MUJERES DE ARENA La mirada de un espectador Por: Jaz Los feminicidios en Colombia comienzan a tener registro a partir del 2009, y quizás es un discurso mediático que muchos políticos implementan para buscar votos electorales; pero en este caso no hablaremos de eso, hablaremos de la mirada critica y constructiva que pueden tener las personas por intermedio del arte y como estos lo asimilan a sus contextos. El grupo Küsgareda Barini, aunque parezca nombre de mago, en realidad es en el idioma de la etnia indígena Embera Chami que traduce "Escena Libre" y como grupo de teatro proveniente y nacido en Segovia, quieren enseñar y demostrar que este municipio es más que armas y violencia, "También es arte, también es gente que ríe, es cultura y es muy rico sentirse segoviano, por que es el pueblo que queremos" dice la directora Yurian Alverez después de la presentación de su grupo ante el publico en el teatro IMAGINEROS. Ser uno de los espectadores de esta obra de Humberto Robles, dramaturgo y guionista mexicano, que antes ya había leído y visto sus películas como: Campanas Rojas (1980), Las Lupitas (1985), y MISS CARIBE (1987) todas estás nos muestran a la mujer como una heroína, una luchadora en un contexto machista y violento no solo de México si no de toda Latinoamérica y el mundo. Causa una satisfacción no solo por el hecho de que sean talentos provenientes de ese municipio que yo quiero como nadie quiere, si no por que los actores que representan a los personajes los disfrutan, y eso vale más que 1000 obras hechas por los mejores dramaturgos. La obra tuvo un tiempo estimado entre los 40 y 50 minutos, la verdad no recuerdo bien, pues el espacio tiempo se perdió una vez estuvimos dentro de la sala los otros espectadores y yo. Un lugar oscuro un candelabro en una de las esquinas del escenario, una música anuncia el inicio de la obra, y salen uno a uno los personajes demostrando sus fases temperamentales, y como si fuera un Big Bang inicio dejando descubrir cada una de esas historias que se ocultaban y que hoy en día se quedan en la impunidad. Impunidad que ocurre cuando se olvida, cuando no se recuerda la memoria de todas aquellas mujeres que aunque humildes y anónimas por muchos quedan en las mentes de aquellos que tienen conciencia y no de las cifras escalofriantes que brinda el estado por intermedio de los medios de comunicación. Entender y ver esta obra, es casi asemejarla con la hermosura. Por que ese candelabro que llega a ocupar un espacio en la mitad del escenario nos enseña no solo las historias de esas mujeres, si no las de muchas otras, representadas en velas, velas que simbolizan vida, velas que simbolizan memoria, las mismas que representan las llamas de aquellas y aquellos que luchan por los derechos de la mujer. Pues así es esta obra, una pequeña y grata hermosura hecha por jóvenes que no superan los 20 años, liderados por la bruja de su directora a quien aprecio mucho, y que deja su lección de vida, pues "Para tener algo bonito, solo debes trabajar duro para conseguirlo, pues así comenzó Küsgareda" palabras que le escuche mentar alguna vez mientras discutíamos de cosas de la vida y otras tonterías más. Esta obra, debería tener un ciclo de recorrido por todo Antioquia, y si es posible en Colombia, pues a este país machista y burdo, lo único que lo puede volver bueno, es la fragilidad y la decisión de una mujer.