¿EL PASO DEL LUGAR A NO-LUGAR ES REVERSIBLE? O ¿Cómo

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¿EL PASO DEL LUGAR A NO-LUGAR ES REVERSIBLE? O ¿Cómo
VOLVER A LA ESCUELA?.
Adela Mª Costas Díaz-Jara.
Resumen
La arquitectura o la ingeniería simbolizan culturas o formas de vida con hitos urbanos que
caracterizan a ciudades o incluso países enteros. Es decir configuran el lugar, entendido no
como la realidad que nos rodea, sino la "apropiación" cultural que hacemos de ella. Por ello
puede ocurrir que cuando la relación del hombre con el lugar se rompe, un lugar deja de serlo.
Se convierte en un no-lugar.
Cabe plantearse cómo es el lugar de la escuela. Es cada vez más inhóspito, para docentes y
alumnos. Casi un no-lugar: Se habla de que ha cambiado la psicología del alumnado,
metodologías tradicionales inadecuadas, necesidad de un nuevo sistema de enseñanza,
nuevas asignaturas, nuevos centros... Demasiados cambios “pedagógicos” y sobre todo
“burocráticos” que no están cambiando en profundidad el sistema de aprendizaje. No permiten
encontrar el retorno a la escuela como LUGAR.
Palabras clave: Lugar, no-lugar, escuela, educación, aprendizaje.
Abstract
The architecture or the engineering symbolize cultures or forms of life with urban landmarks that
characterize to cities or countries. They configure the place, not the reality that surrounds us,
but the "appropriation" cultural that make of it. When the man's relationship with the place
breaks, a place becomes a no-place.
It´s necessary to think about how is the school. It´s more and more inhospitable, for teachers
and students. Almost a no-place: the children´s psychology has changed, traditional
methodologies are inadequate, it´s necessary a new education system, new subjects, new
centers... Too many changes "pedagogic" and mainly "bureaucratic" that aren´t changing in
depth the education system. They don't allow to find the return to the school like PLACE.
Keywords: no-place, school, education, learning.
¿EL PASO DEL LUGAR A NO-LUGAR ES REVERSIBLE? O ¿Cómo
VOLVER A LA ESCUELA?.
Adela Mª Costas Díaz-Jara.
La Historia del Hombre demuestra que su manera de habitar el planeta
consiste en organizar el entorno, con astucia y técnica, domesticando la
naturaleza y modelándola para hacer de ella el escenario de la comunicación y
el intercambio.
La presencia de hitos o signos que marcan el territorio, enfatizan la presencia
del hombre en el mundo y reafirman su persistencia frente a la naturaleza.
Estos hitos representan las nuevas expresiones de nuestra cultura y tecnología
(igual que para el hombre neolítico) y conforman “lugares” y cuanto más
inhóspitos y gratuitos, más nos hablarán del deseo de "conquistar" un territorio.
A veces, esa conquista es más gratuita que necesaria, con alardes técnicos
que van más allá de las “...necesidades humanas que debe satisfacer el
arquitecto”...en palabras de Alberti.
Así la arquitectura o la ingeniería simbolizan culturas o formas de vida con hitos
urbanos que caracterizan a ciudades o incluso países enteros. Es decir
configuran el lugar, entendido no como la realidad que nos rodea, sino la
"apropiación" cultural que hacemos de ella.
El lugar (o el concepto del mismo) no reside en el exterior, no es objetivo o
absoluto, sino que depende de la relación que establecemos con nuestro
entorno. Es subjetivo. Es una construcción que resulta, no sólo de las
modificaciones del hábitat humano, sino de los componentes emocionales y
psicológicos con los que una comunidad se identifica, a través de las relaciones
que mantienen cada uno de sus individuos y de la historia que comparten.
Y las relaciones establecidas son tan importantes que subjetivizan el entorno,
diferenciando las cualidades del lugar en función del significado que tengan
para nosotros: No es la misma ciudad Osuna, para un trabajador del aceite, un
profesor que va a dar clase al instituto (y que no vive allí), o un turista de visita
por el pueblo... La relación con el lugar para cada uno es distinta.
De este modo, esta relación del lugar con el hombre y su percepción es tan
importante que si ésta no existe, el lugar tampoco existirá. Y cuando la relación
cambia, surgirán para nosotros lugares nuevos. Por ejemplo, todos somos
conscientes de la existencia de la Luna como espacio físico al que ir o
colonizar, a raíz del alunizaje del Apolo XI. Hasta entonces la Luna había sido
un lugar sólo para algunos: astrónomos, románticos...
Esto mismo ha ocurrido también con nuestro propio planeta. Hasta hace muy
poco nuestra preocupación cívica en casa, en el barrio y, si somos benévolos,
en nuestra ciudad, desaparecía cuando estábamos fuera de la escala urbana.
Para nosotros no era un lugar. No había conciencia de pertenecer a él, no era
un espacio de identidad que conservar. Eso ha cambiado... El mundo se ha
globalizado: medios de transporte cada vez más rápidos, comunicaciones
inmediatas por teléfono, fax, mail, información vertiginosa (nos enteramos de
todo -¿de todo, realmente?- casi en directo y además lo presenciamos desde
nuestro hogar). Esa globalización ha venido unida a la conciencia ecológica:
hemos llegado a ser conscientes de la precariedad de nuestra existencia en el
planeta convirtiéndolo en el lugar a proteger y preservar. Son constantes las
llamadas de atención sobre la subida de la temperatura de la tierra o la capa de
ozono.
Pero también puede ocurrir que debido a que la relación del hombre con el
lugar es tan importante, cuando ésta se rompe un lugar deja de serlo. Se
convierte en un no-lugar: Un lugar que ha perdido toda relación con el mismo,
que no es símbolo de su identidad.
Ante este panorama cabe plantearse cómo es el lugar de la escuela. Es cada
vez más inhóspito, y no sólo para los docentes (cada día más quemados) sino,
principalmente, para los alumnos (si consideramos el lugar de la escuela el
aula; no el patio, pasillos, descansos...). Es realmente un suplicio para unos y
otros. En él no se comparten relaciones ni simboliza lo mismo en muchos
casos. Compartir seis horas al día en un no lugar...
¿A qué puede deberse esto?
Se habla de que ha cambiado la psicología del alumnado (más maduro en
algunos aspectos y más inmaduro en otros) y esto puede influir en la búsqueda
de sus propios “lugares”: grandes centros comerciales, botellonas... Son
lugares donde los adolescentes se reconocen. Espacios, éstos, que para los
adultos
podrían
ser
no-lugares.
Está
claro
que
las
diferencias
intergeneracionales se han dado siempre y, evidentemente, se provoca una
escisión de las nuevas generaciones con las anteriores. "Esta generación
(generación Y) se distingue por una actitud desafiante y retadora", explica el
doctor Fonseca, psicólogo clínico. "Lo cuestionan todo, no quieren leer y sus
destrezas de escritura son pésimas... La generación "Y" no pide permiso, sino
informa, está en posición de retar, no por indisciplina, sino porque se ha criado
con un conocimiento que le da poder... El adulto tiene dos opciones: o pelear
con ellos o negociar”.
Efectivamente, mis alumnos están encantados si me hablan de sus vacaciones,
del campo, de las motos y botellones, de salir con los galgos y cazar conejos...
Pero si, para analizar un poco su competencia lingüística, les pido que escriban
en diez líneas lo que ha sido su verano, se muestran incapaces. No pueden, ni
quieren escribir nada. Y lo que es peor, probablemente no saben hacerlo. ¿Es
eso?. ¿Es que la escuela se ha encargado de hacerlos tan cómodos como
receptores que se niegan al más mínimo trabajo intelectual? ¿Hemos hecho
“maquinas” de rellenar actividades? ¿O es que su forma de relacionarse con
los profesores, padres y adultos en general, pasa por una reacción automática
e inconsciente, decir: no, no soy capaz, a todo lo que se les propone?
Para esta nueva generación, se nos pide un nuevo sistema de enseñanza, en
que el alumno estudie con un rol activo y participativo, que sea protagonista de
su propio aprendizaje, autónomo, capaz de trabajar de forma grupal e
interactiva con sus propios compañeros e, incluso, con otros de otros centros
(qué maravilla, Internet)
En este contexto, las metodologías tradicionales resultan inadecuadas. Está
demostrado
el
fracaso
del
profesor
instructor,
gran
depositario
de
conocimientos, orador, así como la función negativa del libro de texto
“desprofesionalizador del docente”. El sistema necesita el profesor mediador,
diseñador de estrategias de aprendizaje significativo, con formación en
didáctica, nuevas estrategias, colaboración, grupos y proyectos de trabajo, etc.
Sin embargo, cuando veo a mis compañeros interinos prepararse los temas de
oposiciones, me pregunto si alguna vez tendrán la posibilidad de enseñar todo
eso, porque los contenidos están a años luz de lo que sus alumnos,
probablemente, puedan asimilar. Sería más útil para ellos que aprendieran a
ser animadores socioculturales, y en palabras del Dr Fonseca: convertir el aula
en un X-Box, un Nintendo, un MTV. De esta manera ningún profesor se sentiría
un payaso, porque su función sería la de entretener, animar, divertir y no la de
enseñar o educar. O quizás ocurra que en toda esta nueva metodología se
hayan olvidado de que el aprendizaje siempre va acompañado de esfuerzo,
responsabilidad y constancia.
Pero volviendo al punto de partida: ¿cómo evitar que la escuela sea un no
lugar?, ¿con asignaturas nuevas?, ¿con centros TIC o bilingües?... Ojalá,
aunque mucho me temo que la solución no es tan fácil como se predica desde
la Administración.
Demasiados cambios “pedagógicos” y sobre todo “burocráticos” que no están
cambiando en profundidad el sistema de aprendizaje. Nunca ha estado tan
desprestigiada la educación y la profesión docente.
Quizás necesitemos un cambio profundo, o volver a nuestras raíces, al por qué
elegimos enseñar (sí, enseñar) y educar y encontrar el retorno a la escuela
como LUGAR. Donde todos, alumnos y profesores, tengamos vivencias,
relaciones y una historia común.
REFERENCIAS
Novena Conferencia Anual del College Board. 2003 Dr Fonseca. Catedrático de la
Universidad del Sagrado Corazón, Puerto Rico, doctor en psicología clínica por la Universidad
de Fordham en el Bronx, Nueva York.
De re ædificatoria 1450 Leon Battista Alberti arquitecto, matemático y poeta italiano.
La ciudadanía en la sociedad de la comunicación 2006. Juan Pedro Pérez Moreno y
Adela Mª Costas. Artículo de Redvisual (www.redvisual.net)
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