esquemas
generales. > La formación ...P 93) permite fijar el lugar preciso entre imagen, racionalismo
aplicado, intuición y conocimiento. La imagen sola del objeto analizado no informa por
conceptos. Ella describe, no repite el fenómeno y solamente se le puede exigir que refleje la
intuición del instante donde se le imaginó. Esta idea permite comprender por qué Bachelard le
dio al psicoanálisis de lo imaginario, en el tratamiento de los objetos epistemológicos, cierta
distancia discursiva, tanto desde el empirismo, el neopositivismo y el oportunismo ideológico de
su tiempo. Esta es la ruptura que le interesa al conocimiento, no tanto porque se practique una
neutralidad valorativa respecto al acto de conocer, sino para aclara el lugar desde donde lo
heterogéneo deviene práctica cognitiva. Al menos si nos atenemos a este texto:
<...La jerarquía de los valores del conocimiento es asunto delicado, y pide una real casuística:
cada caso debe ser examinado desde el punto de vista del valor epistemológico. En efecto, proponemos juzgar, a propósito de todo conocimiento, un valor de instrucción ... Lo real es una
masa de objeciones a la razón constituida. Y el pensamiento racional es un sistema que cuestiona
de frente a una realidad adormecida> (El compromiso ...P66)
Con estas seis ideas el artículo pretendió mostrar buena parte de los aportes de este pensador en
una filosofía de la cotidianidad en estos tiempos donde el collage teórico hace de las suyas dentro
de un ambiente presupuesto académico y recargado de seriedad epistemológica. El empirismo, el
pastiche con aspiraciones de teoría, el retazo discursivo, la lectura ligera, las gotas de presuntos
saberes y experticias sin expertos deambulan por los pasillos universitarios sin ninguna
vergüenza. Incluso cuando de cursos de valores y éticas se trata. El <todo vale> de cierta
tendencia postmoderna llegó incluso para vergüenza de los postmodernos serios que hacen
epistemología. Si este artículo genera alguna suerte de reacción ya estaría cumplida una tarea
acorde con los autores invitados.
Bibliografía Consultada
BOUDOT, Pierre (1970) Nietzsche et les écrivains francais. Editions Aubier-Montaigne. Paris
DELEUZE, Gilles (1967) Nietzsche et la Philosophie. E U. E Paris
NIETZSCHE, Friedriech (1977) Sobre el porvenir de nuestras escuelas. Misquets Editores.
Barcelona
La volonté de puissance (1991) L. G. E Le livre de Poche. Paris. Ecce horno (1974)
Idées/Gallimard. Paris
Humano, demasiado humano (1983) Editores Unidos Mexicanos. México Par-de lá bien et mal
(1971) Idées/Gallimard. Paris
La naissance de la tragédie. Folio-essais/Gallimard. Paris
Ainsi parlait Zarathoustra (1972) L. G. E Le livre de Poche. Paris SCHOPENHAUER,
ARTHUR (1991) Le fondement de la morale. L.G.E Le livre de poche. Paris
(Para el autor Bachelard)
BACHELARD, Gastón (1978) El racionalismo aplicado Piadós. Buenos Aires. (Texto
originalmente aparecido en 1949)
La formación del espíritu científico (1979) Siglo XXI editores. México. (Apareció en 1938)
Epistemología (Textos escogidos por Dominique Lecourt) Anagrama. Barcelona
Jean-Pierre Roy (1977) Bachelard. Les Presses de 1'Université de Montreal. Québec
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