caracterización de los procesos fonológicos de simplificación

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UNIVERSIDAD DE CHILE
FACULTAD DE MEDICINA
ESCUELA DE FONOAUDIOLOGÍA
CARACTERIZACIÓN DE LOS PROCESOS FONOLÓGICOS DE
SIMPLIFICACIÓN EN NIÑOS ENTRE 3 Y 4 AÑOS SIN DIFICULTADES DE
LENGUAJE
Integrantes:
Gina Merlo Repetto
Gracia Navarro Montero
Paulina Orellana Casanova
Josette Sáez Martínez
Rossmery Torres Lecaros
TUTOR PRINCIPAL
Flga. Mariangela Maggiolo Landaeta
TUTORES ASOCIADOS
Flga. Antonella Urzúa Dell’ Anno
Sra. Ilse López Bravo
Santiago – Chile
2004
Queremos
agradecer
todos los
muy sinceramente
a
niños que hicieron posible la
realización de
nuestros
este
trabajo. Además a
profesores
y
familias por
estar dispuestos a apoyarnos en la
realización de nuestros proyectos.
ÍNDICE
Pág.
Introducción……………………………………………………………………………………….. 1
Marco teórico……………………………………………………..……………………………….. 4
Hipótesis…………………………………………………………………………………………… 20
Objetivos…………………………………………………………………………………………… 21
Material y método…………………………………………………………………………………. 22
Resultados y análisis..……………………………………………………………………………. 27
Discusión…………………………………………………………………………………………… 37
Conclusiones………………………………………………………………………………………. 45
Bibliografía…………………………………………………………………………………………. 46
Anexos……………………………………………………………………………………………… 50
RESUMEN
Esta investigación tiene por finalidad caracterizar el desarrollo fonológico, a partir de los
procesos fonológicos de simplificación (P.F.S.), de una población de 60 sujetos de entre 3.0 y
4.11 años de edad, sin dificultades de lenguaje. Los sujetos pertenecen a jardines infantiles de
distintas comunas de la Región Metropolitana. La muestra fue dividida en dos grupos, el primero
conformado por los niños de 3.0 a 3.11 años y el segundo por los niños de 4.0 a 4.11 años.
Se pretende determinar los P.F.S. que produce el grupo de niños de 3 años y los que
producen los niños de 4 años, para así establecer la existencia de diferencias en cuanto a la
cantidad de P.F.S. que produce cada grupo. La hipótesis que se plantea indica que los niños de
3 años realizan más P.F.S. que los niños de 4 años.
La evaluación de los P.F.S. se realiza mediante la aplicación del test de evaluación de
los procesos fonológicos de simplificación, tanto en su versión original como en la revisada,
TEPROSIF y TEPROSIF-R respectivamente (Pavez y Maggiolo, 2000; Pavez, Maggiolo y
Coloma, 2004 en elaboración).
Los resultados muestran que existen diferencias significativas entre ambos grupos de
niños en el total de P.F.S. y en cada tipo, presentando a mayor edad significativamente menos
P.F.S., hecho que comprueba la hipótesis planteada. Por otra parte, se encontró que la
distribución según tipo de P.F.S. para los dos grupos es similar (en primer lugar estructura
silábica, luego sustitución y por último asimilación). Estos resultados concuerdan en su mayoría
con lo expuesto en la literatura.
1
INTRODUCCIÓN
El profesional fonoaudiólogo debe poseer, dentro de sus competencias, los
conocimientos necesarios relacionados con el desarrollo normal del lenguaje, para así detectar
cualquier dificultad que los sujetos puedan presentar en este aspecto. Especial interés se debe
prestar al nivel fonológico, ya que éste habitualmente se ve afectado en los niños con
problemas de lenguaje, cualquiera sea la naturaleza del cuadro.
Diversos autores han estudiado desde hace muchas décadas el proceso de adquisición
del sistema fonológico en el niño, dando origen así, a varias teorías acerca del desarrollo de
este aspecto. Una de ellas es la teoría de la fonología natural de Stampe. Este autor postula la
existencia de un sistema de procesos de simplificación fonológica (P.F.S.) que el niño utiliza a lo
largo de su desarrollo fonológico. Según esta postura, el niño oye las palabras del adulto y al
intentar reproducirlas las simplifica utilizando dichos procesos. Los niños que tienen un
desarrollo fonológico normal, eliminan paulatinamente estos procesos de forma natural hasta
que finalmente logran las producciones adultas (Stampe cit. por Ingram, 1983).
Tal como se planteó, el estudio del desarrollo fonológico normal, permite al profesional
fonoaudiólogo tener una referencia para detectar las alteraciones en este sistema. Este
conocimiento contribuye en la toma de decisiones con respecto a los contenidos a tratar en los
programas de intervención.
2
Por lo anteriormente planteado, es necesario que se cuente con estudios que permitan
tener mayores referencias de las características del desarrollo fonológico, específicamente en
nuestro medio.
Para determinar si un niño está desarrollando su sistema fonológico normalmente, se
necesita contar con procedimientos de evaluación adecuados. En relación con esto, en el año
1987 fue creado en Chile un instrumento de evaluación de desarrollo fonológico: el test de
evaluación de los procesos de simplificación fonológica, TEPROSIF, que se aplicó
experimentalmente por primera vez el año 1987 (Astorga, Ayala, Campos, Díaz y Luna, 1989).
Este instrumento, que tiene como propósito determinar la cantidad de procesos fonológicos que
el niño presenta, ha sido de gran utilidad para la detección de menores con trastorno fonológico.
En los últimos años se han realizado algunos estudios que confirman la aplicabilidad del test,
así como su validez y confiabilidad, en términos preliminares, dado el número reducido de
grupos a los que se ha aplicado.
Actualmente este test está en proceso de revisión, con el objetivo de mejorar algunas
deficiencias que presenta el original y contribuir de este modo a la construcción de un
instrumento con mejores propiedades estadísticas. El test revisado se ha denominado
TEPROSIF-R.
En el presente trabajo, se aplicó el TEPROSIF y el TEPROSIF-R a una muestra de
niños de 3 y 4 años sin dificultades de lenguaje, con el objetivo de conocer el desarrollo
fonológico normal en estas edades a partir de los P.F.S., determinar si existen diferencias entre
ambos grupos y correlación entre las edades de los niños y el puntaje obtenido con ambas
pruebas.
3
Lo anterior, es necesario para tener una referencia de los parámetros normales de
desempeño fonológico de los menores de nuestro país dependiendo de su edad. De esta forma,
es posible comparar el desempeño de los niños con dificultades fonológicas con normas de
referencia más consistentes, contribuyendo así a mejorar el proceso diagnóstico de estos niños.
4
MARCO TEÓRICO
El desarrollo fonológico es un tema ampliamente estudiado por psicolingüistas,
psicólogos e investigadores interesados en el lenguaje infantil. Así, es posible encontrar en la
literatura distintas teorías sobre la adquisición de la fonología, tales como las planteadas por los
enfoques estructural y la fonología natural (Bosch, 1984).
La mayoría de las teorías explicativas, plantean que el proceso de adquisición
fonológica comienza desde el nacimiento, con la emisión de los primeros sonidos y continúa de
manera progresiva y gradual hasta los 4 años de edad aproximadamente. El desarrollo termina
de completarse a los 6 ó 7 años, cuando el niño domina determinadas sílabas y fonemas
complejos (Monfort y Juárez cit. por Acosta, León y Ramos, 1998).
En general, las teorías se refieren principalmente a la producción fonológica y en menor
grado al proceso evolutivo de percepción. Esto puede deberse al hecho de que el estudio de la
percepción es un proceso mucho más complejo, puesto que no existen eventos observables
como en el caso de la producción, que den cuenta con mayor precisión de cuáles son los
procesos implicados en la percepción, reconocimiento y segmentación que los niños realizan
para procesar el input fonológico. En relación con esto, es necesario conocer con profundidad la
información existente con respecto a las características o capacidades que posee el ser
humano para la percepción de los sonidos del habla, las que le permitirán la posterior
producción del lenguaje.
5
Dentro de los conocimientos que existen al respecto, se encuentran los datos acerca de
la primera diferenciación que los bebés requieren manejar en etapas iniciales, como es el
distinguir entre estímulos lingüísticos y no lingüísticos. Luego es necesario que reconozcan las
distintas estructuras que componen el habla adulta, puesto que estas producciones no se
encuentran segmentadas, sino que se perciben como un flujo continuo sin límites aparentes
entre sus componentes básicos. En este proceso son fundamentales las características
segmentales y suprasegmentales, ya que éstas dan las pistas necesarias para que el niño, con
sus habilidades innatas, sea capaz de captar los segmentos del material verbal que recibe
(Galeote, 2002).
En este mismo sentido, hay estudios que han permitido constatar que los niños, ya
desde edades muy tempranas, tienen la capacidad de detectar diferencias mínimas entre
sonidos del habla (Ingram, 1983). En los primeros 6 meses de vida, el niño es sensible a todos
los contrastes de sonidos existentes, sin embargo, a medida que se expone a una determinada
lengua, esta capacidad se restringe a los sonidos propios de ésta, de manera que entre los 10 y
los 12 meses el niño sólo es sensible a los contrastes propios de su lengua (Werker y Tees cit.
por Kuhl, 2000; Galeote, 2002).
Ahora bien, en relación con la producción de los sonidos del habla, actualmente existe
consenso al diferenciar dos periodos en el desarrollo del lenguaje en el niño: el periodo
prelingüístico y el periodo lingüístico. Sin embargo, dentro del desarrollo fonológico no todos los
autores comparten la idea de continuidad entre éstos. De este modo, es posible encontrar dos
explicaciones del desarrollo de la producción fonológica: la hipótesis de la continuidad, que
señala que los sonidos del balbuceo son precursores de los sonidos que posteriormente
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conformarán las palabras y la de la discontinuidad entre estos dos periodos, que plantea que
existe un quiebre entre el balbuceo y la etapa de las primeras palabras (Clemente, 1995).
A este respecto, ambas ideas podrían verse comprobadas a partir de un mismo hecho;
en la etapa del balbuceo, no se pueden determinar los sonidos propios de una lengua, ya que el
bebé emite una gran gama de sonidos que puede o no ser característica del idioma que está
adquiriendo. Posteriormente, las primeras palabras emitidas por los niños, contienen una
cantidad limitada de los sonidos producidos en la etapa del balbuceo. Esto podría respaldar, en
cierta forma, la hipótesis de la discontinuidad que existe entre los dos periodos de desarrollo
fonológico en el niño, puesto que los sonidos que el menor produce en el periodo prelingüístico,
no son en su totalidad los mismos que emite en el periodo lingüístico (Jakobson cit. por Dale,
1980). Sin embargo, en estudios realizados por Oller sobre el balbuceo, se comprueba que las
preferencias en la producción fonética del niño en esta etapa, anticipan su lenguaje posterior
(Oller cit. por Dale, 1980).
Es necesario mencionar que, si bien existen argumentos a favor y en contra de ambas
posturas, en la actualidad la que presenta mayor aceptación es la hipótesis de la continuidad
(Clemente, 1995; Galeote, 2002).
A continuación se describen en términos generales, las características del desarrollo
fonológico sobre la base de los aspectos expresivos según los dos periodos esenciales del
desarrollo del lenguaje: el período prelingüístico y el lingüístico.
7
I.
Periodo prelingüístico
Existen varios autores que describen los eventos que ocurren en el aspecto fonológico
durante este periodo de desarrollo del lenguaje; uno de ellos es Jakobson, quien señala que en
el periodo del balbuceo las producciones del niño son pasajeras e incluyen una variedad
enorme de sonidos (Jakobson cit. por Acosta y cols., 1998).
De acuerdo a la teoría planteada por Jakobson, la adquisición de los fonemas conlleva
el aprendizaje de contrastes de rasgos más que de sonidos. Existe un orden en la adquisición
de estos rasgos distintivos, siendo unos prerrequisitos de otros. Este enfoque sugiere que el
niño distingue inicialmente entre unos pocos rasgos y, a medida que éstos se van haciendo
contrastivos, puede ir adquiriendo más fonemas e ir ampliando el repertorio. Los tres primeros
contrastes universales que se desarrollan son: oral-nasal (/ b-m /), labial-dental (/ p-t /) y
oclusiva-fricativa (/ p-f /) (Bosch, 1984; Clemente, 1995). Esta teoría vino a cambiar lo que hasta
el momento se sustentaba en cuanto al desarrollo del aspecto fonológico del lenguaje, ya que
se pensaba que a medida que el menor avanzaba en edad, iba adquiriendo nuevos fonemas
hasta lograr aprenderlos todos y completar así el bagaje fonológico adulto. Ésta era una mirada
que no consideraba el sistema fonológico del menor sino que sólo los fonemas que se
adquirían, cada uno de manera independiente (Galeote, 2002).
Otro autor que describe el desarrollo fonológico en el periodo prelingüístico es Stark,
quien presenta una descripción de seis estadios. El primer estadio (0 a 6 semanas) comprende
la emisión de sonidos vegetativos como llantos, quejidos, tos, estornudos, etc.; el segundo
estadio (6 a 16 semanas) corresponde a los sonidos de risas y arrullos que se realizan en
relación con situaciones placenteras; el tercer estadio (16 a 30 semanas) se caracteriza por la
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presencia de juegos vocálicos y ruidos precursores de algunas consonantes; en el cuarto
estadio (6 a 10 meses) los menores comenzarían con la producción del balbuceo reduplicado,
en el cual utilizan la estructura consonante vocal (CV) repetida en sus emisiones; en el quinto
estadio (10 a 14 meses) el niño continúa produciendo el balbuceo, pero ahora sin reduplicar las
estructuras, sino que realiza cadenas más cortas y cambia las consonantes que produce en las
distintas sílabas. En esta etapa es importante mencionar que el balbuceo del menor se suma a
las expresiones gestuales que realiza, por lo que se puede considerar que aquí ya existe
intención comunicativa explícita en las emisiones orales que produce. Finalmente, en el sexto
estadio (más de 14 meses), se produce una transición entre el balbuceo y la palabra, en este
último estadio es posible encontrar entre las producciones del menor sonidos de juego,
protopalabras y jerga (Stark cit. por Clemente, 1995).
Ingram, basándose en lo propuesto por Stampe, plantea que existen cuatro estadios en
el desarrollo fonológico desde el nacimiento hasta alrededor de los 7 años. El primero de ellos
se da en el periodo prelingüístico y corresponde a la etapa del balbuceo y de la percepción.
Éste se mantiene hasta aproximadamente el año de vida, edad a la que el menor comenzaría a
producir las primeras palabras, entrando con esto en el periodo lingüístico. En este primer
estadio propuesto por Ingram, el menor desarrolla su capacidad de discriminación perceptiva, la
cual es de gran importancia para el reconocimiento del input lingüístico que el medio le
proporciona; junto con esto, el menor experimenta con los sonidos que es capaz de producir,
los que inicialmente constituyen en su mayoría sonidos vocálicos y consonánticos velares,
sumándose en meses posteriores consonantes más anteriores. Por último, el menor desarrolla
la habilidad de imitación, logrando a finales de esta etapa, no sólo imitar nuevos sonidos de
forma inmediata, sino que incluso retenerlos para reproducirlos luego de un tiempo (Ingram,
1983).
9
De acuerdo a lo anterior, en el período prelingüístico los niños desarrollan un repertorio
de sonidos muy variado y "ejercitan" esas producciones tanto para el desarrollo productivo
posterior, como para entrenar los procesos perceptivos implicados en el desarrollo fonológico.
II.
Periodo lingüístico.
En este periodo, Jakobson plantea que la cantidad de sonidos del periodo anterior se
reduce en forma drástica y los fonemas deben ser readquiridos como parte del sistema
fonémico del niño, por lo que existiría una discontinuidad entre ambos periodos (Jakobson cit.
por Acosta y cols., 1998).
Este autor indica que al inicio de este periodo se adquieren las primeras cincuenta
palabras, las que tendrían una configuración silábica del tipo consonante-vocal (CV) o de
consonante-vocal-consonante-vocal (CV-CV). Las primeras consonantes de estas cadenas
serían bilabiales (/ b /, / p /, / m /), ya que son las consonantes anteriores las que adquieren
primero los niños, dando paso luego a las posteriores (Clemente, 1995).
Otra aproximación teórica que explica el desarrollo de esta etapa es la de Stampe,
desarrollada posteriormente por Ingram. En ésta se plantea la existencia de procesos
fonológicos de simplificación (P.F.S.), sistema innato con el cual los niños simplifican el habla
adulta. Esto se logra a través de la eliminación o sustitución de sonidos difíciles por otros más
fáciles de producir para el menor, según las posibilidades articulatorias que éste posee (Stampe
cit. por Acosta y cols., 1998; Galeote, 2002).
10
González plantea que el hecho de que los menores requieran simplificar las palabras
que producen tiene tres causas probables. La primera de ellas indica que éstos tienen una
capacidad de memoria limitada, factor que les impediría recordar la palabra adulta completa,
por lo que su reproducción sería parcial. La segunda hipótesis que intenta dar explicación al uso
de los P.F.S., señala que existe una limitación a nivel de la representación de la palabra por
parte del niño, por lo que éste se representa la palabra del adulto de forma simplificada. Por
último, se plantea que los menores poseen limitadas capacidades articulatorias, por lo que no
logran realizar producciones adultas hasta que desarrollan la destreza adecuada en esta
habilidad (González cit. por Acosta y cols., 1998).
Por lo tanto, la adquisición fonológica desde esta perspectiva, implica un proceso no
acumulativo de fonemas como se señalaba antes, sino que decreciente, ya que el desarrollo
fonológico estaría dado por la eliminación gradual de los P.F.S. Lo anterior no excluye que,
junto con la eliminación de estos procesos, el niño consolide paralelamente el sistema de
sonidos de la lengua que está adquiriendo (Galeote, 2002).
Stampe señala tres tipos de mecanismos fonológicos que el niño utiliza para dejar de
realizar procesos fonológicos de simplificación, acercándose de esta manera al modelo adulto;
éstos son: supresión total de un proceso, limitación de procesos y ordenación de procesos
(Acosta y cols., 1998). Estos mecanismos corresponden a procesos cognitivos que posibilitan el
desarrollo del sistema fonológico del niño.
En el periodo lingüístico se encuentra el segundo estadio de desarrollo fonológico
propuesto por Ingram; éste comienza alrededor de los 12 a 18 meses y corresponde a las
primeras cincuenta palabras. El tercer estadio de desarrollo, abarcaría desde los 18 meses
11
hasta los 4 años, éste se denomina estadio de fonología en expansión y es en este estadio en
el que el menor aplica los P.F.S. que determinan las características de las producciones que
realiza. Por último en el cuarto estadio, de culminación del repertorio fonológico, que comprende
desde los 4 hasta los 7 años, el niño debería lograr realizar producciones correctas de palabras
simples e incrementar el uso de palabras más complejas. Por lo tanto, los P.F.S. deberían
desaparecer por completo en esta etapa (Ingram, 1983; Clemente, 1995).
En relación con los procesos fonológicos de simplificación, Ingram identificó tres
grandes tipos que se encuentran en las producciones infantiles. A continuación se define
brevemente a cada uno de ellos:
1. Procesos de estructura silábica. La tendencia general consiste en la reducción de las
sílabas al esquema CV, la reducción del número total de sílabas que componen una palabra y/o
la incorporación de elementos a la palabra, con el fin de facilitar su producción a partir de una
tendencia a producir la sílaba básica CV. Por ejemplo, “busa” por “blusa”, “fante” por “elefante”,
“palátano” por “plátano”.
2. Procesos de asimilación. Ocurren cuando un segmento de la palabra se hace similar
o se ve influido por otro presente en la misma. Ejemplos de esto serían “papato” por “zapato”,
“penneta” por “peineta”, “dueda” por “rueda”.
3. Procesos de sustitución. Se refieren a la sustitución de fonemas o clases enteras de
fonemas por otros no presentes en la palabra. De este modo un niño puede decir “taleco” por
“chaleco”, “jidafa” por “jirafa”, “jubo” por “jugo” (Ingram, 1983; Bosch, 1984; Maggiolo y Pavez,
2000).
12
En relación con lo anterior, en un estudio realizado por González (1987) con niños
españoles, de nivel intelectual normal y sin problemas orgánicos, se concluyó que a los 6 años
los P.F.S. prácticamente han desaparecido. Además, se observó que los procesos que se
encuentran con mayor frecuencia en los sujetos entre 3 y 7 años son los relativos a la estructura
de sílaba en primer lugar y luego los procesos de sustitución y asimilación (González cit. por
Acosta y cols., 1998).
Así también, autores como Serra, Bosch y Melgar de González realizaron estudios para
conocer la evolución fonológica del castellano. Serra (1979) aporta una clasificación de las
categorías de los sonidos de acuerdo al orden de complejidad de éstos. De esta forma, los
fonemas que se dominarían en primer lugar serían los nasales, a continuación los oclusivos,
seguidos por los fricativos y por último, los fonemas más complejos y por ende, de más tardía
aparición, serían los líquidos y particularmente el vibrante múltiple. Por su parte Melgar de
González (1976) y Bosch (2004), obtienen con sus estudios el orden de adquisición de los
fonemas del español. Según éste, entre los fonemas de aparición más temprana se encuentran,
tal como señala Serra, las nasales / m /, / n /, / ñ /; junto con las oclusivas / p /, / t /, / k / las que
a los tres años son producidas correctamente por el 90% de la población estudiada; por su
parte el fonema que es dominado mas tardíamente es /
/, sumado a las combinaciones más
complejas como son los dífonos consonánticos con líquidas (Melgar de González, 1976;
Clemente, 1995; Serra cit. por Acosta y cols., 1998; Bosch, 2004).
Así como es fundamental la realización de estudios que nos permitan conocer la
evolución del sistema fonológico de los niños de nuestra lengua, con el objetivo de tener
referencias sobre el desempeño que se da en cada etapa del desarrollo fonológico, es
igualmente importante conocer y manejar estrategias de evaluación que permitan dar cuenta del
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nivel de este desarrollo en niños de diversas edades, para de esta forma cumplir
adecuadamente con el proceso de evaluación e intervención en los casos que se requiera.
En los últimos años la discusión principal acerca de los contenidos de la evaluación
fonológica se ha centrado en dos aproximaciones: la fonética y la fonológica. La primera,
considera como unidad básica de percepción y producción del habla al fonema, por lo que ha
centrado su análisis en la articulación de los fonemas. En tanto, el enfoque fonológico parte de
la idea que el niño establece su sistema fonológico adquiriendo una serie de reglas para
organizar los fonemas de su idioma, poniendo énfasis en aspectos como los P.F.S. Sin
embargo, lo que resulta más adecuado para la evaluación de este nivel del lenguaje, es integrar
ambos contenidos (Acosta y Moreno, 1999).
Una evaluación del desarrollo fonológico completa, debería incluir los siguientes
aspectos:
-
Repertorio de fonemas (inventario fonémico).
-
Alteraciones que los fonemas experimentan cuando ocurren en contextos fonéticos
diferentes (inventario fonético).
-
Combinaciones de sonidos que pueden ocurrir en el lenguaje y las formas posibles
para sílabas y palabras (limitaciones fonotácticas), según la lengua que se
adquiera.
-
Procesos fonológicos.
-
Nivel en que se encuentran los problemas (perceptivo, organizativo y articulatorio).
-
Consistencia en la producción.
14
Desde esta perspectiva, cada una de las dimensiones señaladas aportaría datos
relevantes acerca del sistema fonológico del niño y las estrategias observadas en su desarrollo
(Fey, Grunwel y Kamhi cit. por Acosta y cols., 1998).
En tanto, la aproximación psicolingüística, plantea la evaluación de los niveles receptivo
y expresivo. Dentro de la evaluación del nivel receptivo, se incluyen reconocimiento auditivo de
palabras y discriminación auditiva de sonidos, pseudopalabras y palabras. En el nivel expresivo
se evalúan motricidad oral, denominación y repetición de sílabas, pseudopalabras, palabras y
frases (Cervera e Ygual, 2003).
Otro aspecto importante de considerar en el análisis del sistema fonológico son las
modalidades de evaluación. Habitualmente se utiliza alguna de estas tres modalidades:
denominación, imitación y muestra de lenguaje espontáneo. Dentro de estas posibilidades,
diversos autores plantean la necesidad de evaluar a partir de una muestra de habla
espontánea, teniendo en cuenta las influencias morfológicas, sintácticas y prosódicas sobre la
producción fonológica. Además de analizar las producciones espontáneas, autores como
Gotzens, agregan la necesidad de incluir producciones provocadas de frases, palabras y
sílabas aisladas que incluyan a los fonemas de mayor dificultad (Gotzens en Puyuelo, 2000).
Sin embargo, el excesivo tiempo requerido y la presencia azarosa de fonemas y procesos
fonológicos dificultan la evaluación por medio del habla espontánea. Es así, como encontramos
que las pruebas formales más utilizadas en el ámbito español ocupan tareas de denominación e
imitación (Acosta y Moreno, 1999).
En esta investigación la modalidad utilizada para evaluar P.F.S. es la imitación diferida.
Este procedimiento implica que entre que el niño oye la palabra estímulo y la produce, media el
15
procesamiento de determinado material verbal. De este modo, en el caso específico del
instrumento utilizado en este trabajo, se le dice al niño una frase que contenga la palabra que
se quiere elicitar, mostrando a la vez el dibujo que la representa, para luego decir una frase
inconclusa que el niño debe completar con la palabra que se analizará.
Esta modalidad, permite que el niño tenga un tiempo suficiente entre audición y
producción de la palabra evaluada, para que se manifieste su sistema fonológico. Además,
posibilita una rápida y eficiente obtención de las palabras que se analizarán si se le compara
con la obtención de muestras de lenguaje espontáneo. No obstante, la imitación diferida puede
afectar de alguna manera las producciones realizadas por los niños, ya que éstas pueden
influirse por las del evaluador. En consecuencia, la producción del niño puede ser mejor de lo
que lograría sin el modelo previo. Dicha modalidad no sólo pone en juego la producción del
niño, sino que también el nivel de atención que éste presenta durante la prueba, ya que debe
estar atento a la frase dada por el evaluador (Ingram, 1983; Maggiolo y Pavez, 2000; Bosch,
2004).
En nuestro país, se han realizado una serie de estudios enfocados principalmente a la
aplicación del test de evaluación de procesos de simplificación fonológica (TEPROSIF). El
primero de ellos, buscaba caracterizar el desarrollo fonológico según la cantidad de P.F.S. en
niños de 2.6 a 3.0 años y 3.0 a 3.6 años de nivel socioeconómico bajo, comparando sus
rendimientos según el grupo de edad al que pertenecían. De esta forma, fue posible determinar
diferencias significativas en el desempeño de los menores según su edad y por lo tanto,
establecer una proyección en cuanto a la cantidad de procesos presentes en las producciones
de los menores según el grupo de edad en el que se encuentren (Astorga y cols., 1989).
16
Además de lo anterior, se han realizado también comparaciones entre los rendimientos
de los menores según su nivel socioeconómico. Específicamente se estudió un grupo de niños
de 3.0 a 3.6 años de edad, de niveles socioeconómicos alto y bajo con desarrollo normal del
lenguaje, con el objetivo de establecer posibles diferencias entre ambos grupos. En este estudio
se demostró que los niños de nivel sociocultural alto presentaban un número significativamente
menor de P.F.S. que los niños de nivel sociocultural bajo, diferencia que se dio tanto en el total
de procesos como en cada subtipo (Kohler, Pesce, Soto y Zapata, 1989).
Por otra parte, se estudiaron los tipos y frecuencia de los procesos que utilizan los niños
con trastorno fonológico en comparación con los que presentan los niños normales. En este
trabajo se estableció que los niños con trastorno específico del lenguaje (T.E.L.) presentan
significativamente más P.F.S. que los niños sin dificultades de lenguaje (Espinoza, Núñez y
Quezada, 1990).
Además de lo anterior, en todos los estudios realizados se concluyó que los procesos
que se presentan con mayor frecuencia en los menores con o sin T.E.L., de cualquiera de los
grupos de edad y nivel socioeconómico estudiados, son los de estructura silábica, seguidos por
los de sustitución y luego los de asimilación.
También se establecieron diferencias en cuanto a la cantidad de P.F.S. utilizados por
niños con deficiencia mental (D.M.), parálisis cerebral (P.C.) y fisura labiopalatina con respecto
a niños normales.
En los estudios referidos a los niños con D.M., se comparó la cantidad de P.F.S.
producidos por niños con D.M. leve y moderada de nivel socioeconómico bajo con la cantidad
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de P.F.S. producidos por niños normales. Para llevar a cabo dicha comparación ambos grupos
fueron homologados por el promedio de longitud del enunciado (P.L.E.), cuyos rangos
analizados eran: 1.2 a 1.8, 1.9 a 2.2, 2.3 a 2.8 y 3.2 a 3.5. Los resultados encontrados revelan
que sólo existían diferencias significativas en cuanto a la cantidad de P.F.S. producidos por los
niños que se encontraban en el rango de P.L.E. 2.3 a 2.8, en los cuales los niños con D.M.
presentaron una menor cantidad de procesos que los niños normales, lo que se podría deber al
mayor conocimiento de mundo debido a que su edad cronológica es mayor. En cuanto a la
distribución por tipo de proceso, se determinó que los niños con D.M. leve y moderada
producen una mayor cantidad de P.F.S. de estructura silábica, seguidos por los de sustitución y
por último los de asimilación (Arévalo, Olivares y Ramírez, 1991).
Las investigaciones en niños con P.C., que presentaban disartria leve y deficiencia
mental leve o moderada, determinaron que estos niños producen la misma cantidad de P.F.S.
que los niños normales con el mismo P.L.E. Sin embargo, existe una diferencia significativa en
cuanto a la edad cronológica de ambos grupos comparados, siendo mayores los niños con P.C.
En relación a la distribución por tipo de P.F.S., estos niños producen con mayor frecuencia
P.F.S. de estructura silábica, luego de sustitución y finalmente de asimilación, resultados
encontrados también en niños normales (Fuentes, Godoy, Riesco, Torres y Vargas, 1995).
Los resultados obtenidos en un estudio realizado en niños con fisura labiopalatina
unilateral y bilateral, que se encontraban dentro de un rango de edad entre 3.0 y 4.11 años,
mostraron que estos niños producen una cantidad de P.F.S. significativamente mayor a la
esperada para su edad. En cuanto a la distribución de los tipos de P.F.S., se observó que sólo
el grupo de niños con fisura unilateral de 3.0 a 3.11 años se comportó de forma similar a los
niños sin fisura, presentando mayor cantidad de P.F.S. de estructura silábica, seguidos por los
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de sustitución y por último los de asimilación. En cambio en los niños con fisura bilateral de 3.0
a 3.11 años y ambos grupos de 4.0 a 4.11 años, los procesos se distribuyeron de manera
similar entre ellos, pero distinta de los niños sin fisura, produciendo más P.F.S. de sustitución,
luego de estructura silábica y por último de asimilación (Fernández, Hoare, Osses, Pimentel y
Sárate, 2000).
De este modo, a partir de la evaluación con el TEPROSIF, es posible conocer el
desempeño fonológico de los niños mediante la determinación de la cantidad de P.F.S.
presentes en sus producciones, tanto de aquellos que están cursando un desarrollo de lenguaje
normal, como de los que se desvían de lo esperado para su edad o presentan algún tipo de
trastorno.
En esta investigación, se obtuvo la cantidad y tipo de P.F.S. en un grupo de niños
normales de 3 y 4 años, mediante la aplicación del TEPROSIF y TEPROSIF-R. La información
obtenida, contribuye al conocimiento del desarrollo del sistema fonológico, desde la perspectiva
de estos procesos.
El estudio de la fonología en niños normales, permite conocer las características que se
observan en este aspecto a lo largo de su evolución. Además, entrega información respecto de
los mecanismos utilizados por los niños para acceder a las producciones adultas (procesos
fonológicos de simplificación).
Del mismo modo, es necesario conocer no sólo el desempeño de niños normales en
cuanto al aspecto fonológico, sino que también es fundamental saber sobre lo que ocurre en el
19
desarrollo de niños que presentan dificultades lenguaje, tanto específicas como asociadas a
otros cuadros.
En la medida en que se tiene un conocimiento acabado de lo que sucede en el
desarrollo de este nivel del lenguaje en los niños normales, es posible realizar un proceso de
evaluación y de intervención más eficaz y eficiente para superar las deficiencias fonológicas de
los niños.
Lo anterior es de gran importancia para el profesional fonoaudiólogo, ya que la
evaluación del desempeño fonológico es una tarea muy recurrente en la clínica, esto debido a
que las dificultades fonológicas son un síntoma frecuente en los niños con trastornos del
lenguaje.
20
Hipótesis
Los niños de 3 años realizan más procesos fonológicos de simplificación que los niños
de 4 años.
Tipo de diseño
Esta investigación es de diseño analítico transversal.
21
OBJETIVOS
Según lo planteado en el marco teórico, los objetivos de esta investigación son los
siguientes:
Objetivo general
Conocer los procesos fonológicos de simplificación (P.F.S.) que producen los niños
entre 3 y 4 años de edad sin dificultades de lenguaje.
Objetivos específicos
1. Determinar los P.F.S. que producen los niños de 3 años sin dificultades de lenguaje.
2. Determinar los P.F.S. que producen los niños de 4 años sin dificultades de lenguaje.
3. Establecer la existencia de diferencias entre los P.F.S. que producen los niños de 3 años y
los niños de 4 años.
4. Determinar si existe correlación entre los P.F.S. y la edad de los niños del grupo estudiado
en el TEPROSIF-R y el TEPROSIF.
22
MATERIAL Y MÉTODO
1. Sujetos
Los sujetos que participaron en la investigación fueron 60 niños de ambos sexos, de la
Región Metropolitana, cuyas edades se encontraban dentro de los 3 años 0 meses 0 días y los
4 años 11 meses 29 días. Los sujetos provenían de jardines infantiles de las comunas de
Independencia, La Pintana, Ñuñoa, Providencia y Puente Alto1.
La muestra fue estratificada y aleatoria por etapas. La primera etapa fue la de selección
de los jardines infantiles (muestra por conveniencia) y la segunda etapa fue la de selección de
los niños en cada jardín. Se establecieron 2 grupos, cada uno de 30 niños: uno constituido por
los niños de 3 años y un grupo de niños de 4 años. En cada rango de edad se contempló un
número equivalente de niños y niñas. Además, en cada grupo se incluyó a 10 niños de nivel
socioeconómico bajo, 10 de nivel medio y 10 de nivel alto, con el propósito de homogeneizar
este aspecto en la muestra en estudio. El nivel socioeconómico se determinó a través de una
pauta específica (ver anexo 1), la cual sintetizaba los criterios establecidos por la Encuesta de
Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN) del MIDEPLAN.
Todos los niños de la muestra debían cumplir con la característica de tener desarrollo
normal del lenguaje. Lo anterior se determinó a partir de la información otorgada por las
parvularias de los jardines infantiles, mediante la revisión de la ficha escolar de cada niño. Con
1
Para realizar la evaluación de los niños en el jardín de la comuna de Independencia, se debió contar con
el consentimiento informado de los padres de los niños.
23
este procedimiento se verificó que los niños no asistieran a escuela de lenguaje ni a tratamiento
fonoaudiológico por problemas de lenguaje o comunicación.
2. Instrumentos y materiales
Se utilizaron tres tipos de instrumentos, unos destinados a la selección de los niños,
otro a la recolección de datos y otros para la evaluación de la variable en estudio.
2.1 Instrumentos de selección de sujetos
¾ Pauta con criterios para caracterizar niveles socioeconómicos: para la determinación del
nivel socioeconómico se consideraron tres criterios: el ingreso familiar, la escolaridad y la
ocupación de los padres, debiendo cumplirse dos de ellos para ser clasificados dentro de un
nivel socioeconómico (ver anexo 1).
¾ Informe de ficha escolar e información aportada por la parvularia: entrega datos acerca
del proceso escolar del niño y sobre la no asistencia a escuela de lenguaje o a tratamiento
fonoaudiológico.
2.2 Instrumento de recolección de datos personales
¾ Ficha de antecedentes personales y familiares del niño: con la cual se recolectaron los
siguientes antecedentes: nombre, fecha de nacimiento, edad, sexo, ingreso familiar, nivel
educacional y ocupación de los padres, comuna de residencia y establecimiento educacional
(ver anexo 2).
24
2.3 Instrumentos de evaluación
¾ TEPROSIF: Instrumento que consta de 36 ítemes de una palabra cada uno, las que
posibilitan la producción de P.F.S. en los niños. Posee un set de 36 láminas en blanco y negro.
El tipo de respuesta que da el niño es a través de la imitación diferida, la que permite que el
niño tenga un tiempo entre la audición y la producción de la palabra evaluada, durante el cual
media un determinado material verbal. El test también contiene un protocolo de registro con los
antecedentes personales del niño y con las 36 palabras-estímulo y columnas donde se registran
los P.F.S. que el niño realiza. Incluye puntajes de referencia para niños chilenos en los rangos
de edad en los que se ha aplicado (Maggiolo y Pavez, 2000).
¾ TEPROSIF-R: Esta prueba corresponde al TEPROSIF revisado. Las modificaciones que
se consideraron para la revisión de la prueba se orientan básicamente a:
•
Reemplazar algunos ítemes por otros. Particularmente aquellos que, de acuerdo a las
aplicaciones previas, elicitan fenómenos propios del español de Chile (Ej.: “fóhforo” por
fósforo, “aúja” por aguja, “juego” por fuego) los que no pueden considerarse como
procesos fonológicos de simplificación.
•
Unificar el estilo del estímulo visual (láminas). Al respecto se rehicieron los estímulos
visuales de todo el test en un mismo estilo de dibujo.
•
Homogeneizar el estímulo verbal. Se homologó la estructura de las frases que el niño
debe completar con la palabra estímulo (Pavez, Maggiolo y Coloma, 2004 en
elaboración).
En el anexo 3 se encuentran los protocolos de respuesta para ambas pruebas.
25
3. Procedimientos
3.1 Revisión bibliográfica del tema para elaborar el marco teórico
Se recopilaron y revisaron contenidos relativos al desarrollo fonológico en niños tanto
del idioma inglés, como del español. Estos últimos corresponden a trabajos realizados en
España y en Chile.
3.2 Conocimiento y pilotaje de las pruebas
Antes de llevar a cabo la aplicación de las pruebas de evaluación (TEPROSIF y
TEPROSIF-R), fue necesario familiarizarse con ellas, así como también homogeneizar criterios
de análisis y registro. Esta etapa se cumplió a partir de un pilotaje. Este proceso consistió en
aplicar los instrumentos de evaluación a un grupo de 6 niños de edades comprendidas en el
rango seleccionado para el estudio. Una vez aplicados se consensuaron los criterios de análisis
para evitar sesgos de interpretación.
3.3 Procedimientos de selección de la muestra
Previo a la selección de los sujetos para la investigación, se establecieron los criterios
para controlar las variables de edad y normalidad en el desarrollo del lenguaje.
En lo que respecta a la edad de los sujetos, se determinó un rango entre 3 años 0
meses 0 días y 4 años 11 meses y 29 días.
26
Tal como se mencionó anteriormente, la normalidad del lenguaje de estos niños, se
determinó basándose en dos criterios operacionales para efectos de este trabajo: no debían
asistir a escuela de lenguaje ni a tratamiento fonoaudiológico por dificultades del lenguaje o
comunicación.
3.4 Aplicación de las pruebas de evaluación
Las pruebas de evaluación TEPROSIF y TEPROSIF-R fueron aplicadas a todos los
niños de manera individual, por cada una de las examinadoras. Las evaluaciones fueron
realizadas en los respectivos establecimientos educacionales a los cuales asistían los menores,
con excepción de las evaluaciones a los niños que pertenecían al Jardín infantil del Hospital
Clínico de la Universidad de Chile, las que se realizaron en dependencias de la Escuela de
Fonoaudiología de la Universidad de Chile. A cada niño se le aplicó en primer término el
TEPROSIF (en su versión original), y luego aproximadamente después de 7 días o más, se
aplicó el TEPROSIF-R.
Las respuestas obtenidas por los niños fueron transcritas en forma inmediata en la hoja
de registro, para ser posteriormente revisadas y analizadas basándose en los criterios
establecidos en las pruebas.
Cabe señalar que la decisión de evaluar a los niños con ambas pruebas se debió
fundamentalmente a que el test original está en estos momentos en proceso de revisión, en el
marco de un proyecto de investigación en la Escuela de Fonoaudiología realizado por Pavez,
Maggiolo y Coloma y era necesario evaluar niños de diferentes rangos de edad para su primera
aplicación revisada.
27
RESULTADOS Y ANÁLISIS
Los datos se procesaron a partir de planillas Excel en el programa estadístico SPSS. En
estas planillas se registró: nº de caso, edad y los resultados en cuanto a tipo y número de
procesos fonológicos de simplificación (P.F.S.) producidos por los niños en el TEPROSIF-R y
TEPROSIF.
Los resultados de este trabajo se presentan de acuerdo al siguiente orden:
•
Comparación de P.F.S. obtenidos con el TEPROSIF-R y TEPROSIF entre niños de 3 y 4
años.
•
Distribución porcentual de los diferentes tipos de P.F.S. en cada grupo de niños según las
pruebas aplicadas.
•
Comparación de los diferentes tipos de P.F.S. entre niños de 3 y 4 años evaluados con
ambas pruebas.
•
Correlación entre ambos grupos de edad y los P.F.S., evaluados con el TEPROSIF-R y
TEPROSIF.
Los resultados que requirieron de análisis comparativo y de correlación se analizaron
con la U de Mann Whitney y el estadígrafo Rho de Spearman respectivamente (con α = 0.05).
Todos los análisis se presentan en las tablas correspondientes.
28
A continuación se presentan las tablas que muestran las comparaciones de los
procesos fonológicos de simplificación (P.F.S.) en ambos grupos de edad obtenidos con ambas
pruebas.
Tabla I: Comparación del total y tipo de P.F.S. obtenidos con el TEPROSIF-R, entre
niños de 3 y 4 años de edad, de jardines infantiles, Santiago, 2004.
TEPROSIF-R
3 años
4 años
P.F.S.
P75
mediana
P25
mediana
P25
Total P.F.S.
25
35.5
10.75
8
18.25
Estructura silábica
12.5
20
5
4
8.25
Sustitución
6
10.25
2
3
6
Asimilación
4
7.25
2
2
4
P75
4.75
2
1
1
p value
0.000
0.000
0.012
0.003
Esta tabla muestra que los niños de 3 años presentan en el TEPROSIF-R un total de
procesos fonológicos de simplificación mayor que los niños de 4 años. Esta diferencia es
significativa y también se presenta en cada tipo de proceso.
29
Tabla II: Comparación del total y tipo de P.F.S. obtenidos con el TEPROSIF, entre niños
de 3 y 4 años de edad, de jardines infantiles, Santiago, 2004.
TEPROSIF
P.F.S.
mediana
Total P.F.S.
23
Estructura silábica
12.5
Sustitución
6
Asimilación
3.5
3 años
P25
32.25
16.5
10
6.5
P75
13
8
3
1.75
mediana
9
5
3
1
4 años
P25
19
10
7
2.25
P75
6.7
3
1.75
1
p value
0.000
0.000
0.038
0.001
Esta tabla muestra que los niños de 3 años presentan en el TEPROSIF un total de
procesos fonológicos de simplificación mayor que los niños de 4 años. Esta diferencia es
significativa y también se presenta en todos los tipos de procesos.
30
En seguida se presentan los gráficos que representan la distribución porcentual de los
P.F.S. obtenidos con ambas pruebas para ambos grupos de niños (los datos a partir de los
cuales se obtuvieron estas distribuciones se encuentran en el anexo 4).
Gráfico 1: Distribución porcentual de P.F.S. obtenidos con el TEPROSIF-R en niños de
3 años.
20%
53%
27%
Est.Sil.
Sustitución
Asimilación
Según el gráfico los niños de 3 años evaluados con el TEPROSIF-R realizan una mayor
cantidad de procesos fonológicos de simplificación de estructura silábica (53%), luego de
sustitución (27%) y por último de asimilación (20%).
31
Gráfico 2: Distribución porcentual de P.F.S. obtenidos con el TEPROSIF-R en niños de
4 años.
20%
49%
31%
Est.Sil.
Sustitución
Asimilación
En el gráfico se observa que en los niños de 4 años evaluados con el TEPROSIF-R el
mayor porcentaje corresponde a procesos de estructura silábica (49%), seguido por los de
sustitución (31%) y el menor porcentaje corresponde a los P.F.S. de asimilación (20%).
32
Gráfico 3: Distribución porcentual de P.F.S. obtenidos con el TEPROSIF en niños de 3
años.
18%
55%
27%
Est.Sil.
Sustitución
Asimilación
En este gráfico se observa que los niños de 3 años evaluados con el TEPROSIF
presentan un mayor porcentaje de procesos fonológicos de simplificación de estructura silábica
(55%), seguido por los de sustitución (27%), y los P.F.S. menos frecuentes en estos niños son
los de asimilación (18%).
33
Gráfico 4: Distribución porcentual de P.F.S. obtenidos con el TEPROSIF en niños de 4
años.
14%
52%
34%
Estructura silábica
Sustitución
Asimilación
Se puede apreciar en el gráfico que los niños de 4 años evaluados con el TEPROSIF
producen una mayor proporción de procesos fonológicos de simplificación de estructura de
sílaba (52%), seguidos por los procesos de sustitución (34%) y luego de asimilación (14%).
34
El gráfico que se presenta a continuación ilustra en su conjunto la distribución
porcentual de los P.F.S. en los grupos de niños al ser evaluados con ambas pruebas.
Gráfico 5: Comparación de la distribución porcentual de P.F.S. entre los niños de 3 y 4
años evaluados con TEPROSIF y TEPROSIF-R.
100%
80%
60%
40%
20%
0%
3 AÑOS
4 AÑOS
TEPROSIF
Estructura silábica
3 AÑOS
4 AÑOS
TEPROSIF-R
Sustitución
Asimilación
Este gráfico muestra que la distribución porcentual de los distintos tipos de procesos
fonológicos de simplificación es similar en los distintos grupos de niños evaluados y en ambos
test.
35
Otro análisis realizado en el presente trabajo se relaciona con determinar si el desarrollo
fonológico evaluado, basándose en los P.F.S., se evidencia al correlacionar la edad de los niños
con los resultados en las pruebas. Con este fin se aplicó la prueba de correlación de Spearman,
considerando ambos rangos de edad conjuntamente. En las siguientes tablas se presentan los
análisis de correlación.
Tabla III: Correlación entre edad y procesos fonológicos de simplificación evaluados con
el TEPROSIF-R en niños de 3 y 4 años.
Ptje. total v/s edad
Estructura silábica
Sustitución
Asimilación
r
-0.59
-0.59
-0.42
-0.48
p value
0.000
0.000
0.001
0.000
Esta tabla muestra que existe una correlación significativa entre las edades y el total de
procesos fonológicos de simplificación y también entre las edades y cada tipo de proceso
evaluados con el TEPROSIF-R. El valor negativo de r significa que a mayor edad disminuye el
número de procesos total y de cada tipo, lo que daría cuenta del desarrollo fonológico
(considerando los P.F.S.) en los grupos estudiados.
36
Tabla IV: Correlación entre edad y procesos fonológicos de simplificación evaluados
con el TEPROSIF en niños de 3 y 4 años.
Ptje. total v/s edad
Estructura silábica
Sustitución
Asimilación
r
-0.58
-0.63
-0.38
-0.48
p value
0.000
0.000
0.002
0.000
Esta tabla muestra que existe una correlación significativa entre las edades y el total de
procesos fonológicos de simplificación y también entre las edades y cada tipo de proceso
evaluados con el TEPROSIF. El valor negativo de r significa que a mayor edad disminuye el
número de procesos total y de cada tipo.
En síntesis, se puede apreciar que los niños de 3 años producen mayor cantidad de
P.F.S. que los niños de 4 años. La distribución de los tipos de P.F.S. es homogénea entre
ambos grupos de edad, obteniéndose más de estructura silábica, seguidos por los de
sustitución y por último los de asimilación. En cuanto a la correlación entre edad y puntaje
obtenido con ambas pruebas esta resulta significativa.
37
DISCUSIÓN
Los resultados de esta investigación permiten establecer que existe desarrollo
fonológico entre los tres y cuatro años de edad. Lo anterior se comprueba puesto que, al
comparar los rendimientos de ambos grupos de niños, se encontraron diferencias significativas
en su desempeño. De este modo, los menores de 3 años evidencian una mayor cantidad de
procesos de simplificación que los niños de 4. Esto es concordante con lo que se describe en la
bibliografía expuesta en el marco teórico, donde se plantea que a medida que los menores
avanzan en edad, disminuye la cantidad de procesos que se encuentran es sus producciones.
Esta idea se ratifica en el estudio realizado por Bosch con niños de habla castellana de
la ciudad de Barcelona, quien con sus resultados presenta un perfil normativo para niños de 3,
4, 5 y 6 años, en un esquema evolutivo que demuestra la gradual desaparición de los procesos.
Este perfil se basa en el porcentaje de sujetos que utilizan los P.F.S. en cada rango de edad
(Bosch, 2004). Así también, en un estudio hecho en Granada, con una población de 416 sujetos
hispanohablantes de edades entre 2.6 y 6.6 años, se encontró que los procesos fonológicos de
simplificación (sin considerar los debidos al dialecto andaluz), disminuyen a medida que
aumenta la edad (Carballo, Marrero y Mendoza, 2000). Esta desaparición progresiva de los
P.F.S., concuerda también con los resultados de la presente investigación.
Lo anteriormente planteado también se corrobora con los resultados obtenidos en
trabajos previos realizados en Chile. Así, en 1989 se estudió un grupo de niños entre 2.6 y 3.6
años de nivel socioeconómico bajo. Los resultados evidenciaron diferencias significativas en la
38
cantidad de procesos que presentaron los menores según su edad, encontrándose en los niños
mayores menos procesos que en los más pequeños (Astorga y cols.,1989).
La disminución de la cantidad de procesos en las producciones de los menores al
tiempo que ellos alcanzan mayor edad, se explica porque los P.F.S. son mecanismos que el
niño utiliza para acercarse a las producciones adultas. En la medida que las capacidades
perceptivas, de memoria, representación y articulación se desarrollan, los niños pueden
producir las palabras como los adultos, en función de la disminución de los procesos (González
cit. por Acosta y cols., 1998).
De esta forma, en la medida que los niños van desarrollando las habilidades necesarias
para la correcta producción de las palabras, es decir, para lograr el modelo adulto, los P.F.S. ya
no serán necesarios por lo que desaparecerán paulatinamente, lo que se da de forma natural
cuando el desarrollo no presenta dificultades (Acosta y cols., 1998).
Ahora bien, los resultados obtenidos en esta investigación al realizar un análisis por tipo
de P.F.S. en ambos grupos de edad, muestran que los procesos producidos con mayor
frecuencia son los relativos a la estructura silábica, conformando éstos el 51.64% de los
procesos que realizan los menores. En segundo lugar aparecen los procesos de sustitución
(28.25%), seguidos por los de asimilación (20.11%).
Estos resultados concuerdan con los datos obtenidos en aplicaciones anteriores del
TEPROSIF con respecto a la frecuencia de aparición de los procesos según tipo. Así, en la
aplicación de este test en niños con desarrollo normal del lenguaje entre 2.6 y 3.6 años, de nivel
sociocultural bajo y en niños de 3.0 a 3.6 años de nivel sociocultural alto, se encontró la misma
39
distribución por tipo de proceso de simplificación. La diferencia entre ambos grupos radicaba
sólo en la cantidad de P.F.S. producidos, la cual era más en los niños de nivel sociocultural bajo
(Astorga y cols., 1989; Kohler y cols., 1989).
En un estudio realizado en Granada por Carballo y cols., se concluyó que los procesos
más frecuentes, sin considerar los debidos al dialecto andaluz, son los de estructura silábica.
Estos datos concuerdan con los obtenidos en el presente estudio y con los reportes de Bosch
(1983) y González (1989). En cuanto a los otros tipos de procesos, los resultados difieren, pues
se encontró que los menores de todas las edades realizaban más procesos de asimilación que
de sustitución. Las razones que pueden explicar estas diferencias, según se plantea en el
estudio, se deben buscar en los sistemas específicos de sonidos de cada lengua y en las
influencias de las variaciones dialectales. También se menciona la importancia de considerar
las características fonológicas del habla adulta de la comunidad a la que pertenecen los niños
(González cit. por Acosta, 1998; Carballo y cols., 2000; Bosch, 2004). Esta explicación puede
aplicarse también a las diferencias que existen con los resultados de este trabajo, ya que
existen variantes alofónicas según el país de origen de los grupos de niños estudiados.
Analizando los resultados obtenidos en el presente trabajo en cuanto a la frecuencia de
procesos según tipo, cabe el cuestionamiento acerca de si el hecho de que aparezca un tipo de
proceso de simplificación más que otro (estructura silábica más que sustitución y asimilación)
estaría en alguna medida influenciado por las características de los ítemes presentes en el
TEPROSIF-R, pudiendo éste contener una mayor cantidad de palabras que eliciten la
producción de procesos de estructura silábica y en menor proporción palabras elicitadoras de
procesos de asimilación y sustitución. Esta situación podría aclararse, en parte, al evaluar a los
menores con algún otro instrumento, con estímulos diferentes a los que se presentan en el
40
TEPROSIF-R. Sin embargo, la mayoría de los resultados obtenidos en otros países de habla
hispana e incluso en países de habla inglesa avalan esta tendencia, por lo que más que el
resultado de un sesgo, ésta debe ser una característica universal del desarrollo fonológico
infantil (Dale, 1980; Ingram, 1983).
El hecho de que en las producciones de los niños se encuentren más P.F.S. de
estructura silábica, se podría explicar considerando que la sílaba está determinada en gran
medida por las reglas combinatorias posibles en la lengua que se adquiere. De este modo, los
segmentos fonéticos del habla están organizados en secuencias silábicas y esta estructura
influye de manera importante en las producciones infantiles (Acosta y cols., 1998).
Se sabe que la cadena silábica más frecuente en el castellano es la formada por una
consonante y una vocal (CV), considerada como la sílaba básica, por lo que los niños tienden a
realizar esta sílaba en sus expresiones. Los P.F.S. por lo tanto, actuarán de manera que el niño
mantenga esta combinación silábica y reduzca aquellas sílabas más complejas a esta
estructura básica. Por ejemplo, cuando en una palabra se presentan consonantes en posición
trabante (balde) o existen dífonos consonánticos o vocálicos (brazo, suelo) que son más
difíciles de producir para el niño, éste tiende a reducir las sílabas a la estructura consonantevocal (CV) (bade, bazo, selo) (Clemente, 1995; Blecua y Alcina cit. por Bosch, 2004).
Desde otro punto de vista, los niños aplican las estrategias de simplificación en las
palabras polisilábicas y tienden a reducir el número de sílabas que contienen. Esto se debería a
que su capacidad de memoria no es suficiente, lo cual no les permite recordar la palabra
completa por lo que su producción sería parcial. Además de lo anterior, en palabras con un
mayor número de sílabas, existe una mayor probabilidad de que aparezcan estructuras
41
silábicas complejas, por lo tanto, habría dos factores que influyen en la simplificación de estas
palabras: su longitud y la complejidad silábica (Acosta y cols., 1998).
Al observar la cantidad de P.F.S. producidos por los niños evaluados en cada uno de
los distintos ítemes del TEPROSIF-R, se aprecia que existen algunos que elicitan una mayor
cantidad de procesos que otros. En esta investigación se detectaron como estímulos más
productivos del test en los niños de 3 años los siguientes: refrigerador, helicóptero, alfombra y
dinosaurio. En los niños de 4 años los ítemes más productivos fueron los mismos que en los
niños de 3 años, a excepción de dinosaurio, palabra en que este grupo de niños no presenta
una gran cantidad de procesos.
Los estímulos mencionados anteriormente, a excepción de dinosaurio que no forma
parte de las palabras incluidas en el TEPROSIF, fueron también los más productivos en una
aplicación de la versión original del test. Esto puede explicarse por las características que éstas
presentan: larga metría y/o mayor complejidad de la estructura de la sílaba lo que, como se
mencionó anteriormente, influye en la producción de los niños (Kohler y cols., 1989; Acosta y
cols., 1998).
Desde la perspectiva de la proporción de niños que presenta P.F.S., en este estudio fue
posible establecer que aproximadamente el 90% de los niños de 3 años producen todos los
tipos de P.F.S. El 10% restante produce procesos de estructura silábica y sustitución o
estructura silábica y asimilación.
Del total de niños de 4 años, aproximadamente el 70% de ellos realiza todos los tipos
de P.F.S. y el 23% produce sólo dos tipos de procesos, de estructura silábica y sustitución o de
42
estructura silábica y asimilación. El resto se divide en forma homogénea entre el porcentaje que
no realiza ningún P.F.S. y el que sólo presenta del tipo asimilación.
De acuerdo a lo expuesto anteriormente, se concluye que todos los niños de ambos
grupos de edad producen siempre el P.F.S. de estructura silábica, a excepción de dos niños del
rango de 4 años, de los cuales uno presenta un proceso de asimilación y el otro no presenta
procesos de simplificación.
Aún cuando en los resultados de este trabajo no se realizó un análisis de los subtipos
de procesos presentados por el grupo estudiado, es interesante comentar cuáles de ellos son
más frecuentes, particularmente en lo referente al tipo de estructura silábica, por ser el más
representativo de las producciones fonológicas de estos niños.
Al respecto, los subprocesos observados con mayor frecuencia son los de omisión de
sílaba pretónica, omisión de consonante trabante y simplificación de grupo consonántico. Lo
anterior se refiere tanto a la cantidad de niños que los producen, como a la frecuencia con que
se presentan los subtipos aludidos. Esto concuerda con los resultados obtenidos por Kholer y
cols., quienes describen como procesos de uso más común los mismos encontrados en este
estudio. Por su parte Bosch encontró que la mayoría de los niños producen subprocesos de
omisión de consonante trabante, simplificación del grupo consonántico y reducción del diptongo.
Sin embargo, el subproceso de omisión de sílaba pretónica no estaba dentro de los más usados
por los niños de la muestra de esta autora, resultado que difiere con lo observado en este
trabajo (Kholer y cols., 1989; Bosch, 2004). Lo anterior podría deberse tanto a la clasificación de
los P.F.S. que ella utiliza como a los estímulos usados en el test de evaluación.
43
Los niños con desarrollo fonológico normal van eliminando progresivamente los P.F.S.
Este proceso no se observa en los niños con dificultades fonológicas, en quienes los procesos
permanecen por más tiempo, interfiriendo en la organización de su sistema fonológico (Acosta,
2000). En relación con esto, se han realizado estudios en nuestro país en menores que
presentan dificultades en el lenguaje, con el objetivo de conocer el desarrollo del aspecto
fonológico cuando no se da normalmente y para comparar su desempeño con el de niños
normales. Entre estos estudios se encuentran los realizados con niños que presentaban:
trastorno específico de lenguaje, deficiencia mental, parálisis cerebral y fisura labiopalatina. En
la mayoría de estas investigaciones se concluyó que los niños con las dificultades mencionadas
presentaban más P.F.S. que los niños normales, a excepción de uno de los cuatro grupos de
niños con deficiencia mental que conformaban la muestra en estudio. Además, se observó que
la distribución por tipo de proceso es la misma que se da en niños con desarrollo normal, a
excepción de la mayoría de los niños con fisura, en los que los procesos de sustitución
aparecían con más frecuencia que los de estructura silábica (Espinoza y cols., 1990; Arévalo y
cols., 1991; Fuentes y cols., 1995; Fernández y cols., 2000).
Sin duda que la evaluación del desarrollo fonológico en los niños, ya sea con
dificultades o normales, es un elemento fundamental en el quehacer del fonoaudiólogo. Sin
embargo, no sólo es importante evaluarlo desde la perspectiva de los P.F.S., sino que también
es necesario conocer los demás aspectos involucrados en el desarrollo fonológico y del habla
de los niños. Esto debido a que ellos pueden presentar, además de las dificultades fonológicas,
problemas fonéticos, por lo que es de gran utilidad realizar una evaluación en ambos niveles
(Acosta y cols., 1998).
44
De acuerdo a lo mencionado, es evidente que el fonoaudiólogo requiere de un
conocimiento acabado acerca de las características del desarrollo fonológico en los niños para
que sus estrategias terapéuticas ayuden a éstos a eliminar los procesos fonológicos de acuerdo
a la secuencia evolutiva normal.
En este sentido y para terminar, el uso del TEPROSIF-R en el proceso de evaluación
resulta útil y aplicable, ya que permite conocer el número total y por tipos de procesos
fonológicos de simplificación presentes en las producciones de los niños. Además, a partir de
los datos que arroja es posible realizar un análisis cualitativo, determinando, por ejemplo, qué
subtipo de procesos realiza el niño con mayor frecuencia, a qué clase de fonemas afecta, en
qué posición de la palabra presentan mayores dificultades, etc.
Desde la perspectiva clínica, toda esta información contribuye de modo fundamental en
un buen proceso de evaluación y de intervención en el ámbito de los trastornos fonológicos en
los niños.
45
CONCLUSIONES
De acuerdo a los objetivos planteados y a los resultados obtenidos en esta
investigación, las conclusiones son las siguientes:
Al establecer la cantidad de procesos fonológicos de simplificación (P.F.S.) más
frecuentes en los niños de 3 y 4 años de edad, se concluyó que los niños de 4 años presentan
significativamente menos P.F.S. que los de 3 años, diferencia que se aprecia en todos los tipos
de P.F.S. Por otra parte, se observó que ambos grupos de niños presentan en sus
producciones los tres tipos de P.F.S. (estructura silábica, sustitución y asimilación), a excepción
de dos menores de 4 años, de los cuales uno realiza un proceso de asimilación y el otro no
presenta ningún proceso de simplificación. Los P.F.S. se distribuyen de manera similar en
ambos grupos de niños, encontrándose como procesos más frecuentes los de estructura
silábica, seguidos por los de sustitución y por último los de asimilación.
El análisis muestra que existe correlación entre la cantidad de P.F.S. y la edad de los
niños evaluados con ambos instrumentos (TEPROSIF-R y TEPROSIF), es decir, a medida que
aumenta la edad de los niños, disminuye la cantidad total de P.F.S. Esta correlación ocurre
también con cada tipo de P.F.S.
Por lo dicho anteriormente y con relación a la hipótesis planteada, se puede concluir
que los niños de 3 años presentan una mayor cantidad de P.F.S. que los de 4 años. En ambos
grupos se da una distribución similar según tipo de procesos.
46
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evaluar
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entre
2.6
Escuela
a
3.6
años
de
edad
de Fonoaudiología, Santiago.
(TEPROSIF),
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47
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fisura
labiopalatina
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50
ANEXOS
Anexo 1
Criterios para caracterizar niveles socioeconómicos
MEDIO ALTO
REMUNERACIÓN
EDUCACIÓN
OCUPACIÓN
Entre 1.800.000 y
670.000
Estudios universitarios
completos en carreras
tradicionales: Ingeniería,
Leyes, Medicina, etc.
Empresarios, industriales,
gerentes, comerciantes,
empleados de categoría,
grandes agricultores.
Estudios universitarios de
carreras no tradicionales
completos. Estudios
universitarios completos.
Estudios técnicos de nivel
superior.
Medianos y pequeños
industriales, técnicos de nivel
superior, contadores,
profesores, empleados públicos
y privados, administrativos.
Obreros especializados,
pequeños comerciantes,
medianos y pequeños
agricultores.
MEDIO
Entre 245.000 y
669.000
BAJO
Entre 120.000 y
244.900
Enseñanza media completa,
Obreros en general, asesoras
enseñanza media incompleta,
del hogar, empleados de nivel
tanto científica-humanista
bajo.
como técnicos.
Un grupo familiar se ubica en uno de los niveles cuando cumple con al menos dos parámetros
descritos. Por ejemplo, un jefe de hogar con educación técnica superior completa, cuya
actividad es secretario y que gana $ 200.000 se adscribe al nivel medio (por su educación y
ocupación).
51
Anexo 2
Ficha de antecedentes personales y familiares del niño
Nombre: _________________________________________________________________
Fecha de Nacimiento: ____ / ____ /____
Edad: _________________
Comuna de Residencia: _____________________________________________________
Jefe de Hogar:
Mamá
Papá
Otro
Estudios jefe de Hogar:
E. Básica
E. Media
E. Técnica
Universitaria
Comple. Incompl. Comple. Incompl. Comple. Incompl. Comple. Incompl.
Ocupación Jefe de Hogar:
Ingreso Promedio Familiar:
Menos de 245.000
Entre 245.000 y 439.000
Entre 440.000 y 669.000
Entre 670.000 y 1.800.000
Mas de 1.800.000
Observaciones: (medicamentos, enfermedades, asiste a escuela de lenguaje, tratamiento
fonoaudiológico, otros.)
____________________________________________________________________________
____________________________________________________________________________
____________________________________________________________________________
____________________________________________________________________________
52
Anexo 3
HOJA DE RESPUESTAS TEPROSIF
NOMBRE
:
FECHA DE NACIMIENTO
FECHA DE EVALUACIÓN
:
:
PUNTAJE OBTENIDO
:
EDAD :
E.SILAB. SUSTIT.
ESTÍMULO
1 AUTO
2 INDIO
3 MARIPOSA
4 PLANCHA
5 PANTALÓN
6 CAMIÓN
7 CUADERNO
8 MICRO
9 BICICLETA
10 TREN
11 PLÁTANO
12 HELICÓPTERO
13 AGUJA
14 ENCHUFE
15 BUFANDA
16 CAPERUCITA
17 ALFOMBRA
18 REFRIGERADOR
19 JABÓN
20 TAMBOR
21 VOLANTÍN
22 FUEGO
23 JIRAFA
24 CALCETÍN
25 GORRO
26 ÁRBOL
27 DULCE
28 GUITARRA
29 GUANTES
30 DOCTOR
31 RELOJ
32 FOSFORO
33 RUEDA
34 TELÉFONO
35 REMEDIO
36 PEINETA
TOTAL PROCESOS
ASIMIL.
OTROS
TOTAL
53
HOJA DE RESPUESTAS TEPROSIF-R
NOMBRE
FECHA NACIMIENTO
EVALUADOR
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31
32
33
34
35
36
37
ÍTEMES
AUTO
INDIO
MARIPOSA
PLANCHA
PANTALÓN
CAMIÓN
CUADERNO
MICRO
BICICLETA
TREN
PLÁTANO
HELICÓPTERO
JUGO
ENCHUFE
BUFANDA
CAPERUCITA
ALFOMBRA
REFRIGERADOR
JABÓN
TAMBOR
VOLANTÍN
EDIFICIO
JIRAFA
CALCETÍN
GORRO
ÁRBOL
DULCE
GUITARRA
GUANTE
DINOSAURIO
RELOJ
JAULA
RUEDA
TELÉFONO
REMEDIO
PEINETA
PUENTE
:
:
:
EDAD: _______
EST. SILAB.
SUSTIT.
FECHA DE EVALUACIÓN :
ASIMIL.
TOTAL
PROC.
OTRAS
RESP.(*)
TOTAL P.F.S.
(*) OTRAS RESPUESTAS (no se contabilizan)
No responde (NR)
Respuesta no transcribible (NT)
Responde otra palabra (OP)
Respuesta con procesos no identificables (PNI)
Respuesta con procesos no clasificables según las categorías propuestas (PNC)
54
Anexo 4
Las siguientes tablas contienen los datos utilizados para la creación de los gráficos 1, 2,
3, 4 y 5 que se presentaron en el capítulo de resultados de este trabajo.
P.F.S.
Estructura silábica
Sustitución
Asimilación
Otros
Total
P.F.S.
Estructura silábica
Sustitución
Asimilación
Otros
Total
3 AÑOS
TEPROSIF
Nº
%
411
54.8
200
26.6
137
18.26
2
0.26
750
100
TEPROSIF-R
Nº
%
388
53.15
196
26.84
146
20
0
0
730
100
4 AÑOS
TEPROSIF
Nº
%
198
51.96
129
33.85
54
14.17
0
0
381
100
TEPROSIF-R
Nº
%
164
48.37
106
31.26
69
20.35
0
0
339
100
Descargar