¿La economía chilena se encamina hacia una

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LATERCERA Sábado 17 de septiembre de 2016
FRENTE A FRENTE
¿La economía chilena se encamina
hacia una recesión técnica?
El Imacec de julio sólo se expandió un 0,5%, el peor registro desde agosto de 2014, lo que abrió la discusión en torno a la
posibilidad de que Chile esté cerca de tener dos trimestres consecutivos de caída en la actividad.
Luis Felipe Céspedes
Hernán Cheyre
Ministro de Economía
Instituto de Emprendimiento UDD
La economía en su
real perspectiva
El problema es
más profundo
D
L
E ACUERDO a una
entre las distintas definiciones usadas, una
economía está en recesión técnica cuando
cumple dos trimestres
consecutivos con caídas en el Producto Interno Bruto (PIB).
Las cifras económicas más recientes
muestran claramente que este no es el
caso de nuestro país.
Nuestra economía se expande por debajo de su potencial, pero está y seguirá
creciendo. Como gobierno no tenemos
duda de que crecer a tasas más altas es
una prioridad. Pero también creemos
necesario mirar los datos en su real perspectiva.
Y en términos de perspectivas, los analistas han sido claros en señalar que un
escenario de recesión no forma parte de
sus pronósticos. De acuerdo al Banco
Central, el 2016 cerraría con un crecimiento de 1,5-2% y el próximo año de
1,75-2,75%. Éste es por lo demás el consenso de los analistas del mercado, incluso entre los más pesimistas.
En los últimos años hemos enfrentado
un escenario externo menos favorable
junto a una caída en las expectativas. El
resultado es una baja en la inversión y
una economía que crece a un menor ritmo. A pesar de ello nuestra economía sigue contando con cimientos sólidos:
apertura a los mercados, estabilidad macroeconómica y financiera y responsabilidad fiscal. Todos elementos que además, comienzan a fortalecerse.
La inflación ha mostrado una tendencia más positiva a lo proyectado y se espera que converja a la meta del 3% antes
de junio del 2017. Esto es una buena noticia, pues le entrega espacios adicionales
de holgura al manejo de la política monetaria.
Junto a ello el gobierno ha dado señales
claras de que transitamos hacia una consolidación de la política fiscal, con una
meta de reducción del déficit estructural
de 0,25% del PIB al año. Las señales también han sido claras respecto a que toda
discusión de futuras políticas debe ajustarse a los criterios de responsabilidad
fiscal.
Las clasificadoras de riesgo han reafirmado su positiva evaluación de la economía de Chile y se confirma nuestra posición como el país con premio por riesgo
más bajo en todo el mundo emergente.
La percepción de los inversionistas externos es que Chile es una economía
competitiva y un atractivo lugar para invertir.
La inversión extranjera creció el 2014 y
el 2015 respecto del 2013. Este año se
mantiene esta tendencia.
Algunas señales positivas también pueden extraerse respecto al crecimiento futuro de la inversión. A agosto del 2016 la
inversión asociada a los proyectos ingresados a tramitación ambiental es casi el
doble de lo observado en igual período
del año pasado. Mientras que el precio de
la última licitación eléctrica, no sólo es
una señal de confianza e interés por invertir, sino que también un factor de primer orden para impulsar la competitividad de nuestras empresas.
En Estados Unidos una comisión especializada realiza un análisis de distintos
indicadores de producto, ingreso y empleo, antes de decidir si declara la economía en recesión. Mirando el desempeño
de nuestra economía, una comisión
como ésta confirmaría que una recesión
técnica para Chile no estaría dentro de
sus pronósticos.
La coyuntura económica es sin duda
importante, la suerte de muchos chilenos depende de ello. Pero nuestros esfuerzos deben centrarse en llevar nues-
En términos de perspectivas,
los analistas han sido claros
en señalar que un escenario
de recesión no forma parte de
sus pronósticos. De acuerdo
al Banco Central, el 2016
cerraría con un crecimiento
de 1,5-2% y el próximo año de
1,75-2,75%.
tra economía de vuelta a su potencial de
crecimiento y generar condiciones para
una expansión sostenida.
Para ello es fundamental el rol que
cumplen las expectativas. Nuestra tarea
es ayudar a retomar las confianzas y seguir entregando señales respecto a la importancia del crecimiento. Pero al mismo tiempo debemos avanzar en políticas
que tengan como norte una mayor productividad. Esa es la lógica que ha guiado
nuestra Agenda de Productividad.
Es en políticas como éstas, y en la capacidad que tengamos como país de darle
continuidad, donde nos jugamos el crecimiento futuro.
A PRIMERA pregunta
que surge al plantearse
este tema es, ¿por qué
hablar de recesión técnica, en circunstancias
de que la economía chilena está registrando un
crecimiento positivo, si bien por debajo del ritmo observado en años anteriores?
Efectivamente, en los años recientes
la expansión del Producto Interno
Bruto (PIB) ha venido decreciendo,
desde un promedio de 5,3% anual en el
período 2010-2013 a un promedio inferior a 2% en 2014-2016, estimándose
para este año una expansión más
cercana a 1,5%.
El concepto de “recesión técnica”
surge al utilizar los criterios de medición que utilizan los países de la
OCDE, donde las comparaciones no se
efectúan tomando como referencia las
cifras respecto de igual lapso en el año
previo, sino que simplemente estableciendo una comparación con el período equivalente inmediatamente
anterior, ajustando por factores estacionales.
¿Y cuál es la diferencia entre utilizar
uno u otro criterio de comparación? La
ventaja del tipo de medición que utilizan los países de la OCDE es que permite captar de mejor forma las tendencias de corto plazo, si bien pueden resultar más volátiles.
Así, aunque las cifras de crecimiento
del segundo trimestre del año mostraron una expansión del PIB de 1,5%, la
variación desestacionalizada muestra
una variación negativa de 0,4%. Y considerando que se define un cuadro de
“recesión técnica” cuando se observan
dos trimestres consecutivos con variación negativa calculada de esta forma,
es evidente que la probabilidad de que
se registre en Chile una situación de
esas características parece ahora más
elevada.
Tomando en cuenta que la variación
registrada por el Imacec en julio fue de
0,5% (cercana a cero ajustada estacionalmente) y algunos indicadores sectoriales parciales, no parece probable
que la medición desestacionalizada correspondiente al tercer trimestre de
este año muestre también una variación negativa.
Pero el tema va más allá de la aritmética, no pudiendo desconocerse que la
situación productiva del país se ha
precarizado bastante.
Aunque la variación anual del PIB
arroje un crecimiento positivo este
2016, lo que la variación trimestral desestacionalizada está poniendo de relieve es la fragilidad que está exhibiendo la economía chilena.
Como era previsible, no está resultando exenta de costos la tendencia a
la baja en la acumulación de capital,
explicada en buena medida por factores internos. La variable más indicativa del debilitamiento paulatino de la
economía chilena en los años recientes
es la tendencia declinante de la capacidad de crecimiento de largo plazo,
que en el último informe del Banco
Central se reporta en 3,2%, cifra que
año a año se viene deteriorando.
Esa es la preocupación de fondo que
cabe resaltar, ya que el actual camino
nos está conduciendo a un pantano.
Por bien inspiradas que estén las medidas específicas que viene empujando el Ministerio de Economía en diversos ámbitos, ellas no son suficientes para contrarrestar los efectos
nocivos derivados de un entorno que
no está siendo propicio para reactivar
la inversión.
Aunque la variación anual del
PIB arroje un crecimiento
positivo este 2016, lo que la
variación trimestral
desestacionalizada está
poniendo de relieve es la
preocupante fragilidad que
está exhibiendo la economía
chilena.
Para salir de este pantano no cabe
pedirle más a las políticas monetaria y
fiscal, las que han tenido un sesgo bastante expansivo en los últimos años.
Persistir en esta receta podría empantanarnos más, al agregar al cuadro un
ingrediente inflacionario.
El problema de fondo es otro, y su solución pasa por crear condiciones y
entregar señales para que nuevamente
despierte la capacidad emprendedora
de los chilenos. Lamentablemente, ello
todavía no ocurre. La discusión presupuestaria que comienza es una buena
oportunidad para comenzar a enmendar el rumbo.
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