240 FERDINANDO CASADIEGOS CÁCERES Personas bajo curatela: a) b) c) d) e) Los locos y los pródigos; Los menores de veinticinco años; Los pupilos excepcionalmente; Los menticapti – mentecatos–(idiota,bobos,cretinos); Los sordo mudos. a) Curatela de los locos y pródigos. El demente cuyo estado era permanente no podía celebrar ningún acto jurídico, y al contrario, en un estado lúcido, el loco podía celebrar actos perjudiciales para sus herederos presuntos; el curador debía vigilarlo para prevenir perjuicios que podían ser el resultado de la locura. En cuanto a la limitación relativa al pródigo, se explicaba que se quería garantizar a los agnados los bienes que vinieran de un tercero o provenientes del trabajo personal del pródigo y aún los que el testamento del padre le hubiera dejado expresamente. Esta es la misma idea que se encuentra en la delación de esta curatela. La ley de las Doce Tablas, ponía al loco y al pródigo bajo la curatela de sus agnados y de sus gentiles y a falta de estas personas la curatela terminaba. El derecho pretoriano extendió esa legislación estrecha y puso en curatela a los dementes, mente capiti, a los sordos, a los mudos y a todos que una enfermedad permanente le impidiera administrar sus bienes, y en fin, a todo pródigo. b) Curatela de los menores de veinticinco años. Según las reglas del antiguo derecho civil el hombre sui juris tenía capacidad legal a los catorce años; desde entonces era apto para todos los actos jurídicos, aún los más complejos y delicados, cuyas ventajas e inconvenientes se consideraba que podía apreciar. Pero pronto los romanos comprendieron que era contrario a la naturaleza, tratar como hombre a un infante de catorce años, y quisieron ponerlo a salvo contra los fraudes a los cuales lo exponía su inexperiencia. Las precauciones que idearon sucesivamente estaban lejos de presentar un conjunto armónico, y ellos mismos lo confesaron al decir, hoc jus est imperfectum. La lex atilia fue la primera que separó los jóvenes menores de veinticinco años de aquellos que habían pasado esta edad, la que en adelante se consideraba como aetas legitima o perfecta. Esta ley castigaba a los que abusaban de la