NIETZSCHE Nietzsche, por encima de todo, es un vitalista: quiere afirmar la vida tal cual es, sin huir de aquello que pueda ser temible o desagradable (ya que son valoraciones morales). Este impulso vital es el que le lleva a hacer una reflexión sobre todas las producciones humanas (moral, lenguaje, filosofía), pues ellas frecuentemente enmascaran, degeneran y niegan la vida. Realiza una crítica al problema de la verdad. Nietzsche piensa que las palabras no son más que reproducciones fonéticas de impulsos nerviosos. El lenguaje es un sistema de metáforas cristalizadas que indican la relación de las cosas con los hombres. El hombre inventa una designación arbitraria para las cosas que es socialmente aceptado como verdad o mentira. Así creemos que el concepto se identifica con el original cuando lo que hace es igualar lo que no es igual, generalizar impresiones sensibles. Entonces la verdad es un concepto inventado. Pero el hombre solo puede escapar de la gran mentira del lenguaje olvidándose de sí mismo y convirtiéndose en el hombre intuitivo y estético que desarrolla su creatividad artística. Respecto del hombre, el pueblo griego antiguo aceptó la convivencia del espíritu apolíneo (parte ordenadora y racional) y el dionisíaco (representa los instintos vitales irracionales y la desmesura) en lucha constante; y armonizó ambos conceptos. Para Nietzsche el problema comienza con Sócrates, que dice que el hombre debe ser un espíritu racional y dialéctico, esto producirá que desde los comienzos de la filosofía misma se considere que la razón debe controlar a la parte más instintiva del hombre, lo que apagará y le quitará la vida, esto llevará al control de los instintos formulados por Platón y por último a la idea de Dios cristiano que observa la virtud en la vida ascética. A su vez, la moral encontrará sus orígenes en el judaísmo y en el cristianismo con la idea de que la moral del señor será despreciable, mientras que la moral del esclavo será la buena, la correcta. Esto se debió a una inversión de los valores en la época que trataba al esclavo como malo y al noble como bueno. Esta inversión se llevó a la religión que acepta como bueno al esclavo que debe obediencia a Dios y encuentra su virtud en el auto sacrificio. Esto será en Nietzsche un error, ya que lo que realmente se ha hecho ha sido pasar de ser esclavos físicos a ser esclavos morales, y se fundamente en la voluntad de nada. La voluntad de nada será criticada por Nietzsche que formulará la voluntad de poder definida por ser la fuerza creadora intima de cada persona que le impulsa a ser él mismo y no lo que le imponen. Por ello el hombre debe de negar todo lo que se le ha inculcado y quedarse suspendido en la nada (nihilismo). Esta negación conllevará a la eliminación de la idea de Dios también, a su muerte debido a ser una autoridad moral fundamentado en la abstracción de conceptos muertos y que no valen. Una anunciada la muerte de Dios nos quedan dos opciones: fomentarse en la nada (suicidio, negación de la vida NIHILISMO PASIVO) o superarlo (afirmación de la vida, NIHILISMO ACTIVO) aplicando la voluntad de poder y afirmando la vida tal y como es y no con conceptos muertos. Esta superación se lleva con la transmutación de los valores, se trata de crear unos valores nuevos sin resignarse a la nada, buscar todo lo que fortalece a los valores a través de nuestra voluntad de poder con la mirada puesta en el Superhombre que destruye lo conocido para crear su vida y no vivir la de otros. El superhombre con su voluntad de poder llevará a la formulación de un nuevo tipo de hombre, que consciente de la muerte de Dios, que afronta el nihilismo creando sus propias normas: unos nuevos valores sin criterio externo. También es voluntad de dominio, pues se libera de los valores del pasado y se rige por la moral de los señores, más allá del bien y del mal. La existencia de Dios implicaba una recompensa apoyada en la concepción lineal del tiempo, en que cada momento es irrepetible, pero entonces el hombre se centra en el futuro y no es feliz porque ningún momento vivido tiene plenitud de sentido. Nietzsche, sin embargo, recupera la idea del eterno retorno como signo de vitalidad. Todos los acontecimientos del mundo, las cosas pasadas, presentes y futuras se repetirán eternamente, un número infinito de veces, por ello el hombre superior impondrá su voluntad buscando la satisfacción propia y la felicidad.