Sentencia de muerte a la prórroga forzosa Los siguientes meses serán testigos de la defunción de una parte muy significativa de los más ancianos contratos de nuestro mercado arrendaticio Jordi Calvo Costa y Javier Puchol Garí 4 agosto, 2014 Jordi Calvo Costa Colmado Quílez, Chocolatería Fargas, Filatelia Monge, todos ellos son nombres de reputados establecimientos de Barcelona que, al finalizar el año, verán cómo quedan extinguidos sus longevos contratos de arrendamiento. Lo que es más, todo parece indicar que no serán los únicos en echar el cierre a finales de 2014. En efecto, si usted es arrendatario de un local, es persona juridica y hasta ahora se beneficiaba de un alquiler sometido a la prórroga forzosa, conocidos coloquialmente como “contratos indefinidos”, cabe la posibilidad de que éste quede extinguido al finalizar este año con independencia de la fecha en la que se suscribió. Eso sí, si lo que desea es hallar a los responsables de la “muerte” de su contrato, entonces hay que remontarse a la fecha del mismo. En el caso de que se trate de un contrato de fecha anterior al 9 de mayo de 1985 (día en que entró en vigor el “Decreto Boyer”), la culpa de la extinción contractual la tendrá la propia ley, ya que el legislador aprovechó la inofensiva festividad del vigésimo aniversario de la norma para terminar con aquellos contratos concertados antes de esa fecha. No obstante, tal hecho no debería sorprendernos. Es la crónica de una muerte anunciada. Distinto y más repentino verdugo tendrán aquellos contratos de igual condición pero posteriores al 9 de mayo de 1985, pues en este caso su “muerte” correrá a cargo de la Sentencia del Tribunal Supremo de 17 de noviembre de 2011. Tal veredicto judicial da “entrada en escena” a una posible extinción de aquellos contratos de arrendamiento de local en los que el arrendatario es persona jurídica y que, a día de hoy, continúan sometidos a prórroga forzosa. Para el Tribunal Supremo ya no es suficiente, contrariamente a lo que dijo en otros tiempos, que la prórroga forzosa haya nacido de una verdadera voluntad de las partes. Así, a través de una nueva interpretación de la normativa vigente, concluye que estos contratos de arrendamiento pueden finalizar a instancia de la propiedad a fines del presente año 2014. Mentiría si dijera que tal postura ha sido unánimemente aceptada por todos los órganos judiciales, no obstante, lo que sí es cierto es que ha existido numerosa jurisprudencia menor que ha ratificado el criterio del Supremo. Por tanto, aunque suene especulativo, la presente anualidad se presenta ajetreada en lo que concierne a los arrendamientos urbanos, pues parece evidente que los siguientes meses serán testigos de la defunción de una parte muy significativa de los más ancianos contratos de nuestro mercado arrendaticio. En ciertos casos el fin era conocido desde ya hace tiempo por las partes. En otros muchos el final será más inesperado y consecuencia directa de los revolucionarios pronunciamientos de la Sala 1ª del Tribunal Supremo que, sin recelo, podemos afirmar que entrañan una auténtica “Sentencia de muerte” a la prórroga forzosa que conocíamos. Jordi Calvo Costa, socio de Roca Junyent Javier Puchol Garí, abogado en Roca Junyent